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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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156 LA LEYENDA DE ORO.<br />

loda la tierra entrará.» Eligió el rey para entrar triunfando<br />

en Sevilla el dia 22 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1248, por ser<br />

consagrado á la traslación <strong>de</strong> san Isidoro, su arzobispo:<br />

y reconociendo que á la Reina <strong>de</strong> los ángeles se <strong>de</strong>bia<br />

esta victoria, quiso que ella triunfase; y así se dispuso una<br />

solemne procesión, en que iban <strong>de</strong>lante los capitanes,<br />

cabos y gente lucida <strong>de</strong>l ejército, marchando en forma<br />

militar al son <strong>de</strong> cajas y clarines : á estos se seguían los<br />

maestres <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes militares, ricos hombres <strong>de</strong><br />

Castilla y León, y muchos nobles y caballeros <strong>de</strong> Aragón<br />

que acompañaron al príncipe don Alonso en esta conquista<br />

: seguíanse <strong>de</strong>spués algunos religiosos, y entre<br />

ellos san Pedro Nolasco, fundador <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nuestra<br />

Señora <strong>de</strong> la Merced, y san Pedro González y el beato<br />

Domingo, ambos hijos y compañeros <strong>de</strong>l gran patriarca<br />

santo Domingo <strong>de</strong> Guzman, que todos tres emplearon su<br />

¡telo en el ejército <strong>de</strong>l santo rey, todo el tiempo que duró<br />

el sitio : luego venían el clero y los obispos, é inmodiatamente<br />

la venerable eíigie <strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong> los<br />

Reyes en un carro triunfal <strong>de</strong> plata; y algo <strong>de</strong>trás al lado<br />

<strong>de</strong>recho , el santo rey don Fernando con la espada <strong>de</strong>snuda,<br />

y al lado izquierdo el príncipe don Alonso y los infantes<br />

; y luego se seguia innumerable pueblo.<br />

Encaminóse este religioso triunfo y universal procesión<br />

á la mezquita mayor, purificada y consagrada en<br />

iglesia por el arzobispo <strong>de</strong> Toledo don Gutiérrez, y colocando<br />

en el templo á la santa imágen en el mismo carro<br />

<strong>de</strong> plata, que estaba hecho en forma, que le podía servir<br />

<strong>de</strong> aliar, se cantó el Te Deum laudamus, en acción <strong>de</strong><br />

giv.cias por tan singular favor, como habia hecho Dios á<br />

los cristianos, resliluyéndoles arjuella nobilísima ciudad,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quinienlos y treinta y cinco anos que habia<br />

estado en podiT <strong>de</strong> moros, reconociendo el santo rey á<br />

la Reina <strong>de</strong> los ángeles por conquistadora y vencedora,<br />

y no atribuyéndose á sí nada <strong>de</strong> la gloria, queriéndola<br />

toda para María santísima.<br />

Viendo ya el santo rey á Sevilla en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los crislianos,<br />

quiso que fuese cristiana y religiosa : y para esto<br />

dispuso primero lo eclesiástico, con liberalidad y mugniíicencia<br />

verda<strong>de</strong>ramente real: fundó y dotó la iglesia catedral<br />

y metropolitana, enriqueciéndola con hereda<strong>de</strong>s,<br />

villas y lugares, con su jurisdicción. Fundó y dotó con<br />

gruesas rentas el monasterio <strong>de</strong> San Clemente, <strong>de</strong> raonges<br />

<strong>de</strong>l Cisler, en los palacios reales; el <strong>de</strong> San Leandro<br />

en el cementerio sevillano, intitulado el Degolla<strong>de</strong>ro; el<br />

<strong>de</strong> Santo Domingo <strong>de</strong> Silos, ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> san Benito; los conventos<br />

do la Santísima Trinidad, San Pablo, San Francisco,<br />

Nuestra Señora <strong>de</strong> la Merced, Santa Clara, veinte<br />

parroquias, algunas ermitas y hospitales, y la iglesia <strong>de</strong><br />

Sania Ana, adon<strong>de</strong> su víspera cada año llevaba <strong>de</strong> la<br />

rienda en una hacanea la imágen <strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong><br />

los Reyes. Or<strong>de</strong>nado lo eclesiástico, se aplicó luego al<br />

gobierno político : convocó cortes generales en que concedió<br />

gran<strong>de</strong>s inmunida<strong>de</strong>s á los que viniesen á poblar<br />

á Sevilla: con que vino tanta gente do Vizcaya, Asturias,<br />

Castilla y León, convidados <strong>de</strong> la fertilidad <strong>de</strong>l sitio, que<br />

no se echó menos la multitud <strong>de</strong> moros que la habían faltado.<br />

Eligió ministros y jueces sabios y rectos, parala<br />

administración <strong>de</strong> la justicia y gobierno civil: y no contento<br />

con eso, se ponía todos los dias á una puerta <strong>de</strong><br />

una plaza, cuyas señales se ven hoy, á dar audiencia á<br />

eiianlos la querían. Instituyóla Jlermandad vieja, <strong>de</strong> qui><br />

DIA 30.<br />

es hija la que hoy se conserva en Ciudad Real, para limpiar<br />

los caminos <strong>de</strong> ladrones y salteadores. Dejó here<strong>de</strong>ros<br />

en Sevilla doscientos caballeros, <strong>de</strong> los que mas se<br />

señalaron en la conquista, dando á cada uno proporcionalmente<br />

el premio conforme á sus méritos. Trajo artífices<br />

y oficiales <strong>de</strong> los mas primorosos que halló en todo género<br />

<strong>de</strong> artes : con que redujo aquella ciudad en la hermosura<br />

<strong>de</strong> las calles, gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> edificios, suntuosidad<br />

y majestad <strong>de</strong> los templos, al lustre que gozó antes que la<br />

ganasen los moros. Finalmente, con suma vigilancia or<strong>de</strong>nó<br />

todas las cosas que al buen gobierno pertenecian.<br />

Acabada esta empresa, le aconsejaban sus vasallos que<br />

diese vuelta á Castilla y León, y visitase sus reinos, y<br />

<strong>de</strong>scansase <strong>de</strong> tan prolijas y continuadas guerras ; pero<br />

él les dijo que se previniesen para la campaña, porque<br />

basta no <strong>de</strong>jar moro <strong>de</strong> esta parle <strong>de</strong>l mar, no era li»mpo<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar ni tomar reposo. Obe<strong>de</strong>cieron los vasallos:<br />

y apenas fueron necesarias las armas; porque<br />

aunque eran muchos los lugares y fuertes que fallaban<br />

en la posesión <strong>de</strong> los moros, al terror solo que les causaba<br />

el nombre <strong>de</strong>l santo rey, se le rendían y abrían las<br />

puertas : y así en esta y en las conquistas pasadas, echó<br />

á los moros <strong>de</strong> casi todos los términos <strong>de</strong> España, fuera<br />

<strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Granada, que mucho tiempo ántes se habia<br />

hecho su vasallo y tributario, y fué conquistado por los<br />

cristianos en tiempo <strong>de</strong> los reyes Catclicos, don Fernando<br />

y doña Isabel. Habiendo echado los moros do España,<br />

trataba pasar á África á continuar sus conquistas y plantar<br />

en ella la fé. Como llegaron estas noticias á los bárbaros,<br />

y conocían su valor, y sabian su presteza en ejecutar<br />

lo que <strong>de</strong>terminaba, trataron algunos <strong>de</strong> ponerso<br />

en <strong>de</strong>fensa, y los mas <strong>de</strong> solicitar su amistad con partidos<br />

<strong>de</strong>cenles. Al mismo tiempo envió al almirante Bonifazá las<br />

costas <strong>de</strong> África, don<strong>de</strong> hizo diferentes invasiones, siempre<br />

con felicidad : con que cobraron mayor temor los bárbaros.<br />

El rey <strong>de</strong> Marruecos solicitó y consiguió con humil<strong>de</strong>s ruegos<br />

la amistad/dcl santo rey : y pretendiéndola <strong>de</strong>spués el<br />

rey <strong>de</strong> Belamerin, no se la concedió, porque habia pactado<br />

con el rey <strong>de</strong> Marruecos, que habia <strong>de</strong> sor enemigo <strong>de</strong><br />

sus enemigos, y estos dos reyes eran capitales enemigos<br />

y tenían entre sí sangrientas guerras; eslimnndo mas el<br />

santo rey guardar su palabra real que todos los reinos<br />

<strong>de</strong>l mundo. Otros reinos <strong>de</strong>l Africa le enviaron sus embajadores,<br />

pidiéndole paz; pero cuando se esperaba que<br />

había <strong>de</strong> hacer gran<strong>de</strong>s estragos su espada en el imperio<br />

mahometano, y dar tantos reinos á Cristo, como coronas<br />

á su cabeza, quiso Dios llevarle al cielo para coronarle <strong>de</strong><br />

gloria.<br />

De los continuos trabajos que lomó por la propagación<br />

do la fé, le sobrevinieron varias enfermeda<strong>de</strong>s, y la última<br />

fué hidropesía. Beconoció que se acercaba su muerte<br />

y el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> sus trabajos ; y <strong>de</strong>sembarazado <strong>de</strong> cuidados<br />

<strong>de</strong> gobierno, solo atendió al cuidado <strong>de</strong> su salvación<br />

, y como dice Mariana, en ningún tiempo dió mayoros<br />

muestras <strong>de</strong> santidad que en la muerte. Antes que lo<br />

mandasen los médicos, se confesó para morir, y pidió<br />

la sagrada Eucaristía : trajósela su confesor, el obispo <strong>de</strong><br />

Segovia, don Ramón <strong>de</strong> Lizana, acompañado <strong>de</strong>l infante<br />

don Felipe y los otros obispos y numerosa clerecía. Al<br />

entrar el Sacramento por la sala, se arrojó el santo rey <strong>de</strong><br />

la cama, y postrado en tierra, se puso al cuello una soga<br />

que tenia prevenida: tomó un crucifijo en las manos, é

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