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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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B1A 23.<br />

Quinarios que habia vigilado ,• hasta que llegando este<br />

^'a al lemplo en que el sagrado cuerpo <strong>de</strong> San Liborio estaba<br />

en las manos <strong>de</strong> los sacerdotes, y rogándole con lá-<br />

S'iinas tuviese misericordia <strong>de</strong>l hijo que le ofrecía; al pun-<br />

,0 salió el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> su cuerpo, y le <strong>de</strong>jó libro y sane<br />

Con admiración <strong>de</strong> todos, asi eclesiásticos como seglares,<br />

(IUB á una voz dieron gracias á Dios y al santo por<br />

ello.<br />

Luego or<strong>de</strong>nó el obispo que todos en procesión con la<br />

Solemnidad posible, llevasen el santo cuerpo á la iglesia<br />

catedral para entregarle allí solemnemente á los embajadores<br />

referidos; y al entrar por l»s puertas, dió salud mi-<br />

'agrosamenlc á un cojo que pa<strong>de</strong>cía muchos años <strong>de</strong>fecto<br />

en las piernas , y al tiempo que inclinó la cabeza para refrendarle<br />

pidiéndole su favor, el santo se le dió con la<br />

salud y fuerzas para seguirle.<br />

Mayor milagro fué el que Dios obró por su medio poco<br />

<strong>de</strong>spués en la misma iglesia, dando salud á un hombre<br />

^iie había nacido con los pies y piernas áridas, semejantt!<br />

al que los apóstoles sanaron á la puerta <strong>de</strong>l templo en<br />

^erusaien: porque oyendo los milagros, que el santo<br />

0brabH , le llevaron á la iglesia, y careándole con el san-<br />

'o cuerpo <strong>de</strong> san Liborio, sintió fuerzas en las piernas y<br />

piés hasta entonces secos y muertos , sin vida ni fueras<br />

para nada , y lleno <strong>de</strong> gozo saltó y corrió á echarse á<br />

pies <strong>de</strong>l santo , dándole infinitas gracias con pasmo <strong>de</strong><br />

Mos los presentes , que jamás le habían visto sano hasta<br />

este tiempo.<br />

Aquella noche quedó el santo cuerpo en la iglesia catedral<br />

acompañado <strong>de</strong>l clero que cantó los maitines, y al<br />

Canecer las lau<strong>de</strong>s, y al mismo tiempo entró á visitar-<br />

'e un ciego <strong>de</strong> su nacimiento, como el que sanó Cristo, y<br />

^cibió los ojos y la vista para ver las sagradas reliquias:<br />

P0i'cuya virtud <strong>de</strong> allí á poco tiempo fué libre un en<strong>de</strong>moniado<br />

<strong>de</strong>l mal espíritu que le atormentaba, quedando<br />

d^l lodo sano.<br />

'-a muchedumbre <strong>de</strong> la gente que concurrió <strong>de</strong> todas<br />

• Pa''tes fué tanta , que temiendo el obispo no le impidiesen<br />

tlar el santo cuerpo á los embajadores, or<strong>de</strong>nó bien <strong>de</strong><br />

'naftana «na solemne procesión y con toda la música y aparíll,J<br />

posible, vinieron con él á la iglesia <strong>de</strong> Sau Vicente,<br />

lúe estaba á la puerta <strong>de</strong> la ciudad, para hacer allí la enrega<br />

; pero el alarido <strong>de</strong>l pueblo, que creció con los mi-<br />

a8i'os fué tan gran<strong>de</strong> , que lamentándose porque les qui-<br />

«ban su patrón , su padre, su pastor , su <strong>de</strong>fensor y me-<br />

,anero con Dios, y lodo su consuelo y amparo, se armaron<br />

contra el obispo : quien para aquietarlos les hizo una larga<br />

P ática , diciéndoles: que allí les quedaban muchos cuer-<br />

I)0s <strong>de</strong> otros santos, y que Sajonia , recien convertida ne-<br />

J^'taba <strong>de</strong> amparo ; y Dios habia <strong>de</strong>clarado con aquellos<br />

""oros, que era su voluntad fuese san Liborio á hon-<br />

1 lf|s, el cual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo siempre los <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ria como<br />

" Patrón y padre.<br />

^ 1,ahiendo pues, aquietado al pueblo, hizo la entrega solne<br />

á los embajadores con in<strong>de</strong>cible gozo <strong>de</strong> sus almas;<br />

Con el mayor aparato que pudieron, comenzaron álle-<br />

% siguiéndole mucha gente regando el suelo con lap^'1138)<br />

y obrando en todas parles Dios muchos milagros<br />

Nn<br />

se pue<strong>de</strong> explicar con pocas palabras el gozo con<br />

tt>» abajadores pa<strong>de</strong>rbonenses caminaban con el rico<br />

10 <strong>de</strong>l santo cuerpo á Sajonia: el cual, siempre él<br />

JULIO.<br />

407<br />

mismo, favorecía y consolaba á los que <strong>de</strong>votamente le<br />

invocaban: y como el sol en el curso <strong>de</strong>-su carrera, no<br />

cesa <strong>de</strong> alumbrar y fertilizar la tierra con sus rayos é influencias<br />

, <strong>de</strong> la misma manera el nuevo sol espiritual <strong>de</strong><br />

san Liborio, en el discurso <strong>de</strong> su camino no cesó <strong>de</strong> alumbrar<br />

al mundo con los rayos <strong>de</strong> santidad, y <strong>de</strong> fertilizarle<br />

con las saludables influencias <strong>de</strong> sus milagros: <strong>de</strong> que son<br />

buenos testigos los que ahora referiré.<br />

En el primer lugar, adon<strong>de</strong> llegó el santo cuerpo, que<br />

se llama Ponlleuva, no léjos déla ciudad <strong>de</strong> Cenomayna,<br />

le siguió un hombre mudo y sordo, con gran confianza <strong>de</strong><br />

alcanzar salud; pero faltándole las fuerzas para ir a<strong>de</strong>lante,<br />

clamó al santo, nó con la lengua, sino con el corazón<br />

y las manos y las lágrimas <strong>de</strong> sus ojos, levantándolos<br />

brazos al arca en que iba, y clavados los ojos, ya en ella<br />

ya en el cielo, en don<strong>de</strong> el santo moraba: el cual no se hizo<br />

sordo á sus gemidos; porque luego <strong>de</strong> contado le dió<br />

oidos para oir, y lengua para hablar, sin cesar un momento<br />

<strong>de</strong> darle infinitas gracias por la merced que le hizo,<br />

publicando á todos su gran<strong>de</strong> misericordia y santidad.<br />

El dia siguiente pasaron á otro pueblo, y <strong>de</strong>positaron el<br />

santo cuerpo en la iglesia <strong>de</strong> San Medardo, <strong>de</strong> igual veneración<br />

y frecuencia <strong>de</strong> toda aquella tierra, adon<strong>de</strong> les vino<br />

siguiendo una mujer muy afligida, que toda su vida<br />

habia pa<strong>de</strong>cido gravísima enfermedad, sia hallar remedio<br />

en médicos, ni medicinas, ni en los santuarios que habia<br />

visitado; y oyendo las maravillas que Dios obraba por Liborio,<br />

le seguía pidiéndole á voces remedio para su enfermedad<br />

: el santo la oyó y sanó, al tiempo que llegaba á<br />

la ciudad; hallándose con entera salud, la que habia pa<strong>de</strong>cido<br />

toda su vida penosa enfermedad.<br />

Prosiguiendo el camino llegaron al lemplo <strong>de</strong> san Sinforio,<br />

no ménos célebre enaquelpais que el pasado, en don<strong>de</strong><br />

hospedaron á san Liborio: y parece que en todas partes<br />

quiso pagar el hospedaje ó hacer ostentación <strong>de</strong> su<br />

santidad y po<strong>de</strong>r contra los espíritus malignos; porque entrando<br />

á Su vista una mujer por muchos años atormentada<br />

<strong>de</strong> los espíritus infernales, como la luz <strong>de</strong>stierra las finiebles,<br />

así la presencia <strong>de</strong> las reliquias <strong>de</strong> san Liborio <strong>de</strong>sterró<br />

aquellas furias tenebrosas, que tantos años habían<br />

habitado en el cuerpo dc aquella mujer, quedando libre <strong>de</strong><br />

su tiranía, bueña y sana, y sumamente agra<strong>de</strong>cida y <strong>de</strong>vota<br />

al santo que la habia sanado.<br />

Continuando su camino, llegaron al monasterio do San<br />

Sulpicio, cuyos venerables monges recibieron el santo<br />

cuerpo con gran<strong>de</strong> solemnidad y concurso <strong>de</strong> los pueblos<br />

á venerarle y pedirle merce<strong>de</strong>s: entre los cuales trajeron<br />

en un carretoncillo á un hombre pobre, contrahecho <strong>de</strong><br />

piés y manos, hecho un ovillo, las rodillas casi pegadas ai<br />

pecho y los <strong>de</strong>dos trabados, sin po<strong>de</strong>rse menear ni exten<strong>de</strong>r,<br />

andando siempre en manos ajenas; los ojos y la boca<br />

que tenía libres puso en san Liborio, mirando su santo<br />

cuerpo con gran<strong>de</strong> afecto <strong>de</strong> su alma, y pidiéndole á voces<br />

misericordia y salud: la cual sin mas plazos se la dió<br />

el santo, sintiéndose sano <strong>de</strong> todos sus miembros al tiempo<br />

que invocó su favor, y con gran<strong>de</strong> presteza salló, <strong>de</strong>l<br />

carretoncillo en que le llevaban, y se arrojó á los piés <strong>de</strong><br />

san Liborio, dándole mil gracias por la salud que le habia<br />

dado.<br />

Del monasterio <strong>de</strong> San Sulpicio, pasaron á un templo<br />

<strong>de</strong>dicado á san Pedro y san Pablo, y en el camino sanó á<br />

un en<strong>de</strong>moniado que habia muchos días pa<strong>de</strong>cía la opre-

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