Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ganos vieron que su número se iba diariamente disminuyendo
, y formaron la resolución de obligar á los nuevos
convertidos á asistirá una de sus idólatras funciones; pero
Sisinio y sus compañeros se esmeraron en retraerles de
semejante pensamiento. Esto enfureció tanto á los infieles,
que resolvieron malar á los santos predicadores , y yendo
á la iglesia en que estaban cantando las divinas alabanzas,
les apalearon de un modo tan cruel, que Sisinio murió
á las pocas horas. A los pocos dias le siguieron en la
corona sus dos santos compañeros, en el mes de mayo del
año 391.
SAN RESTITUTO , MÁRTIR.—La ciudad de Roma le dió
el ser, y fué testigo de su glorioso martirio. En tiempo de
los emperadores Diocleciano y Maximiano , fué Restituto
presentado por unos soldados al presidente
Hermógenes,
que habiéndole preguntado por su religión y por su conducta
, le contestó que él era cristiano de todo corazón, y
que en su conducta no tenia mas mira que alcanzar la glo-.
ría eterna , y hacer participante de ella á sus hermanos.
Permaneciendo siempre constante en esta confesión , fué
azotado, emplomado, atormentado, con otros suplicios,
y por ün degollado.
SANTA TEODOSIA , Y OTRAS DOCE NOBLES MATRONAS, MÁR­
TIRES.—Santa Teodosia fue madre de san Procopio, y su
vida se halla con la de su hijo en el dia 8 de julio.
LA CONMEMORACIÓN DE MIL QUINIENTOS VEINTE Y CINCO
MÁRTIRES.—Fueron compañeros de san Venancio en el
martirio, el cual se explica en la vida de este santo, puest;*en
el dia 18 de este mismo mes.
SAN MÁXIMO , OBISPO DE VERONA.—Floreció en el siglo
ly, y fué dc gran santidad. Juntó á una caridad inro^nsa
un celo ardiente por la gloria de la religión, cuyos
intereses y doctrina defendió contra los herejes y libertinos
de su tiempo. Fué muy estimado de los hombres y muy
favorecido de Dios , y murió en medio de su rebaño á fines
del siglo IV ó á principios del V. En su honor levantóse
poco después de su muerte un templo, donde obró
el cielo muchos milagros por su intercesión.
SAN ELEUTERIO, CONFESOR.—Fué de nación inglés, y
hermano de los santos Grimaldo y Fulco, en cuya compañía
se trasladó de su patria á Italia. Habiendo visitado
los lugares santos de Roma, pasó á Aquino, y hallándose
en Arce , pueblo del Lacio , acometióle una enfermedad
que le llevó al sepulcro. Su conformidad , sus penitencias,
y su humildad fueron admirables. El Señor se complació
en manifestar la santidad de su siervo por medio de milagros
obrados junto á su cadáver. En el mismo lugar
donde acabó Eleuterio sus dias, levantó el pueblo un templo
en señal de gratitud á los beneficios que le habla
dispensado; cuyo templo es aun glorioso por los muchos
portentos de que son testigos los que van á visiUirle.
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SAN FÉLIX
PAPA Y MÁRTIR.— San Félix , papa , pride
Roma , é hijo de
mero de este nombre , natural
Constancio, sucedió en el pontificado á san Dionisio,
Papa^ Fué martirizado en tiempo de Aureliano, emperador,
el cual, aunque los primeros años de su imperio,
por estar muy ocupado en grandes guerras, dejó vivir en
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los cristianos; pero después que alcanzó ilustres vicriaS
de sus Amigos, y triunfó de ellos, en Roma mo-
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vió persecución contra la Iglesia de Cristo, y fué la novena,
que ella padeció, y murieron muchos gloriosos mártires
del Señor, por los edictos y crueldad de Aureliano,
y entre ellos nuestro santo pontífice Félix, después de haberlo
sido dos años y cinco meses, según el cardenal Baronio;
aunque otros le ponen cuatroaños, y algunos meses
mas. En tiempo de san Félix salieron del infierno dos herejes
para hacer guerra á la Iglesia Católica, Paulo Samosateno
, obispo de Antioquía, siró de nación , y un Manes,
persiano, caudillo y autor de la secta de los maniqueos,
que duró y afligió tantos años la Iglesia del Señor. Pero
nuestro glorioso y sumo pastor se opuso valerosamente á
ellos , no dejando de hacer todo cuanto pudo, para sanar á
los herejes, y confirmar en la fé los católicos, y cumplir
con su obligación de santo prelado; y como tal escribió
una carta maravillosa á Maximino , obispo de Alejandría,
de la divinidad y humanidad del Hijo de Dios, y de las
dos naturalezas distintas en una persona, en la cual gravemente
confuta los errores de Paulo Samosateno y de
Sabelio: y de esta epístola se hace mención en el concilio
Calcedonense, y san Cirilo la cita, y se vale de la autoridad
de ella contra los herejes. Ordenó, que nadie osase
celebrar, sino solo los sacerdotes : que la misa no se pudiese
decir fuera del templo , ni en lugar profano, sin
grandísima necesidad: lo cual establecieron también otros
santos ponttfices y concilios, juzgando ser ménos inconveniente
no oirmisa, que oiría en lugar profano é indecente.
Determinó, que si acaso se dudase , si alguna iglesia
estaba consagrada , ó nó ; que en duda se pudiese tornar
á consagrar: pues no se puede decir , que se torna á hacer,
lo que no se sabe de cierto haber hecho una vez. Hizo
decreto, que se celebrasen misas en honor y memoria
délos mártires, como hasta entonces se habia usado en la
Iglesia , aunque no habia decretos de ello. Ordenó en dos
veces nueve sacerdotes, cinco diáconos , y otros tantos
obispos. Su martirio fué á los 3 de mayo, en que Ja Iglesia
celebra su fiesta : y murió el afió de! Señor de 273,
y en el quinto año del emperador Aureliano. Su santo
cuerpo fué sepultado en la via Aurelia , dos millas de Roma
, en un cementerio propio suyo , en donde él habia
hecho y consagrado un templo.
SAN FERNANDO , REY DE CASTILLA Y LEÓN , CONFESOR. —
San Fernando, rey de Castilla y Leon, tercero de este
nombre , fué hijo de don Alonso el IX , rey de Leon , y
de doña Berenguela , que primero fué infanta, y después
reina de Castilla. Su padre fué valeroso rey, zeloso de la
religión y amigo de la justicia, enemigo de los infieles,
padre desús vasallos, liberal con los pobres, especialmente
con los religiosos, y tan aficionado al sagrado culto,
que llevaba consigo muchos ecl •siáslicos que celebrasen
en su presencia solemnemente los oficios divinos
todos los dias; aunque deslució algo tantas prendas con
el enojo implacable que tuvo con su hijo, por dar oidos
á chismes de hombres , que por congraciarse con él, le
pusieron mal con su hijo don Fernando y su esposa doña
Berenguela. A la madredelsanlo dan las historias los títulos
de santísima, devotísima, prudentísima, sapientísima,
reina sin segunda, espejo de toda España y consejo de los
príncipes de ella. «Esta es, dice don Lucas, obispo de
Tuy, la que dilató la fé en Castilla y Leon : la que reprimió
los enemigos del reino, la que edificó magníficos