Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

170 LA LEYENDA DE ORO.
lio, royó el cabestro: quiso el sanio reniendnrlo i deslizó
la alezna con que hacia los agujeros: tenia la cabeza baja
y dióse en el ojo derecho y quebróselo: y viniendo el
obispo de Najara á visitarle y consolarle, y para hacerle
reverencia, san Juan hizo oración á nuestro Señor, y al
instante quedó bueno, y con los ojos sanos y claros.
Atajó con suprudencia y espíritu grandes males en estos
reinos de España, y confesó algunas veces al rey
don Alonso el YII, y dióle muy buenos consejos y recibió
de él largas limosnas, para proseguir las obras que tenia
comenzadas; y entre otras cosas que le dió el rey, fué nn
Crucifijo de marfil que el santo llevó siempre al cuello,
hasta que murió, que fué el año 1163, á los 2 dias del mes
de junio, habiéndose hecho llevar antes á su casa de Ortega,
y hecho su testamento algunos dias ántes que muriese,
y dejado por rector de aquella casa y de los demás
canónigos, á su sobrino Martin Estévan, por haberle siempre
hallado varón de prudencia y de virtud. Dió su alma
al Señor con singular alegría, y con un semblante del cielo
; y después de su muerte el Señor le ilustró con muchos
y grandes milagros: y entre otros se ha señalado mucho
el santo en haber alcanzado hijos de bendición á los
que habiendo estado muchos años casados sin tenerlos, se
encomiendan á él: porque así como sus padres de san Juan
estuvieron veinte años sin tener hijo, y le alcanzaron por
oraciones ; así quiso el Señor que el mismo santo fuese
medianero para alcanzar áotros semejantes beneficios.
Una mujer alcanzó por los méritos del santo varón una
hija, al tiempo que casi no la esperaba: y siendo ya grandecilla,
estando su madre lavando un poco de verdura
junto á la canal de un molino, cayó en el agua: arrebatóla
el raudal: dió la madre un grito con el ansia, y dijo:
Válgame san Juan de Ortega; y habiendo pasado por el
golpe de la canal y del rodezno que andaba á toda furia,
la halló de piés sana y entera sobre el agua, como riéndose
y contenta.
Un niño de dos años, natural del mismo lugar de Ortega,
vigilia déla Ascensión de nuestro Señor, cayó en un
pozo hondo y allí se ahogó. Sacáronle y llevarónle suspadres
muerto ála capilla del santo , rogándole se apiadase
de ellos: apiadóse y resucitóle.
El dia de la fiesta de este santo, cierto hombre hizo esquilar
su ganado, no haciendo caso de lo que algunos le
avisaron y amonestaron, que no lo hiciese aquel dia; y al
otro dia de mañana pasando por delante de la iglesia del
monasterio un rebaño de doscientos carneros que se habian
esquilado el dia de la fiesta, cayeron lodos allí muertos
en tierra.
Cada afio se celebra su fiesta con'grandísimo concurso de
gente que viene de toda aquella comarca y de muy léjos,
á celebrarla, y llevan muchas mortajas para colgarlas en
su templo, de personas que por haber estado en lo último
de su vida, se las tenían ya vestidas ó aparejadas, y por
intercesión del santo alcanzaron salud. En esta casa de san
Juan de Ortega vivieron después por largos años canónigos
reglares, hasta el afio l i3l, gobernándose por sus
priores elegidos de entre ellos mismos. Después el obispo de
Burgos, don Pablo de Santa María, que se habia convertido
del judaismo á la religión cristiana, varón doctísimo,
entregó aquella casa á los padres de san Gerónimo, con
ciertas condiciones, y con acuerdo y voluntad de tres canónigos
reglares, que solos quedaban en ella: y finalmen-
DIA 2.
te el afio de 143Í • á 8 de enero se tomó la posesión por la
orden y se puso por prior del monasterio á Fr. Alonso de
Bonilla; y así quedó hecha casa de la órden de san Gerónimo,
confirmándolo todo con bula apostólica el papa Eugenio
IV. Después el año de 1474, á 2 de marzo, queriendo
trasladar el cuerpo del santo desde la capilla de San Nicolás
á un sepulcro suntuoso, que tenian hecho en la iglesia
del convento, y habiéndose juntado muchos prelados y
gente ilustre para esta traslación; al tiempo que se quiso
hacer y comenzar la procesión, súbitamente se llenó la
iglesia y capilla de unas abejitas blancas jamás vistas que
andsban volando entre todos con un susurro suave, y junto
con ellas salió un olor celestial, que llenó de consuelo las
almas de cuantos allí estaban, y el cuerpo de san Juan estuvo
inmóvil sin poderle menear; dando nuestro Señor á
entender su voluntad, deque se quedase en aquella capilla
de san Nicolás, y asile dejaron: y pocos años ha, mudaron
el cuerpo del santo confesor, nó de fe capilla sino á
otro mas digno sepulcro dentro de ella. Dallaron consumida
toda la carne, y los huesos muy enteros, y el corazón casi
fresco y reciente: y Dios nuestro Señor se ha servido
mucho de esta santa casa, después que los padres de san
Gerónimo entraron en ella, no solamente en el culto divino,
del cuallos padres en todas partes tienen tanto cuidado, ni
por haber edificado toda aquella tierra (como suelenycon
su rara religión y ejemplo; sino también á las largas limosnas
que hacen á los innumerables peregrinos de todas
naciones que por allí pasan á Santiago de Galicia, y por el
hospital que mantienen, y porque en todas las necesidades
de hambre y pestilencia, que algunas veces han sucedido,
han sido el único refugio, amparo y remedio délos pobres
de toda aquella tierra, concurriendo Dios nuestro Señor
con su caridad y misericordia, como autor de ella, y
supliendo milagrosamente la poca renta que tienen , para
tan grandes y continuos gastos, conforme á su gran fé, y
á la confianza que tienen en san Juan de Ortega, que con
esta caridacHa fundó. De san Juan de Ortega hacen mención
los breviarios antiguos de España ; y el P. Fr. José
de Sigüenza, de la órden de san Gerónimo, escribe mas
largamente su vida en la segunda parte de la historia de
su órden, lib. m, cap. 10, del cual principalmenle se sacó
lo que aquí queda referido.
* SAN NJCOUS, PEREGRINO, CONFESOR.— En la Acaya, á
principios del siglo once, nació este santo de padres pobres
en .bienes de fortuna, pero muy ricos en piedad. Educáronle
en el santo temor de Dios, y se aprovechó tanto de sus
santas instrucciones, que muy niño dió ya muestras de su
futura santidad. Ocupado en apacentar rebaños y cuando
solo contaba ocho años de edad, vióse de repente inflamado
del espíritu de Dios, y entonando el Kirije eleyson se le apareció
Jesucristo, quien le enseñó la ciencia de la perfección,
é instruido por tan si-bio maestro y después de haber
.continuado cuatro años viviendo en su casa, dejóla, retirándose
á una cueva desierta, donde vivió algunos años.
Dios quiso probar á su siervo, permitiendo sufriera persecuciones
de sus deudos, que querian volviera al seno de
su familia. Mas aquel Dios, que es la guarda y consuelo de
los que fielmente le sirven, le mandó pasara á Italia, evitando
así las dichas persecuciones, y entregarse mas pacíficamente
á sus santos ejercicios. Obedeció Nicolás, y conocidas
sus cualidades, unos le tuvieron por santo, otros por
necio y demente. Nicolás iba no obstante de ciudad en ciu-