Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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uno. Dice mas san Agustín: que era muy pacífica y muy
amiga de hacer amistades entre las personas que se tetiian
mala voluntad, y que le había nuestro Sefior dado singular
gi^cia para ello; porque oyendo muchas veces de la
una parte y de la otra quejas y palabras de amargura,
sentimiento é injuria (como comunmente suele decirse,
cuando el corazón está ciego y turbado con la pasión de la
iraú odio), nunca referia cosa que hubiese oido de los
unos á los otros, sino solamente lo que podia amansarlos y
desenojarlos, y aprovechar para la paz y concordia que
eÜa pretendia, procurando en todo unir los corazones desunidos
y quitarles la amargura del odio con la dtflzura de
la santa caridad: muy diferente de lo que hacen algunos,
que no solamente refieren el mal que oyen á las personas
de quienes se dice, antes le acrecientan y añaden lo que
no oyeron, como lo dice y llora san Agustín; el cual con
extenderse en estas y otras alabanzas de su piadosa madre,
es cosa maravillosa ver con cuan dulce y tierno afecto
suplica á nuestro Señor que le perdone las culpas que cometió
; y á todos los siervos de Dios que leyeren lo que él
escribe, que se acuerden de ella cuando estuvieren en el
altar del Señor; porque, dice, aunque ella fué vivificada
•en Cristo, y vivido tan santamente, no por eso se atrevía á
decir que después que fué lavada con el agua del bautismo
no habia salido palabra de su boca contra los mandamientos
de Dios: y que sin su misericordia no hay vida de
hombre tan loable que no tenga mucho que temer. Celebra
la Iglesia católica la fiesta de santa Mónica el día de su
muerte, que fuéá lo^4 de mayo del año del Señor de 389.
*SAN SILVANO, OBISPO Y MÁRTIR.—Fué natural de Gaza
y obispo de esta misma ciudad. Dotado de un talento estraordinario
, y aun mucho mas de zelo por la religión de
Jesucristo, tuvo que sufrir muchos trabajos de los enelaigos
de la fé. Encontrándose en cierta ocasión en Ce
sarea, después de haber sido cruelmente azotado, fué
espueslo desnudo á la vergüenza pública. No fué este solo
el tormento que sufrió Silvano, sino que anciano ya, desgarraron
sus costados con garfios de hierro, siendo por
último condenado á las minas de Feunes en Palestina; allí
durante ia persecución de Diocleciano , y por órden del
emperador Maximíano, fué martirizado junto con la mayor
parte de su clero. Acaeció su muerte el año 309, siendo
también degollados en el mismo dia treinta y nueve cristianos
, habiendo sufrido antes varios tormentos.
SAN CIRÍACO, OBISPO T MÁBTIR.—Créese fué obispo de
Ancona en Italia, y el Martirologio romano dice, que habiendo
ido á visitar los santos lugares de Jerusalen , fué
muerto por órden del emperador Juliano Apóstata
SAN PORFIRIO , PRESBÍTERO Y MÁRTIR. —Vió la luz en
Camerino ciudad de Umbría, y estando en Roma en tiempo
del emperador Decio, envióle el papa á su patria Camerino
, donde debía desplegar todo el ardor de su zelo y de
su ciencia en la predicación del Evangelio. Efectivamente
á sus trabajos apostólicos debió la mayor parle de aquellos
países el conocimiento de las verdades de la fé ,
desde los mas infelices hasta los principales habitantes de
aquellas tierras, llegaron á mirar á Porfirio como á su
apóstol y su padre. Los paganos no pudieron ver con indiferencia
por mucho tiempo la rapidez de las conquistas
de este sacerdote del Señor, y en los primeros días do
persecución, el año 230 , le hicieron sufrir una dolorosa
muerte.
MAYO. 23
SANTA ANTONIA , MÁRTIR.—Fué natural de Nícomedia,
y logró la dicha de oír la predicación del Evangelio de la
misma boca del apóstol san Andrés. Recibió el bautismo,
y al poco tiempo acusada de ser cristiana, sufrió por
parte de los gentiles crueles y excesivos tormentos : después
estuvo colgada de un brazo por espacio de tres días,
luego permaneció dos años encerrada en un oscuro calabozo
, y finalmente, por órden del gobernador Príscilíano,
fué quemada confesando á Jesucristo en su misma patria,
el último año del siglo I.
SAN GODOARDO, OBISPO Y CONFESOR.—Fué natural de
Daviera, y abad de Altaich en aquel país. Reformó las
abadías de su nación, y habiendo vacado la silla episcopal
de Hildesheím, en el año 1021, fué el santo compelido
á aceptarla. El objeto principal de todas sus atenciones
fué el socorro espiritual y corporal de los pobres, y
coronado de virtudes, murió entre sus ovejas el día 4 de
mayo del aflo 1038, siendo después canonizado por el
papa Inocencio II, en el año 1131.
SAN FLOBIAN , MÁRTIR.—Fue natural de Austria y ciudadano
de Lorch. En este lugar sufrió el martirio en
tiempo del emperador Diocleciano. Aláronle una piedra al
cuello, y habiéndole arrastrado por el camino, fué echado
al rio Eus , en cuyo instante fueron todos los circunstantes
testigos de un prodigio grande, por el cual el cielo mostraba
cuan agradable le era el sacrificio de su ¡lustro
mártir.
SANTA PELAYA , VIRGEN Y MÁRTIR.—Era de Tarso, y
vivía en el reinado del emperador Diocleciano. Oyendo
hablar de la doctrina de Cristo, y deseando abrazarla, vió
en sueños á un obispo bautizando ; y pretextando ir á ver
á su nodriza, fué después á hacerse bautizar. Habiéndolo
sabido su familia y el prefecto de la ciudad, fué llamada
ante el juez, y como confesase constantemente que era
cristiana, y que por nada de este mundo dejaría de serlo,
fué metida dentro de un buey de bronce hecho ascua, y
allí recibió la palma y la corona del martirio.
SAN PAULINO, MÁRTIR.—Fué diácono de la iglesia de
Colonia, ordenado por Materno, y mereció ser envuelto
en la persecución de los primeros siglos del cristianismo,
derramando su sangre por confesar á Jesucristo. Sus reliquias
están depositadas en la iglesia de Santa Cecilia, de la
ciudad de Colonia, donde obra el cielo por su intercesión
muchos milagros.
SAN YENERIO, OBISPO Y CONFESOR.—'Fué natural do Italia,
y se educó en la escuela de san Ambrosio, que le ordenó
de diácono. Sus virtudes y su zelo animaron á muchos en
el camino de la perfección , y estando vacante la sede
episcopal de Milán, fué Venerio elegido y consagrado
obispo. San Juan Crisóstomo y san Paulino de Ñola le escribieron
varias veces, felicitándole por los progresos del
Evangelio, que su zelo promovió; y siendo ilustre en
merecimientos y en milagros, murió santamente el dia 4
de mayo del año 409.
SAN CÜRCODLMO , DIÁCONO Y CONFESOR.—Siendo subdiácono
de la iglesia de Roma, y muy querido por süs relevantes
prendas cristianas, fué ordenado diácono por el
papa san Pío, y enviado á Auxerre á fundar aquella iglesia
y predicar á sus habitantes la fé de Jesucristo. Después
de trabajar con mucho fruto en la Iglesia del Señor,
acabó sus días tranquila y santamente, durante el
siglo ili,