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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 28.<br />

por sus malas costumbres, y ia inclinación qne tenia <strong>de</strong> robar<br />

y aun <strong>de</strong> matar, para po<strong>de</strong>r robar mejor. Llegó á tanto<br />

su <strong>de</strong>sventura, que vino á ser capitán <strong>de</strong> una gran cuadrilla<br />

do ladrones. Cuéntase <strong>de</strong> él, que una vez queriendo<br />

malar á un pastor, porque le habia estorbado una noche<br />

que no hiciese cierto asalto que quetia hacer, sabiendo<br />

que el dicho pastor estaba <strong>de</strong> la otra parte <strong>de</strong>l rio Nilo,<br />

que á la sazón venia ancho una milla, se <strong>de</strong>snudó; y poniendo<br />

su vestido sobre la cabeza, y tomando en la boca<br />

su espada, pasó el rio nadando, y íué á buscar al pastor<br />

que estaba guardando en su majada. En viéndole el pastor,<br />

se escondió, y Moisés no hallándole, mató cuatro carneros<br />

<strong>de</strong> los mejores <strong>de</strong>l hato, y atólos á una cuerda, y<br />

volvió á pasar el rio, trayéndolos consigo, y los <strong>de</strong>soIló)<br />

y se comió la carne, y vendió los pellejos y lo <strong>de</strong>más por<br />

vino que le dieron; y todo se lo bebió, y se volvió al lugar<br />

don<strong>de</strong> tenia á los otros ladrones sus compañeros. Andando,<br />

pues, Moisés en tan malos y abominables pasos, le<br />

miró el Señor <strong>de</strong>l cielo con ojos <strong>de</strong> piedad, y con los rayos<br />

<strong>de</strong> su divina luz alumbró á aquel corazón tenebroso y<br />

duro, y lo ablandó y encendió con las llamas <strong>de</strong> su divino<br />

amor. Trocóse <strong>de</strong> manera, que<strong>de</strong> ladrón vino á sermonge,<br />

y el quequitabaá los otros antes la vida, vino á ofrecer<br />

en sacriticio la suya al Sefíor, y <strong>de</strong> lazo <strong>de</strong> Satanás á ser<br />

ejemplo <strong>de</strong> religión y penitencia. Estando una vez retirado<br />

en su celda, vinieron cuatro ladrones que habian sido<br />

sus compañeros, y entraron en ella para robarla sin saber<br />

que aquella celda era <strong>de</strong> Moisés, ni que él estuviese allí:<br />

dieron en él, y él cuando los vió, arremetió á ellos, y atólos<br />

como si fueran cuatro costales <strong>de</strong> paja, y los llevó sobre<br />

los hombros á la iglesia, don<strong>de</strong> estaban los otros monges<br />

recogidos , y poniéndolos así como estaban 'alados<br />

(leíante <strong>de</strong> ellos, les dijo : Padres, yo no puedo ya hacamal<br />

á nadie; pero estos ladrones me han acometido: yo<br />

los he cogido y atado, y aquí os los traigo para que me<br />

digáis lo que queréis que haga <strong>de</strong> ellos. Cuando los ladrones<br />

supieron que aquel era Moisés y eUpie habia sido<br />

ladrón y caudillo <strong>de</strong> ladrones tan famoso, y que <strong>de</strong>jada<br />

aquella mala vida, se habla vestido <strong>de</strong> hábito <strong>de</strong> penitencia,<br />

y convertídose tan <strong>de</strong> veras á Dios; locándoles el<br />

mismo Sefior el corazón, quisieron imitarle, y pidieron<br />

que los admitiesen por monges, y fueron varones perfectos,<br />

y acabaron su vida en religión. Pero como Moisés venia<br />

<strong>de</strong>l siglo acostumbrado á los vicios, y habia hecho<br />

callos en las torpezas y malda<strong>de</strong>s, tuvo gran<strong>de</strong>s diliculta<strong>de</strong>s<br />

en vencer los malos hábitos pasados, y en <strong>de</strong>stejer la<br />

tela <strong>de</strong> la mala vida que en tantos años habia tejido: el<br />

<strong>de</strong>monio, que nunca duerme, velaba siempre para hacerle<br />

guerra, y <strong>de</strong> dia le apretaba, y <strong>de</strong> noche le aíligia con<br />

varias tentaciones, que fueron tan terribles, que falló poco<br />

no volviese atrás, y se rindiese, y se <strong>de</strong>jase <strong>de</strong>l todo vencer:<br />

mas favorecióle nuestro Señor, y él se aprovechó <strong>de</strong><br />

los medios que aquí diré. Primeramente, con el consejo<br />

<strong>de</strong> algunos varones sanios y padres espirituales muy experimentados,<br />

á los cuales él <strong>de</strong>scubrió sus tentaciones y<br />

Peleas, tomó <strong>de</strong> ellos armas para po<strong>de</strong>r vencer. Entre es-<br />

'os santos padres, fué uno Isidoro, varón perfeclisimo, el<br />

cual le dijo que no se maravillase que ta carne y su mala<br />

foslumbre <strong>de</strong> seguir sus gustos y apetitos le hiciesen<br />

guerra; poique cuando un perro que suele estar en la<br />

carnicería, halla en ella qué comer, no le pue<strong>de</strong>n echar<br />

^ ella; pero si se cierra la carnicería, y no halla lo<br />

AGOSTO. 601<br />

que solia, el mismo <strong>de</strong> suyo se va : y que lo mismo haco<br />

el <strong>de</strong>monio con los pecadores que vienen <strong>de</strong>l mundo á<br />

la religión, que mientras halla en ellos en que cebarse<br />

y entretenerse, siempre los infesta, pero que cerrándole<br />

la puerta, él mismo se va: y que es menester con la<br />

buena costumbre <strong>de</strong>shacer la mala costumbre, y como<br />

con un clavo sacar otro clavo, y con el ayuno y penitencia<br />

quitar á la cai ne los huesos con que como perro se<br />

sustenta, y al fuego la leña con que suele ar<strong>de</strong>r.<br />

Siguiendo, pues, esta docliina <strong>de</strong>l santo padre Isidoro,<br />

<strong>de</strong>terminó Moisés tomar el segundo medio, y afligir su<br />

carne con ayunos: para esto se encerró en su celda, y no<br />

comia al dia otra cosa sino doce onzas <strong>de</strong> pan seco, que<br />

para su gran cuerpo era suma abstinencia : y juntamente<br />

trabajaba mucho, y cada dia hacia cincuenta veces oración,<br />

para <strong>de</strong>bilitarse y enflaquecerse, y domar á tan cruel<br />

y doméstico enemigo. Pero como Moisés era muy robusto<br />

y mal acostumbrado, y el <strong>de</strong>monio atizaba el fuego que<br />

ardía en su pecho; pa<strong>de</strong>cía muchos malos sueños, y la<br />

carne hacia su oficio. Para rendirla y vencerla, <strong>de</strong>terminó<br />

tomar o! tercer medio, que fué estar toda la noche en pié,<br />

sin arrodillarse ni arrimarse , por no dormir, y <strong>de</strong> esta<br />

manera pasó seis años orando en su celda sin dormir las<br />

noches, y en todo este trabajo no pudo vencer las tentaciones<br />

torpes <strong>de</strong> la sensualidad; para que eulemlamos<br />

cuán dificultosa cosa es arrancar <strong>de</strong>l alma un hábito vicioso<br />

envejecido, y que la caslidad es don <strong>de</strong> Dios, y que él<br />

muchas veces permite estas luchas y peleas para que con<br />

el trabajo y pena que el hombre siente en resistir á los<br />

malos apetitos, purgue los ponzoñosos <strong>de</strong>leites que otro<br />

tiempo en ellos tuvo. Como no bastasen los medios que<br />

Moisés habia tomado para vencerse, buscó otro para quebrantarse<br />

mas. Habla algunos monges viejos y cansados<br />

que no podían proveerse <strong>de</strong> agua para sus celdas, por<br />

estar dos, y tres, y seis millas léjos las fuentes <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

se habia <strong>de</strong> traer: y Moisés para aliviarlos y quitarlos <strong>de</strong><br />

este trabajo, iba <strong>de</strong> noche secretamente, sin que nadie lo<br />

supiese, por el agua que ellos habian menester, y Ies enchia<br />

las vasijas con gran<strong>de</strong> caridad, diligencia y fortaleza.<br />

Ocupándose en este ejercicio, le aconteció que una noche<br />

el <strong>de</strong>monio, que no podía sufrir la virtud y persevei aiu ia<br />

en el bien comenzado, hallándole cerca <strong>de</strong> un pozo llevando<br />

agua en el cántaro <strong>de</strong> un monge, le dió con una<br />

porra un golpe tan recio, que le <strong>de</strong>jó allí tendido sin sentido<br />

y como muerto. Allí estuvo, hasta que al otro dia viniendo<br />

otro monge al mismo pozo para sacar agua, le<br />

halló tendido en el suelo y <strong>de</strong>smayado ; y el monge avisó<br />

asan Isidoro, abad, el cual vino con otros monges y le<br />

llevaron á la iglesia, y estuvo Moisés <strong>de</strong> aquel golpe un<br />

año enfermo, sin po<strong>de</strong>r casi volver en sí. Después Isidoro<br />

le amonestó que se fuese á la mano y poco á poco en esta<br />

lucha con el <strong>de</strong>monio, y que no pelease con él, como<br />

quien le <strong>de</strong>safía , porque también la fortaleza ha <strong>de</strong> tener<br />

su tasa y medida; y muchas veces se hace mas con la<br />

paciencia y conílanza en Dios, que con la fuerza y po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> nuestro brazo. Y como Moisés respondiese que no cesaría<br />

do batallar hasta que los malos sueños no le fatigasen,<br />

el santo abad Isidoro le dijo: En el nombre <strong>de</strong> nuestro Soñor<br />

Jesucristo, <strong>de</strong> esta hora en a<strong>de</strong>lante no te congojarán<br />

mas los sueños torpes y feos que hasta aquí te han perseguido.<br />

Bien podrás con confianza llegarte al altar, y recibir<br />

el santísimo cuerpo <strong>de</strong> Cristo nuestro Señor, el cual<br />

TOMO 11.<br />

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