27.08.2017 Views

Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

I>IA 14 AGOSTO. 509<br />

<strong>de</strong> Trajnno; y siendo idólatra y gran <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> los diosos<br />

romanos, se convirtió á la fé <strong>de</strong> Cristo nuestro Sefior,<br />

por el trato y familiaridad que tuvo con san Simpliciano.<br />

tsla fué una gloriosa victoria que admiró á toda la ciudad<br />

<strong>de</strong> ftoma, y tanto que san Agustin, luz <strong>de</strong> la Iglesia, en el<br />

libro <strong>de</strong> sus confesiones la refiere por estas palabras.<br />

«Para exhortarme á la humildad <strong>de</strong> Cristo, que se escon<strong>de</strong><br />

á los soberbios, y se <strong>de</strong>scubre á los humil<strong>de</strong>s, me<br />

comenzó Simpiiciano á contar un cuento <strong>de</strong> Yiclorino, á<br />

quien él habia conocido muy familiarmente en liorna: el<br />

cual no quiero yo aquí callar; porque el referirle, dará<br />

ocasión <strong>de</strong> alabar y ensalzar vuestra gracia, que se <strong>de</strong>be<br />

confesar para vueslra gloria. Contóme, pues, como aquel<br />

viejo doctfcimoy en lodas las ciencias sapientísimo, y que<br />

habia leido tantos libros <strong>de</strong> filósofos, y juzgádolos y dcclarádolos,<br />

y era maestro <strong>de</strong> tantos y tan nobles senadores,<br />

por la excelencia <strong>de</strong>sús gran<strong>de</strong>s letras: y <strong>de</strong> haberlas<br />

ensenado con tanta loa, habia merecido y alcanzado que<br />

on la plaza <strong>de</strong> Roma se le pusiese públicamente estatua^<br />

que es cosa tan eslimada <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> este siglo.<br />

Este tan insigne varón (digo) hasta aquella edad habia<br />

reverenciado y adorado á los ídolos, y participado <strong>de</strong> sus<br />

sacrilegios y ceremonias profanas, con las cuales casi<br />

lod;i la nobleza romana estaba inficionada, y tenia por dioses<br />

á una mullitud <strong>de</strong> monstruos, y como á tales les hacia<br />

sacrificios y suplicaba ; y Victorino tanto con su elocuencia<br />

y voz sonora lo había <strong>de</strong>fendido : pero <strong>de</strong>spués alumbrado<br />

y esforzadocen vuestra gracia, Sefior, no tuvo vergüenza<br />

<strong>de</strong> humillarse, y hacerse siervo <strong>de</strong> Cristo, y lavarse como<br />

niño en el bautismo, sujetando su cuello humil<strong>de</strong>mente<br />

á vuestro santo yugo, y señalando su frente con el oprobio<br />

<strong>de</strong> la cruz. O Señor, Señor, que inclinasteis los cielos<br />

y <strong>de</strong>scendisteis, y tocasteis los montes, y humearon, ¡con<br />

qué blandura y suavidad os injeristeis y entrasteis en aquel<br />

pecho! Leia Victorino (como dice Simpliciano) la santa<br />

Kscrilura, y con gran cuidado y estudio escudriñnba las<br />

letras cristianas, y nó en piiblico sino en secreto y fymiliarmentc,<br />

como amigo <strong>de</strong>cia á Simpliciano: Hágole saber<br />

que hoy ya soy cristiano. Respondíale Simpliciano: No le<br />

creeré, ni te tendré por cristiano, hasta que le vea en la<br />

Iglesia <strong>de</strong> Cristo.» Y <strong>de</strong>spués va contando como Victorino<br />

se bautizó é hizo públicamente la profesión <strong>de</strong> su fé, y<br />

que cuando subia al lugar don<strong>de</strong> la habia <strong>de</strong> hacer; todos<br />

los que le conocían (y no habia quien no le conociese), le<br />

eomenzaron á mirar y á apellidar su nombre como quien<br />

le daba la enhorabuena con gran<strong>de</strong>s muestras <strong>de</strong> alegría.<br />

Todo esto es <strong>de</strong> san Agustín: y aña<strong>de</strong>, que cuando Victorino<br />

estaba en mayor repulaclon, y su pecho parecía<br />

»ina torre inexpugnable, en la cual el <strong>de</strong>monio se habia<br />

encastillado ysu lengua era sacia aguda y penetrante,con<br />

(iue habia herido á muchos ; tanto <strong>de</strong>bia ser mayor el gozo<br />

<strong>de</strong> toda la Iglesia, viéndole reducido á su féy obediencia.<br />

Estai fué la primera hazaña y victoria <strong>de</strong> san SimpUrinno.<br />

I-a segunda es , que habiendo Dios nuestro Señor esco-<br />

S'doá san Ambrosio para arzobispo <strong>de</strong> Milán , y <strong>de</strong> lego<br />

(li"e era, y prefecto <strong>de</strong> aquella cttidud y provinchi, levan-<br />

'ádole súbitamente á tan gran dignidad , y ánles <strong>de</strong> ser<br />

d¡f;cipulo, puéslolo por maestro <strong>de</strong> su Iglesia ; y queriendo<br />

sumo pontífice san Dámaso, como vicario <strong>de</strong> Cristo y<br />

pastor universal <strong>de</strong> su rebaño, ayudar á san Ambrosio<br />

que acertase en los rito?, ceremonias y usos <strong>de</strong> la<br />

santa Iglesia romana, le envió á san Simpliciano, para que<br />

fuese su ayuda y maestro; y san Ambrosio le recibió y le<br />

tuvo por tal, como lo dice san Agustin por estas palabras:<br />

«Fuia verme con Simpliciano, que era padre espiritual <strong>de</strong><br />

Ambrosio, obispo, en la gracia que vos le comunicasleis,<br />

y á quien amaba verda<strong>de</strong>ramente como á padre. » Esto<br />

es <strong>de</strong> san Agustin.<br />

El mismo san Ambrosio, hablando <strong>de</strong> sí, dice: «<strong>Los</strong><br />

hombres primero apren<strong>de</strong>n, y <strong>de</strong>spués enseñan ; mas yo,<br />

habiendo sido arrebatado <strong>de</strong> los tribunales legos al sacerdocio,<br />

comencé á enseñar lo que no había aprendido; y<br />

así juntamente tengo <strong>de</strong> ensenar y apren<strong>de</strong>r, por no haber<br />

tenido tiempo <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r antes.» Mas fué tan rara la<br />

mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> san Simpliciano, que conociendo la gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> san Ambrosio, y que el grado <strong>de</strong> obispo, que tenia,<br />

era superior a! suyo <strong>de</strong> presbítero: para enseñarle, se hacia<br />

discípulo, y como á maestro le preguntaba varias y dificultosas<br />

cuestiones, á las cuales respondia san Ambrosio^<br />

que en una epístola le dice estos palabras : «¿ Porque tú<br />

dudas , y me preguntas á mí, habiendo tú dado vuelta á<br />

todo el mundo, para alcanzar la fé y el conocimiento divino,<br />

y toda la vida gafado <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> nocb» en la lección,<br />

y con tu gran<strong>de</strong> ingenio penetrado las cosas menos inteligibles<br />

, y eslás acostumbrado á ensefuir cuán <strong>de</strong>scaminados<br />

y apartados <strong>de</strong> la verdad sean los libros <strong>de</strong> la filosofía?<br />

» Pues cuán gran<strong>de</strong> loa y excelencia <strong>de</strong> Simpliciano<br />

es haber sido maestro <strong>de</strong> un doctor, á quien toda la Iglesia<br />

católica tiene por maestro, y el haberle él reconocido<br />

y reverenciado como á tal, por sus raras partes, y por<br />

haberle sido enviado <strong>de</strong> Roma <strong>de</strong> un tan gran ponlílicc como<br />

fué san Dámaso.<br />

Si las cosas que habernos referido fueron ¡lustres en san<br />

Simpliciano, no lo es ménos la tercera; antes <strong>de</strong> mayor eslima<br />

y mas gloriosa, por la mayor utilidad que resultó <strong>de</strong><br />

ella en toda la Iglesia católica. Esta es la conversión <strong>de</strong>l<br />

gran padre san Agustin á nuestra santa religión, en la<br />

cual tuvo gran parte san Simpliciano: porque estando san<br />

Agustin en Milán tenido en los errores <strong>de</strong> los herejes maniqueos,<br />

y duro y rebel<strong>de</strong> en las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra santa<br />

religión, comenzó á oír los sermones que san Ambrosio<br />

, como obispo, predicaba al pueblo, y a <strong>de</strong>leitarse primero<br />

en sus palabras y elocuencia, y <strong>de</strong>spués en sus razones<br />

y sentencias, y vino á estar dudoso <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong><br />

su secta , y poco á poco á aborrecerla y aficionarse á los<br />

misterios y sacramentos <strong>de</strong> la ley evangélica. Pero todavía<br />

estalia dudoso y perplejo <strong>de</strong> su vida temporal, y perezoso<br />

<strong>de</strong> entrar por las angostas sendas <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la vida :<br />

y estando en esta duda y perplejidad, dice el mismo doctor<br />

san Agustin, que Dios nuestro Sefior le puso en el corazón,<br />

que fuése á san Simpliciano; porque le parecia que<br />

era fiel siervo <strong>de</strong> Dios, y que su gracia resp]ao<strong>de</strong>cia¿en<br />

él, y habia oído <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mozo le habia servido<br />

con gran <strong>de</strong>voción, y ya era viejo, y con la larga edad,<br />

gastada en el estudio déla virtud , tenia experiencia <strong>de</strong><br />

muchas cosas y sabia mucho ; y por esto quería <strong>de</strong>scubrirle<br />

las congojas <strong>de</strong> su corazón y conferir con él sus penas,<br />

para que viendo él la disposición <strong>de</strong> su alma, le aconsejase<br />

lo que habia <strong>de</strong> hacer para servir al Señor. Habiendo<br />

, pues, contado san Agustin á san Simpliciano tos ro<strong>de</strong>os<br />

en que andaba perdido, y los enre<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su corazón,<br />

quedé con su trato y comunicación sosegado y confirmado<br />

en ms bueno? propósi'of. y encendido en el amor <strong>de</strong> Jesu-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!