Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DÍA 2C.
cálices de madera, sino de vidrio: aunque después andando
el tiempo se determinó en diversos concilios que no se
pudiese celebrar en cáliz de vidrio por el peligro de quebrarse,
sino de oro ó plata , ó á lo menos de estaño. Ordenó
también que lodos los fieles cristianos comulgasen el
dia de Pascua: que ningún obispo pudiese ser condenado
sino por el romano pontífice , ó con su autoridad: que celebrando
el obispo, se hallasen presentes siete sacerdotes,
como san Evaristo, papa , lo habia mandado; y que los
sacerdotes y diáconos se ordenasen públicamente en presencia
de muchos clérigos y legos, para que fuese manifiesta
su inocencia , y que sean elegidas para estos oficios
personas doctas y de vida irreprensible, y otras cosas
muy santas y provechosas instituyó san Zeferino. Y habiendo
hecho cuatro veces órdenes por el mes de diciembre,
y creado trece obispos, trece presbíteros y siete diáconos,
habiendo tenido la silla apostólica diez y ocho anos
y diez y ocho dias (aunque algunos le dan ménos; pero esto
es lo mas cierto según Eusebio y Baronio), fué martirizado
á los 26 de agosto, el ano del Sefior de 221, imperando
Antonino Heliogábalo. Su sagrado cuerpo fué sepultado
en un cementei ¡o propio suyo, que está cerca del cementerio
de Calixto.
AGOSTO
* SAN IRENEO Y SAN ABUNDIO , MÁUTIRES. — Durante el
reinado del emperador Valeriano sufrieron el martirio
estos santos, por haber sacado de !a cloaca el cuerpo de
santa Concordia, siendo sumergidos en ella hasta que sufocados
murieron, Ei presbítero san Justino sacó los cuerpos
do aquel inmundo lugar, y los enterró en una gruta
junto á san Lorenzo. Florecieron en Roma en el siglo
III.
SAN SEGUNDO , MÁRTIR.— Nació de nobilísima y antigua
prosapia, y recibió una educación la mas brillante que en
su tiempo podia darse. Según costumbre de aquella'época,
dedicáronle sus padres al servicio de las armas, y como
era de hermosa presencia, de amabilísimo trato, de
bellas inclinaciones, de muy buen talento y de gran prudencia
, granjeóse no solo el aprecio, sino el cariño de
superiores y subditos. Destinado á la legión lebana, tan
memorable en los fastos de la Iglesia, corrió Segundo con
todos sus compañeros los peligros de la persecución , y
fué uno de los que mas contribuyeron á que aquel terrible
cuerpo de ejército se mantuviese fiel y constante al Dios
que adoraba. San Segundo murió en agosto del año 286,
y la Iglesia honra hoy especialmente su memoria, como si
quisiese dar un testimonio singular de veneración y aplauso
al esforzado y esclarecido capitán que tan grande é
importante conquista hizo para el cielo,
SAN ALEJANDRO, MÁRTIR. —El Martirologio romano dice
que fué también este santo de la legión tebana t y üsuardo
asegura que murió con san Segundo antes que el ejército
romano que se dirigía á las Gallas atravesase los Alpes,
^a Iglesia de Bérgamo le venera en el número de los que
ilustraron su territorio con la predicación del Evangelio y
^ efusión de su sangre, y para apoyarlo dicen que el sanlo
huyó de sus perseguidores y se refugió en Milán, desde
^onde se dirigió después á Bérgamo, Lo cierto es que
Alejandro fué de la sobredicha legión, y se cree con muc'1o
fundamento que fué el primero de toda ella que derratnó
su sangre por Jesucristo.
Los SANTOS SIMPLICIO , CONSTANCIO Y VICTORIANO , MÁRTI-
^s,—Los dos últimos eran hijos del primero ; y los tres
TOMO I!.
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cristianos muy fervorosos que vivían cu la ciudad de los
Marsos,en Italia. Cuando el emperador Marco Aureliano
Antonino publicó sus primeros edictos contra la Iglesia,
los tres santos por haber confesado públicamente su fé,
primero fueron atormentados de diversas maneras, y por
último degollados alcanzaron la corona del martirio,
SAN ADRIÁN , MÁRTIR.— Nació en la ciudad de Bizancio,
después Gonstantinopla, y fué hijo del césar Probo. Un
hermano de éste y tio del santo, llamado Domicio, que era
obispo de Bizancio, le ensenó la decirina de Jesucristo, la
cual abrazó con tanto fervor, que deseando derramar por
ella su sangre, se fué á Nicomedia , donde se hallaba el
emperador Licinio, que devastaba el imperio romano bajo
pretexto de la persecución contra los cristianos. Por órden
del mismo emperador fué preso y atormentado con varios
suplicios , hasta que al fin le cortaron la cabeza en la misma
ciudad de Nicomedia. Sus santas reliquias fueron recogidas
por el sobredicho obispo Domicio, que las enterró
en Argirópoli con las de otros mártires.
SAN VÍCTOR, MÁRTIR. —Por los anos del Sefior de ÍKJO,
Abdenamen Halihatan, rey de Córdoba, publicó un edicto
por el cual mandaba que todos los cristianos que vivían
en los dominios de los moros , ó abnegasen la fé de Jesucristo,
ó fueseif condenados á muerte. En este tiempo pusieron
cerco los moros á Cerezo, villa del arzobispado de
Burgos , y patria del glorioso san Víctor, cii liano ejem->
piar, qu^,habiendo servido por algún tiempo en el ministerio
sacerdotal, se habia retirado á la soledad de Oña,
volviendo la espalda á los halagos y vanidad del siglo.
Aparecióse á la sazón un ángel á san Víctor, y le dijo que
fuése á su patria á librarla del peligro en que estaba de
rendirse , añadiéndole que la preservarla de este mal, y
que al mismo tiempo lograría él la palma del martirio.
Cumplió, pues, lo que se lo ordenaba: salía con frecuencia
al campo de los enemigos, y con celo de Dios recobraba
á muchos cristianos que habían apostatado de la fé,
y convertía algunos moros. El general do los moros habiendo
sabido lo que pasaba mandó prender á Víctor- y
llamándole á su presencia, quedó sano déla gola que padecía..
No abrió los ojos para agradecer al cielo este beneficio
; antes bien persuadía al siervo do Dios que abrazase
la secta de Mahoma, y como viese que eran estériles sus
esfuerzos lo hizo encarcelar. En la misma cárcel atrajo
Víctor con su predicación muchas gentes á Jesucristo; pero
el general indignado, mandó que lo degollasen. El santo
pidió ser antes crucificado, y lo hicieron así: tres dirs
vivió clavado en la cruz, durante los cuales se convirtió
gran número de infieles con su predicación y con los milagros
que obraba , y al cabo lo quitaron de allí para degollarlo.
Dicen que al momento de haberse ejecutado la
última sentencia, cogió Víctor su cabeza en las manos , y
encaminándose así á Cerezo , persuadió á sus habitantes
que hartasen á una vaca con el poco trigo que habia quedado,
y que la echasen en el campo de los enemigos, los
cuales la alancearon , y viendo que estaba llena de trigo,
desesperaron de rendir aquel pueblo por hambre, y levantaron
el cerco. El cardenal Baio lio pone este martirio
de san Víctor en el ano 9ÍÍ8; los bolandistas dicen que fué
por los de 9EiO, y otros autores le colocaron aun mas larde
; pero la opinión mas probable parece ser la do que
fuóá mediados del siglo IX, pues mas adelántelos condes
de Castilla habían ya derrotado á los moros muchas veces,
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