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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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552<br />

aconsejamos cosas ilícitas y solo usadas entre bárbaros?<br />

¿Vuestros emperadores y sus jueces todos no adoran los<br />

ídolos y compelen á los cristianos á que los adoren; y don<strong>de</strong><br />

nó, los martirizan? Respondió el obispo con harto dolor<br />

<strong>de</strong> su corazón: Verdad es lo que <strong>de</strong>cís; pluguiese á Dios no<br />

lo fuera; pues consta al mundo lodo <strong>de</strong> las malda<strong>de</strong>s y<br />

cruelda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los emperadores en esa parte, y cuan graves<br />

pecados cometen con la idolatría, que si no fuera así<br />

no los casligaria Dios, como lo hace con las invasiones <strong>de</strong><br />

tantas naciones bárbaras; porque os hago saber, que<br />

cuanto hacéis contra nosotros, y cuantas provincias <strong>de</strong>jais<br />

asoladas y <strong>de</strong>struidas, no tenéis que agra<strong>de</strong>cerlo á vuestro<br />

esfuerzo y valor, sino á los graves pecados <strong>de</strong> nuestros<br />

emperadores, y su religión falsa. Pero os advierto, que tenemos<br />

un Dios tan po<strong>de</strong>roso los cristianos y el mundo<br />

todo, que basta en un instante á volver los corazones <strong>de</strong><br />

los emperadores, haciendo que le reconozcan, veneren y<br />

adoren; á <strong>de</strong>struir estos vueslros ídolos, y hacer que vosotros,<br />

aunque como bárbaros le ignoráis, le conozcáis también<br />

y os humilléis ante su divino acatamiento, y á mí, su<br />

siervo indigno, que estoy en vuestro po<strong>de</strong>r, librarme si es<br />

servido <strong>de</strong> vuestras manos, y que »o sienta vuestros tormentos<br />

: los cuales espero me han dítser corona <strong>de</strong> gloria><br />

con cuya esperanza no hago caso <strong>de</strong> todas vuestras amenazas,<br />

furias y rigores. Rabiosos los bárbaros, le dijeron:<br />

O sacrifica al instante, ó sabe que serán tan crueles los<br />

tormentos, que te falte el ánimo para pa<strong>de</strong>cerlos. Primero<br />

que el ánimo me faltará la vida (dijo el santo); y así aplicad<br />

todo vuestro furor y saña : poique yo en nombre <strong>de</strong><br />

mi Señor Jesucristo no puedo ser otro <strong>de</strong>l que soy, y mejor<br />

me es mucho sufrir las penas y tormentos todos <strong>de</strong> este<br />

mundo, que, obrando tan locamente como vosotros, pa<strong>de</strong>cer<br />

con vosotros y los <strong>de</strong>monios que adoráis, las penas<br />

eternas <strong>de</strong>l infierno.<br />

Aquí se acabaron las palabras <strong>de</strong> los bárbaros, y dando<br />

principio á las obras , no hubo género <strong>de</strong> tormento que en<br />

el no ejecutasen, sin perdonar azotes con garfios, palos<br />

con nudosos bastones, agua, fuego y cuanto supo y pudo<br />

inventar su bárbara crueldad y rigor: tantos y tan <strong>de</strong>sapiadados<br />

fueron los martirios, que ya le <strong>de</strong>sampararon y<br />

<strong>de</strong>jaron por muerto, volviendo el ánimo á los sitiados, con<br />

intención <strong>de</strong> pedirles paz y treguas; porque consi<strong>de</strong>raron<br />

que eran vanas las esperanzas que tenían <strong>de</strong> rendirlos. Así<br />

lo hicieron; y así mudada la suerte, les concedieron los<br />

sitiados aquello mismo que ellos <strong>de</strong>bían pedir, y lo hai ian<br />

muy presto, si los bárbaros no se hubieran a<strong>de</strong>lantado;<br />

pero quién duda fué milagro <strong>de</strong> su santo obispo, alcanzando<br />

<strong>de</strong> Dios con su oración esfa repenlina mudanza,<br />

para que viese el mundo que <strong>de</strong>jaba sus ovejas y pueblo<br />

encomendado, no solo <strong>de</strong>fendido y librea costa <strong>de</strong> su vida,<br />

sino es también honrado, en paz y quieto, pidiéndoles sus<br />

enemigos lo que ellos <strong>de</strong>bían pedirles. Y en señal <strong>de</strong> cuán<br />

honrados quedaban, les hicieron los bárbaros muchos presentes<br />

y regalos, solo á íin <strong>de</strong> que les concedieran el comercio<br />

y trato con ellos, quedando los unos y los otros<br />

muy alegres. Luego que el pueblo gozó <strong>de</strong> la <strong>de</strong>seada<br />

libertad y paz, fuéron lodos á ver á su obispo, y darle las<br />

gracias <strong>de</strong> los beneficios que confesaban <strong>de</strong>berle: unos se<br />

arrodillaban: otros le abrazaban : otros con sus mismas<br />

lenguas le lamían y limpiaban las heridas: tanto era el<br />

amor que le tenían y la veneración con que le trataban,<br />

como á sonto mártir y amoroso padre y pastor suyo; y<br />

LA LEYENDA DE ORO DÍA 2'<br />

al fin todos por ór<strong>de</strong>n suya fueron á la iglesia á dar gracias<br />

al Señor por tantos beneficios y gracias como con ellos<br />

había usado. El glorioso mártir sobrevivió milagrosamente<br />

algunas horas, hasta que postrado ya á tanto pa<strong>de</strong>cer, ya<br />

<strong>de</strong>sangradas sus venas, ya oprimido <strong>de</strong>l sumo gozo (que<br />

suele, cuanco es gran<strong>de</strong>, como un pesar quitar la vida) <strong>de</strong><br />

ver libre su pueblo <strong>de</strong> la opresión <strong>de</strong> los bárbaros, vino á<br />

entregar su benditísima alma en manos <strong>de</strong> su Criador para<br />

que la llevase á la gloria á darle la merecida corona <strong>de</strong>l<br />

martirio. Y porque la persecución gentílica, en aquellos<br />

tiempos, pasaba mas allá déla vida : pues no contentos <strong>de</strong><br />

quitársela á los santos mártires, <strong>de</strong>slruian también y abrogaban<br />

sus cuerpos, sin <strong>de</strong>jar ni aun cenizas que pudiesen<br />

venerar los cristianos; dispusieron los gavalítanos, inspirados<br />

sin duda <strong>de</strong>l cielo, sepullar el cuerpo <strong>de</strong> su santo<br />

obispo en la misma cueva en que él vivia retirado, para<br />

tenerle mas seguro, don<strong>de</strong> florece en milagrosas maravillas,<br />

que cada día Dios obra por su intercesión gloriosa.<br />

Fué su marlirio y muerte a 21 <strong>de</strong> agosto (dia en que la<br />

Iglesia celebra su fiesta), por los años <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 280,<br />

imperando los ya nombrados Valeriaro y Galicno. Escribieron<br />

su vida y martirio Beda ; Usuardo; Adon; san Gregorio<br />

Turonense, De geslis /Vane, lib. i, cap. 30, 32 et 34;<br />

Venancio Fortunato, lib. vn. Carmin.; Monbricio, tom. i ;<br />

Surio, tom. iv; Vincencio, in Speculo, lib. i\ cap. 75; el<br />

Martirologio romano; Baronio en sus anotaciones, y en el<br />

tom. u <strong>de</strong> sus Anales, año 202, mim. 58; y año 280,<br />

núm. 2 ; y otros.<br />

SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT, VIUDA Y FUNDADO:U.—<br />

De Benigno Fremiot, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l parlamento <strong>de</strong> Borgoña<br />

, y <strong>de</strong> madama Margarita <strong>de</strong> Berbesí, señora <strong>de</strong> mucho<br />

mérito, su consorte, nacieron tres hijos: Margarila, que<br />

casó con el barón <strong>de</strong> Efran; Andrés, que fué arzobispo <strong>de</strong><br />

Burges, y Juana Francisca, cuya vida empezamos á escribir.<br />

Nació Juana en la ciudad <strong>de</strong> Dijon, capital <strong>de</strong>l ducado<br />

<strong>de</strong> Borgoña, en el reino <strong>de</strong> Francia, á los 23 <strong>de</strong> enero<br />

<strong>de</strong> 1572. Des<strong>de</strong> sus primeros años dió bastantes muestras<br />

<strong>de</strong> la heroica santidad á que Dios la habla pre<strong>de</strong>stinado;<br />

porque habiendo ido á visitar á su padre un caballero<br />

que profesaba la seda <strong>de</strong> Calvino, quiso hacer algunas<br />

caricias á nuestra niña y la dió algunos regalilos; pero<br />

ella refutando la herejía con razones superiores á sus años,<br />

tomó el regalilo y lo echó al instante al fuego, diciendo á<br />

aquel calvinista : Ved ahí como ar<strong>de</strong>rán en el infierno los<br />

herejes que no quieren dar crédito á las palabras que ha<br />

dicho Jesucristo. Como su madre murió antes que llegase<br />

al uso <strong>de</strong> razón , cuidó su padre <strong>de</strong> educarla hasta la edad<br />

<strong>de</strong> quince aftos. En este tiempo casóse Margarita, su hermana<br />

mayor, con el barón <strong>de</strong> Efran, que residía en el Poilou,<br />

y como amaba tiernamente á Juana , <strong>de</strong>seó llevarla<br />

consigo, para gozar <strong>de</strong> su amable compañía en la casa <strong>de</strong><br />

su marido. El p idre consintió á sus <strong>de</strong>seos, juzgando que<br />

<strong>de</strong> esta manera se aten<strong>de</strong>ría mejor á la cuidadosa guarda<br />

<strong>de</strong> la virtuosa doncella, á que él no podia aten<strong>de</strong>r como<br />

quería, por estar ocupado y metido en los negocios <strong>de</strong> su<br />

empleo <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte. Mas habría sido muy fatal para<br />

nuestra santa esta con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su padre, si Dios<br />

no hubiese velado <strong>de</strong> un modo particular sobre su custodia.<br />

Había en casa <strong>de</strong> la hermana una criada vieja, mas<br />

cargada <strong>de</strong> malicia que <strong>de</strong> años; la cual con lisonjas, con<br />

caricias y con todas las astucias que supo sugerirle su<br />

malicia, procuró inspirar á Juana el amor profano, y apar-

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