Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 19.
siervo de Dios, la confinidad de las hijas llamadas de la
€ru2, obligadas por voló á enseñar á las ñiflas pobres.
Kn este mismo año tres otras siervas del Sefior, fueron movidas
y guiadas de san Vicente á fundar nueva comunidad
de mujeres, con líluio de santa Genoveva, m lan\o destinadas
ála educación de las niñas, cuanto á formar buenos
aiaestras, y recibir á los ejercicios espirituales á todo
género de mujeres. Del gran valor de san Vicente se valieron
el cardenal Rochefoucault, para la reforma de los
eíinónigos regulares de Francia: Alano de Solminbiac,
saiitísiino obispo de Cahors , para restablecer á los que
llaman de la Gancellata; y el célebre Carlos Froment, fundador
de estrecha observancia en el órden de Grammonte,
para efectuar sus santos designios. En suma basta decir,
que como lo refiere el obispo de Rhodes , apenas se hallará
en Francia órden religioso, antiguo y moderno, que
no profese agradecimientos á san Vicente.
Año de 1638 dió el santo fundador mejor forma do noviciado
á su congregación. Fntre cuarenta mozos admitió
a Kenalo Almerás , consejero real, que fué después su
inmediato sucesor en todo el generalato. Este, concluido
su año de aprobación , le pidió licencia para otro año:
eoncedióselo san Vicente; y estableció, aprobándolo la
sania sede, que en adelante pasasen dos años en el seminario
interno, los que fuesen admitidos en la congregación.
En este tiempo envió á Roma por negocios de su
congregación á Luis lírelton , misionero de conocida erudición
y piedad, quien entre tanto, por órden de san Vifleatfti
corrió la campaña de Roma , ejercitando sus ministerios
con los pobres pastores; y de esto la divina providencia
se abrió puerla para la primera fundación de flalia
en la ciudad de Roma. Enlrando el año 1639 , estimulado
san Vicente de su insaciable caridad , fundó en la parroquia
do San Loren?o dos escuelas, una para veinte mocitos
, y olra para veinte niñas , educándose y sustentándose
en un todo gralúilamenle ; y con este ejemplo dió
motivo á las otras semejantes escuelas, por esto llamadas
de la Caridad, que de mano en mano fueron introducidas
en las otras parroquias de aquella vasta ciudad.
líien sabidas son las horrendas calamidades, que poco
antes de la mitad del pasado siglo padecieron los dos ducados
de lorena y de Bar. La hambre y la peste , compañeras
ordinarias de una larga guerra , redujeron todo
aquel pais á estado , que no puede referirse sin horror. De
ta hambre basta solo contarse, que se arrebataban , y helios
pedazos se comian los niños; y esto hacían aun sus
P''fipias madres , y aun á «stas las mataban sus hijos, y
tas comían; y por gran castigo de Dios , de las selvas saá
tropas los lobos á despedazar niños y mujeres. Na-
"'e pensaba, ni podia remediar tanta calamidad, que pe-
^ el tesoro de un rey, mas pensóla y remedióla nuestro
cente. Hizo examinar por algunos zelosos sacerdotes de
811 Cor|giegacion, que envió , las miserias de aquellos pai-
^i,' ^e cuales^pasaron á París mas de doscientas donasi
quepcligraban, gran número de muchachos abannoh^08'
mucha pa^c de la plebe , y no pocas familias
fu ' á'quienes se juntaron oíros, que por evitar el
l0r del impío Gromwcl, huidos de Inglaterra , se refujt,0n
en Francia. A sus gastos sustentó el siervo de Dios,
as doncellas con las hijas déla Caridad, y los mucha-
08 en su casa de San Lázaro: á la plebe, que hacia junar
6,1 higar vecino á París , llamado Capilla , envió fre-
JU1 10. 367
cuentes y abundantes provisiones, é hizo con los suyos una
buena misión : finalmente , para los nobles juntaba en San
Lázaro cada mes un buen número de caballeros de París,
que movidos de las palabras y ejemplos suyos, contribuian
tanto , que cu cada junta no se recogía ménos de doscien -
tos escudos de oro: y en veinte años, que sobrevivió el
siervo de Dios , salieron de aquella junta para socorro do
dichos nobles unos cincuenta mil escudos de oro.
Para socorrer después á los que quedaban en aquellas
desoladas provincias , envió doce de sus sacerdotes , que
en solo diez años distrubuyeron á los necesitados mas de
un millón y seiscientas mil libras, sin los vestidos, ropa
blanca y utensilios para las iglesias. Y no solo los seglares
fueron socorridos de la caridad de san Vicente; mas
aun los religiosos de todo órden y sexo. Las monjas , que
por la hambre estaban para salir de sus clausuras , fueron
conservadas en ellas; y otras , que no se podían mantener
allí, fueron por su medio seguramente trasladadas á París,
donde fueron bien colocadas y asislidas. Ki debe pasarse
en silencio, que las inmensas limosnas buscadas, expendidas
en la Lorena por san Vicente , fueron honradas por
Dios con prodigiosos acaecimientos ; porque, según se refiere,
se ballarondichaslimosnas varias veces multiplicadas
entre las manos de los misioneros que las distribuian: y
asimismo se atribuyó á prodigio, que el hermano Maleo,
coadjutor de la congregación , pudiese hacer mas de cincuenta
viajes de París á Lorena , cargado de moneda, por
medio de los ejércilos, sin daño de los soldados , que despojaban
, y aun mataban á los pasajeros. En este tiempo
madama María de Ghavigni, viuda, noble y rica, vinoá
París á consultar á san Vicente sobre el piadoso deseo de
fundar en América un monasterio de Santa Ursula, para la
educación délas niñas del Canadá; y con aprobación suya,
pasóella allí con la famosa sóror María de la Encarnación,
del monasterio de Santa Ursula de Tours.
Año de 1639 visitó las casas de su congregación , dejando
por todas parles vestigios de piedad: y pasando por
la ciudad de Troya, libró instantáneamente á una afligida
religiosa , de molestísimas y envejecidas tentaciones. Mas
impedido de continuar esta visita por mas graves negocios,
que le detenían en París , se aplicó año de 16 Í0 á
fundar un hospital para los niños, que por malicia ó
miseria desús padres, quedan abandonados, llamados
expósitos. Nadie, antes que nuestro sanio , babia dado
eficaz remedio á esta necesidad, mayor de lo que se puede
decir; porque unos comidos de perros, otros por falla de
alimento, otros por violentos dormitorios , que les daban
las criadas de una vieja, á quien dichos niños eran encomendados
en una casa , que llamaban del Parlo , y otros
vendidos por vil precio á personas infames para malas
artes, ó por mamar leche infecta, por la mayor parle
morían en breve; y lo que era mas lastimoso , sin bautismo.
Había procurado san Vicente desde el año 1638 con
las damas de la Caridad, qne se encargasen de algunos de
aquellos infelices niños, como de hecho sacaron doce
por suertes, y encomendaron su crianza á las hijas de la
Caridad, junto á la puerta de San Víctor. A estos doce se
iban añadiendo otros, y otros , de mano en mano de la
piedad de aquellas damas; mas la infeliz suerte de los que
quedaban, locó tanto el corazón del siervo do Dios, que
llamado á junta general todas las damas, les habló con lal
eficacia, que no pudiendo ellas resistirse al espíritu que