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540 LA LEYENDA DE ORO.<br />
nagloria por haberlos bien repartido. Una vez predicando,<br />
se le ofreció un lindo conceplo, y púsosele <strong>de</strong>lante que seria<br />
bien guardarle para otro sermón; pero el Sefior interiormente<br />
le habló y le dijo: En tanto que guardares esto,<br />
no te darán otra cosa que digas: y así lo dijo luego. Otra<br />
vez oyéndole mucha gente, y con gran<strong>de</strong> aplauso y admiración,<br />
le vino una tenlacion <strong>de</strong> vamigioria, pareciéndole<br />
que le <strong>de</strong>cian : Mira qué <strong>de</strong> gente le oye, y con cuánta<br />
atención. Paróse un poco pensando si <strong>de</strong>jarla el sermón;<br />
masi'ntendiendo que esta era voz <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, volvió la<br />
cabeza atrás san Bernardo, y dijo: Ni por tí lo comencé,<br />
ni por ti lo <strong>de</strong>jaré; y prosiguió a<strong>de</strong>lante con su sermón. Con<br />
ser san Bernardo tan adornado <strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s , y un<br />
celestial prodigio en el mudo, una vez, estando muy malo<br />
y oprimido <strong>de</strong> una grandísima copia <strong>de</strong> flemas que le ahogaban<br />
y le quitaban la respiración , se arrobó ; y oslando<br />
como en éxtasis le pareció que le llevaban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l tribunal<br />
<strong>de</strong>l Sefior don<strong>de</strong> también oslaba el enemigo <strong>de</strong>l género<br />
humano para acusarle : y habiendo el maligno concluido<br />
su acusación , y puéstole los cargos, dándole tiempo para<br />
que se <strong>de</strong>scargase, él sin turbación alguna respondió <strong>de</strong><br />
esta manera: Yo confieso que soy indigno <strong>de</strong> la gloria<br />
eterna; mas mi Señor la posee por dos títulos, por ser<br />
Unigénito <strong>de</strong>l eterno Padre y here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l real reino celestial,<br />
y por haberle comprado con su sangre: él se contenta<br />
con el primero <strong>de</strong> estos dos títulos; y esto solo le<br />
basta: y <strong>de</strong>l segundo me hace á mi donación, y en virtud<br />
<strong>de</strong> ella tengo yo <strong>de</strong>recho al cielo. Quedó el perverso acusador<br />
confuso, y aquella forma <strong>de</strong> juicio y <strong>de</strong> tribunal <strong>de</strong>sapareció<br />
; y el santo varón volvió en sí, para que se vea<br />
cuán diferentes son los juicios <strong>de</strong> los pecadores y <strong>de</strong> los<br />
santos. Pero sigamos el curso <strong>de</strong> nuestra narración.<br />
Habia <strong>de</strong>seado el santo abad estarse toda la vida apartado<br />
en aquel rincón , <strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong> los hombres : pero<br />
el Sefior le sacó á luz, para que repartiese al mundo los<br />
tesoros y gracias que en su pobre celda habia allegado.<br />
Fué necesario que saliese <strong>de</strong> ella para reconciliar con la<br />
Iglesia romana á los cismáticos, para convencer públicamente<br />
á los Imrejes , y para promover en el bien y establecer<br />
en la paz á los católicos. Levantóse en tiempo <strong>de</strong> san<br />
Bernardo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Honorio sumo pontilice,<br />
un peligroso cisma en la Iglesia ; porque un romano principal<br />
llamado Pier-Leone, con malas artes tomó el nombre<br />
<strong>de</strong> Anacleto, y usurpó la cátedra <strong>de</strong> san Pedro, y se<br />
opuso al verda<strong>de</strong>ro pontífice Inocencio, II <strong>de</strong> este nombre.<br />
Hubo gran<strong>de</strong> escándalo y una muy peligrosa división en<br />
toda la cris'.iiuidad; porque en los principios no se podia<br />
tan fácilmente averiguar cuál <strong>de</strong> los dos, se habia <strong>de</strong> tener<br />
por legítimo sucesor <strong>de</strong> san Pedro y vicario general <strong>de</strong>l<br />
Sefior. Hacíanse en varias partes sínodos nacionales sobre<br />
este artículo : y especialmente en Francia fué convocado<br />
el concilio en la villa <strong>de</strong> Etampes: y para po<strong>de</strong>r con mayor<br />
luz y asistencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong>cidir una dificultad<br />
tan gran<strong>de</strong>, pareció al rey do Francia y á los mas principales<br />
prelados, que ante todas cosas se llamase al concilio<br />
al abad <strong>de</strong> Glaraval, por el gran<strong>de</strong> concepto que lodos tenían<br />
<strong>de</strong> su sabiduría y santidad. Llamáronle, y el santo<br />
abad constreñido <strong>de</strong> la obediencia <strong>de</strong> sus prelados, y <strong>de</strong><br />
la importancia <strong>de</strong>l negocio, vino Heno <strong>de</strong> temor y temblor,<br />
consi<strong>de</strong>rando la gravedad y peligro <strong>de</strong> lo que se habia <strong>de</strong><br />
tratar; aunque tuvo gran consuelo en el camino, y quedó<br />
muy animado con una visión y revelación <strong>de</strong>l Sefior. Lle-<br />
D1A 20.<br />
gado al lugar <strong>de</strong>l concilio, fue recibido como ángel <strong>de</strong>l<br />
cielo: y en la primera sesión, por común consenlimienío<br />
y á una voz, se <strong>de</strong>terminó que se pusiese aquella controversia<br />
en manos <strong>de</strong> san Bernardo, para que él la <strong>de</strong>terminase<br />
y todos siguiesen su parecer : que es cosa rarísima<br />
y gran<strong>de</strong> argumento <strong>de</strong> la eslima que todos tenían <strong>de</strong>l espíritu<br />
<strong>de</strong>l Sefior , que moraba y hablaba en él. Y aunque<br />
él procuró excusarse con su mo<strong>de</strong>stia, por parecerlc carga<br />
intolerable y sobre sus fuerzas ; finalmente vencido <strong>de</strong> los<br />
ruegos y <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong> aquella sagrada congregación,<br />
lo aceptó , confiado tanto en Dios , cuanto <strong>de</strong>sconfiado<br />
<strong>de</strong> sí. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber invocado el favor <strong>de</strong>l cielo y<br />
hecho todas las diligencias para acertar , <strong>de</strong>claró á Inocencio<br />
por sumo y verda<strong>de</strong>ro papa y pastor déla Iglesia,<br />
sin que hubiese en iodo aquel concilio persona que le contradijese<br />
y se opusiese á tal <strong>de</strong>claración; y con eslofué<br />
Inocencio obe<strong>de</strong>cido en el reino <strong>de</strong> Francia. Y porque el<br />
rey Enrique <strong>de</strong> Inglaterra se mostraba duro y <strong>de</strong> contrario<br />
parecer; el glorioso abad pasó á ella , y le persuadió que<br />
se conformase con lo que se habia <strong>de</strong>terminado en Francia,<br />
tomando sobre su conciencia cualquiera culpa que en hacerlo<br />
pudiese haber; y-el rey lo hizo: y para honrar mas<br />
al pontífice vino.á Francia, don<strong>de</strong> habia llegado como huyendo<br />
<strong>de</strong> Italia : é Inocencio en Chartres con gran<strong>de</strong> alegría<br />
<strong>de</strong> lodos le recibió, y le dió su bendición apostólica.<br />
Mas porque todavía en la provincia <strong>de</strong> Gascuña duraba el<br />
cisma, por la ambición <strong>de</strong> Gerardo obispo <strong>de</strong> Angulema,<br />
el cuál favorecido <strong>de</strong> Guillermo con<strong>de</strong> y príncipe po<strong>de</strong>roso,<br />
hacia gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>safueros; fué enviado <strong>de</strong>l papa el santo<br />
abad, para poner en razón al con<strong>de</strong>, y refrenar la tiranía <strong>de</strong>l<br />
nial obispo. Fué san Bernardo á Gascuña; habló al con<strong>de</strong> Guillermo,<br />
y procuró reducirle á la obediencia <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />
pastor; y lo mismo hicieron algunos obispos y personas<br />
religiosas: y aunque él vino en ello, nunca se quiso rendir<br />
á que volviesen á sus Iglesias les obispos que con violencia<br />
hablan sido echados <strong>de</strong> él. Mas viendo el santo la obstinación<br />
<strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, y que los medios humanos no aprovechaban<br />
, tomó los divinos ó hizo lo que aquí diré: fué á la<br />
iglesia, dijo misa, lomó el santísimo Sacramento sobre una<br />
patena en las manos, y salió al con<strong>de</strong>, que por estar excomulgado,<br />
no pedia entrar en la iglesia y estaba á la<br />
puerta; y con el rostro encendido que echaba llamas, y<br />
con los ojos centelleando, y con una voz terrible y espantosa<br />
, le habló <strong>de</strong> esta manera : Nosotros le habernos rogado,<br />
y tú nos has menospreciado. Todos estos siervos <strong>de</strong><br />
Dios le han suplicado; y tú no has hecho caso <strong>de</strong> ellos: he<br />
nquí el Hijo <strong>de</strong> la Virgen , cabeza y Señor <strong>de</strong> la Iglesia que<br />
tú persigues, viene á tu presencia. Este es tu juez, á cuyas<br />
manos ha <strong>de</strong> venir ta alma : ¿veamos si harás caso <strong>de</strong> él;<br />
si le volverás las espaldas , como las has vuelto á nosotros?<br />
A estas palabras tembló el con<strong>de</strong>: cayó en el suelo;<br />
y levantándose, tornó á caer sin po<strong>de</strong>r hablar, echando<br />
salivas y espumarajos por la boca, y espantado y atónito.<br />
Finalmente, hizo todo lo que el santo le mandó , y <strong>de</strong>spués<br />
trabó tan estrecha amistad (on él, que con sus santos<br />
consejos y dulces palabras, se trocó do tal manera<br />
que <strong>de</strong>jando el estado se retiró, é hizo muy áspera penitencia<br />
, y fué santo, y como <strong>de</strong> tal hace mención el Martirologio<br />
romano álos 11 <strong>de</strong> febrero. Mas el obispo Gerardo<br />
quedó obstinado en su malicia , y poco <strong>de</strong>spués se halló<br />
una mañana muerto en la cama, sin confesión ni viático-<br />
Después <strong>de</strong> esto persuadió san Bernardo al emperador Lo-