Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

m
LA LEYENDA
necesidades, y de los rogalillos que le daban como á nifio,
partia con los necesitados: y cuando no tenia qu6
dar , pedia a sus padres y á los de su casa, que le diesen
quedar por amor de Dios. Con los años naeia en Cayetano
el deseo de la perfección, y deseaba conocer y comunicar
á las personas espirituales para lomar sus consejos,
ó imitar sus virtudes, y huia de la compañía de gente liviana
y ociosa, porque no se le pegasen sus vicios. Frecuentaba
las iglesias y gustaba de los lugares solitarios,
por ser mas acomodados para su devoción. Por estas y
otras virtudes que resplandecían en el santo mancebo,
huian de él los malos y viciosos, como de reprensión de
sus vicios; y los buenos y virtuosos le amaban y buscaban
para alentarse á servir á Dios, y lodos le llamaban santo,
admirados de tanta pureza y perfección en tal edad.
Siendo de veinte y cinco años, solícito de la caridad
y deseo del bien délas almas, en una heredad suya hizo
una ermita, para que los labradores de la comarca tuviesen
cerca donde oirmisa los dias de fiesta. Concurrió al gasto
déla obra un hermano suyo mayor, llamado Bautista
Tiene, y entre los dos la dotaron de setenta ducados de
renta. En esto gastaba el tiempo y el dinero el santo mancebo,
nó en entretenimientos ni galas , como suelen los
otros mozos: antes cuidaba del aliño de su persona tan poco,
diciendo que el cristiano no ha de cuidar del adorno del
cuerpo, sino del adorno del alma, que su padre le reprendía
por ello ásperamente, quejándose de que deshonraba
su linaje con el trato y porte de su persona. No
daba el santo oidoá estas razonesdel mundo, respondiendo
con el silencio y sufrimiento, basta que un dia que su
padrele reprendió con mas eficacia, le pareció conveniente
dar satisfacción y volver no tanto por sí, cuanto por la
virtud: y aunque la respuesta fué muy cristiana, y las
razones muy prudentes ; solo porque las dijo con alguna
acrimonia, se culpó de atrevido y que había perdido el
respeto á su padre; y esta falta leve fué una de las culpas
que mas lloró y sintió toda su vida, mostrando en esto
la pureza de su alma y cuánto aborrecía las culpas graves,
pues una tan lijera le dió tan grande cuidado. Al
contrario , la madre de Cayetano gustaba mucho de verle
tan despreciador del mundo, y le amaba tanto, que el
santo, después de muerta su madre , llegó á temer que
padecería en el purgatorio grave pena por el demasiado
afecto que le había tenido; pero una religiosa sierva de
Dios le aseguró que saliendo su madre de esta vida, fué
presentada á la Reinado los ángeles, por mano de san
Miguel Arcángel y santa Mónica : y Cayetano confesó á la
misma religiosa, que él había encomendado á estos dos
santos el alma de su madre.
Sucedió la muerte de su madre estando el santo en Roma,
adonde le llevó, nó la ambición de puestos y dignidades
, sino el deseo de aprender la vida eclesiástica que ya
profesaba, de los mejores prelados que á la sazón florecían
en aquella córte déla Iglesia; aunque Dios le llevó
mas para maestro, que para discípulo, mas para que fuese
ejemplo á muchos, que no para que él aprendiese á
vivir de otros. Vivía en Roma con grande edificación,
frecuentando las iglesias y lugares sagrados, y ocupándose
en obras de misericordia, con que se ganó mucha eslimación
con los príncipes y prelados , y con el papa Julio
H, que presidia entonces en la Iglesia, y allegándose
á la fama de su virtud la nobleza de su sangre y sus
DE ORO. DÍA 7.
muchas letras , porque habia estudiado filosofía y teología
, y estaba graduado en ambos derechos , le honró el
sumo pontífice con la dignidad de protonotario apostólico,
y le hizo su camarero, pensando subirle á mayores dignidades
; pero todas eslas dignidades y las otras que podía
esperar no levantaban el corazón de Cayetano, ni
dívertian su espíritu de los "ejercicios de devoción y piedad
en que ántes se ocupaba. Ordenóse de sacerdote, y
procuraba cumplir perfectamente con las obligaciones de
tan alto oficio, para ser digno de ofrecer lodos los dias el
sacrificio del Sefior: lo cual hacia con mucha devoción
y aparejo. Entró en una congregación que se llamaba del
Divino Amor, y con su ejemplo enfervorizó á todos los
congregantes, y se aventajó á ellos en la perfección del
amor: que era su principal instituto. Por este amor mereció
un favor muy singular déla divina mano; y fué, que
estando una noche de Navidad en Santa María la Mayor,
se le apareció la Reina del cielo con sullijo; y se le puso
á Cayetano en sus brazos con el gozo y alegría de su corazón,
que se puede pensar.
Cada dia le daban mas en rostro á Cayetano las dignidades
y puestos altos del mundo; porque cuanto tienen
de altura, tienen de riesgo y precipicio; y considerando
que la gracia del papn y favor de los cardenales le prometían
grandes adelantamientos en la córte romana; para
huir estos peligros que tantos buscan, determinó salir de
Roma: y pidiendo licencia al sumo pontífice con un buen
pretexto, se volvió á Vincencia su patria. Aquí halló una
congregación de oficiales y gente humilde, pero devota
y ejemplar: pidió ser admitido en ella por hermano: y
los congregantes lo recibieron por padre y maestro; y él,
primero con obras y con palabras los enseñaba y enfervorizaba:
y advirlíendo que frecuentaban poco la sagrada
comunión, por ser poco usada en aquellos tiempos , aun
de los que trataban de perfección, les persuadió que comulgasen
tres veces cada semana , y el mismo santo los
comulgaba muchasvecesde su mano, y solía hacerles con
la^orma en las manos un sermón breve de las excelencias
de este santo Sacramento y provechos de recibirle á menudo.
Con el ejemplo do los congregantes y exhortaciones
del santo, se introdujo en otros muchos la frecuencia
de la comunión. Con la autoridad que le tenia san Cayetano
en la congregación, y veneración que le tenían, ínjrodujo
que los congregantes acudiesen á un hospital de
incurables, á ejercerla caridad con los enfermos, que necesitaban
bien de esta asistencia: y como él era el primero
en estos piadosos ejercicios, ninguno se excusaba,
y todos le imitaban y seguían; siendo de grande admiración
para toda la ciudad de Vincencia, ver un varón tan
noble é ilustre por su sangre, ocupado en tan humildes
ejercicios como le obligaba á hacer la caridad.
Mas estando también ocupado san Cayetano, su confesor,
que era un religioso de la órden de Predicadores,
inspirado de Dios, á lo que parece , le mandó que dejase
su patria , casa y parientes , y se fuése á Venecia, donde
hallaría en qué ejercitar su caridad. Obedeció Cayetano:
partióse á Venecia, llevando consigo loque pudo de su
patrimonio, como quien dejaba á su patria para no volver
á ella. En Venecia se fué derecho á un hospital, que llaman
el Hospital Nuevo, aunque de nuevo no tenia mas que
el nombre, y gastó en el reparo de su fábrica, que ya de
antigua amenazaba ruina, y en el regalo y cura de los