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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m M.<br />

JUNIO.<br />

iodos ? No sé cual esla mas fallo do ella ; aquel que no<br />

conoce á Dios, criador <strong>de</strong> todo el universo, y no le da<br />

toda honra ; ó aquel que lo <strong>de</strong>jó, y adora las cosas por él<br />

criadas, y les da el nombre divino, y ama las honras <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>monios y sucios simulacros. Dios es el extremo <strong>de</strong><br />

cuanto se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear, y fin <strong>de</strong>l mas encumbrado enlendimienlo<br />

: que la abundancia <strong>de</strong> la vana retórica está<br />

llena <strong>de</strong> mentiras, y os hace ensoberbecer, y caer <strong>de</strong>l<br />

estado perfecto á un triste y <strong>de</strong>sventurado, como a tí te<br />

ha sucedido , que diste oído á la elocuencia ; y estás con<br />

ella tan loco y soberbio, que te has mudado el nombre, y<br />

querido, que por religioso le llamen infiel y ajeno <strong>de</strong><br />

Dios. Luego que esto oyó el cruel apóstala, lleno <strong>de</strong> ira y<br />

furor mandó ten<strong>de</strong>r en el suelo á los mártires, y que<br />

cuatro hombres con cuatro duras correas los azotasen,<br />

hasta que sus cuerpos se bañasen en sangre : luego hizo<br />

que Ies agujereasen los pies y manos con clavos,y ¡os pusiesen<br />

en un palo , y que con ufias <strong>de</strong> hierro fuesen sus<br />

carnes <strong>de</strong>spedazadas. Así se ejecutó, y sus cuerpos santos<br />

fueron <strong>de</strong>shechos con crueldad gran<strong>de</strong>, y muchos pedazos<br />

<strong>de</strong>sús <strong>de</strong>licadas carnes caían por el suelo. En medio<br />

<strong>de</strong> tan gran tormento pusieron los ojos en el cielo, y con<br />

la boca y alma <strong>de</strong>cian ; ¡O Señor 1 que fuiste por los<br />

nialos clavado en el ma<strong>de</strong>ro y no triunfaras <strong>de</strong>l pecado,<br />

si así no hubieras pa<strong>de</strong>cido muerte <strong>de</strong> cruz; mira, Señor,<br />

como por tu amor estamos también clavados, para que<br />

así se puritlquen nuestras almas : y pues conoces la flaqueza<br />

<strong>de</strong> nuestra naturaleza, envia <strong>de</strong> lo alto fu faw,<br />

;il.v¡a este trabajo y mitiga esta crueldad y dolor. Confiados<br />

en tí, Señor, osamos recibir estos tan graves torjiientos;<br />

cuán crueles sean, y cuánto nos atormentan,<br />

OICQ lo ves; y así Jesús dulcísimo, pues estás pr onto para<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r, di.'lien<strong>de</strong> á tus siervos Manuel y sus dos henna-<br />

•íos. Mas ¡ ó benignísimo Señor! aun el ruego se está en<br />

los labio?, y ya tu sanio ángel les mitigó los dolores y<br />

<strong>de</strong>jó mas sanos que estaban, y esforzó para los <strong>de</strong>más<br />

tormentos. Entonces Juliano los mandó soltar <strong>de</strong>l tormenlo,<br />

y burlando <strong>de</strong> ellos, les dijo: ¿Veis, como hasta ahora me<br />

entretengo, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> daros tormentos mayores, pensando<br />

que habéis <strong>de</strong> mudar <strong>de</strong>intenlo? <strong>Los</strong> mártires gloriosos sufriendo<br />

mal estas palabras, llenos <strong>de</strong> mayor confianza le dijeron<br />

: No pienses ó enemigo <strong>de</strong> Dios, lo que hasta aquí; haz<br />

lo que mas quisieres ; que dispuestos estamos á pa<strong>de</strong>cer<br />

todas tus furias por el nombre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo,<br />

y todo nos será suave. Con todo, el apóstata cruel,<br />

teniendo esperanza <strong>de</strong> convencerlos, hizo apartar á Manuel,<br />

y comenzó con dulces palabras á persuadir á los dos<br />

que adorasen á sus dioses, diciéndoles mal <strong>de</strong> su hermano,<br />

porque los aconsejaba que solo á Cristo conociesen<br />

por Dios; y prometiólos gran<strong>de</strong>s honras, bienes y dádivas,<br />

81 le daban este gusto. <strong>Los</strong> santos gloriosos no pu<strong>de</strong>ndo<br />

ou- sus palabras; con gran<strong>de</strong> ánimo le dijeron á voces:<br />

í Por q^ |.e (..msas en buscar caminos para per<strong>de</strong>rnos? Si<br />

J10 has experimentado cuanto valemos, ni (e basta lo quo<br />

|a pasado no <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> hacer cuanto pudieres, pues tienes<br />

^0 maldita y cruel alma : pero si ya sabes nuestra fé;<br />

¿ por qué juzgas hemos <strong>de</strong> ser tan fáciles, que en un inslante<br />

nos mu<strong>de</strong>mos ? Pues ten por cierto que si acaso no<br />

"os volvemos locos, no hemos <strong>de</strong> honrar á vuestros ídolos<br />

falsos, heclios <strong>de</strong> lodo y piedra, sin saber mas que las<br />

piedras ; porque burlando <strong>de</strong> ellos, antes que nosotros<br />

wjo David con ospi; ilu divino; q»« serian semejantes<br />

á ellos, los que en ellos coníiaban. Turbado quedó con<br />

esías razones Juliano, y no pudiendo sufrir mas, les mandó<br />

quemar los costados para que ardiesen en fuego, asi<br />

como él se ardía en ira y furor. Ai'dian ios benditcs santos<br />

y daban gracias á Dios, no mirando á los presentes<br />

tormentos, sino á la eterna gloria que por ellos esperaban;<br />

antes <strong>de</strong>seaban pa<strong>de</strong>cer mas, y tan enamorados<br />

estaban <strong>de</strong> Cristo, que se olvidaban <strong>de</strong> su misma nalm a-<br />

leza. Juliano entonces mas ciego les dijo : ¿No sentís,<br />

como los dioses esperan vuestra conversión ; pues hacen<br />

que podáis sufrir tantos males ? A que respondieron : No<br />

tenemos nosotros que mirar á vuestros dioses, ó <strong>de</strong>sdichado,<br />

cuando tenemos á nuestro Dios y Señor Jesucristo:<br />

este sabemos, nos libra <strong>de</strong> los presentes dolores, y hace<br />

que <strong>de</strong>spreciemos el hierro y el fuego : porque ¿como <strong>de</strong><br />

otra suerte bastaria la carne y sangre; pues aun una piedra<br />

haría sentimiento ? Que si los <strong>de</strong>monios no le hubieran<br />

engañado y traído á su idolatría, en que estás<br />

ciego, tú verias la verdad, y nuestra razón. Temió el<br />

tirano que si mas los alormentaba, mayores afrentas le<br />

dirían; y así los <strong>de</strong>jó, y llamó á .Manuel, el cual también<br />

lo afrentó : con lo cual perdió la esperanza <strong>de</strong> vencerlos,<br />

y <strong>de</strong>sesperado, los mandó hincar clavos por las cabezas,<br />

y meter cañas por los uñas, y que al fin les cortasen las<br />

cabezas, y que <strong>de</strong>spués los quemasen, para que <strong>de</strong>spués<br />

los cristianos aun no pudiesen venerar sus cenizas. Cumpliéronlo<br />

todo ios crueles verdugos, y para <strong>de</strong>gollarlos<br />

subieron á un peñasco difícil <strong>de</strong> subir, que se <strong>de</strong>cia <strong>de</strong><br />

Constüniino, don<strong>de</strong> oraron asi ¡os invictos mártires : Recibe,<br />

Señor, en sacrificio esta muerle, que nos ha <strong>de</strong> dalla<br />

espada, y convierte á tu conocimiento esta gente que<br />

nos mira, ciega cauiiva <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio : dales. Señor, tal<br />

bizquea tí solo conozcan por Dios, y á lí sulo adoren.<br />

En acabando estas palabras, oyeren una voz <strong>de</strong>l cielo, que<br />

Ies dijo : «Venid á recibir las coronas <strong>de</strong> la gloría ; pues<br />

magníficamente se lian acabado vuestras batallas;» y<br />

luego les fueron corladas las cabezas, siendo aquel día á<br />

¡os 17 <strong>de</strong> junio. La piedra se abrió al instanle, y récibiá<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí los sanios cuerpos. <strong>Los</strong> verdugos que esto<br />

vieron, y que no podían ya quemarlos, como babia mandado<br />

e! inicuo emperador, echaron á huir; y los que<br />

présenlos estaban creyeron en el Señor: y habiendo estado<br />

allí muchos cristianos dos días en oración, repentinamente<br />

el peñasco les volvió los santos cuerpos, llenos<br />

<strong>de</strong> admirable olor, y ellos los llevaron y sepultaron suntuosamente,<br />

y <strong>de</strong>spués hicieron infinitos milagros. El<br />

cruel Juliano no quedó sin castigo <strong>de</strong> haber quebrantado<br />

la palabra á Dios y á ios embajadores ; porque el rey<br />

<strong>de</strong> Persía luego que supo su muerte, le hizo su guerra;<br />

y el enemigo <strong>de</strong> la paz fué también contra él, y venidos<br />

á la batalla, fué el malaventurado Juliano vencido, y<br />

herido en sus entrañas con celestial saeta, quedando escarnecido<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, que lo habían engañado, y<br />

también <strong>de</strong> los cristianos, que quedaron <strong>de</strong> él muy amenazados,<br />

cuando se partió para la guerra <strong>de</strong>rersia. Kscribierou<br />

la vida <strong>de</strong> estos gloriosos mártires los grieges<br />

en su Menologio, Melafraste en sus vidas, Nicéforo Calixto<br />

en el ¡ib. x <strong>de</strong> su Ilisl. Eclesiásf., cap. 11; Lipomano,<br />

lom. vi; Surio, lom. m; Sanctcro, el Martirologio romano,<br />

y Baronio en sus anotaciones, y en el lom. iv <strong>de</strong> sus<br />

Anales, año 362, n. i i Quien mal anda, en mal acaba;<br />

y como se vive se muere, son adagios coiaunos, que<br />

m

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