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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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da , <strong>de</strong> que no volviese á ella. <strong>Los</strong> padres á la mañana,<br />

cuando quisieron ver ásu hijo, no le hallaron en su casa; y<br />

sabiendo lo que pasaba, quedaron atónitos y como fuera<br />

<strong>de</strong> sí, la madre en un perpetuo llanto, la esposa <strong>de</strong>shaciéndose<br />

en lágrimas, y el padre enviando por todas parles<br />

criados, que le <strong>de</strong>scubriesen á su hijo y le fuesen á<br />

los alcances. Por el rastro y senas, que algunos <strong>de</strong> ellos<br />

tuvieron, llegaron á E<strong>de</strong>sa , don<strong>de</strong> Alejo estaba; pero con<br />

la penitencia, ayunos, y hábito <strong>de</strong> pobre méndigo , le hallaron<br />

tan trocado en el rostro, y en la habla , que le dieron<br />

limosna y no le conocieron , aunque fueron conocidos<br />

<strong>de</strong> él: y tuvo por gran merced y regak) <strong>de</strong> Dios , que le<br />

hubiese puesto en estado, y hecho tan pobre, que recibiese<br />

limosna <strong>de</strong> sus criados. Diez y siete aflos estuvo Alejo,<br />

<strong>de</strong>spués que salió <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> sus padres en esta pobreza,<br />

abatimiento y menosprecio <strong>de</strong>l mundo, sin ser<br />

conocido <strong>de</strong> los hombres ; pero muy favorecido y regalado<br />

<strong>de</strong> Dios, No <strong>de</strong>jaban ios rayos <strong>de</strong> su virtud <strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>cer<br />

, y mover á los que le miraban con admiración<br />

<strong>de</strong> su santidad, y á poner los ojos en él. Acrecentóse la<br />

buena opinión, que <strong>de</strong> él tenían , con una revelación que<br />

tuvo el sacristán <strong>de</strong> aquella iglesia, en cuyo portal vivia<br />

Alejo. Ilablóle la imagen <strong>de</strong> nuestra Sefiora , que allí estaba<br />

, y <strong>de</strong>claróle, cuan grato era á Dios aquel su siervo<br />

que moraba en aquel portal, y cuanto podían sus oraciones<br />

, en el divino acatamiento. Divulgóse esto entre la<br />

gente, y mirábanlo ya como á santo : y él por huir <strong>de</strong> la<br />

honra que le hacían, acordó partirse <strong>de</strong> E<strong>de</strong>sa , ó irse en<br />

romería á Tarso <strong>de</strong> Cilicia á visitar un templo famoso , que<br />

allí había, <strong>de</strong>l apóstol san Pablo. Para esto se embarcó, y<br />

por voluntad <strong>de</strong> Dios tuvo una tempestad en el mar, y <strong>de</strong><br />

una en otra parte llegó á Italia, y se halló en el puerto do<br />

Ostia ; y con particular inspiración é impulso <strong>de</strong> Dios, que<br />

1c guiaba, <strong>de</strong>terminó entrar en Roma, y para no ser pesado<br />

á nadie y tener que pa<strong>de</strong>cer mas, y triunfar mas gloriosamente<br />

<strong>de</strong> sí y <strong>de</strong>l mundo, irse á la casa <strong>de</strong> sus mismos<br />

padres, don<strong>de</strong> entendía, que al cabo <strong>de</strong> tantos años,<br />

por estar tan <strong>de</strong>sGgurado y trocado , no sería conocido.<br />

Después do haber visitado en Roma algunas iglesias y<br />

sanios lugares, y armádose con el favor <strong>de</strong>l cíelo contra<br />

las tentaciones, que se habían <strong>de</strong> ofrecer, yendo á casa<br />

<strong>de</strong> su padre Eufemiano , le topó en la calle con gran<strong>de</strong><br />

acompañamiento <strong>de</strong> criados, conforme á su estado, y se<br />

le puso <strong>de</strong>lante, y le dijo: Por amor <strong>de</strong> Dios te pido, Señor,<br />

que me man<strong>de</strong>s recoger en un rincón <strong>de</strong> tu casa y sustentarme<br />

con las migajas que caen <strong>de</strong> tu mesa; que yo no te<br />

seré cargoso , ni á tu familia importuno. Usa conmigo <strong>de</strong><br />

la caridad y limosna que usas con todas las personas necesitadas,<br />

y miserables, así Dios mire por todas tus cosas, do<br />

quiera (pie estuvieren, y les dé remedio, y quien bien les<br />

haga. Enternecióse con estas palabras Eufemiano, acordándose<br />

<strong>de</strong> su hijo Alejo , que le tenia <strong>de</strong>lante, y no le<br />

conocía: mandóle recibir en su casa; y á un criado suyo,<br />

que tuviese cargo <strong>de</strong> él. Estele aposentó en una camarilla<br />

estrecha y oscura, en el portal <strong>de</strong> la casa, don<strong>de</strong><br />

estuvo el santo otros diez y siete anos disfrazado y encubierto<br />

, pa<strong>de</strong>ciendo <strong>de</strong> los criados y do la otra gente , que<br />

entraba y salía , gran<strong>de</strong>s molestias y baldones : porque<br />

como él era tan recogido , estaba en traje <strong>de</strong> hombre pobre<br />

y abatido , y en las córtes los pajes y gente moza<br />

suele ser tan poco cortés y comedida ; tomaban la santidad<br />

<strong>de</strong> Alejo por materia <strong>de</strong> risa y entretenimiento, y<br />

LA LEYENDA DE ORO. DÍA l?<br />

como si fuera un simple é insensato, le daban bofetadas,<br />

mesábanle, pelábanle las barbas , echaban sobre él cosas<br />

inmundas, y hacíanle befas y agravios; y el santo lo llevaba<br />

todo con gran paciencia y alegría, por verse trafado<br />

en casa <strong>de</strong> sus padres <strong>de</strong> aquella manera por Dios. Pero no<br />

era esta la mayor tentación, ni la mas dura pelea, que tuvo<br />

Alejo, sino otra que ningún pecho pudiera vencer, sino el<br />

que fuese tan fuerte como el suyo, y tan armado <strong>de</strong> gracia<br />

<strong>de</strong> Dios. Porque su madre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día que se partió <strong>de</strong> su<br />

casa, nunca <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> suspirar por él, y su esposa viéndose<br />

antes viuda que casada , <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche daba<br />

gritos al cielo, y <strong>de</strong>rramaba ríos <strong>de</strong> lágrimas en aquella<br />

misma casa , en la cual él la <strong>de</strong>jó, y <strong>de</strong> ella nunca se había<br />

querido partir. La madre <strong>de</strong>cia : ¡ O hijo <strong>de</strong> mis entrañas!<br />

O Alejo mió, ¿ dón<strong>de</strong> estás ? ¿ Para qué te <strong>de</strong>seé<br />

yo ? ¿ O para que te pedí á Dios ? ¿ O para qué él te me<br />

concedió ? sino para que fueses báculo <strong>de</strong> mi vejez, honra<br />

<strong>de</strong> mi casa , señor <strong>de</strong> mi hacienda , y nó para que me<br />

<strong>de</strong>jases sola, triste, llorosa, viviendo muerta con lu<br />

ausencia, y con un prolijo martirio <strong>de</strong> tantos años, dando<br />

cada dia el alma á Dios. Una vez te parí , y los mismos<br />

dolores <strong>de</strong> parto, que entonces tuve, me fueron causa <strong>de</strong><br />

gozo y alegría, por ver 'here<strong>de</strong>ro en mi casa ; y ahora<br />

otros nuevos"y mas <strong>de</strong>sapiadados dolores me atormentan,<br />

por haber perdido el gozo <strong>de</strong> mi corazón, y salido en vano<br />

mis esperanzas. A estas voces tan lastimosas respondían<br />

otras <strong>de</strong> la esposa no ménos tiernas y llorosas , que <strong>de</strong>cia<br />

: O esposo mió dulcísimo , ¿ cómo me <strong>de</strong>jaste ? Si no<br />

querías hacer vida conmigo ; ¿ para qué me tomabas por<br />

mujer? ¿Tomásteme para <strong>de</strong>jarme? ¿En qué te ofendí?<br />

¿ Qué disgusto te di ? ¿ Qué viste en mí, que te <strong>de</strong>sagradase<br />

, y que te hiciese huir <strong>de</strong> mí, como si fuera tu enemiga<br />

? ¿Para todos eres gracioso y amoroso ; y para m í<br />

sola duro y cruel ? ¿ En dón<strong>de</strong> estás ? ¿ Cómo no vienes?<br />

¿ Cómo no me das nuevas <strong>de</strong> tí? ¿ Eres vivo,ó eres muerto<br />

? ¿ Estás en Italia, ó fuera <strong>de</strong> ella ? ¡Ay ! que no siento<br />

tanto^ni dolor, como el no saber dón<strong>de</strong> estás , ó cómo<br />

estás, porque mas te quiero á tí que no á mí, y mas <strong>de</strong>seo<br />

tu vida qae la mía ; pues que para mí, estando sin<br />

tí, ya el mundo se acabó. ¿ Piensas , que por haber tanto<br />

que no te veo , estoy olvidada <strong>de</strong> tí, ó que se ha mitigado<br />

mi dolor ? No es así; porque ni mi dolor se pue<strong>de</strong> mitigar<br />

con el discurso <strong>de</strong>l tiempo , ni el amor, con que yo una<br />

vez te entregué mi corazón, disminuirse con lu ausencia.<br />

Estas voces, acompañadas <strong>de</strong> gemidos y lágrimas, llegaban<br />

á los oídos <strong>de</strong> Alejo, y combatían su corazón, que por<br />

ser <strong>de</strong> carne , no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentir la pena <strong>de</strong> su madre<br />

y esposa, á quienes él tanto amaba. Y doblábase<br />

sus penas, con verlas algunas veces pasar , entrando ó<br />

saliendo por la puerta <strong>de</strong> la casa, y con oir referir á los<br />

criados el continuo llanto en que estaban, y la tristeza<br />

<strong>de</strong> su corazón, y que la causa <strong>de</strong> ella era la ausencia do<br />

Alejo, y no saber don<strong>de</strong> estaba. Pero (¡ ó virtud <strong>de</strong> Dios!<br />

¡ ó gracia <strong>de</strong>l cíelo, que así esfuerzas al corazón flaco, y<br />

le haces triunfar con tan ilustre victoria <strong>de</strong> tan crueles, y<br />

fieros enemigos!) en gran<strong>de</strong> peligro estuviera Alejo <strong>de</strong> ser<br />

vencido, si el Señor no estuviera á su laclo , y le hubiera<br />

puesto en aquella ocasión : porque los hombres flacos han<br />

<strong>de</strong> huir las ocasiones, especialmente las que son la"<br />

peligrosas, y en que los mas fuertes suelen caer: mas<br />

ciiaiulo Dios nuestro Señor es el que guia y mueve al hombre<br />

, y le pone en ellas en medio <strong>de</strong> las llamas no so que-

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