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DÍA 4. JULIO. 295<br />
wenzó á perseguirle y procurarle la nmerte. Para esto envió<br />
genle que le matasen <strong>de</strong> cualquiera manera que le pudiesen<br />
haber. No hay cosa segura <strong>de</strong> la potencia <strong>de</strong> un ti-<br />
•"ano po<strong>de</strong>roso y furioso, si Dios no toma la mano para su<br />
<strong>de</strong>fensa, como la lomó aquí para amparar esta vez á san<br />
Laureano y no <strong>de</strong>jarle caer en el lazo que le hablan armado.<br />
Envióle un ángel mandándole que saliese luego <strong>de</strong><br />
aquella ciudad, don<strong>de</strong> no le oian ni le merecían, y se fuese<br />
don<strong>de</strong> lo mereciesen y oyesen. Revelóle también, que<br />
al cabo con corona <strong>de</strong> mártir daria fin á sus dichosos dias:<br />
No lar<strong>de</strong>s (dijo el ángel); porque esta ciudad por sus pecados<br />
ha <strong>de</strong> ser castigada <strong>de</strong> Dios con sequedad, hambre y<br />
Pestilencia; hasta que teniendo dolor <strong>de</strong> sus culpas, y enriquecida<br />
<strong>de</strong> tres reliquias, alce Dios su mano y la remedie.<br />
Levantóse san Laureano, y con mucha <strong>de</strong>voción dijo<br />
«lisa: convocó al pueblo y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la maíiana hasta las tres<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l mediodía les predicó penitencia y les cxorló á<br />
volverse á Dios, y aplacarle con oraciones, limosnas y lágrimas<br />
para que alzase su ira y el azote con que los amenazaba.<br />
Tomó su báculo, y ro<strong>de</strong>ó parte <strong>de</strong> la ciudad, llorando<br />
y dando voces y diciendo: Haced penitencia y mirad,<br />
que está Dios enojado y licne levantado el brazo para<br />
herirnos. Salió <strong>de</strong> Sevilla, y en el camino sanó aun ciego.<br />
Entró en un navio y aportó á Marsella, y allí resucitó á un<br />
hijo <strong>de</strong> un hombre principal. De allí pasó á Italia, y llegó á<br />
Uoma sanando muchos enfermos por el camino. En Roma<br />
visitó al sumo pontífice, y consolóse con él, comunicándole<br />
su vida y los negocios <strong>de</strong> su Iglesia. Dijo misa <strong>de</strong> pontiflcal<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l papa el dia <strong>de</strong> la Cátedra <strong>de</strong> san Pedro, y<br />
a^ sanó á un viejo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño estaba tullido <strong>de</strong> piés<br />
y ^anos. Habiendo cumplido con su <strong>de</strong>voción y negocios<br />
^ Roma, se partió para visitar el cuerpo <strong>de</strong> san Martin en<br />
• rancia, y habiéndole visitado y hecha <strong>de</strong>vola oración,<br />
tuvo revelación, que venían por parte <strong>de</strong>l rey Totilaalgunos<br />
soldados á matarle. No se turbó el santo, ni se congojó<br />
ántes encendido <strong>de</strong> amor <strong>de</strong>l Señor, y <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong>l martirio,<br />
salió á buscarlos, y encontrándose con ellos en un<br />
campo raso y siendo conocido <strong>de</strong> ellos, dieron en él y le<br />
cortaron la cabeza. En acabándosela <strong>de</strong> cortar, los matadores<br />
sobresaltados y <strong>de</strong>spavoridos echaron á huir; y el<br />
santo, así muerto como estaba, les dió voces que volviesen<br />
Y llevasen su cabeza áTolila como se les habia mandado.<br />
Ellos la tomaron y la llevaron , y el tirano cuando la vió y<br />
supo lo que había pasado, la envió á Sevilla, y con su entrada<br />
respiró aquella ciudad y cesó la sequedad, hambre<br />
y pestilencia con que habia sido azotada y afligida <strong>de</strong>l Se<br />
ftor por sus pecados. El cuerpo <strong>de</strong>l santo sepultó Eusebio»<br />
obispo <strong>de</strong> Arles, en la iglesia <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Bourges,<br />
Por una divina revelación que tuvo. Basco dice, que la<br />
'«uerle <strong>de</strong> este santo fué el a fío <strong>de</strong> 544. Hacen mentl(in<br />
<strong>de</strong> él los Martirologios romano, el <strong>de</strong> Beda, Usuard0,<br />
y Adon, y el car<strong>de</strong>nal Baronio en sus Anotaciones<br />
SAN UDAI.BICO, OBISPO Y CONFESOR.—La vida <strong>de</strong> Udalri-<br />
^0> obispo <strong>de</strong> Augusla, escribió Bernon abad, y la trac<br />
lay Lorenzo Surio en su cuarto tomo, y fué <strong>de</strong> esta ma-<br />
Nació Udalrico <strong>de</strong> los ilustres con<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dilinga: su<br />
padre se llamó Hupaldo y su madre Tierburga. Destetó-<br />
^nle á los tres meses <strong>de</strong>spués que nació, y comenzó <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
niño á dar indicios <strong>de</strong> la gran santidad que habia <strong>de</strong> terieren<br />
vida, y sus padres que eran piadosos, le entregaron<br />
á los monges <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> san Galo, para que le<br />
'"senason letras humanas y virlu<strong>de</strong>s divinas. Sintió Inn<br />
gran dulzura por la contemplación <strong>de</strong> Dios en aquel convento<br />
el santo mozo, que <strong>de</strong>terminó hacer divorcio con el<br />
mundo y abrazarse con la vida religiosa; y hubíéralohecho,<br />
si una santa doncella que se llamaba Viverata, quo<br />
vivía entre cuatro pare<strong>de</strong>s con fama <strong>de</strong> gran santidad, no<br />
se lo hubiera estorbado, diciéndole que aun no era tiempo.<br />
Volvió á casa <strong>de</strong> sus padres, y ellos viendo que su hijo<br />
estaba bien instruido en las ciencias, le encomendaron al<br />
obispo <strong>de</strong> Augusla, que á la sazón era Adalberon, varón<br />
santo y venerable; y él le tomó á su cargo, y conociendo<br />
su gran caudal <strong>de</strong> virtud y ciencia, le trató muy familiarmente,<br />
y se sirvió <strong>de</strong> él para las cosas <strong>de</strong> casa y<br />
para los negocios <strong>de</strong> fuera con gran provecho <strong>de</strong> toda la<br />
Iglesia.<br />
Vínole <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ir á Roma para visitar los sagrados cuerpos<br />
<strong>de</strong> los príncipes <strong>de</strong> los apóstoles san Pedro y san Pablo,<br />
y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más santuarios <strong>de</strong> aquella ciudad. Llegado<br />
á ella nuestro Udalrico, fué recibido <strong>de</strong>l sumo pontífice con<br />
mucho amor y benignidad: el cual le preguntó, quién era,<br />
y como él respondiese que era alemán <strong>de</strong> nación, y<br />
clérigo y familiar <strong>de</strong> Adalberon, obispo <strong>de</strong> Augusta, le dijo<br />
el papa: Tu obispo Adalberon ya es muerto, y Dios quiere<br />
que tú le sucedas en el obispado, y te encargues <strong>de</strong> la cura<br />
pastoral <strong>de</strong> aquella Iglesia. Turbóse el santo oyendo lo<br />
que le <strong>de</strong>cia el pontífice, teniéndose por indigno: y temblando<br />
y confuso, se escondió y huyó <strong>de</strong> Roma: y el papa,<br />
sabiéndolo, nombró á Hiltonio por obispo, diciendo: Si<br />
ahora que hay quietud y bonanza en la Iglesia <strong>de</strong> Augusla,<br />
no la quiere Udalrico, él sei'á forzado á tomarla, cuando<br />
esté turbada y <strong>de</strong> muchas ondas combatida, y así fué;<br />
porque <strong>de</strong> allí á quince años habiendo pasado á mejor vida<br />
Hiltonio, sucesor <strong>de</strong> Adalberon, por voluntad <strong>de</strong>l rey Enrique<br />
y <strong>de</strong> todo el pueblo fué forzado Udalrico á aceptar aquella cátedra<br />
pontifical. Después que la aceptó, dió muestras <strong>de</strong> su<br />
rara santidad, é hizo oficio <strong>de</strong> cuidadoso y vigilante pastor.<br />
Estaba siempre ocupado en oración ó en la lección <strong>de</strong><br />
cosas sagradas, afligía su cuerpo ásperamente, nunca comía<br />
carne, y siempre tenia á su mesa muchos pobres, á<br />
quienes daba <strong>de</strong> comer y <strong>de</strong> vestir líberalmente. Sus palabras<br />
eran pocas, sabias y eficaces, para persuadir lo que<br />
quería, y sus sentencias graves y <strong>de</strong> mucho peso. Decia<br />
misa con admirable <strong>de</strong>voción y ternura, y un dia estando<br />
ocupado en este sagrado misterio al tiempo que extendió<br />
la mano para tomar la hostia y consagrarla, fué vista <strong>de</strong><br />
los que estaban presentes, otra mano que venía <strong>de</strong>l cielo y<br />
sejuntaba con la <strong>de</strong>l santo obispo para ayudarle á hacer<br />
aquella divina consagración. Otra vez queriendo una noche<br />
reposar un poco, le apareció santa Afra, mártir <strong>de</strong> Augusta,<br />
con un rostro hermoso y vestido <strong>de</strong> una ropa preciosa,<br />
y le sacó al campo, y allí halló al apóstol san Pedro<br />
que estaba senlado entre una gran mullítud <strong>de</strong> santos que<br />
pedían á Dios venganza <strong>de</strong> los que los habían atribulado y<br />
perseguido, y todos clamaban contra Armelofo, duque <strong>de</strong><br />
Baviera, vivo, porque habia <strong>de</strong>struido muchas iglesias y<br />
monasterios, y dado las rentas <strong>de</strong> ellos á los legos; y <strong>de</strong><br />
común sentencia <strong>de</strong> lodos aquellos santos, Armelofo fué<br />
con<strong>de</strong>nado. Otras muchas revelaciones le hizo nuestro Señor,<br />
<strong>de</strong>scubriéndole lo que habia <strong>de</strong> venir, mucho ántes<br />
que viniese. Tuvo gran cuidado <strong>de</strong>. reparar sus iglesias<br />
caídas por antigüedad, ó quemadas ó <strong>de</strong>struidas <strong>de</strong> los<br />
enemigos; pero mucho mas <strong>de</strong> edificar y reparar las almas<br />
perdidas por pecados y malas costumbres. Especialmente