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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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406 LA LEYENDA DE ORO.<br />

Simón <strong>de</strong> Monfort, que era el capitán general <strong>de</strong>l ejército<br />

católico, salió <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong>Moruel, don<strong>de</strong> estaba cercado<br />

con obra <strong>de</strong> ochocientos caballos y mil infantes, los cuales<br />

habiéndose primero confesado y recibido el santísimo Sacrainenío<br />

<strong>de</strong>l altar, con gran<strong>de</strong> Ímpetu acometieron á los<br />

enemigos que eran mas <strong>de</strong> cien mil hombres, y los hicieron<br />

afrentosamente volver las espaldas, y muñeron <strong>de</strong><br />

ellos mas <strong>de</strong> veinte mil á cuchillo, sin otros muchos que<br />

echándose al agua por huir y librarse, perecieron, fue esta<br />

victoria muy señalada y muy gloriosa, si se mira el ejército<br />

tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los enemigos y los príncipes y señores<br />

quehabia en él; y el pequeño número déla gente que tenia<br />

el con<strong>de</strong> Simón <strong>de</strong> Monfort, que era valeroso príncipe, y<br />

como tal se resolvió en querer mas morir en el campo,<br />

como esforzado caballero, que encerrado entre puertas<br />

como oveja eolnr<strong>de</strong>, pues no hahia para (pie serlo contra<br />

los enemigos <strong>de</strong> Dios: el cual animó á los pocos<br />

soldados <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, y con la gracia <strong>de</strong>l santísimo Sacramento<br />

<strong>de</strong>l altar, los esforzó <strong>de</strong> tal manera, que se<br />

<strong>de</strong>terminaron , ó corno soldados guerreros , á alcanzarla<br />

victoria, ó á morir como cristianos mártires. El<br />

bienaventurado santo Domingo, mientras peleaban estaba<br />

orando por ellos, alzando las manos á Dios y <strong>de</strong>rramando<br />

muchas lágrimas; y dió con su oración (como otro<br />

Moisés á Josué) victoria á los soldados católicos, y no<br />

faltaron <strong>de</strong> ellos sino seis ó siete; para que se vea cuán en<br />

la mano <strong>de</strong> Dios está vencer con pocos á muchos, por la<br />

intercesión <strong>de</strong> sus santos, cuando llenos <strong>de</strong> le, esperanza<br />

y amor, se lo suplican. Viendo el con<strong>de</strong> Simón <strong>de</strong>Monfort<br />

y el obispo <strong>de</strong> Tolosa , la santidad <strong>de</strong> santo Domingo,<br />

y las gran<strong>de</strong>zas y maravillas que Dios obraba por él, le<br />

hicieron donación <strong>de</strong> mucha hacienda , para sustentarse<br />

á sí y á todos los que andaban con él; porque aun entonces<br />

no habia comenzado su or<strong>de</strong>n, que cuando la fundó,<br />

hizo renunciación <strong>de</strong> toda manera <strong>de</strong> hacienda, en la forma<br />

que abajo se dirá. Mas el santo estaba taa entero á arrancar<br />

<strong>de</strong> la tierra á los herejes, que no <strong>de</strong>jaba cosa por<br />

hacer, qué pudiese aprovechar para alumbrarlos y <strong>de</strong>sengañarlos<br />

, así en su persona, haciendo muchas penitencias<br />

, y orando <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche y <strong>de</strong>rramando rios <strong>de</strong><br />

lágrimas por ellos, y predicándoles y enseñándoles las<br />

verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra santa fé, y convenciéndolos con sus<br />

disputas , como aconsejando á los capitanes , y animando<br />

á los soldados, y exhortando á lodos los fieles católicos<br />

que enmendasen sus vidas, y encomendasen á Dios aquella<br />

causa, y fuesen <strong>de</strong>votísimos déla Virgen María nuestra<br />

Señora, y'quc le rozasen con <strong>de</strong>voción el rosario, meditando<br />

los sagrados misterios <strong>de</strong> él; porque <strong>de</strong> esta manera<br />

alcanzarían la victoria <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> la fé católica, y<br />

o! cumplimiento <strong>de</strong> todos sus buenos <strong>de</strong>seos. Algunos compañeros<br />

tuvo el bienaventurado padre en esta gran<strong>de</strong> empresa<br />

, que, (como dijimos) se llegaron á él y le ayudaron<br />

en ella con gran<strong>de</strong> zelo <strong>de</strong> las almas , y poco á poco se<br />

comentó una junta <strong>de</strong> predicadores apostólicos.<br />

Como el santo vió la extrema necesidad que tenia la<br />

Iglesia <strong>de</strong> semsjaiites varones, y el copioso fruto que hablan<br />

hecho aquellos pocos que estaban con él, y que Dios<br />

le iba abriendo el camino y disponiendo las cosas <strong>de</strong> manera<br />

, que se podian esperar otros mayores ; movido <strong>de</strong>l<br />

Espíiiu Santo, <strong>de</strong>terminó ir á Roma para dar cuenta al<br />

: uino pontífice Inocencio 111 <strong>de</strong> lo que se hahia hecho en ef<br />

condado <strong>de</strong> Tolosa, y <strong>de</strong>l estado en cue estaban las cosas<br />

DIA 4,<br />

<strong>de</strong> los herejes, y <strong>de</strong> la necesidad que habia <strong>de</strong> acudir a<br />

ellas, y para ofrecerse él y sus compañeros para aquella<br />

empresa, y suplicarle que los tomase <strong>de</strong>bajo su protección<br />

y confirmase una religión que habia <strong>de</strong> tener por principal<br />

fin predicar el Evangelio , y ocuparse en la conversión<br />

<strong>de</strong> los pecadores y salvación <strong>de</strong> las almas. Ofreciósole<br />

al santo muy buena ocasión para ir a Roma, el celebrarse<br />

en ella aquel señalado, gran<strong>de</strong> y ecuménico concilio lateranense,<br />

en el cual so hallaron con el romano pontífice,<br />

mil doscientos ochenta y cinco prelados, y con ellos los<br />

embajadores <strong>de</strong> los emperadores <strong>de</strong> Constanlinopla y <strong>de</strong><br />

Alemania, y todos los reyes <strong>de</strong> la crisíiandad. A esle concilio<br />

iba Fulcon, obispo <strong>de</strong> Tolosa, gran varón y celoso <strong>de</strong><br />

la honra <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong> mucho ejemplo y aspereza <strong>de</strong> vida<br />

y <strong>de</strong>votísimo <strong>de</strong> santo Domingo, que le acompañó hasta<br />

Roma, y se valió <strong>de</strong> su medio y testimonio para alcanzar<br />

<strong>de</strong>l papa lo que pretendía. Y aunque el espíritu y santidad<br />

<strong>de</strong>l bíenavcn'.urado padre era á todos manifiesto, y la relación<br />

que daba <strong>de</strong> su vida y milagros el obispo <strong>de</strong> Tolosa<br />

bastaba para acreditar su persona , y el papa lo entendía<br />

así; nunca se acababa <strong>de</strong>resolveren dar licencia para insíiluir<br />

nueva religión: porque todas las obras <strong>de</strong> Dios tienen<br />

gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s y mayores en sus principios, y han <strong>de</strong><br />

pasar por el fuego <strong>de</strong> la contradicción; y para que tengan<br />

mas fundamento, nó sobre arena sino sobre la peña<br />

viva, ha <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>r mucho examen y mucha consi<strong>de</strong>ración.<br />

Pareció novedad aquella manera <strong>de</strong> vida que santo<br />

Domingo proponía al papa ; y por esto se <strong>de</strong>tenía. Y el <strong>de</strong>monio<br />

que barruntaba ei gran<strong>de</strong> daño que <strong>de</strong> ella le habia<br />

<strong>de</strong>venir, procuraba, cuanto pod¡aestorbar tan santa obra,<br />

hasta que Dios <strong>de</strong>scubrió su voluntad al pontífice, con una<br />

visión semejanteá la que para la confirmación déla ór<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>l bienaventurado san Francisco precedió, y fué así. Eslando<br />

el papa durmiendo una noche, le parecía en sueños<br />

que la Iglesia <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Letran se abría por todas<br />

partos y venia al suelo, y que santo Domingo con gran<br />

<strong>de</strong>nuedo ponía los hombros y la sustentaba y tenia en<br />

peso/Con este sobresalto dispertó y conoció que Dios escogía<br />

al santo varón para renaro <strong>de</strong> su Iglesia; y así lo<br />

mandó llamar al olro dia, y le animó y esforzó en sus<br />

santos propósitos, y le aconsejó que pusiese los ojos en las<br />

religiones antiguas y aprobadas por aquella santa silla, y<br />

que escogiese la regla <strong>de</strong> ellas que mas le amase para el<br />

insiilulo y manera <strong>de</strong> vida que pretendía y que volviese á<br />

él; que él le conce<strong>de</strong>ría loque <strong>de</strong>seaba. Y el santo, acabado<br />

el concilio, tomada la bendición <strong>de</strong>l sumo pontífice, volvió á<br />

Franela con mucha alegría, para comunicar y conferir aquel<br />

negocio con sus compañeros, y juntándose todos'con el<br />

bienaventurado padre, y precediendo mucha oración, se<br />

resolvieron en el Pruliano á tomar la regla <strong>de</strong>l gran doctor<br />

<strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong> san Agustín, y las constituciones y ceremonias<br />

particulares <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n pretcostratense, que en<br />

aquel tiempo era rigurosísima y <strong>de</strong> mucha penitencia y<br />

aspereza. Con esta resolución comenzaron en Tolosa á labrar<br />

una casa do san Román, acomodada para el estudio<br />

y recogimienío <strong>de</strong>sús personas: y para estar mas <strong>de</strong>sembarazado<br />

pora la predicación <strong>de</strong>l Evangelio, que el sumo<br />

pontífice le habia encargado; <strong>de</strong> común consentimiento,<br />

hicieron renunciación y <strong>de</strong>jación <strong>de</strong> todos los bienes, rentas<br />

y heredamientos que tenían, haciendo donación <strong>de</strong><br />

ellos á las monjas <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong>l Pruliano.<br />

Con esta <strong>de</strong>terminación tornó sanio Domingo á Roma, pa-

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