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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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uu 7. MAYO. I !<br />

fortuna, lo que por ventura parecerá á alguno mas admirable<br />

en este santo pontífice, á quien nó la carne<br />

y sangre inspiraba, sino Dios que está en los cielos. A<br />

Miguel y Gerónimo, sobrinos <strong>de</strong> hermano, y mas cercanos<br />

<strong>de</strong>udos, dió quinientos ducados <strong>de</strong> por vida á cada<br />

uno. Ados sobrinas, hijas <strong>de</strong> un oficial, mil ducados<strong>de</strong>dole.<br />

Preguntóle su padre, con quién las casarla, y dijole que<br />

con otros <strong>de</strong> su oficio. Deseó el marques <strong>de</strong>l Boscho casar<br />

la hija here<strong>de</strong>ra con un sobrino <strong>de</strong> Pío. Vino á Roma á tratarlo;<br />

mas él dijo, que por su favor no hablan <strong>de</strong> quedar<br />

marqueses sus sobrinos : por su virlud si lo mereciesen,<br />

hallarían <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto él quien los honrase; y asi<br />

fué que á Gerónimo hizo el rey Católico marqués <strong>de</strong> Casano,<br />

y el duque <strong>de</strong> Saboya á Miguel, comendador mayor<br />

<strong>de</strong>l Piamonte. A Fr. Miguel Bonelo su sobrino, <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> sanio Domingo, solo porque tenia su sangre, no le bas ­<br />

taron los méritos sobresalientes para el capelo, hasta que<br />

se interpusieran las súplicas <strong>de</strong>l rey Felipe II, y <strong>de</strong>l sacro<br />

colegio <strong>de</strong> los car<strong>de</strong>nales, proponiéndole motivos <strong>de</strong> conveniencia<br />

para la Iglesia; y así al darle el capelo, dijo: que<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y sus santos, protestaba que lo hacia, obligado<br />

<strong>de</strong> las razones <strong>de</strong>l bien común que le representaban y<br />

<strong>de</strong> los méritos <strong>de</strong>l sugeto, y que <strong>de</strong>scargaba su propia conciencia<br />

en las suyas. En la creación do los <strong>de</strong>más car<strong>de</strong>nales<br />

se portó con gran<strong>de</strong> rectitud y eligió sugetos muy beneméritos,<br />

y á algunos fué necesario que los obligase con<br />

precepto á aceptar la dignidad. Hizo tres creaciones, y en<br />

ellas veinte y un car<strong>de</strong>nales. Era pru<strong>de</strong>ntísimo en sus resoluciones<br />

; y con todo eso no se fiaba <strong>de</strong> su juicio, y gustaba<br />

mucho que en las consultas cada uno dijese libremente<br />

su parecer, y le seguía gustoso aunque fuese contrario<br />

al suyo si le apoyaba la razón ; y disgustaba <strong>de</strong> los<br />

que se gobernaban en sus dictámenes, mas por la voluntad<br />

<strong>de</strong>l príncipe que por su juicio propio, apoyando lo que él<br />

quiere, nó lo que ellos juzgan. Y así alabándole á un criado<br />

suyo <strong>de</strong> bueno y obsequioso, respondió: «Bueno es;<br />

pero nunca me contradice.» En una ocasión le contradijo<br />

el car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> San Severino, y en público le dió las gracias<br />

por ello. No promovía los ministros á los cargos, sin<br />

tener larga esperiencia <strong>de</strong> ellos; pero en eslandoenterado,<br />

no daba íáciles oidos á las calumnias y emulaciones que<br />

preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>rribar <strong>de</strong>l puesto al que ven levantado para<br />

ponerse ellos en su lugar.<br />

De su pureza y castidad no hay que <strong>de</strong>cir; porque toda<br />

su vida se conservó virgen, y nunca cometió pecado mortal.<br />

En todo procuraba ajustarse á la ley divina, y <strong>de</strong>seaba<br />

que no saliesen sus pasos <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> los mandamientos<br />

<strong>de</strong> Dios: y por esto mandó poner en el sello <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>spachos<br />

aquellas palabras <strong>de</strong> David á Dios: Uiinam dirigantur<br />

vice mece ai custodiendas juslificaüones lim. Mas ¿ qué<br />

diré <strong>de</strong> su <strong>de</strong>voción al santísimo Sacramento , á la pasión<br />

<strong>de</strong> Cristo y á María santísima? Nunca que podía <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir misa, y cuando no podía, la hacia <strong>de</strong>cir en su presencia,<br />

y por eso afirmaban algunos que no podia <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

acertar Pió, porque consultaba sus resoluciones con el Sacramento.<br />

Llevaba los días <strong>de</strong>l Corpus en la procesión el<br />

santísimo Sacramento en sus manos á pié, y con tanta<br />

<strong>de</strong>voción y humildad, que asistiendo á esta procesión un<br />

príncipe hereje <strong>de</strong> Inglaterra, solo por ver la reverencia y<br />

<strong>de</strong>voción <strong>de</strong>l santo pontífice, fué á besarle el pié, y abjuró<br />

sus herejías y so reconcilió con la Iglesia. El jueves santo,<br />

conforme ul estilo <strong>de</strong> sus pre<strong>de</strong>cesores, lavaba los pies á<br />

trece pobres, y en la <strong>de</strong>voción con que ejercitaba este humii<strong>de</strong><br />

acto, mostraba bien tener presente el ejemplo <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

Encontró una vez entre los pobres uno, que tenia<br />

una llaga en una piorna llena <strong>de</strong> materia y mal olor, lavóle,<br />

curóle, y llegó sus labios á la llaga <strong>de</strong>l pobre, como si<br />

llegara á la llaga-<strong>de</strong> Cristo. Estaba présenle entre los car<strong>de</strong>nales<br />

un gran señor, y dijo admirado: «Si vieran este<br />

ejemplo los herejes mas pertinaces, él solo bastaba para<br />

¡'educirlos y convertirlos ala fé.» El libro en que estudiaba<br />

mas frecuentemente, era Cristo crucificado, y por orla<br />

<strong>de</strong> un crucifijo que tenia en su orator io, mandó escribir<br />

estas palabras: Mihi absil gJoriari, nisi in cruce Domini<br />

nosín/mc/ímíí; para tener siempre <strong>de</strong>lante délos ojos<br />

este recuerdo, y no <strong>de</strong>svanecerse con la suprema dignidad<br />

á que Dios le había levantado : Nunca por muy ocupado<br />

que estuviese, <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> retar el rosario á la Virgen nuestra<br />

Señora; y aun le rezaba segunda vez por las almas <strong>de</strong>l<br />

purgatorio. María santísima era lodo su recurso en las necesida<strong>de</strong>s<br />

propias <strong>de</strong> la Iglesia : á esta Señora pedia favor<br />

contra los enemigos <strong>de</strong> su Hijo, y <strong>de</strong> su mano recibía las<br />

victorias, y por la naval <strong>de</strong> Lepanto la instituyó nueva tiesta,<br />

con título <strong>de</strong> santa María <strong>de</strong> la Victoria. Mas con ser tales<br />

las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este santísimo pontífice, tan gran<strong>de</strong> su<br />

celo, tan singular su cuidado en el gobierno <strong>de</strong> la Iglesia,<br />

que resucitó en ella el siglo <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> los magnos pontífices<br />

Gregorio, León y otros muy esclarecidos; él tenia <strong>de</strong><br />

sí tan bajo concepto, que nunca le parecía que cumplía<br />

con el cargo en que Dios le había puesto, y <strong>de</strong>cía con sentimiento<br />

á sus familiares; «No me tengáis envidia; tenedme<br />

lástima; porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que ceñí las sienes con la tiara<br />

no he tenido una hora entera <strong>de</strong> sosiego, y en que no haya<br />

sido asaltado <strong>de</strong> rail congojas. Esta gran<strong>de</strong>za es un<br />

grandísimo peso para mis hombros: esta majestad y fausto<br />

son espinas que llegan áherirme y traspasarme el corazón,<br />

y tiemblo siempre que me acuerdo que he <strong>de</strong> dar<br />

á Dios cuenta <strong>de</strong> este oficio y dignidad.»<br />

Quiso el senado romano erigirle estálua en el Capitolio,<br />

como á padre déla patria, ó insigne pontílíce para eternizar<br />

su memoria <strong>de</strong> la manera que podia: pero embarazólo el<br />

sanio pontífice diciendo : que si en él había algo <strong>de</strong> bueno,<br />

era <strong>de</strong> Dios, á quien se <strong>de</strong>bía la honra <strong>de</strong> tedo. Y verda<strong>de</strong>ramente<br />

no habia para qué eternizar el mármol ó bronce,<br />

al que eternizaron sus obras y sus virtu<strong>de</strong>s, ni tiene<br />

el olvido jurisdicción sobre los verda<strong>de</strong>ros siervos <strong>de</strong> Dios.<br />

Aun en esta vida le hizo Dios esclarecido en todo el mundo,<br />

porque todo se le llenó <strong>de</strong> la fama <strong>de</strong> su santidad; y<br />

así los católicos como los herejes y turcos, se hacían lenguas<br />

en su alabanza, tanto, que <strong>de</strong>cían los luteranos <strong>de</strong><br />

Alemania, que el <strong>de</strong>monio para tener mas engañados á los<br />

papistas, les había dado un pontífice <strong>de</strong> admirable santidad<br />

con que los tenia mas obstinados en su sentir. Y un hereje<br />

que en Inglalera, subiéndose al pulpito, empezó á <strong>de</strong>cir<br />

mal <strong>de</strong>l santo pontífice, quedó luego mudo y le dió una<br />

gravísima enfermedad con que acabó el octavo día, e:i<br />

castigo <strong>de</strong> su atrevimiento. Honróle Dios con muchos<br />

milagros que hizo por sus merecimientos; porque á diversas<br />

personas, con solo echarles su bendición ó hacer<br />

una breve oración, libró <strong>de</strong> los infernales espírilus ; y á<br />

oirás que pa<strong>de</strong>cían alguna enfermedad, tocándolas con su<br />

mano dió la salud. <strong>Dos</strong> milagros por mas singulares quiero<br />

referir solamente. Saliendo <strong>de</strong> su palacio para ¡r á Sao<br />

Pedro, el embajador <strong>de</strong> Polonia que so quería volver á su

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