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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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264 LA LKYENDA DE ORO. DIA 20.<br />

la ciudad que habian sido <strong>de</strong>slerrados por mandado <strong>de</strong>l<br />

emperador, sin que cosa cierta <strong>de</strong> su muerte se supiese.<br />

Pero ¿quién pue<strong>de</strong> engañar á Dios ó librarse <strong>de</strong>sús manos?<br />

Porque el impío Juliano, yendo ida guerra contra los<br />

persas, murió infelicísirnamenle el año siguiente el mismo<br />

dia que murieron en Roma los santos mártires Juan y<br />

Paulo, y el imperio vino á Joviniano príncipe católico y<br />

favorecedor <strong>de</strong> la Iglesia: la cual luego comenzó á florecer,<br />

y á propagarse nueslra santa religión: y en la misma<br />

casa <strong>de</strong> los santos hermanos, don<strong>de</strong> sus cuerpos estaban<br />

escondidos , comenzaron los <strong>de</strong>monios á publicar que estaban<br />

allí los santos^, y que <strong>de</strong> ellos eran atormentados:<br />

y muchos en<strong>de</strong>moniados fueron libres por su intercesión,<br />

y en!rc ellos un hijo único <strong>de</strong> Tercnciano , que los había<br />

mandado <strong>de</strong>gollar , y fué ocasión para que su padre reconociese<br />

su culpa , y la vanidad <strong>de</strong> sus dioses, y la impía<br />

crueldad que habla cometido contra los santos, obe<strong>de</strong>ciendo<br />

á Juliano: y postrado ante los mártires, les<br />

pidió perdón y se convirtió á la fé <strong>de</strong> Cristo, é hizo penitencia<br />

y escribió el martirio <strong>de</strong> estos dos santos hermanos,<br />

que es el que aquí queda referido. Fué su muerte á los<br />

26 <strong>de</strong> junio, el afio do Cristo <strong>de</strong> 302, <strong>Los</strong> cuerpos <strong>de</strong> estos<br />

santos se colocaron en una suntuosa iglesia que se les<br />

fabricó en su misma casa, que hoy dia es título <strong>de</strong> car<strong>de</strong>nal,<br />

y se llamó antiguamente el «Título <strong>de</strong> Pamaquia;»<br />

y ahora se llama «la iglesia <strong>de</strong> San Juan y Paulo.» Llevaron<br />

algunas <strong>de</strong> sus santas reliquias á Francia, en tiem|)o<br />

<strong>de</strong>l papa Pelagio, y <strong>de</strong> ellas hace mención Gregorio Turonense<br />

<strong>de</strong> Gloria MarUjr., cap. 83, y en Ravena don<strong>de</strong><br />

tienen una iglesia, resplan<strong>de</strong>cieron con milagros, como<br />

lo escriben Paulo diácono , <strong>de</strong> Gcsiis Longohar., I, n, c. 9,<br />

Fortunato l. iv, <strong>de</strong> Vilasancli Marlini. De san Juan y Paulo<br />

hacen mención todos los martirologios.<br />

S.VN-PEÍ-AYO, NISO, MÁRTIR.—Escribamos el ilustrísinio<br />

¡narlirio <strong>de</strong> un niño bendito, que por guardar la fé á Jesucristo<br />

y su castidad fué martirizado en Córdoba, siendo<br />

rey Ab<strong>de</strong>rramen IH <strong>de</strong> este nombre, y escribámosle<br />

como lo escribió un clérigo <strong>de</strong> Córdoba llamado Raguel, á<br />

lo que parece como testigo <strong>de</strong> vista. Habiendo dado el<br />

rey Ab<strong>de</strong>rramen una cruel batalla á los cristianos, el año<br />

<strong>de</strong> 921, en el valle <strong>de</strong> Junquera y salido victorioso; á mas<br />

délos muchos cristianos que quedaron muertos, cautivó<br />

á otros muchos y entre ellos un obispo <strong>de</strong> Tuy, llamado<br />

Ermoigio: el cual fué llevado á Córdoba, y echado á la<br />

cárcel con duras prisiones. Trató el obispo <strong>de</strong> dar por su<br />

rescate algunos moros que tenia, y mientras los enviaba<br />

al rey, <strong>de</strong>jar en rehenes á un niño <strong>de</strong> diez años, sobrino<br />

suyo , por nombre Pelayo. Contentóse el rey <strong>de</strong> este concierto<br />

: salió <strong>de</strong> la cárcel el obispo y quedó en ella el<br />

niño Pelayo, cuya hermosura era extremada y no ménos<br />

su mo<strong>de</strong>stia. Y como el Señor le habia ya escogido para<br />

mártir, favorecióle <strong>de</strong> manera en la cárcel, que aquella<br />

tribulación le fué ejercicio <strong>de</strong> virtud, y en ella se aliñó<br />

como el oro en el cri-jol. lira muy honesto , templado, reposado<br />

y pru<strong>de</strong>nte : velaba en oración: leia libros santos:<br />

sus pláticas eran <strong>de</strong> cosas <strong>de</strong> virtud y ajenas <strong>de</strong> parlerías,<br />

risa y disolución ; y en fin no parecía niño, sino viejo, en<br />

el seso y madurez. De esta manera estuvo el santo niño<br />

tres años y medio en la cárcel disponiéndose para que Dios<br />

le hiciese la merced, que <strong>de</strong>spués le hizo, dándole corona<br />

y gloria <strong>de</strong> mártir. Porque estando un dia el rey moro comiendo,<br />

alguno <strong>de</strong>sús criados le alabóla rara y admirable<br />

belleza <strong>de</strong>l niño Pelayo; y el rey mandó que luego le<br />

sacasen <strong>de</strong> la cárcel, don<strong>de</strong> estaba aherrojado, y le trajesen<br />

á su presencia. Sacáronle y vistiéronle ricamente; y<br />

avisándole al mismo niño déla dichosa suerte que le habia<br />

cabido, le pusieron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l rey : el cual como era<br />

hombre no ménos torpe que infiel, en viéndole se cegó<br />

con el resplandor <strong>de</strong> su hermosura , y comenzó á ofrecerle<br />

honras, riquezas y otros gran<strong>de</strong>s dones y dignida<strong>de</strong>s para<br />

sí y para los suyos, si <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser cristiano, y seguía la<br />

ley <strong>de</strong>l gran profeta Mahoma. El santo niño estuvo muy<br />

en sí, y respondió : Todo lo que, ó rey muy po<strong>de</strong>roso, me<br />

prometes, no es nada. Yo soy cristiano y lo seré como lo<br />

he sido , sin negar jamás á Jesucristo. Todo lo que tú me<br />

ofreces es caduco, frágil y momentáneo : mas Jesucristo,<br />

mi Dios y mi Señor, que crió todas las cosas y las tiene<br />

<strong>de</strong>bajo su mano, es eterno y no tiene ün. Quiso el rey llegarse<br />

al bendito niño para halagarle y tocarle con algunas<br />

muestras <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonestidad: y Pelayo, nó como niño , sino<br />

como varón esforzado : Aparta, perro, dice, tu rostro:<br />

¿piensas que yo soy como uno do esos tus afeminados?<br />

Diciendo eslo rasgó la rica ropa que le habian vestido , y<br />

la echó <strong>de</strong> sí para estar mas <strong>de</strong>senvuelto para la lucha y<br />

pelea que esperaba , y morir si fuese menester por Jesucristo.<br />

Estaba ya el rey tan cautivo y abrasado <strong>de</strong>l amor,<br />

que ni las palabras <strong>de</strong> Pelayo ni sus obras fueron parte<br />

para mudarle ; ánles mandó á sus criados que con caricias<br />

y blanduras procurasen persuadirle que <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> ser cristiano<br />

, y se rindiese á su voluntad. Pero como vió el rey<br />

que perdía tiempo, porque Pelayo estaba constante y fuerte<br />

en su propósito, convirtió el amor en odio, y toda aquella<br />

blandura en rabia y furor: y sañoso, y con los ojos que<br />

centelleaban y arrojaban llamas <strong>de</strong> sí, mandó colgarle luego<br />

en la garrucha, y alzarle y soltarle muchas veces, hasta<br />

que, ó acabase la vida, ó <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> confesar á Jesucristo por<br />

Dios. Hízose luego lo que el rey mandó con gran crueldad,<br />

y el santo niño estaba con un semblante <strong>de</strong>l cielo, sin mostrar<br />

flaqáeza, aparejado para pa<strong>de</strong>cer otros tormentos<br />

mayores que le quisiese dar. Supo el rey esto: y creciendo<br />

mas su furia infernal, mandó que le fuesen cortando todos<br />

los miembros uno á uno, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberle así muerto,<br />

lo echasen en el rio Guadalquivir. Con esto los impíos y<br />

crueles ministros se encarnizaron mas y dieron en el santo<br />

niño, cortándole uno el brazo, otro tronchándole las <strong>de</strong>licadas<br />

piernas, otros hiriéndole en la cabeza , y otros á<br />

porfía atormentándole: y corriendo arroyos <strong>de</strong>sangre por<br />

todas partes <strong>de</strong> aquel bendito cuerpo, estaba el espíritu <strong>de</strong><br />

Pelayo muy sereno y sosegado , como sinofucrasuyosino<br />

<strong>de</strong> otro aquel cuerpo que pa<strong>de</strong>cía. Invocaba á Jesucristo<br />

en su ayuda , y <strong>de</strong>cia : Libradme, Señor, <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong><br />

mis enemigos; y queriendo levantarlas al cielo, los verdugos<br />

se las cortaron y <strong>de</strong>spués la cabeza; y con esta muerte<br />

dió su espíritu al Señor. Echaron el santo cuerpo en el<br />

Guadalquivir, y <strong>de</strong>spués los cristianos con <strong>de</strong>voción le<br />

buscaron , y hallaron , y sepultaron en la iglesia <strong>de</strong> San<br />

Ginés, y la cabeza en la <strong>de</strong> San Cipriano. Fué su martirio<br />

un domingo á los 26 <strong>de</strong> junio , el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 926,<br />

según esto autor; y según Ambrosio <strong>de</strong> Morales y el car<strong>de</strong>nal<br />

Baionio, <strong>de</strong> 92i): porque aquel año cayó en domingo<br />

el dia 20 <strong>de</strong> junio , y nó el <strong>de</strong> 920. Comenzaron á<br />

martirizarle á la una <strong>de</strong> medio dia y duraron los tormentos<br />

casi seis horas; los cuales fueron gravísimos, y no menor<br />

la fortaleza, que Dios le dió para sufrirlos y vencerlos,

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