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DÍA 19. JULIO. 37:}<br />
»iariora que apenas se distinguia si oslaba dormido ó<br />
"iiicrto. No hizo mutación su rostro, mas aun <strong>de</strong> pálido se<br />
paró colorado; sus manos, piós y <strong>de</strong>más partes se con ser vaí'on<br />
flexibles y dieron <strong>de</strong> sí suaveolor quese esparció por el<br />
aposento: y pudo ser indicio<strong>de</strong> su excelente castidad, proporcionada<br />
á quien tantas hermanda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sagradas vírgenes<br />
habia fundado y dirigido. Abrióse <strong>de</strong>spués el cadáver,<br />
ea que fueron halladas enteras y sanas las parles interiores,<br />
y sepultaron aparte. La sángrese encerró en vasos <strong>de</strong><br />
cristal y con ella se tiñeron paíiizuclos : uno <strong>de</strong> los cuales<br />
fué <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> años presentado <strong>de</strong>l superior general <strong>de</strong> la<br />
congregación á la buena memoria <strong>de</strong> Benedicto X1IÍ, papa,<br />
que lo recibió como don precioso, y lo hizo exponer IMI un<br />
bello relicario. En otro vaso <strong>de</strong> plata, suministradoVlcla piedad<br />
<strong>de</strong> madama la duquesa <strong>de</strong> Aiguillon, fué encerrado el<br />
corazón. El cadáver nada embalsamado, vestido con hábitos<br />
sacerdotales, fué expuesto primero en la sala mayor <strong>de</strong> la<br />
casa, y <strong>de</strong>spués llevado en hombros <strong>de</strong> sacerdotes á la<br />
iglesia, don<strong>de</strong> apenas podian <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la genlesus vestidos,<br />
cabellos y pelos <strong>de</strong> la barba. Otros locaban su cuerpo<br />
con medallas y rosarios, y apenas podian sin gemidos<br />
mirar aquel venerando rostro vuelto mas hermoso con la<br />
muerte. Sucadáver, encerrado en caja <strong>de</strong> plomo y esta en<br />
otra <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, fué sepultado en medio <strong>de</strong>l coro, don<strong>de</strong><br />
ano m2, cuando <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la sacra congregación <strong>de</strong><br />
Hitos se hizo la recognición <strong>de</strong> su cuerpo, fué hallado tormente<br />
entero, con plena satisfacción <strong>de</strong> los comisarios<br />
llegados.<br />
Apenas se esparció por la ciudad <strong>de</strong> París la triste noticia<br />
<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> nuestro santo, cuando <strong>de</strong> toda la ciurhid<br />
se oyó esta sola voz: lia muerto el santo. Lloráronle los<br />
huérfanos; lloráronle las viudas, y lodos los pueblos exclamaron<br />
con lágrimas: Ha muerto nuestro padre, nuestro<br />
•'efugio y nuestro sustento. Sacerdotes y prelados, caballeros<br />
y damas, senadores y príncipes protestaron concor<strong>de</strong>mente<br />
haber muerto á la Francia un incansable promotor<br />
<strong>de</strong> la disciplina, un ardiente incendio <strong>de</strong> la piedad y un<br />
zelador déla pública tranquilidad. Pero las mas justas lágrimas<br />
las <strong>de</strong>rramaron en abundancia los <strong>de</strong> sus congregaciones<br />
<strong>de</strong> uno y otro sexo, cuyo penetrante dolor solo<br />
lo pudo templar el consi<strong>de</strong>rar á su común padre en el gozo<br />
<strong>de</strong>l Señor, don<strong>de</strong> le tenían seguro protector. Después <strong>de</strong> su<br />
leliz muerte se celebraron sus funerales en muchas iglesias<br />
<strong>de</strong> París y <strong>de</strong>l reino en que <strong>de</strong>clararoa su agra<strong>de</strong>cinúento<br />
al difunto. Entre estos fué célebre el que á 23 <strong>de</strong><br />
noviembre <strong>de</strong> aquel año fué celebrado por muchos obispos<br />
y otros calificados sacerdotes <strong>de</strong> la Conferencia en la<br />
'glesia <strong>de</strong> San Germán en París, adon<strong>de</strong> concurrieron inninncrables<br />
personas, ilustres por virtud y nobleza; y<br />
^nseñor Enrique <strong>de</strong> Maupas, obispo á la sazón <strong>de</strong> Puisy<br />
(lospues <strong>de</strong> Evroux, peroró con aplauso universal <strong>de</strong> los<br />
0yentes que eran testigos <strong>de</strong> vista sobre lo que délas vir-<br />
Il,es <strong>de</strong>l difunto oian <strong>de</strong>l erudito orador. Y quedó nueslro<br />
Santo con tal fama <strong>de</strong> santidad, que concurrian á su sepul-<br />
Cro hasta obispos y príncipes.<br />
JIasto aquí habemos visto sucintamente la serie <strong>de</strong> la<br />
Nlsw <strong>de</strong> este varón verda<strong>de</strong>ramente apostólico, san Viccnlc;<br />
para común edificación nos parece justo recorrer con<br />
^evedad sus heroicas virtu<strong>de</strong>s; y empezando por la fé, que<br />
^s el fundamento <strong>de</strong>l cristiano edificio, dió <strong>de</strong> ella esclareci-<br />
08 testimonios. Mostró su constancia cuando en Túnez<br />
f"iridia su amo pervertirle. Permitió <strong>de</strong>spués Din? que<br />
en su tiempo se disputasen con fuerza <strong>de</strong> ingenio cuesliones<br />
nuevas, especialmente en la materia <strong>de</strong> la gracia, y<br />
que sus fautores procurasen atraerle á su partido; mas<br />
nuestro santo se supo bien sacudir <strong>de</strong> todos ellos y aun <strong>de</strong><br />
Juan Yergerio, abad <strong>de</strong>Sanciran,famoso en doctrina, quien<br />
por ella estaba en estimación <strong>de</strong>l car<strong>de</strong>nal Berullo y <strong>de</strong><br />
muchos varones insignes en letras y costumbres, y fué muy<br />
amigo <strong>de</strong> san Vicente, hasta que le conoció engañado:<br />
quien viendo que con sus santos avisos no se enmendaba,<br />
lo abandonó, y fué por esta causa encarcelado y procesado<br />
dicho abad <strong>de</strong> Sanciran. Permaneció pues lirme el siervo<br />
<strong>de</strong> Dios en obe<strong>de</strong>cer enteramente á las <strong>de</strong>terminaciones <strong>de</strong><br />
la se<strong>de</strong> apostólica; y para mejor explicar su santo sentir<br />
usaba <strong>de</strong> esta semejanza: Así como cuanto mas se fijan<br />
los ojos y mas se preten<strong>de</strong> registrar al sol, tanto menos se<br />
ve; así cuanto mas nos esforzamos en querer examinar con<br />
la flaqueza <strong>de</strong>l discurso humano las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la religión<br />
católica, tanto ménos lasconocenios;basta que la Iglesia<br />
nos las proponga, para hacer que nosotros creyéndolas<br />
no podamos jamás errar. Y si con los avisos que daba á los<br />
suyos, alguno no se enmendaba <strong>de</strong> seguir estas noveda<strong>de</strong>s,<br />
lo <strong>de</strong>spedía <strong>de</strong> su congregación.<br />
Usaba <strong>de</strong>l mismo cuidado para que las personas <strong>de</strong> los<br />
monasterios y <strong>de</strong>más lugares pios <strong>de</strong> su dirección no<br />
tratasen con gente notada <strong>de</strong> esta falla, hasta no permitir<br />
que fuesa admitida una dama con gran<strong>de</strong> suma <strong>de</strong> dinero<br />
en uno <strong>de</strong> estos monasterios (bien que era gran conveniencia<br />
<strong>de</strong> las monjas), por estar tocada <strong>de</strong> estas noveda<strong>de</strong>s<br />
y tratar con <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> ellas. Y déla reina gobernadora<br />
y <strong>de</strong>l real consejo consiguió real <strong>de</strong>creto, que no se confiriesen<br />
beneficios á personas inclinadas á semejantes doctrinas<br />
: y varias veces representó que no se permiliese á<br />
los herejes el ejercicio público <strong>de</strong> su secta ni se les confiriesen<br />
oficios públicos. Y queda referido cuanto trabajó<br />
para que la santidad <strong>de</strong> Inocencio X con<strong>de</strong>nase las cinco<br />
proposiciones <strong>de</strong> Jansenio. Premió Dios estos trabajos <strong>de</strong><br />
su siervo en favor <strong>de</strong> la fé, probando su constancia con recios<br />
combates interiores <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad. La ocasión <strong>de</strong> esta<br />
tentación fué, que año 1609 se hallaba en la córte <strong>de</strong> la<br />
reina Margarita, ya separada <strong>de</strong> negocios <strong>de</strong> mundo, por<br />
capellán y consejero, y en semejante empleo, un célebre<br />
doctor y gran teólogo, y predicador <strong>de</strong> una diócesis <strong>de</strong>l reino:<br />
este, por haber cesado en sus ministerios, cayó en ocio,<br />
y <strong>de</strong>l ocio en gran<strong>de</strong>s tentaciones <strong>de</strong> la fé, y <strong>de</strong> estas en peligrosa<br />
enfermedad; y á tal aprieto llegó, que el pobre doctor<br />
estaba en extremo peligro <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r con la fé la vida.<br />
Infructuosos habían salido lodos los remedios; cuando san<br />
Vicente, á quien se habia encomendado el enfermo, movido<br />
<strong>de</strong>l zelo <strong>de</strong> su caridad, se ofreció á sí en víctima á Dios<br />
rogándole que si fuese servido, libre su hermano, pasase á<br />
él aquella tentación y congoja. Oyóle Dios, y en breves inslantes<br />
<strong>de</strong>saparecieron aquellas tinieblas, é ilustrado el enfermo,<br />
<strong>de</strong>cia sereno: Paréccme nóya <strong>de</strong> creer aquello t\m<br />
enseña la fé, sino que lo veo: y así bien dispuesto eotregGi<br />
á Dios su espíritu. Este po<strong>de</strong>mos contar por el primer milagro<br />
que obró san Vicente: quiencon gran provecho suyo<br />
sufrió los recios combates <strong>de</strong> aquella tentación. <strong>Los</strong> medios<br />
<strong>de</strong> que se valió para resistirlos, fué el primero escribir cu<br />
un papel la protestación <strong>de</strong> la fé firmada <strong>de</strong> su mano, y ponérsela<br />
en el pecho <strong>de</strong> la parle <strong>de</strong>l corazón, rogando á Dios<br />
se dignase recibir su buen <strong>de</strong>seo, que ora que cada vez<br />
que pondría ÍU mano en el pecho, entendiese f¡ue renovaba