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DIA 20.<br />
mucha importancia, en los cuales parece imposible no distraerse<br />
<strong>de</strong> las cosas divinas. Lo mismo se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir do<br />
la doctrina <strong>de</strong> san Bernardo, porque solía en el campo y<br />
en los bosques tratar familiarmente con el Seíior, y recibir<br />
rayos y lumbres <strong>de</strong>l cielo, y en su oración y mediiacion<br />
penetrar los allísimos misterios <strong>de</strong> la teología: y solia<br />
<strong>de</strong>cir por gracia á sus amigos, que lo poco que sabia<br />
<strong>de</strong> la divina Escritura , lo habia aprendido meditando y<br />
orando en los campos, sin tener otro maestro que las encinas<br />
y bayas : mas esla ciencia <strong>de</strong> la divina Escritura que<br />
él <strong>de</strong>cia era poca, fué uno do los raros y eminentes dones<br />
que recibió , porque así tenia penetradas todas las palabras<br />
y ápices délos libros sagrados, que cuanto hablaba,<br />
escribía y predicaba, era sagrada Escritura, no como<br />
quien la cita , sino como quien la tenia rumiada, dijerida<br />
y convertida en sí. Y el mismo santo confesó algunas veces,<br />
que estando orando habia visto la sagrada Escritura como<br />
<strong>de</strong>clarada y expuesta, cabe sí: y no por esto <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong><br />
leer y estudiar con gran cuidado las interpretaciones <strong>de</strong><br />
los padres y doctores santos, no igualándose con ellos,<br />
ni haciendo <strong>de</strong>l maestro sino como humil<strong>de</strong> discípulo, sujetándose<br />
con mo<strong>de</strong>stia á lo que ellos hablan escrito, y siguiendo<br />
con gran<strong>de</strong> acierto la huella que ellos nos han<br />
<strong>de</strong>jado, como en sus <strong>de</strong>votísimas obras se pue<strong>de</strong> ver.<br />
Habiendo, pues, estado algún tiempo esta luz divina y<br />
resplan<strong>de</strong>ciente escondida, quiso el Seíior ponerla en el<br />
can<strong>de</strong>lero, para que alumbrase á todos los <strong>de</strong> su casa, é<br />
inspiró al abad Estéban que edificase un monasterio en<br />
Claraval, y que hiciese abad do él á san Bernardo, que<br />
era todavía mozo y <strong>de</strong> poca salud, y no acostumbrado á<br />
tratar con seglares en semejantes ocupaciones. Era Claraval<br />
un lugar junio al rio Alba, en el lerrilorio <strong>de</strong>Langros,<br />
muy antigua cueva <strong>de</strong> ladrones y salteadores. Llamál);;nltí<br />
el valle <strong>de</strong> los Ajenjos, ó por haber allí muchos, ó por la<br />
amargura <strong>de</strong> los que caian en las manos <strong>de</strong> los ladrones.<br />
Aquí se hizo el nuevo monasterio, y fué la primera como<br />
colonia y población que salió <strong>de</strong>l Cister. San Bernardo<br />
procuró cuanlo pudo no ser superior <strong>de</strong> ninguno sino sujeto<br />
á todos: mas al fin bajó la cabeza á la obediencia, especialmente<br />
consi<strong>de</strong>rando, que no iba á regalo sino á Irabajo:<br />
porque el monasterio no lenia fundación, la casa<br />
era muy estrecha, poca y mal acomodada, el aire <strong>de</strong>stemplado<br />
y muy frió: <strong>de</strong> suerte, que aquellos primeros<br />
padres que la fundaron, pasaron muy gran necesidad,<br />
hambre, sed, frió y <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z. La comida era hojas<br />
<strong>de</strong> haya cocidas, el pan <strong>de</strong> cebada y mijo, tan <strong>de</strong>sabrido,<br />
^ue un religioso huésped se llevó uno <strong>de</strong> aquellos panes<br />
Para mostrarle como por milagro, teniéndole por tal que<br />
Jos que le comían pudiesen vivir. Era procurador <strong>de</strong> la casa<br />
Gerardo, hermano <strong>de</strong> san Bernardo, y viendo la<br />
^trema pobreza que los religiosos pa<strong>de</strong>cían, y no halianmanera<br />
para remediarla, se fué á san Bernardo, y la<br />
Propuso la necesidad <strong>de</strong>l convento, y que á lo ménos ser,a<br />
menester once libras en dinero para proveer al con-<br />
Vento, para que no pereciesen los mongos. Animó el santo<br />
^ procurador su hermano, é hizo oración; y luego llegó<br />
a ^a puerta una mujer, que echándose á sus píes, le dió<br />
^ limosna doce libras, suplicándole que encomendase á<br />
^os á su marido, que estaba gravemente enfermo. Agra-<br />
^ció el santo la limosna y dijo á la mujer, que en volando<br />
á su casa hallaría sano al marido, como lo halló:<br />
^ con este suceso el abad suavemente reprendió la pnsi-<br />
TOMO 11-<br />
AGOSTO. 537<br />
lanimídad <strong>de</strong>l procurador: y aquellos religiosos aprendieron<br />
á confiar en Dios, que nunca <strong>de</strong>sampara á los que<strong>de</strong><br />
veras le sirven.<br />
Teníase san Bernardo por indigno <strong>de</strong> queDios se sirviese<br />
<strong>de</strong> él para la salvación <strong>de</strong> las almas: pero la caridad<br />
gran<strong>de</strong> que ardía en su pecho, le hacia olvidar <strong>de</strong> su indignidad<br />
y con gran<strong>de</strong>s ansias buscar y procurar la salud<br />
<strong>de</strong> sus prójimos. Púsose una noche á consi<strong>de</strong>rar eslo en la<br />
oración, y tuvo una visión en esla forma. Parecíale que<br />
<strong>de</strong> todas partes por aquellos montes venían grandísimo<br />
número <strong>de</strong> hombres, <strong>de</strong> diversos estados y hábitos, y que<br />
bajaban al valle , don<strong>de</strong> estaba en monasterio, do suerte,<br />
que no cabia la gente en (odo aquel contorno. La significación<br />
<strong>de</strong> la visión, el efecto la mostró en la muiliplicacion<br />
<strong>de</strong> los religiosos que militaron <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> este patriarca,<br />
y <strong>de</strong> los muchos y ricos monasterios que en tantas partes<br />
por su mano se fundaron. Entre los otros que vinieron á<br />
tomar el hábito, para mayor consolación <strong>de</strong> san Bernardo<br />
uno <strong>de</strong> los primeros fué Teselíno, su padre : que haciéndose<br />
hijo y hermano en espíritu ^ <strong>de</strong>l que habia engendrado<br />
según la carne, entró en el monasterio y acabó<br />
santamente su peregrinación. La hermana que sola quedaba,<br />
y era casada con un hombre rico, y dada á las galas<br />
y pompas <strong>de</strong>l mundo, habiendo venido muy ataviada<br />
y acompaúada á ver á sus hermanos <strong>de</strong>l monasterio, quedó<br />
confusa, porque no la quisieron ver: y oyendo las palabras<br />
<strong>de</strong> vida, que le dijo san Bernardo (que vencido <strong>de</strong><br />
sus gemidos y lágrimas salió á verla), se trocó <strong>de</strong> manera,<br />
que todo el cuidado que ánles ponía en ataviar y engalanar<br />
su cuerpo, le convirtió en hermosear su alma y enriquecerla<br />
con obras <strong>de</strong> penitencia y piedad, con tan gran<strong>de</strong><br />
fervor, que su mismo marido al cabo <strong>de</strong> dos aíios le dió licencia<br />
para cnlrar en el monasterio <strong>de</strong> las monjas <strong>de</strong> Yüle-<br />
(o, y consagrarse al Señor, y allí perseveró saniamente,<br />
y dio su espíritu á Dios.<br />
Pero no es tanto <strong>de</strong> maravillar que Dios nuestro Señor<br />
trajese á tantos hombres <strong>de</strong> tan diferentes estados y condiciones,<br />
para que le sirviesen en un género <strong>de</strong> vida tan rigurosa<br />
y perfecta, <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la regla é institución do san<br />
Bernardo, cuanto el modo raro y maravilloso con que los<br />
traja, por la intercesión y oraciones, <strong>de</strong>l mismo santo.<br />
Vino una vez una cuadrilla <strong>de</strong> caballeros , mozos, bizarros<br />
y gallardos, por ver al santo abad, <strong>de</strong> quien la fama<br />
gran<strong>de</strong>s cosas publicaba. Era tiempo <strong>de</strong> carnestolendas: y<br />
ellos con el ardor <strong>de</strong> la juventud buscaron un lugar allí<br />
cerca déla Iglesia y para correr y ejercitarse en las armas<br />
y entretenerse. Rogóles el santo que no lo hiciesen; y<br />
no quisieron: mandó traer cerveza y darles á beber, echándole<br />
primero su bendición. Apenas Labian salido <strong>de</strong>l monasterio,<br />
cuando movidos <strong>de</strong> un nuevo espíritu <strong>de</strong>l cielo,<br />
comenzaron á tratar entre si <strong>de</strong> la vanidad <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong><br />
sus engaños y peligros ; y <strong>de</strong> tal suerte se inflamaron en<br />
el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la perfección , que luego sin tardanza todos<br />
juntos con un ánimo y una voluntad volvieron al monasterio,<br />
y con mucha humildad pidieron ser admitidos en él,<br />
y con gran fortaleza y paciencia , pasando muchos trabajos<br />
, perseveraron gloriosamente en la religión. Mudanza<br />
fué esta verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> la diestra <strong>de</strong>l muy Alto:<br />
perono lo fueron ménos otras, entre las cuales fué únala <strong>de</strong><br />
un clérigo llamado Marcelino, que yendo á recibir á san<br />
Bernardo ( que venia á Maguncia) en nombre <strong>de</strong>l arzobispo<br />
, su señor; y diciéndole quién era , y quién le enviaba,<br />
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