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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 28<br />

Ambrosio para volverse á África. Pasó por Roma t y estando<br />

en Ostia para embarcarse, murió allí santa Mónica<br />

(como lo dijimos en su vida), y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber enterrado<br />

á la santa madre, se embarcó y llegó á Cartqgo, y <strong>de</strong><br />

allí á su tierra, don<strong>de</strong> en compañía <strong>de</strong> Alipio y <strong>de</strong> Evodio<br />

se retiró y comenzó á hacer la vida que en Italia habia<br />

concerlado. Dejando, pues, todos los cuidados <strong>de</strong> la tierra,<br />

se apartaron á una casa en el campo, don<strong>de</strong> se ejercitaban<br />

en ayunos, penitencias y oraciones; y se ocupaban <strong>de</strong>dia<br />

y <strong>de</strong> noche en meditar la ley <strong>de</strong>l Señor; y <strong>de</strong> las cosas<br />

que Dios enseñaba á san Agustin en la oración y meditación,<br />

enseriaba él á los presentes y á los ausentes con palabras<br />

y con los libros que escribía.<br />

Tres años gastó en esta manera <strong>de</strong> vida , y allí murió<br />

su hijo A<strong>de</strong>odato, <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> diez y seis años. La vida <strong>de</strong><br />

san Agustin en aquel recogimiento era tal, y su doctrina<br />

tan celestial, que luego so publicó y extendió su fama por<br />

todas aquellas partes <strong>de</strong> África : y él se estaba en su rincón,<br />

con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> no ser conocido <strong>de</strong> nadie sino <strong>de</strong> Dios.<br />

Huia por extremo las dignida<strong>de</strong>s y gran<strong>de</strong>zas, y por esta<br />

causa <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s, que estaban como viudas y sin<br />

pastor por haberse muerto sus obispos , temiendo que el<br />

pueblo, movido mas por la fama que por lo que en hecho<br />

<strong>de</strong> verdad él era , le pedirla por obispo ó presbítero. Pero<br />

nuestro Señor, que levanta á los humil<strong>de</strong>s y maniQesla á<br />

los que se escon<strong>de</strong>n por su amor, y queria poner sobre el<br />

can<strong>de</strong>lero <strong>de</strong> su iglesia la hacha encendida, le ofreció<br />

una ocasión para salir <strong>de</strong> su rincón y hacerle presbítero y<br />

obispo, llabia en la ciudad <strong>de</strong> Hipona, que ahora se llama<br />

Uona, un caballero principal y temeroso <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong>seaba<br />

ver á san Agustin; y <strong>de</strong>cia, que oyendo la palabra<strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong> su boca y sus santos consejos, él <strong>de</strong>jarla todo loque<br />

tenia y se <strong>de</strong>dicarla perpetuamente al servicio <strong>de</strong>l Señor.<br />

Súpolo el sanio, y por ganar aquel hombre á Dios y traerle<br />

al recogimiento en que él estaba, fué á Bona, don<strong>de</strong> era<br />

obispo Valerio , griego do nación y varón santísimo : el<br />

cual, sabiendo que Agustino habia venido ála ciudad, hizo<br />

luego juntar al pueblo, y exhortóle que echase mano do<br />

él (queestaba bien seguro y <strong>de</strong>scuidado <strong>de</strong> esto) , para<br />

or<strong>de</strong>narlo presbítero <strong>de</strong> aquella Iglesia, llízoso así, y por<br />

mas que él se excusó y lloró no le aprovechó nada; porque<br />

el pueblo y el obispo le forzaron á consentir en su<br />

elección. Y como el santo <strong>de</strong>rramase muchas lágrimas por<br />

su humildad, teniéndose por indigno, algunos pensaban<br />

que lloraba porque no le daban otro grado mayor, y para<br />

consolarle <strong>de</strong>cían, que aunque él era digno <strong>de</strong> otro grado<br />

mas alto, pero que el sacerdocio estaba cerca <strong>de</strong>l obispado,<br />

como dice Posidonio, que el mismo sanio lo referia:<br />

que así suelen los hombres ambiciosos y carnales interpretar<br />

y echar á Ta peor parte las acciones <strong>de</strong> los santos,<br />

luego que fué or<strong>de</strong>nado presbítero, comenzó á juntar religiosos<br />

y edificar un monasterio en un huerto que le dió<br />

san Valerio. Allí fundó la perfección evangélica y el amol<strong>de</strong><br />

la pobreza, exhortando á lodos que vendiesen los bieoes<br />

que tenían (como él lo habia hecho), y viviesen en comunidad<br />

, tomando á Dios por su parte y rica heredad,<br />

Esto es el primer monasterio do mongos que Dios fundó<br />

011 África por manos <strong>de</strong>l gran padre san Agustin , y por-<br />

(iue pareció cosa nueva en aquella provincia, los herejes<br />

donatistas, creyendo que él fuese el primer inventor <strong>de</strong><br />

fuella vida religiosa, murmuraban <strong>de</strong> él, como enemigos<br />

<strong>de</strong> toda religión y virtud ; mas mucho se engañaban los<br />

AGOSTO.<br />

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herejes , pensando que san Agustio habia sido el primer<br />

inventor do esta sagrada religión : porque <strong>de</strong>jando los innumerables<br />

monasterios que habia en Egipto, en Palestina<br />

y en otras partes <strong>de</strong> Oriente, y^-en Roma, ya en Milán y<br />

en otros lugares <strong>de</strong>l Occi<strong>de</strong>nte habia muchos, los cuales<br />

vió san Agustin , y entendiendo la santidad con que en<br />

ellos se vivia, la trasplantó en África: y <strong>de</strong> aquel primer<br />

plantel se multiplicaron y crecieron muchas generosas<br />

plantas, no solamente en ella , sino también en muchas<br />

provincias. Pero como la vida reglar es muy contraria á<br />

la <strong>de</strong> los herejes y á sus intentos, tomaron <strong>de</strong> aquí ocasión<br />

para <strong>de</strong>cir mal <strong>de</strong> san Agustin y perseguirle. Cuatro años<br />

fué presb.tero, y en esto tiempo el obispo Valerio le esforzaba<br />

á predicar; mas el santo se excusaba con dos cosas:<br />

la primera por su humildad , creyendo que no tenia suficiencia<br />

para ello : y como no lo admitiese esta excusa,<br />

pidió que á lo menos le diese tiempo hasta la Pascua siguiente<br />

para estudiar y aparejarse mas : porque <strong>de</strong>cia<br />

que la sagrada Escritura es un mar Océano , inmenso y<br />

profundísimo, y que es menester estudiar los inefables<br />

misterios que en él se encierran, y <strong>de</strong>spués do muy mirados<br />

enten<strong>de</strong>r que hay mucho mas que saber en ellos; y<br />

que cuando el hombre piensa haber acabado entonces comienza<br />

: la otra causa porque se excusaba <strong>de</strong> predicar, era<br />

una costumbre que antiguamente habia (la cual repren<strong>de</strong><br />

san Gerónimo) en algunas iglesias, que estando el obispo<br />

presente el sacerdote no predicaba ; y aunque san Valerio<br />

no reparaba en osla costumbre , porque siendo <strong>de</strong> nación<br />

griego y no elocuente en la lengua latina, <strong>de</strong>seaba que san<br />

Agustin supliese su falla, y con su espíritu, doctrina y elegancia<br />

diese saludable pasto á sus ovejas ; pero el mismo<br />

san Agustín so aprovechaba <strong>de</strong> aquella costumbre, y se<br />

excusaba con ella por no predicar y hacerse maestro, <strong>de</strong>seando<br />

callar y ser discípulo: mas venció la autoridad y<br />

celo <strong>de</strong>l santo obispo las murmuraciones <strong>de</strong> algunos obispos<br />

: y el saber que en las Iglesias orientales se usaba lo<br />

conlrario, fué parte para mandar á Agustino que predicase<br />

en su presencia : y salieron tan divinos y fervorosos<br />

sus sermones , que el obispo y primado <strong>de</strong> Cartago introdujo<br />

en su Iglesia el predicar los presbíteros <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su<br />

obispo, y lo mismo hicieron los otros obispos en las suyas.<br />

Predicaba el santo con espíritu <strong>de</strong>l cielo, y con una elocuencia<br />

mas que humana esparcía los rayos y resplandores<br />

<strong>de</strong> su divina doctrina, y movia al auditorio y persuadíale<br />

muchas veces loque quería. Una vez, predicando<br />

contra una mala y envejecida costumbre, con que los padres<br />

y los hijos y toda una ciudad, dividida en dos partes,<br />

se apedreaban, so herían y mataban muchos ; hizo llorar<br />

todo el auditorio y cesó aquella perversa costumbre. Pero<br />

acomodábase al pueblo cuando predicaba en sus palabras,<br />

do manera, que si para ser entendido era necesario baeei<br />

algún barbarismo, <strong>de</strong> buena gana lo hacia; queriendo antes<br />

ser reprendido <strong>de</strong> los gramáticos que <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser entendido<br />

<strong>de</strong> los oyentes.<br />

No se contentó san Valerio con tener a san Agustin por<br />

presbítero en la ciudad <strong>de</strong> Bona; ánies viéndose tan viejo<br />

y muy enfermo, <strong>de</strong>seando <strong>de</strong>jar á su sanado por pastor y<br />

sucesor suyo á san Agustin , y temiendo que para otra<br />

Iglesia se le quitarían, alcanzó <strong>de</strong>l primado <strong>de</strong> la Iglesia<br />

<strong>de</strong> Cartago que se le diese por coadjutor en su vida y <strong>de</strong>spués<br />

do ella por su sucesor: y así se hizo con gran repugnancia<br />

<strong>de</strong> san Agustin, que dice : « Que en ninguna cosa<br />

TOMO<br />

lí.<br />

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