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4iá LA LEYENDA DE ORO.<br />
su vida. Estando en París san Ignacio, trabajó muy do veras<br />
para sacar á un hombre <strong>de</strong> la amistad , que con una<br />
mujercilla tenia: y como con palabras no pudiese persuadirle<br />
su bien , sabiondo que una noche <strong>de</strong> inviei no (rigidísima<br />
había <strong>de</strong> pasar, para cumplir su gusto , junto á un<br />
fago, se entró en él san Ignacio cubierto todo <strong>de</strong> aquella<br />
helada agua, salvó la cabeza y así le esperó; y en llegando<br />
cerca aquel hombre perdido, dió voces diciendo:<br />
¿A dón<strong>de</strong> vas, miserable ? ¿No ves la espada <strong>de</strong> la divina<br />
justicia , que te amenaza? Anda a<strong>de</strong>lante, anda: cumple<br />
con tu maldito gusto: yo estaré aquí afligiéndome entre<br />
tanto por tu causa, hasta que á costa mia aplaque el enojo<br />
<strong>de</strong> Dios. Con este espectáculo <strong>de</strong> tan estupenda caridad,<br />
atónito aquel ¡hombre se redujo y <strong>de</strong>jó su pecado. Por<br />
gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> otros santos, se dice que por librarse <strong>de</strong><br />
su carne se metieron en estanques <strong>de</strong> agua fría; mas san<br />
Ignacio hizo íal extremo, nó por peligro <strong>de</strong> pecado propio,<br />
sino por evitar el ajeno. Por librar á otro no se tornase á<br />
manchar con alguna culpa grave , no gustó bocado en tres<br />
dias enteros, sino es pan <strong>de</strong> lágrimas, <strong>de</strong>rramándolas continuamente<br />
y orando por él hasta que alcanzó su perseverancia.<br />
Estando en Sevilla habia un monasterio <strong>de</strong> monjas<br />
<strong>de</strong> gran<strong>de</strong> anchura y licencia: procuró muy <strong>de</strong> veras su<br />
recogimiento; y redujo algunas á verda<strong>de</strong>ra penitencia,<br />
<strong>de</strong>spidiendo totalmente la correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>votos,<br />
no queriéndolos admitir por diligencias que hicieron. Ellos<br />
se enojaron <strong>de</strong> suerte con san Ignacio, que le cargaron <strong>de</strong><br />
palos hasta que pensaron que quedaba muerto, y estuvo<br />
muchos dias en la cama, y milagrosamente lesanó el Señor<br />
que le visitó en un éxtasis maravilloso, en que le vieron<br />
que echaba gran<strong>de</strong> claridad <strong>de</strong> su rostro. Apenas convaleció,<br />
cuando tornó á llevar a<strong>de</strong>lante la reformación <strong>de</strong>l monasterio<br />
: y avisado <strong>de</strong> algunos se guardase porque le suce<strong>de</strong>ría<br />
otro peor, y que corría gran riesgo su vida porque<br />
otros harían lo que no acabaron los primeros; él respondió:<br />
¿ Qué cosa por mí es mas <strong>de</strong>seada que morir por Cristo y<br />
mis prójimos? A lodos quería ganar para Dios, procurando<br />
enriquecerlos con bienes <strong>de</strong>l cielo y nó con hacienda <strong>de</strong> la<br />
liei ra : y si alguno le pedia favor para asentar con algún<br />
príncipe, le respondía: Yo no conozco Señor ni mayor ni<br />
mejor , que el que yo para mí escogiera: ese , si queréis<br />
servir, <strong>de</strong> muy buena gana os ayudaré con todas mis fuerzas.<br />
En todas partes exhortaba á la virtud, reprendía los<br />
vicios , enseñaba el camino <strong>de</strong>l ciclo á niños, hombres y<br />
mujeres, poniendo Dios tal gracia en sus labios, que<br />
obraba efectos admirables. En acabando algunos sermones<br />
(pie hacia, se pagaban las <strong>de</strong>udas, restituían lo ajeno , y<br />
se reconciliaban los enemigos. Habiendo reprendido un día<br />
en su tierra el juego <strong>de</strong> los naipes, no solo en Azpeitia pero<br />
ni en todo el contorno hubo quien tomase las cartas en la<br />
mano.<br />
Cuando era menester para ayudará los pecadores, les<br />
contaba y <strong>de</strong>scubría lodos sus pecados <strong>de</strong> la vida pasada,<br />
por ocultos y vergonzosos que fuesen, y ganó á un religioso<br />
mas que relajado, con solo confesarse con él. Con esta arte<br />
ganó para Cristo otras muchas personas. Decía, que si<br />
fuera menester por la salad <strong>de</strong> alguna alma, pasaría las<br />
mayores afrentas <strong>de</strong>l mundo, y que no rehusaría andar<br />
por las calles y plazas públicamente con cualquier traje<br />
afrentoso y ridículo, si fuera menester. Supo que habia<br />
un hombre, que en setenta años no se habia confesado; y<br />
con sus oraciones le convirtió. Por amor <strong>de</strong> los prójimos<br />
DIA 31.<br />
asentó en su tierra, quese tocase todos los dias unacampana,<br />
para que rogasen todos , por los que estaban en pecado<br />
mortal y pa<strong>de</strong>cían en el purgatorio. Fué causa que en<br />
liorna se fundase el colegio germánico, para extirpar las<br />
herejías <strong>de</strong>l imperio , y también la casa <strong>de</strong> los Huérfanos,<br />
la <strong>de</strong> los Catecúmenos, la <strong>de</strong>l recogimiento <strong>de</strong> las malas<br />
mujeres convertidas, empezando el santo con cien escudos<br />
que recogió, y luego los ofreció líberahnente, estando él<br />
y los suyos en gran necesidad. Hizo que se fundase otro<br />
monasterio para recoger las mujeres que corrían peligro<br />
en su castidad , hasta casarlas ó meterlas monjas, ó reconciliarlas<br />
con sus maridos. Alcanzó <strong>de</strong> su santidad que<br />
se renovase la <strong>de</strong>cretal <strong>de</strong> san Inocencio 111, para que los<br />
médicos no curasen al enfermo, hasta que se confesase.<br />
Hizo también que Paulo III, instituyese en Roma el supremo<br />
consejo déla santa Inquisición, y señalase cuatro<br />
car<strong>de</strong>nales que en aquel santo tribunal velasen; que ha<br />
sido el remedio <strong>de</strong> Italia. Extendióse también su caridad á<br />
la misericordia corporal: hizobacer en su tierra, y lo mismo<br />
procuró <strong>de</strong>spués en Roma, que lodos los tullidos, y otros<br />
mendigos imposibilitados <strong>de</strong> trabajar, se sustentasen en un<br />
lugar diputado. Sirvió mucho tiempo á los enfermos en<br />
los hospitales curando'sus llagas, besándolas y lamiéndolas,<br />
dando tal ejemplo <strong>de</strong> caridad á sus compañeros,<br />
que uno <strong>de</strong> ellos acogió en su cama aun leproso, que<br />
en el hospital no habían querido admitir : y aunque á Ja<br />
mañana apareció cubierto <strong>de</strong> lepra, porque quiso Dios<br />
quese supiese obra <strong>de</strong> tan gran caridad que hal)i;i becho;<br />
al otro día amaneció limpio y sano, sanándole Dios<br />
repentinamente, Las linifcsnas que san Ignacio allegaba<br />
para sí, las daba á los pobres, quedándose él con los mendrugos<br />
<strong>de</strong> pan duro y negro, y dando lo mejor á los otros<br />
con gran gozo y lágrimas. Hizo en su tierra, que la cofradía<br />
<strong>de</strong>l Santísimo Sacramento pidiese limosna, y <strong>de</strong>spués<br />
la repartiese á los vergonzantes. Con los enfermos <strong>de</strong> casa<br />
era tan caritativo, que aunque fuese vendiendo las alhajas<br />
necesarias, se les habia <strong>de</strong> dar cuanto el médico or<strong>de</strong>naba:<br />
y una vez mandó gastar lodo cuanto dinero tenía<br />
en casa, porque se comprase un regalo á un hermano<br />
coadjutor que estaba en la cama ; aunque el comprador<br />
le replicó que no quedaba ni un maravedí para lo que<br />
habían <strong>de</strong> comer los <strong>de</strong>más. Tenia or<strong>de</strong>nado que dos veces<br />
cada día le diesen cuenta sí habian traído lo que para<br />
los enfermos era menester. Una vez, que por su gran flaqueza<br />
y achaques nombró vicario general, mandó que<br />
con él tratasen todas las cosas, y solo reservó para sí lo<br />
que tocaba á los enfermos; y solía <strong>de</strong>cir: Mas estimo yo<br />
la salud <strong>de</strong> cualquier hermano, que todos los tesoros <strong>de</strong>l<br />
mundo: porque cuando uno está enfermo no pue<strong>de</strong> trabajar<br />
, ni ayudar á los prójimos; y cuando está sano pue<strong>de</strong><br />
hacer mucho bien en servicio <strong>de</strong> Dios. Este cuidado <strong>de</strong> los<br />
enfermos fué tan gran<strong>de</strong>, que el P. Pedro <strong>de</strong> Riba<strong>de</strong>neira<br />
cuenta <strong>de</strong> sí, que una vez que le sangraron <strong>de</strong> noche,<br />
mandó á uno se estuviese con él hasta la mañana: y no<br />
contento con eso, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todos acostados, solo san Ignacio<br />
no dormía, enviando algunas veces quien reconociese<br />
el brazo y viese sí estaba bien atado. Sobre todo,<br />
se esmeró con el amor que tuvo con sus enemigos. Largamente<br />
pagaba con buenas obras las malas que le hacían<br />
, venciendo con los beneficios que volvía á las injurias<br />
recibidas. No dió una señal <strong>de</strong> disgusto,ni enfado, con los<br />
que morlalmente le perseguían; y con falsos testimonios