Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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órdon asentada, y la casa tenia treinta frailes con mucho
concierto: y de allí partió para Italia, y llegó á Bolonia,
rn el raes dQ setiembre del año 1219, y fué recibido con
grandísima alegría de sus hijos, especialmente del bendito
Reginaldo, á quien por su virtud y ferviente zelo de
la honra de Dios , amaba mucho. Dalló allí muchos religiosos
nuevamente admitidos á esta santa manera de vida,
y las cosas de la religión tan puestas en su punto, que
aun de las ceremonias fíiciles y cosas menudas se hacia
grandísimo caudal: y ellos acrecentó, y recibió otros muchos
varones de gran lustre y santidad en su órden , y
envió á diversas parles para que le multiplicasen y propagasen:
y dejando en Bolonia las cosas concertadas, partió
para Roma, donde negocios de grande importancia le llamaban.
Después de haber cumplido con ellos, y enviado albienavenluradoFr.
Jacinto con otros religiosos á predicará
Polonia , ó instituido otra órden de la Tercera Regla, que
se llamaba «la Milicia de Jesucristo, «muy provechosa
en aquel tiempo para defenderla autoridad de la Iglesia;
salió de Roma para visitar algunos convenios de Italia, y
volvió á Bolonia, donde celebró el primer capítulo general
de su órden : en el cual se establecieron muchas cosas
muy importantes para el buen progreso do ella. Aunque
los religiosos que ailí se juntaron , no consintieron que el
sanio padre dejase la administración- y gobierno, que como
padre, fundador y pastor, tenia de su religión , como
él pretendia hacer, alegando su insuficiencia á las obligaciones
de aquel oficio (tanta era su humildad ); acabado
el capítulo se quedó en Bolonia y envió á Fr. Jordán á Patís;
y él, pasados algunos días, se fué á visitar algunos
convenios, y á fundar otros de nuevo. Finalmente, tornando
á Bolonia, y celebrado el segundo capitulo general,
que fué el postrero que celebró en su vida , cayó en una
t ocia y mortal enfermedad , de lo cual luego entendió que
llegaba ya aquella dichosa hora, en que babia de sor
desatado de la cárcel de su cuerpo, y ver al Señor. Porque
poco antes , estando en oración, le babia aparecido
el mismo Señor, y díchole: Ven, amigo , ven : entra ya
á poseer los verdaderos gozos. Y por eslo conociendo
que se moria, no podia disimular el contento que le causaba
el ver llegar aquel término, á que ordenaba la vida
y los trabajos de ella. Mandó llamará todos los novicios
de aquel convento , que no eran pocos , y desde ¡as tablas
donde estaba echado y envuelto enjerga (que cama
lo la tenia , ni la consentía) Ies hizo una amorosa y tierna
plática, exhortándolos al amor de Dios, y á la perseverancia
en el estado que hablan comenzado. Confesóse con el
prior generalmente, y acabada la confesión sacramenta],
bablá á los mas ancianos de la casa, y despidióse de ellos
de esta manera: Hijos, hermanos míos, á quienes he lenido
siempre en el alma, y llevaré conmigo, no os duela
vwme partir de entre vosotros: porque el bien de haber
dejado el mundo por Dios, es poder partir de él como yo
í^rto ahora. Lo ménos que del suelo se nos pegare, oslo
niPjor que hay en él; y para asegurar aquella vida, se ha
^ perder esta. Ya he llegado al postrer trance: quiero
descubriros un secreto para vuestra edificación y gloria
del Seflor. Hasta la hora que estoy, ha,sido la misericordia
de Dios servida de guardarme la virginidad y limpie-
Za con que nací: y si la mano de Dios no ha sido conmigo
escasa en esto, tampoco lo será con vosotros: tencdlo,
AGOSTO.
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hijos, por cierto; mas mucho os ha de costar lo que tanto
vale. Es menester velar y orar, y sobre todo huir del
trato y familiaridad de mujeres. No íieis vuestra limpieza
de ocasiones; que cualquiera es grande para destruiros,
y ninguna mayor que el descuido ó seguridad fundada
en la confianza de vuestra virtud , ó de la ajena. El venerable
y santo nombre de la castidad es como la vida,
que con ninguna fuerza se cobra. Después los exhortó al
amor de Dios, á la observancia de su regla y al acrecentamiento
de su órden , con palabras tiernas, amorosas,
encendidas y venidas del cielo; como verdadero padre
que se despedía de sus dulces hijos, y rogóles que le enterrasen
á los pies de sus hermanos difuntos. Y aunque
lo que dijo de la limpieza y virginidad, lo dijo con
santa intención para honra de Dios y aviso de sus hijos
, y sin repunta de vanagloria; después le vino escrúpulo:
llamó al prior, y se confesó de esto, como si fuera
gran culpa : tanto era la pureza de su ánima y el recato
de sus palabras. Trajéronle á su instancia el Viático y sacramento
déla unción, y lo recibió todo con grandísima
devoción , ayudando él mismo, y respondiendo al sacerdote
, y rezando con los religiosos los salmos que en aquel
oficio se dicen, conforme al uso de la Iglesia. Y como lodos
sus hijos se enterneciesen mucho y derramasen copiosas
lágrimas, y le declarasen cuan solos y cuan desconsolados
y tristes les dejaba; el los consoló y les dió
esperanza, que después de muerto les seria de mas provecho
que vivo, y los encomendó con palabras afectuosas
al Señor: y tornando á encargarles e! amor fraternal, la
humildad profunda y la pobreza voluntaria y evangélica,
mandó á sus frailes que comenzasen el oficio de los que
están en la agonía de la muerte: y ellos comenzaron á recomendar
á Diosla alma de su santo padre, y luego á los
principios, cuando se dice aquella devotísima antífona:
«Socorred vsanlos de Dios,salid al camino, ángeles bienavenlurados;
» salió ella de la cárcel de su cuerpo , y los
ángeles la llevaron al descanso eterno del cielo. Murió el
bienaventurado confesor un viernes á las doce horas do
mediodía, año del Señor de 1221, á los 6 días del mes do
agosto, siendo de edad de cincuenta y un años. Su cuerpo
fué enterrado con gran solemnidad , hallándose presente
el cardenal Ilugolíno, legado del papa, que había
sido muy grande amigo suyo, y dijo la misa cantada, y
por sus propias manos le puso en la sepultura que abrieron
los frailes en el suelo de la iglesia , como el santo lo
había querido en vida. Halláronse también el patriarca de
Aquileya, algunos arzobispos, obispos y prelados, é innumerable
multitud de gente, que concurrieron á honrar y
reverenciar al santo, y pedir por él mercedes y favores al
Señor: el cual para glorificarle mas , obró por su intercesión
muchos y grandes milagros, sanando de lodo género
de enfermedades á los que venian á su sepultura,y
al mismo tiempo hizo algunas revelaciones á siervos suyos,
para declararla gloria que tenia en el cielo, el que
tan bien la h;ibia merecido en la tierra: y con estos testimonios
del cielo, y con el espíritu y nuevo fervor que
santo padre de allá les envió, quedaron sus hijos consolados
de la ausencia de su bendito padre, que parecía no
tener consuelo, y tan animados á imitarle y seguir sus
pisadas y servir de veras al Señor, como si entonces lo
comenzaran á hacer. Después se trasladó el cuerpo de sanio
Domingo á otro sepulcro mas honroso ol ano de 1533