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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA U. • JUNIO.<br />

No sé yo por qué lú me llamas alievido, no habiendo yo<br />

hecho cosa digna <strong>de</strong> esto nombre. Be lo queme quejo,<br />

dice Mo<strong>de</strong>sto, os que sirviendo lodos al emperador, tú<br />

solo lo menosprecias. Respondió el santo : Yo <strong>de</strong>bo obe<strong>de</strong>cer<br />

al sumo y supremo Emperador <strong>de</strong>l cielo y d» la<br />

lierra que me manda lo que tengo <strong>de</strong> creer, y que sea<br />

contrarió á los que no creen lo cine él manda. Yo quiero<br />

ser obe<strong>de</strong>cido, dijo Mo<strong>de</strong>sto : ¿ no le parece que le viene<br />

muy ancho y que ganas harta honra, en que tú seas <strong>de</strong><br />

mi opinión, y que seamos compañeros en lo que profesamos?<br />

Gran cosa es por cierto tenerte por compañero,<br />

dice Basilio; mas nó como miivsíro <strong>de</strong>l emperador, ni<br />

como arriano, sino como uno <strong>de</strong> los otros crislianos católicos,<br />

que son mis ovejas, y me están sujetos: poi que el<br />

cristiano no se ha <strong>de</strong> esliaiar por la persona ni por la nobleza<br />

, sino por la fé verda<strong>de</strong>ra y por la pura conciencia.<br />

Yo te tengo por un gran ministro <strong>de</strong>l emperador, y por<br />

hombre esclarecido; mas no por eso pienso, que eres mas<br />

grato á Dios que yo. Airóse Mo<strong>de</strong>sto, y entró en cólera<br />

con es!a respuesta, y comenzó á bravear y á amenazar á<br />

san Basilio con confiscación <strong>de</strong> bienes, <strong>de</strong>stierro, tornienlo<br />

y muerte : y el santo, con gran paz y severidad,<br />

le dijo : Mo<strong>de</strong>sto, no me luígas fieros, ni pienses que me<br />

podrás espantar. No pue<strong>de</strong>s confiscar los bienes que yo<br />

no tengo, ni <strong>de</strong>sterrarme ; porque todo este mundo para<br />

mies un <strong>de</strong>stierro, y sé que mi patria es el paraíso. No<br />

temo tus tormentos, porque mi cuerpo está tan exhau lo<br />

y consumido que no tengo don<strong>de</strong> recibirlos, y al primer<br />

golpe se acabará. Pues ménos temo la muerte; porque sé<br />

que me librará <strong>de</strong> esta cárcel, y me restituirá á mi Criador.<br />

Quedó asombrado el cruel prefecto <strong>de</strong> la constancia<br />

110 Basilio, y dijole : No he hallado hasta ahora persona<br />

nie haya hablado con tanta libertad y atrevimiento<br />

coiüotú. Eso será, dijo Basilio, poique no has hablado<br />

Con algún obispo : qutj los obispos estamos obligados en<br />

las otras cosas á ser mas humil<strong>de</strong>s que ledos; pero Guando<br />

se traía <strong>de</strong> la fe y <strong>de</strong> la reverencia que se <strong>de</strong>be á Jesucristo,<br />

<strong>de</strong>bemos ser osados y animosos, y no consentir que<br />

se menescabe un punto la majestad <strong>de</strong> su divinidad.<br />

Finalmente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber dado y tomado en el ne-<br />

• gccio, la conclusión fué, que Mo<strong>de</strong>sto dijoásan Basilio que<br />

él le daba aquella noche para que durmiese sobre ello,<br />

y pensase lo que convenia. Entonces respondió Basilio<br />

con gran resolución: Yo seré maiiana el que hoy soy;<br />

mira lú, no le mu<strong>de</strong>s. En suma san Basilio quedó vencedor<br />

y firme como una roca en medio <strong>de</strong>l mar : y Mo<strong>de</strong>sto<br />

confuso, mirando ya al santo con respeto, se fué<br />

al emperador y le dijo lo que pasaba, y que perdia tiempo<br />

en querer conquistar á Basilio; y el emperador, con-<br />

'Virtiendo el odio en admiración, y el aborrecimiento en<br />

reverencia, mandó que no le moleslasen : y por ser dia<br />

^ ElJ'fanía, vino á la iglesia, don<strong>de</strong> estaba él, y todo<br />

so\ ^ t'e 'os cal^''cos' celebrando aquella gloriosa<br />

^ cmntdad; Y cuando vió el ór<strong>de</strong>n y concierto que hacn<br />

la Iglesia católica, en el cantar los salmos, en las<br />

Ceremonias sagradas, en el ornato y atavío <strong>de</strong> los altares,<br />

eri la <strong>de</strong>voción, silencio y mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong>l pueblo, en gran<br />

manera se maravilló, porque lodos estaban como unos<br />

angeles al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Basilio, honrándole con acatanuenlo,<br />

y mirándole con veneración; y él en medio <strong>de</strong><br />

todos con los ojos bajos, y con el aspecto recogido, sin<br />

moverse mas que si fuera <strong>de</strong> piedra, cuando entró el em-<br />

TOMO t!.<br />

209<br />

perador : el cual ofreció al templo ricos dones; aunque<br />

ninguno <strong>de</strong>l clero se atrevía á recibirlos <strong>de</strong> su mano:<br />

porque no sabian si por ser herejes, san Basilio los quería<br />

admitir : tan gran<strong>de</strong> era el respeto que le lenian,<br />

como á santo; y tan poco al emperador, por estar aparlado<br />

<strong>de</strong> la fe católica. En la misma iglesia se turbó Valente,<br />

y le vino uno como un vahido <strong>de</strong> cabeza; y para<br />

qi}p no cayese <strong>de</strong> su estado, fué menester que se la tuviesen<br />

los ministros.<br />

Allí habló á san Basilio Valente, y se ablandó con sus<br />

divinas palabras, y comenzó á mostrarse humano con<br />

los católicos; pero como eran tantos y tan importunos los<br />

herejes, labraron tanto en el corazón inficionado <strong>de</strong>l emperador,<br />

que mandó que Basilio fuese <strong>de</strong>sterrado. Estaban<br />

todas las cosas á punto, para ejecutarse la sentencia;<br />

mas venida la noche y aparejado el carro haciendo fiesla<br />

los herejes, y <strong>de</strong>shaciéndose <strong>de</strong> tristeza los católicos, sin<br />

apartarse <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> su pastor, <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> acompañarle<br />

en el <strong>de</strong>stierro ; puso el Señor su mano para <strong>de</strong>shacer<br />

tan impío y cruel <strong>de</strong>creto. Hirió con una enfermedad<br />

terrible y peligrosa aquella noche á un hijo único <strong>de</strong>l<br />

emperador, por nombre Galates, <strong>de</strong> poca edad, y apretóle<br />

<strong>de</strong> manera que los médicos le <strong>de</strong>sahuciaron; y la<br />

emperatriz Dominica dijo al emperador que aquel era<br />

castigo <strong>de</strong> Dios por el agravio é injuria que se hacia á<br />

Basilio, y que ella había pa<strong>de</strong>cido espantosos sueños y<br />

visiones por la misma causa. Mandó llamar el emperador<br />

á Basilio, y dijole : Sí es verda<strong>de</strong>ra tu fé, rurga á Dios<br />

que no muera mí hijo : y el santo dijo ; Sí tú, ó emperador,<br />

crees lo que yo creo, y das paz á la Iglesia, vivirá<br />

tu hijo. Manda que le bauticen los católicos. Con esto<br />

comenzó á mejorar el hijo, y Basilio salió <strong>de</strong> palacio ; y el<br />

emperador, porque no se atribuyese aquella mejoría á las<br />

oraciones <strong>de</strong> Basilio, le hizo bautizar por mano <strong>de</strong> los obispos<br />

anianos , y que hiciesen oración por él; y luego espiró<br />

el muchacho , que sin duda viviera, sí Valenlo hubiera<br />

lomado el consejo saludable <strong>de</strong> san Basilio. Quedó el emperador<br />

muy lastimado y amargo con este suceso, y cargaron<br />

tanto sobreél los obispos, y privados suyos herejes, díciéndole,<br />

que estando Basilio en Cesárea, su religión no podía<br />

florecer ni tener prosperidad, que <strong>de</strong>terminó otra vez <strong>de</strong>sterrarle<br />

y echarle<strong>de</strong>su silla. Formóse el <strong>de</strong>creto imperial,<br />

llevóse á Yalentc para que le firmase ; y tomándole en sus<br />

manos la silla en que estaba, se quebró. Tomóla pluma para<br />

firmarle, y no dió tinta. Mudóla tres veces, y todas tres veces<br />

las plumassequebraron. ISo escarmentó Valente, ni entendió<br />

que aquella era la mano <strong>de</strong> Dios, y perseverando en<br />

su maldad,comenzó á temblarle el brazo como sí estuviese<br />

locado <strong>de</strong> perlesía. Entonces se rindió, y temiendo daño,<br />

rasgó con sus manos la cédula y <strong>de</strong>creto que tenia hecho<br />

contra san Basilio, y <strong>de</strong>jóle estar en Cesárea, sin inquielarle,<br />

muy contra su voluntad ; porque no podía contrastar<br />

con Dios que <strong>de</strong>fendía á su sanio prelado.<br />

Hablando una vez san Basilio con Valente, un criado<br />

suyo que se llamuba Dcmóstenes, y era como veedor <strong>de</strong><br />

la casa <strong>de</strong>l emperador, y el que tenia cargo <strong>de</strong> las viandas<br />

que se servíaná su mesa, estaba presente; y queriendo<br />

lisonjear á su amo, se atravesó en aquel razonamiento, y<br />

reprendiendo asan Basilio, porque no se ajustaba con la voluntad<br />

<strong>de</strong>l emperador, hizo un barbarismo. San Basilio<br />

dijo: Basta, que vemos á Demóstenes, que no sabe hablar<br />

(aludiendo al Demóstenes, que fué príncipe déla elocueu-

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