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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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472 LA LEYEM) A DE ORO. DÍA 4.<br />

te, por santo Domingo, fueron tantos y tan gran<strong>de</strong>s, que<br />

para escribirlos seria menester hacer un largo tratado. Tuvo<br />

don <strong>de</strong> profecía : libró muchos en<strong>de</strong>moniados: sanó<br />

gran número <strong>de</strong> dolientes <strong>de</strong> cualquier género do enfermedíi<strong>de</strong>s;<br />

y restituyóles entera salud. Resuci(ó ircs muertos<br />

, el uno hijo <strong>de</strong> una matrona romana, llamada Guntadona,<br />

que frecuentaba los sermones <strong>de</strong> santo Domingo, y<br />

volviendo un dia <strong>de</strong>l sermón, halló muerlo á su hijo , y<br />

con gran fé y dolor le llevó al sanio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mucha<br />

gente , y el bienaventurado padre llegó al muerto, é hizo<br />

sobre él la señal <strong>de</strong> la cruz: asióle <strong>de</strong> la mano y levantóle<br />

vivo. Supo el papa Honorio este milagro , y dio gracias<br />

á Dios por él, y mandó que se predicase en los pulpitos.<br />

Suplicó sanio Domingo al papa que no mandase tal<br />

cosa; porque <strong>de</strong> otra manera se iria á predicar á tierra <strong>de</strong><br />

infieles ; y aunque el papa le dió este contento, el caso se<br />

divulgó en Roma tanto como si se predicara. La gente por<br />

<strong>de</strong>voción le cortaba el hábito, que era corto y apenas llegaba<br />

á las rodillas , y quei ienclo sus frailes estorbar esto,<br />

les <strong>de</strong>cia el santo padre: Dejadlos, no Ies quitéis su <strong>de</strong>voción.<br />

Kl otro muerto que resucitó fué un oficial: el cual andando<br />

en la obra <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> San Sixto, y abriendo los cimientos,<br />

cayó sobre él un paredón y",lemató, con gran lástima<br />

<strong>de</strong> los frailes y <strong>de</strong> santo Domingo, que era autor <strong>de</strong>l<br />

edificio, y sentia mucho que comenzase con sangre. Uizo<br />

oración por él, y el muerlo resucitó. Pero el tercero fué<br />

mucho mas ilusíre y famoso para las circunstancias que en<br />

él concurrieron. Este fué un caballero mozo llamado Napoleón<br />

, sobrino <strong>de</strong>l car<strong>de</strong>nal Estéfano <strong>de</strong> Fossanova, hijo <strong>de</strong><br />

su hermana: el cual, corriendo un caballo, cayóysehizo pedazos,<br />

y luego murió, al tiempo que estaba santo Domingo<br />

en San Sixto con el car<strong>de</strong>nal Estéfano y oíros car<strong>de</strong>nales,<br />

dando asiento en las cosas <strong>de</strong> las religiosas <strong>de</strong> aquella casa.<br />

Sintióse mucho esle <strong>de</strong>sastre: y cuando santo Domingo lo<br />

supo, sefuéá <strong>de</strong>cir misa; y al tiempo <strong>de</strong> alzar el santísimo<br />

Sacramento, juntamente se fué levantando por el aire un<br />

gran codo encima <strong>de</strong> la tierra , á vista <strong>de</strong> todos. Acabada<br />

la misa , se fué adon<strong>de</strong> el cuerpo estaba , y comenzó á<br />

concertar con sus manos los brazos y las piernas que estaban<br />

quebrados: y así como estaba en pié se puso en<br />

oración profundísima : y <strong>de</strong>spués hizo sobre el difunto la<br />

señal <strong>de</strong> la cruz , y levantando los ojos , ó las manos al<br />

cielo, dijo en voz alta: Napoleón , en nombre y virtud <strong>de</strong><br />

nuestro Sefior Jesucristo, levántate luego. Obe<strong>de</strong>ció luego<br />

la muerte al Autor <strong>de</strong> la vida , y Napoleón , que había eslado<br />

muerto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mañana hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> medio dia<br />

á vista <strong>de</strong> los car<strong>de</strong>nales y <strong>de</strong> toda la otra gente que habla<br />

concurrido , se levantó, habló, y pidió <strong>de</strong> comer ; y<br />

comió y bebiócomo sano, quedando atónitos <strong>de</strong> tan extraila<br />

maravilla. 3Ias aunque esle milagro haya sido tan esclarecido,<br />

y los otros, que obró este glorioso patriarca, son innumerables,<br />

y<strong>de</strong>tangran provecho para la Iglesia <strong>de</strong>l Señor<br />

; á mi ver, el mayor <strong>de</strong> lodos es la iní titucion, progreso<br />

y propagación <strong>de</strong> la ilustrísima y santísima ór<strong>de</strong>n que<br />

él fundó para tanta gloria <strong>de</strong> Dios y beneficio <strong>de</strong> la sania<br />

Iglesia : porque si se mira el tiempo en que Dios envió á<br />

santo Domingo al mundo, y los pecados, guerras, divisiones<br />

y calamida<strong>de</strong>s que habia en él; no se pue<strong>de</strong> negar<br />

sino que él le escogió para que le alumbrasecou suluz, y le<br />

inflamase con el amor <strong>de</strong> su Criador y Señor, <strong>de</strong> cuyo conocimiento<br />

estaba tan apartado. Pues si se consi<strong>de</strong>ran las<br />

armas y ayudas • con que él comenzó obra tan gran<strong>de</strong>,<br />

veremos que un hombre pobre y <strong>de</strong>scalzo, y <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong><br />

sí y <strong>de</strong> lodo favor humano, y vestido solo <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>l<br />

cielo, se lomó á brazos con lodo el mundo, y contrastó sus<br />

ondas, vientos y alteraciones, y alcanzó victoria <strong>de</strong> él.<br />

¿Pues qué diré <strong>de</strong> los ñutos que se han seguido <strong>de</strong> esta<br />

raiz y planta bendita ? ¿ Qué <strong>de</strong> los hijos tantos y tan gloriosos<br />

que ha tenido esle santísimo patriarca? ¿A un san<br />

Raimundo <strong>de</strong>Pefiafort, confesor <strong>de</strong> reyes y pontífices; á un<br />

santo Tomás <strong>de</strong> Aquino, luz y maestro <strong>de</strong> toda la Iglesia<br />

católica ; á un san Pedro mártir, amparador <strong>de</strong> la fé y cuchillo<br />

<strong>de</strong> los herejes; á un san Jacinto, espejo <strong>de</strong> santos<br />

confesores; á misan VicenleFerrer, apóstol <strong>de</strong> su tiempo;<br />

aun san Antonino, arzobispo <strong>de</strong> Florencia, <strong>de</strong>chado <strong>de</strong><br />

santos prelados; á una santa Catalina <strong>de</strong> Sena, tan regalada<br />

y entretenida <strong>de</strong> Jesucristo, su dulce Esposo , y á<br />

tantos otros bienaventurados hijos é hijas , que en número<br />

y virtud resplan<strong>de</strong>cen en la sania Iglesia católica como<br />

estrellas en el firmamento? No se pue<strong>de</strong>n contar ni dignamente<br />

alabar los innumerables y santísimos hijos, que<br />

como pimpollos <strong>de</strong> una hermosisima planta, y como sarmientos<br />

<strong>de</strong> una fecundísima cepa, han brotado <strong>de</strong> la clarísima<br />

religión <strong>de</strong> santo Domingo: los mártires, los confesores,<br />

los doctores que han ilustrado la Iglesia católica,<br />

los obispos, car<strong>de</strong>nales y sumos pontífices que la han regido<br />

y gobernado: las monjas que <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su regla y<br />

disciplina han conservado la flor <strong>de</strong> su virginidad, y vencida<br />

la flaqueza mujeril, han triunfado <strong>de</strong> la carne, <strong>de</strong>l<br />

mundo y <strong>de</strong>l infierno, viviendo como ángeles <strong>de</strong>l cielo con<br />

cuerpo mortal. Son tantos los hijos <strong>de</strong> este bienaventurado<br />

patriarca, que no tienen cuento, y tan esclarecidos, que<br />

uno solo bastara para ilustrar cualquiera religión. Pues el<br />

fruto quo <strong>de</strong> los trabajos y sudores suyos y <strong>de</strong> sus hijos se<br />

ha seguido en lodo el mundo, así en la enseñanza y reformación<br />

<strong>de</strong> costumbres <strong>de</strong> los fieles, como en la conversión<br />

<strong>de</strong> los infieles á nuestra santa fé, y especialmente en<br />

resistir á los herejes y perseguirlos con sana doctrina, vida<br />

ejemplar y autoridad apostólica; mejor es callarlo que<br />

<strong>de</strong>cir poco, habiendo tanto que <strong>de</strong>cir. Todo esto se <strong>de</strong>be<br />

al bienaventurado santo Domingo, como á patriarca éinstituidor<br />

<strong>de</strong> tan ilustre y sagrada religión: la cual siendo<br />

obra do tales manos no podia ser otra, ni el santo varón<br />

<strong>de</strong>jar<strong>de</strong> ser eminentísimo y grandísimo amigo <strong>de</strong> Dios, y<br />

riquísimo <strong>de</strong> los dones y gracias, que para obra tan admirable<br />

eran menester.<br />

Fué santo Domingo mediano <strong>de</strong> cuerpo, pero muy hermoso:<br />

el rostro largo y aguileno, la barba algo roja y el<br />

cabello: el color <strong>de</strong>l rostro muy blanco, pocas canas, y<br />

algunas mas en la cabeza que en la barba. Tenia la cabeza<br />

muy poblada <strong>de</strong> cabello, sin muestras ni entrada <strong>de</strong><br />

calvo: la voz en el púlpito muy alta y buen metal, sin pesadumbre<br />

délos oyentes. Era flaco <strong>de</strong> su complexión, y con<br />

las penitencias mas acabado <strong>de</strong> lo que sus años pedían.<br />

De los ojos y <strong>de</strong> la frente parecía algunas veces que salían<br />

como rayos, ó resplandor <strong>de</strong> luz, que le haciarespelar<br />

<strong>de</strong> los que le oían y trataban. Escribió <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> santo<br />

Domingo ocho libros Fr. Teodorico <strong>de</strong> Apoldia, religioso do<br />

su religión , por ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l séptimo general <strong>de</strong> ella, que<br />

refiere Surio en el cuarto tomo <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> los sanios:<br />

san Antonino, tercera parte, til. 23, cap. 12, y en los<br />

siguientes: Juan Garzón, «De los varones ¡lustres <strong>de</strong> la<br />

ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los Predicadores:» Marco AntonioFlamínio: Francisco<br />

Diacccio, obispo <strong>de</strong> Fiésolí; y últimamente, el

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