Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

128 LA LEYENDA DE ORO. DIA 25
rísima penitencia, por los defectos que habia cometido en
ellos , ayunando todos los dias á pan y agua , durmiendo
en el suelo, sino en los domingos que dormia en el jergón
, disciplinándose casi todos los dias con una disciplina
de hierro, y haciendo otras particulares mortificaciones.
Al fin de los cincuenta dias, parece le dijo su Esposo lo
que á la Esposa en sus Cantares: Veni de Líbano , Sponsa
mea,
veni de Líbano^ veni, coronaberis de capüe Amaná, de
vértice Sanin et Hermon, de cubilibus Leomm, de montibus
Pardorum: Ven, esposa mia , á ser coronada de las
cuevas de los Leones, y montes de los Pardos ¡ porque
la noche de la pascua del Espíritu Santo de i;>90 , estando
con las monjas en el coro, al decir el Te Deum laudamm,
fué arrebatada en espíritu , y sacada del lago de los Leones,
como ella lo mostraba con algnnos lugares déla Escritura,
que decia á propósito; y luego fué visitada de todos
los santos, de quienes era especialmente devota, entendiendo
que Dios se lus enviaba para consolarla, en premio
de lo que habia padecido en los cinco afios : y cada uno de
los santos le alcanzó del Señor ciertos dones espirituales
para su adorno. Entonces dijo ella con suma alegría: Paréceme,
Señor, que queréis remunerarme, en cierto modo
de hablar, las ofensas con que os tengo ofendido ; porque
á mí no me parece que tengo hecho otra cosa mas que pecados
; y hablando con los santos, les decia: ¡ O abogados
mios, y qué favorables me sois! Enriqueciéronla todos
con diversos dones: uno le ponia corona de piedras
preciosas en la cabeza; otro le cefiia el pecho con cadena
de oro; este la adornaba con vestidos ricos; aquel ponia
anillos de gran precio en sus dedos; y de esta manera lodos
la adornaban y hermoseaban del cielo. Viéndose la
virgen cercada por todas parles de los santos, decia: No
sé á dónde vuelva los ojos; porque quisiera veros á todos
juntos, y nó puedo ver á uno, sin dejar de ver á otro.
Cuántos fueron los éxtasis, revelaciones y favores, que
recibió del Señor en lo restante de su vida , no es cosa
que se pueda decir, porque fueron innumerables. Prometióle
el Señor, que en premio de los cinco años, que
habia tenido vista continua intelectual de los demonios,
le tendría siempre á su entendimiento ; y luego se le manifestó
de tres maneras, que deseó verle; como era en la
infancia, en la niñez, y en el tiempo que murió. Revelóle
Dios el estado de muchas personas difuntas, viendo
algunas en el cielo , otras en el purgatorio, otras en el
infierno. Entre las demás fué iluslrísima la revelación que
tuvo de la gloria del beato Luis Gonzaga , de la Compañía
de Jesús, al cual vió en el cielo entre los otros santos, y
admirada, dijo: \0 qué gran gloria es la que tiene Luis,
hijo de Ignacio 1 No pensara tal, si Jesucristo no me la hubiera
mostrado. Paréceme en cierta manera que no creía
hubiese tanta gloria en el cielo, como veo que tiene Luis.
Yo digo que Luis es un gran santo. Muchos santos hay, los
cuales creo que no tienen tanta gloria. Yo quisiera andar
por todo el mundo , y decir ¡ Luis, hijo de Ignacio, es un
gran santo; y quisiera poder significar á todos su gloria,
para que Dios nuestro Señor fuese glorificado. Tiene tanta
gloria, porque obró interiormente. ¿Quién podrá inferir el
valor de las obras y virtudes interiores? No hay comparación
alguna de lo interno á lo externo. Luis fué mártir
incógnito porque quien te ama, Señor Dios mió, como
te conoce tan gratado y tan infinitamente amable, padece
un género de martirio en ver que no te ama cuanto te desea
amar, y que no seas amado de las criaturas , sino antes
ofendido. También le fué mostrado en un éxtasis la
gloria de san Ignacio de Loyola , como se dice en el libro
de sus Revelaciones, y lo trae el padre Daniel Bartolí en la
Vida de san Ignacio , y el padre Nicolás Lancicio en sus
Opúsculos espirituales; porque vió que la divina Majestad
se complacía y deleitaba tanto en el alma de san Juan
Evangelista, que en cierta manera parecía no tener otros
santos en el cielo ; y vió también que de semejante modo
se complacía en el alma de san Ignacio, fundador de la
Compañía de Jesús: por lo cual, hablando con voz sonora,
decia : El espíritu de Juan y de Ignacio es el mismo : porque
todo es amar á Dios y traer á los hombres al amor de
Dios : y entendió que por eso se complacía Dios tanto en
estos dos santos , porque todo su fin fué la caridad y traer
los hombres á Dios por el camino de la caridad.
Entre los otros favores que Dios nuestro Señor hizo á
esta gloriosa sania, fué uno muy particular , que veía y
conocía las cosas ocultas y distantes como si las tuviera
presentes, y con espíritu profélico anunciaba las cosas que
habían de suceder.
Estando dos novicias en un lugar apartado del monasterio
, la santa, que estaba muy distante , las oyó murmurar
y fué á reprenderlas de su falla. Desde su monaslerio
oyó una plática que tenia con oíros padres el padre
Virgilio Cepari, su confesor, rector de la Compañía do
Jesús de Florencia , y refirió entonces á una novicia las
palabras que decia: y viniendo el rector al dia siguiente
al convento , por confesor 'extraordinario , á confesar las
religiosas, le contó la santa lo que habia dicho el dia antes
en su consulla.
Al cardenal de Médicis, arzobispo de Florencia, le profetizó
que habia de ser papa; pero que habia de durar
poco en aquella dignidad : y verificóse el afio de 1605, en
que por muerte de Clemente VIH fué electo sumo pontífice
, y se llamó León XI, y vivió solos veinte y seis en el
pontificado, predijo que algunas doncellas habían de ser
monjas de su monasterio , y en especial el año de 1597,
estando en un éxtasis, dijo : que la Virgen traía de las Indias
una niña para ser monja en aquella casa : lo cual
sucedió cinco años después; porque habiendo venido á
Florencia, Catalina, hija de Rodrigo Jiménez, portugués,
traída de sus padres pora casarla con alguna familia noble
de Florencia; ella, renunciando todos los desposorios humanos
, escogió por esposo á Jesucristo, y un mes después
do que llegó á Florencia , entró en el monaslcrio de la
santa : la cual le dijo, el dia que tomó el velo, muchas
cosas interiores que le habían de suceder en el discurso de
su vida. Profetizó la muerte á una madre de familias, porque
estorbaba que su hija se hiciese religiosa, y así sucedió
en pena de su pecado. Yendo á despedirse de la santa
virgen María de Médicis, hija del duque de Toscana, para
ir á desposarse con Enrique IV, rey de Francia , le pidió
que encomendase á Dios tres cosas; y una de ellas era
que le diese hijos varones. Encomendóle la santa otras
tres : la primera, que procurase con el rey su marido que
hiciese volver á su reino los padres de la Compañía , díciéndole
que este era uno de los grandes servicios que
podría hacer en beneficio de aquel reino; la segunda, que
procurase en él la extirpación de las herejías , y reducirlo
al estado que tenia en tiempo de san Luis, y la tercera
que amase á los pobres: añadiendo que si esto hacia, le-