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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA U .<br />

En esle camino les sucedió, que pasando por Antioquía,<br />

posaron en casa <strong>de</strong> un huésped honrado, que tenia un hijo<br />

esludiante, discípulo <strong>de</strong> Libanio Sofista, que también<br />

había sido maestro <strong>de</strong> san Basilio, el cual viendo al mozo<br />

Inste y pensativo, le preguntó la causa <strong>de</strong> aquella tristeza<br />

: y como el estudiante le respondiese, que su maestro<br />

h habia dado unos versos <strong>de</strong> Homero para que los <strong>de</strong>clarase<br />

, y que no los entendía ni acertaba á hacerlo, y que<br />

esta era la causa <strong>de</strong> su congoja : san Basilio se los <strong>de</strong>claró<br />

y le dió la <strong>de</strong>claración por escrito, y fué tal, que espantó<br />

á Libanio, á quien parecía que ningún hombre<br />

mortal sino él, podía <strong>de</strong>senvolver ó interpretar cosa tan<br />

enmarañada y dificultosa, y salir <strong>de</strong> aquel ciego laberinto.<br />

Y sabiendo <strong>de</strong>l estudiante, que un buésped que estaba<br />

en su posada le habia dado aquella explicación , se fué á<br />

ella, y reconoció á Basilio y á Eubulo, y los llevó á su casa»<br />

y los quiso regalar con mesa espléndida y <strong>de</strong> varias<br />

viandas: pero ellos se contentaron con agua y pan , que<br />

era su, ordinario manjar. En pago <strong>de</strong>l buen tratamiento<br />

que les hizo Libanio, quiso Basilio persuadirle, que diese<br />

<strong>de</strong> mano á la vana ostentación <strong>de</strong> la elocuencia, y á la perniciosa<br />

superstición <strong>de</strong> los dioses, y que se convirtiese al<br />

conocimiento <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios y Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>l mundo<br />

Jesucristo : pero Libanio, cerrando los oídos á la voz <strong>de</strong><br />

Dios, dijo, que aun no era venida su hora; y se quedó en<br />

su ceguedad : aunque rogó á Basilio que ensenase á sus<br />

discípulos, que para esto mandó juntar los caminos <strong>de</strong> la<br />

verda<strong>de</strong>ra filosofía, y les diese preceptos para ser doctos y<br />

virtuosos; y así lo hizo.<br />

Díjoles que guardasen la castidad, y con ella la limpieza<br />

<strong>de</strong>l alma y la pureza <strong>de</strong>l cuerpo; que su andar fuese sosegado<br />

y grave : sus palabras bien compuestas y bien pronunciadas<br />

; y su comer templado ¡ que <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los viejos<br />

callasen ; y cuando hablaban los sabios estuviesen<br />

atentos : á los mayores fuesen obedientes y sujeto?; y con<br />

los inferiores ó iguales , caritativos y amorosos : que hablasen<br />

poco y oyesen mucho, y huyesen <strong>de</strong> ser parleros<br />

y porfiados: que no fuesen fáciles en la risa , ni <strong>de</strong>sear<br />

vueltos y livianos, sino compuestos, mo<strong>de</strong>stos y vergonzosos,<br />

andando con los ( jos bajos y con ios corazones puestos<br />

en el cielo: que menospreciasen todas las bom as vanas<br />

<strong>de</strong>l siglo, y no pretendiesen grados y magisterios,<br />

sin tener partes para ello: que hiciesen á todos el bien que<br />

pudiesen, y esperasen el premio <strong>de</strong>l Señor. Estos documentos<br />

en suma dió san Basilio á los discípulos <strong>de</strong> Libanio<br />

, y <strong>de</strong>spidiéndose <strong>de</strong> él y <strong>de</strong> ellos, prosiguió con su<br />

compañero Eubulo su camino á Jerusalen. Allí los dos<br />

bienaventurados peregrinos, con gran ternura y <strong>de</strong>voción<br />

visitaron los santos lugares, y hablaron á Máximo, obispo<br />

<strong>de</strong> aquella ciudad : el cual, conociendo lo que <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />

aquel pobre sayal y vestido humil<strong>de</strong> que traían estaba en-<br />

^u ierio, se fuó con e]¡os ai r¡0 jor(ian para bautizarlos.<br />

<strong>de</strong> f 0m*)0 ^<br />

bautizaba á san Basilio, bajó una llamarada<br />

Uego <strong>de</strong>l cielo, y <strong>de</strong> ella salió una paloma , que tocó<br />

con sus alas las aguas, y luego voló á lo alto, <strong>de</strong>jando llenos<br />

<strong>de</strong> admiración y temor á los que estaban presentes.<br />

Bautizó también Máximo á Eubulo, y ungió con óleo santo,<br />

y vistió á los nuevos bautizados la ropa <strong>de</strong> Cristo, y luego<br />

|es dió la sagrada comunión con gran consuelo <strong>de</strong> los que<br />

a recibian y <strong>de</strong> todos los circunstantes.<br />

Acabada su peregrinación volvieron á Antioquía, don<strong>de</strong><br />

Melecio, obispo, or<strong>de</strong>nó <strong>de</strong> diácono á Basilio; y él comen-<br />

JUNIO. 207<br />

zó á predicar y <strong>de</strong>rramar los rayos <strong>de</strong> su luz y doctrina,<br />

con tan gran fervor y eficacia, que encendía y trocaba IOÍ<br />

corazones <strong>de</strong> los hombres con sus palabras, y mas con el<br />

ejemplo <strong>de</strong> su vida. Anduvo predicando por muchas partes,<br />

alumbrando los pueblos, y moviéndolos al menosprecio<br />

<strong>de</strong>l mundo y al amor <strong>de</strong> la virtud. Llegó á Cesárea, y<br />

allí hizo el mismo fruto que habia predicado : y fué or<strong>de</strong>nado<br />

<strong>de</strong> presbítero por mano <strong>de</strong> Hermógcnes , obispo <strong>de</strong><br />

Cesárea : el cual acabó el curso <strong>de</strong> su peregrinación, y<br />

tratando <strong>de</strong> darle sucesor, la gente celosa y virtuosa puso<br />

los ojos en Basilio, que con tanta fama <strong>de</strong> vida y doctrina<br />

resplan<strong>de</strong>cía sobre todos los <strong>de</strong>más; pero por negociación<br />

<strong>de</strong> algunos sucedió á Hermógenes Ensebio, varón católico<br />

y <strong>de</strong> buenas parles; pero algo vano y locado <strong>de</strong> envidia,<br />

y que por ver á san ü.isilio con gran<strong>de</strong> aplauso y opinión,<br />

se disgustó con él, y le dió ocasión para que ejecutase lo<br />

que habia pensado, <strong>de</strong> huir y escon<strong>de</strong>rse , por no ser<br />

compelído á ser obispo y aceptar aquella dignidad; y asi<br />

con mucha paciencia , mo<strong>de</strong>stia y humildad, se retiró á<br />

un <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong>l Ponto, llamado Malaya, á la ribera <strong>de</strong>l rio<br />

Ire<strong>de</strong> , y allí vivió algunos años en compañía <strong>de</strong> san Gregorio<br />

Nazianceno nn género <strong>de</strong> vida tan admirable y perfecta<br />

, que mas parecían ángeles venidos <strong>de</strong>l cielo , que<br />

hombres nacidos en la tierra y vestidos <strong>de</strong> cuerpo mortal.<br />

El mismo san Gregorio en la epístola octava pinta la aspereza<br />

<strong>de</strong> vida que hacían en una choza sin puertas, ni ventanas<br />

y sin hogar. La comida y bebida era un perpetuo y<br />

estrecho ayuno: y si Eumelia , madre <strong>de</strong> san Basilio , no<br />

los socorriera y enviara <strong>de</strong> comer , allí acabaran su vida<br />

<strong>de</strong> hambre. Allí se juntaron con Basilio muchos mongos,<br />

y allí los instruyó y les escribió las reglas y documentos<br />

que <strong>de</strong>bían guardar, yendo él con su ejemplo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

todos, y ensenándoles mas con obras que con palabras:<br />

<strong>de</strong> suerte, que aunque san Basilio no fué autor é instituidor<br />

<strong>de</strong> los monasterios y monges , fué su maestro é ilustrador;<br />

y <strong>de</strong> él como <strong>de</strong> fuente, bebieron los que <strong>de</strong>spués<br />

escribieron reglas <strong>de</strong> religiones y fueron padres <strong>de</strong> ellas.<br />

Allí Basilio y sus monges en ei yermo fueron perseguidos<br />

<strong>de</strong> los herejes con falsas acusaciones y calumnias; porque<br />

siendo muerto san Musonío, obispo <strong>de</strong> Neocesarea , varón<br />

¡KMTeclísimo , y tratándose <strong>de</strong> elegir en su lugar prelado<br />

digno <strong>de</strong> tal pre<strong>de</strong>cesor, y <strong>de</strong> los otros santos obispos que<br />

habían tenido aquella silla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> san Gregorio Taumaturgo<br />

; muchos juzgaron que san Basilio era el mas digno <strong>de</strong><br />

todos , y el que mas convenia para aquella dignidad : lo<br />

cual sintieron los herejes sobremanera, así por ser la<br />

doctrina <strong>de</strong> Basilio tan contraria á sus errores y engaños<br />

como porque para sí la pretendían, siendo tan indignos <strong>de</strong><br />

ella, y temian que no la podrían alcanzar, siendo su competidor<br />

san Basilio. Por esta causa no le perdonaron con<br />

sus lenguas maldicientes, ni á los santos monges que tenía<br />

en su compañía , porque les hacían guerra con su vida, y<br />

elks se cegaban con su <strong>de</strong>sacostumbrada claridad. Alumbró<br />

san Basilio, como un sol espiritual, aquellas naciones<br />

<strong>de</strong>l Ponto , y convirtió innumerables gentes ciegas al conocimiento<br />

do Jesucristo. Pero como en tiempo <strong>de</strong>l emperador<br />

Valente , arriano , la herejía con su favor, como un<br />

furioso incendio, abrasase todas las partes <strong>de</strong> Oriente, y<br />

en Cesárea hiciese gran<strong>de</strong> riza y estrago en la fé católica,<br />

no le sufrió el corazón á san Basilio estarse en su quietud<br />

y soledad, en tiempo que la causa <strong>de</strong> Dios pedía, que como<br />

bueno y leal soldado, saliese á su <strong>de</strong>fensa : y así pos-

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