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392<br />
Dios se lo mandaba : abrióle y leyó el primer capílulo que<br />
bailó, y en él estas palabras <strong>de</strong>l apóstol san Pablo : «Nó<br />
en comidas y bebidas, nó en camas ni <strong>de</strong>shonestida<strong>de</strong>s,<br />
nó en contiendas y porfías; mas vestios <strong>de</strong> nuestro SeQor<br />
Jesucristo, y no tengáis <strong>de</strong>masiado cuidado do vuestra car.<br />
ne, ni sigáis sus apetitos:» y en leyendo esta sentencia,<br />
un rayo <strong>de</strong> luz penetró el corazón <strong>de</strong> Agustín, y todas las<br />
tinieblas <strong>de</strong> sus dudas <strong>de</strong>saparecieron, y quedó tan trocado<br />
que él mismo <strong>de</strong>cia <strong>de</strong> sí estas palabras: «Vos, Sefior, que<br />
sois bueno y misericordioso, mirad 'a roíimdidad <strong>de</strong> mi<br />
miseria y muerte. Con vuestra diestra po<strong>de</strong>rosa limpiastes<br />
lo mas íntimo <strong>de</strong> mi corazón, agolando aquella balsa<br />
<strong>de</strong> podre en que estaba: y esío era no querer yo lo<br />
que Vos queria<strong>de</strong>s, y querer lo que no quería<strong>de</strong>s. Pero<br />
¿dón<strong>de</strong> estuvo tanto tiempo mi albodrío, y <strong>de</strong> qué alto<br />
y secreto abismo en un momento fué llamado, para que<br />
yo sujetase mi cuello a vuestro yugo, y los hombros<br />
á vuestra carga lijera? ¡ O cuan suave me fué luego carecer<br />
<strong>de</strong> las suavida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las niñerías y vanida<strong>de</strong>s que<br />
me'tenian preso! Ya gustaba tanto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlas, cuanto<br />
antes temia per<strong>de</strong>rlas. Porque vos que sois verda<strong>de</strong>ra<br />
y suma suavidad, las echaba<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mí: echába<strong>de</strong>slas,<br />
y en su lugar enlráb;i<strong>de</strong>s Vos, que sois mas dulce que<br />
lodo <strong>de</strong>leite; aunque nó á la carne y sangre : y sois mas<br />
claro que toda la luz, y mas interior que todo lo mas íntimo,<br />
y mas alto que toda honra; peronó para los que son<br />
gran<strong>de</strong>s en sus ojos. Ya yo rae hallaba libre <strong>de</strong> los congojosos<br />
cuidados <strong>de</strong>l adquirir y valer, y <strong>de</strong>l revolverme<br />
y entretenerme en mis gustos y apetitos: y holgábame en<br />
vos, Sefior, Dios mió, que sois mi claridad, mi riqueza y<br />
mi salud.o Uasta aquí es <strong>de</strong> san Agustín. Pero por venlura<br />
alguno preguntará, ¿ por qué escribiendo yo las virtu<strong>de</strong>s<br />
y ejemplos délos santos, para que los imitemos, he escrito<br />
aquí los vicios y errores que en su mocedad tuvo san<br />
Agustín; los cuales no se <strong>de</strong>ben imitar, sino aborrecer y<br />
<strong>de</strong>testar? A esto respondo que lo he hecho principalmente<br />
por imitar al mismo san Agustín, que en el libro <strong>de</strong> sus<br />
Confesiones pinta su vida, y hace un dibujo <strong>de</strong> sus costumbres<br />
y vicios, y los llora y pi<strong>de</strong> <strong>de</strong> ellos perdón al Señor,<br />
y dice,xque le aprovechó aquel libro <strong>de</strong> sus Confesiones,<br />
cuando le compuso, y cuando le leía, para <strong>de</strong>spertar<br />
su entendimien'o y afecto para alabar á Dios. Y no ménos<br />
porque es gran<strong>de</strong> loa y gloria <strong>de</strong>l Sefior el haber s;inadu<br />
como médico sapientísimo á un enfermo tan <strong>de</strong>sahuciado<br />
como era san Agustín, y dádole una salud espiritual lan<br />
entera, y á un hombre tan engañado y perdido, bécholc<br />
luz <strong>de</strong> la verdad y doctor y guia <strong>de</strong> los que van fuera <strong>de</strong><br />
camino. Bien es que se sepan las miserias <strong>de</strong> los hombres;<br />
porque en el remedio <strong>de</strong> ellas resplan<strong>de</strong>zcan las misericordias<br />
<strong>de</strong>l Señor. No aciertan los que cuando predican, ó<br />
quieren alabar á los santos, se recalan <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir las<br />
flaquezas y faltas que tuvieron ánles que fuesen santos:<br />
porque queriéndolos honrar á ellos, menoscaban la honra<br />
dd que los hizo sanios; y disminuyendo la enfermedad,<br />
quitan la gloría al médico que la curó. Por esto el apóstol<br />
san Pablo á boca llena dice <strong>de</strong> sí que fué blasfemo y<br />
perseguidor <strong>de</strong> la Iglesia, y que no merecía ser llamado<br />
apóstol, porque con esto engran<strong>de</strong>cía y magnificaba mas<br />
la inmensa bondad <strong>de</strong> Dios: y el Evangelio nos representa<br />
á san Mateo publicano, á la Magdalena pecadora, á los<br />
apóstoles y discípulos <strong>de</strong>l Señor, ánles que fuesen confirmados<br />
en gracia, idiotas y medrosos: y al mismo príncipe<br />
LA LEYENDA DE ORO. DÍA 28.<br />
<strong>de</strong> los apóstoles san Pedro, por una parle muy confiado, y<br />
por otra muy temeroso y negando á su mismo Maestro y<br />
Señor en el trance <strong>de</strong> su pasión : y la santa Iglesia hace<br />
fiesta <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong> san Pablo, y <strong>de</strong> la <strong>de</strong> san Agustín,<br />
y nó <strong>de</strong> otro santo alguno: para <strong>de</strong>clarárnosla merced<br />
tan señalada que Dios nueslro Señor hizo á su Iglesia<br />
en convertirlos y dárselos por ejemplo y maestros <strong>de</strong> toda<br />
santidad. A mas que es gran<strong>de</strong> aviso para los padres, que<br />
<strong>de</strong>sean criar bien á sus hijos, saber por ejemplo <strong>de</strong> san<br />
Agustín las ocasiones en que se pue<strong>de</strong>n per<strong>de</strong>r en su mocedad<br />
; y para los pecadores es <strong>de</strong> mucho consuelo el enten<strong>de</strong>r<br />
que las dificulta<strong>de</strong>s que ellos sienten en irse á la<br />
mano, y en vencer la mala coshimbrc <strong>de</strong> sus vicios, la<br />
sintieron también otros: y que con la gracia <strong>de</strong> Dios las<br />
vencieron tan perfectamenle, que vinieron á aborrecer lo<br />
que ánles amaban, y á amar lo que aborrecían, y á seitan<br />
gran<strong>de</strong>s sanios como lo fué san Agustín. Y es gran<br />
prueba y argumento <strong>de</strong> haberlo sido el confesar y publicar<br />
tan clara y llanamente sus pecados, las livianda<strong>de</strong>s y<br />
torpezas <strong>de</strong> su juventud, dando á sí confusión, á Dios gloria,<br />
y á nosotros ejemplo <strong>de</strong> profunda humildad, que es<br />
la virtud á quien daba la primacía san Aguslin, con tan<br />
gran<strong>de</strong> encarecimíenlo, como si sola ella fuera virlud.<br />
Pero volvamos al hilo <strong>de</strong> nuestra narración y digamos lo<br />
que resta <strong>de</strong> la vida do este santísimo doctor, y <strong>de</strong> sus admirables<br />
excelencias, alabanzas y virtu<strong>de</strong>s.<br />
Estando, pues, ya tan mudado san Aguslin, <strong>de</strong>terminó<br />
bautizarse y sujetar su cerviz enteramente al suave yugo<br />
<strong>de</strong>l Señor: tratólo con san Ambrosio: señalóse el dia <strong>de</strong>l<br />
bautismo (que fué el sábado santo <strong>de</strong>l año <strong>de</strong>l Señor do<br />
388), no á los treinta años (como algunos dicen), sino á<br />
los treinta y cuatro años <strong>de</strong> su edad , como lo prueba el<br />
car<strong>de</strong>nal líaronio en la segunda edición <strong>de</strong>sús anotaciones<br />
sobre el Martirologio retractando lo que habia dicho en la»<br />
primeras: aunque el breviario reformado por mandado déla<br />
santidad <strong>de</strong> Clemente VUldice que cuandosc bautizó tenia<br />
treinta y tres años: y esto parece lo mas cierto; porque<br />
si san Agustín nació el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 3;)'), y se bautizó<br />
el <strong>de</strong> ÍÍ88, no tenia sino treinta y fres años, líautizóle por<br />
su mano san Ambrosio , y con él ó sus amigos Evodlo,<br />
Alipío y A<strong>de</strong>odalo , su hijo , áfíebridio , Ponciano, Simplicio,<br />
Fauslíno, Condono, Valeriano , Justo y Paulino. En<br />
aquel acto tan solemne, se dice que san Ambrosio dijo en<br />
alta voz : Te Deum lauáamus, y que san Agns'in respondió:<br />
Te Dominum confilmur: y que así llevaron aquel<br />
himno hasta acabarle: <strong>de</strong> que la Iglesia católica usa para<br />
dar gracias al Señor por algún señalado beneficio que do<br />
él recibe. No se pue<strong>de</strong> fácilmente creer la alegría que fuvo<br />
el santo prelado Ambrosio y el bienaventurado Simpliciano<br />
por ver convertido á Agustín, y <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> enemigo<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, trocado en un soldado esforzado y capitán<br />
valeroso <strong>de</strong>l Sefior. Todos los católicos se regocijaban<br />
, y mucho mas los ángeles <strong>de</strong>l cielo. Pero ¿quién<br />
podrá explicar el júbilo y gozo <strong>de</strong> la santa madre Ménica,<br />
cuando vió al hijo <strong>de</strong> su dolor y <strong>de</strong> tantas lágrimas en el<br />
gremio <strong>de</strong> la Iglesia católica , casto , humil<strong>de</strong> , <strong>de</strong>voto y<br />
<strong>de</strong> león bravo hecho manso cor<strong>de</strong>ro? ¿Qué <strong>de</strong> lágrimas <strong>de</strong><br />
consuelo <strong>de</strong>rramaría la que habia <strong>de</strong>rramado tantas <strong>de</strong><br />
pena y dolor ? ¿ Qué gracias haría al Señor porque así la<br />
habia oído, y dádole mucho mas <strong>de</strong> lo que pedia y <strong>de</strong>seaba?<br />
Partióse <strong>de</strong>spués san Agustín <strong>de</strong> Milán con su madre<br />
y algunos <strong>de</strong> sus amigos, tomando la bendición <strong>de</strong> san