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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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480 LA LEYENDA DE ORO. DIA G.<br />

ber peleado sus soldados valerosamente.» Como esto dijese<br />

Lorenzo con entrañable afecto y muebas lágrimas; el<br />

sumo ponlíflee Sixto le consoló y le dijo: «No te <strong>de</strong>jo, bijo<br />

raio, ni le <strong>de</strong>secho por pusilánime y cobar<strong>de</strong>; antes te<br />

bago saber que te queda otra batalla mas dura que la mia<br />

y oli os tormentos mas rigurosos. Por ser yo viejo y flaco,<br />

mi tormento será breve y lijero; mas lú, que eres mozo<br />

robusto, triunfarás con mayor victoria <strong>de</strong>l tirano. Deja <strong>de</strong><br />

llorar, que presto me seguirás. (No dice, como lo notó san<br />

Agustin : Presto pasará esta persecución y quedarás libre,<br />

sino, presto morirás.) Pasados estos tres/bas, tú, que<br />

eres diácono, seguirás á tu sacerdote. ¿Para qué buscas<br />

compañía en tu pasión, pues toda la gloria <strong>de</strong> tu martirio<br />

se ha <strong>de</strong> atribuir á tus gran<strong>de</strong>s hazañas? ¿Paiaquéme<br />

quieres contigo? Elias <strong>de</strong>jó á Eliseo; y nó por eso le faltó<br />

virlud y fuerzas para hacer gran<strong>de</strong>s maravillas: lo mismo<br />

harás tú en mi: solo te encomiendo, que los tesoros <strong>de</strong> la<br />

Iglesia que están á tu cargo, los repartas á los pobres como<br />

á tí le pareciere.» Todo esto es <strong>de</strong> san Ambrosio. Después<br />

llevaron á san Sixto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l tirano, para oir la<br />

sentencia <strong>de</strong> su muerte: la cual dió Valeriano contra el<br />

santo pontífice, mandando que le llevasen al templo <strong>de</strong><br />

Marte, y que si no sacrificase fuese muerto. Estando á la<br />

puerta <strong>de</strong>l templo , dijo san Sixto al Idolo: Cristo, Hijo <strong>de</strong><br />

Dios vivo , le <strong>de</strong>struya: y los cristianos que estaban presentes<br />

, respondieron con voz alta: Amen: y al momento<br />

cayó gran parte <strong>de</strong>l templo con el ídolo; y los gentiles y<br />

ministros <strong>de</strong>l emperador, endurecidos mas con este hecho,<br />

le sacaron fuera <strong>de</strong> la ciudad para <strong>de</strong>gollarle: y san Lorenzo<br />

iba tras <strong>de</strong> él diciendo con gran ternura y sentimiento<br />

: No me <strong>de</strong>jes, santo padre; que ya he cumplido<br />

tu mandamiento, y repartido á los pobres los tesoros <strong>de</strong> la<br />

Iglesia. Degollaron á san Sixto, y con él á los dos diáconos.<br />

Felicísimo y Agapito, y á otros cuatro subdiáconos,<br />

llamados Januario, Magno, Yincencio y Estéfano, como en<br />

este dia lo dice el Martirologio romano. Sixto fué sepultado<br />

en el monasterio <strong>de</strong> Calixto, y los diáconos en el <strong>de</strong> Pretéxtalo.<br />

Celebró una vez ór<strong>de</strong>nes por el mes <strong>de</strong> diciembre,<br />

y en ellas or<strong>de</strong>nó dos obispos, cuatro sacerdotes y siete<br />

diáconos. Adviértase, que Pru<strong>de</strong>ncio en sus himnos parece<br />

que nos da á enten<strong>de</strong>r que san Sixto fuécruciücado, en<br />

unos versos que dicen así:<br />

Jam Sixtus affims cruci,<br />

Laurenlium jlenlem vi<strong>de</strong>ns,<br />

Crucis suhipso stipile, etc.<br />

Pero la común opinión <strong>de</strong> lodos los otros escritores, es,<br />

que <strong>de</strong>gollado, como dijimos, y lo notó el car<strong>de</strong>nal Uuronio.<br />

Desan Sixto hacen mención san Cipriano, Epistola 82;<br />

san Ambrosio, libro i Ofic., cap. 41 ; Pru<strong>de</strong>ncio, Ifymn.<br />

2; san Gerónimo <strong>de</strong> Script. eo<strong>de</strong>s.;Ensebio, Ub. vil, cap. i;<br />

Nicéforo, lib. vi, cap. 34; los Martirologios <strong>de</strong> Beda,<br />

Usuardo y el romano, y el car<strong>de</strong>nal Baronio en el segundo<br />

tomo <strong>de</strong> sus Anales: el cual dice, que fué la muerte <strong>de</strong><br />

san Sixto el año <strong>de</strong> 261, imperando Valeriano y Galieno.<br />

<strong>Los</strong> SANTOS JUSTO Y PASTOR, HERMANOS, MÁRTIRES.—Entre<br />

lasolrasviclor¡as,quepor medio <strong>de</strong> sus mártires y esforzados<br />

guerreros alcanzó Dios nuestro Señor <strong>de</strong> lostiranosque<br />

persiguieron su Iglesia, fueron muy ilustres las que tuvo<br />

en España <strong>de</strong> Daciano, presi<strong>de</strong>nte y ministro <strong>de</strong> los emperadores<br />

Dioclcciano y Maximiano, tan crueles y fieros<br />

tiranos, que nunca se vieron hartos <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> cristianos.<br />

Pero <strong>de</strong> todas ellas es muy esclarecida y gustosa la <strong>de</strong> los<br />

niños, y bienaventurados hermanos san Justo y Pastor,<br />

que en edad tierna y <strong>de</strong>licada, vestidos <strong>de</strong>l espíritu y favor<br />

<strong>de</strong>l cielo, triunfaron <strong>de</strong>l malvado presi<strong>de</strong>nte, y volando<br />

al cielo <strong>de</strong>jaron en la tierra el trofeo <strong>de</strong> su victoria.<br />

Vino Daciano á Alcalá <strong>de</strong> Henares, para perseguir como lo<br />

hacia en todas partes á los cristianos: publicó un edicto<br />

en que mandaba que todos sacrificasen á los dioses, protectores<br />

<strong>de</strong>l imperio romano, ó que fuesen muertos<br />

con exquisitos y atroces tormentos. Divulgóse luego este<br />

mandato: y estando muchos temerosos y encogidos,<br />

salieron al campo dos niños volerosos , para hacer<br />

burla <strong>de</strong>l tirano. Estos fueron Justo y Pastor , hermanos,<br />

el primero <strong>de</strong> siete años, y el segundo <strong>de</strong> nueve<br />

(como lo dice el papa Pió V), los cuales eran cristianos,<br />

é hijos <strong>de</strong> padres nobles y cristianos, y en aquella sazón<br />

iban á la escuela, para apren<strong>de</strong>r (conforme á su edad)<br />

las primeras letras. Luego que oyeron la voz y edicto<br />

<strong>de</strong>l tirano, entró en sus tiernos pechos un nuevo fervor y<br />

encendido <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer y morir por Cristo: y arrojando<br />

las cartillas que tenían, se partieron <strong>de</strong> la escuela y se<br />

fueron á casa <strong>de</strong> Daciano para ofrecerse al martirio. Cuando<br />

el tirano supo que aquellos dos niños sin ser llamados<br />

ni buscados, ni apremiados, sino <strong>de</strong> grado y por su voluntad,<br />

venían con tanta alegría á morir por la fé <strong>de</strong> Cristo<br />

, quedó sobremanera atónito y confuso ; y pensando<br />

que aquella seria liviandad y muchachería, los mandó<br />

azotar secretamente creyendo que con este castigo, (pie es<br />

propio <strong>de</strong> aquella edad , los amedrentarla. Al tiempo quo<br />

los llevaban á este tormento, dice san Isidoro , que los<br />

dos inocentes cor<strong>de</strong>ros se iban animando para sufrir cualquiera<br />

pena, por grave que fuese, por el Señor: y que Justo,<br />

que era el menor (temiendo por ventura que su hermano<br />

Pastor, por verle <strong>de</strong> tan poca edad , estaria con algún<br />

recelo <strong>de</strong> su constancia), le habló primero, y le dijo : No<br />

temas, hermano Pastor, esta niucríe <strong>de</strong>l cuerpo que'se<br />

nos apareja, no te espanten los tormentos pensando que<br />

no los podrás sufrir por ser <strong>de</strong> tan poca y tierna edad ; ni<br />

bagas caso <strong>de</strong>l cuchillo que ha <strong>de</strong> atravesar lu garganta:<br />

porque Dios que nos hace merced que muramos por él,<br />

nos dará lodo el esfuerzo necesario para que podamos<br />

morir y alcanzanzar la corona <strong>de</strong>l martirio: él nos dará<br />

fortaleza para que no <strong>de</strong>smayemos en esta flaca edad, y<br />

para que lleguemos á la bienaventuranza que tienen los ángeles<br />

en el cielo, y todos sus escogidos. Quedó Paslor maravillado<br />

y regocijado con estas palabras <strong>de</strong> Justo, y díjole:<br />

O hermano mió Justo, con cuánta razón te llaman Justo; pues<br />

tiene ese espíritu tan valeroso, como se ve en esta amonestación.<br />

Hablas como un justo, queriendo que yo lo sea. L¡-<br />

jera cosa me será morir contigo , por ganar á Jesucristo<br />

en tu compañía. No temeré morir, y ofrecer en sacrificio<br />

á Dios esle mi tierno cuerpo, viendo con cuánta alegría tú<br />

has <strong>de</strong> ofrecer el luyo; ni <strong>de</strong>rramar mi sangre por aque^<br />

Señor que <strong>de</strong>rramó la suya por mí, y por verle en el cielo<br />

, y gozar para siempre <strong>de</strong> su gloria. Estas y otras semejantes<br />

palabras iban los santos hermanos hablando y<br />

confiriendo entre sí, y con ellas manifestaban la virtnd y<br />

gracia <strong>de</strong>l Señor que hablaba en ellos: (como dice el real<br />

profeta) saca alabanza <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> los niñes, y délos<br />

que loman el pecho. Oyeron este razonamiento los minislios<br />

<strong>de</strong> Daciano; y admirados <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> esfuerzo y<br />

constancia , le avisaron luego <strong>de</strong> que habían oido, para<br />

que proveyese sobre el caso. Quedó asombrado el tirano'

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