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(i l S LA<br />
fiía do Jesús, la esüiiiarou y veiuviaron como á alma oscogitla<br />
<strong>de</strong> Dios , para obrar en ellas nuithas misericorilias.<br />
Llegando la virgen Rosa á los Ireina años<strong>de</strong>suedad<br />
con el colmo <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y perfecciones que hemos dicho,<br />
aquel mislerioso Cantero la quiso labrar y perficionar mas<br />
como á piedra preciosísima, con nuevos golpes, para colocarla<br />
en el edificio <strong>de</strong> la celestial Jerusalen: envióla una<br />
enfermedad tal, que la hizo olvidar todas las enfermeda<strong>de</strong>s<br />
que habia pa<strong>de</strong>cido en su vida, con haber sido muchas<br />
y muy graves y penosas : no tenia parte en su cuerpo,<br />
que no pa<strong>de</strong>ciese algún particular dolor y lormcnlo; y<br />
<strong>de</strong>cia ella, que estaba como en una penosísima cruz,y se<br />
admiraba como cabía en un cuerpo tanta mullilud y diferencia<br />
<strong>de</strong> dolores. Desahuciáronla los médicos; y la santa<br />
dijo, que no morí ria <strong>de</strong> aquella enfermedaí1; pero que los<br />
mas <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> ella le durarían basla su muerte:<br />
y así fué, porque aunque los médicos se cansaban en curarla<br />
, sus males no estaban sujetos á la medicina, como<br />
ella misma dijo á su confesor; porque eran fuera <strong>de</strong> las<br />
leyes comunes <strong>de</strong> la naturaleza: y añadió, que la mejor<br />
cura seria la paciencia <strong>de</strong> Job, la cual habia bien menester.<br />
Pa<strong>de</strong>ciendo tanto, era admirable su paciencia, y solia <strong>de</strong>cir:<br />
Haga el Señor lo que fuere muy do su voluntad; que<br />
yo gustosamente pa<strong>de</strong>zco estos males, y ni <strong>de</strong>seo vivir,<br />
ni rehuso morir. Oirás veces le <strong>de</strong>cia á Dios: Señor, mas<br />
y mas trabajos, mas y mas dolores: cúmplase vuestra<br />
santísima voluntad: añadid dolores; pero añadid también<br />
paciencia. Dijo algunas veces, que tenia mucho consuelo<br />
en tantos males, por saber que venían <strong>de</strong> mano do su Esposo,<br />
y porque se babian <strong>de</strong> pagar á peso <strong>de</strong> gloria. Habíale<br />
Dios revelado que moriría al dia <strong>de</strong> san Bartolomé;<br />
y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que lo supo celebraba con grao <strong>de</strong> alegría su fiesta:<br />
y pregunlada <strong>de</strong> su madre la causa, respondió que lo hacia<br />
porque habia <strong>de</strong> ser su <strong>de</strong>sposorio en dia <strong>de</strong> san liartolomé.<br />
No lo entendió su madre entonces; pero cuando<br />
murió Bosa, conoció que hablaba <strong>de</strong> las bodas con el Esposo<br />
celestial. Un año antes <strong>de</strong> su muerte, estando en casa<br />
<strong>de</strong>l contador, donOonzalo <strong>de</strong> Maza, tratando con la mujer<br />
<strong>de</strong>l contador <strong>de</strong> la muerte dijo : Yo, señora en esta casa<br />
tengo <strong>de</strong> míirir; no en casa <strong>de</strong> mis padres. En otra ocasión<br />
cuatro meses ántes <strong>de</strong> su muerte, dijo á la misma mujer,<br />
que había <strong>de</strong> morir <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cuatro meses, y que los últimos<br />
dolores que la habían <strong>de</strong> quitar la vida, serían<br />
atrocísimos y sobretodo una sed ardiente y mortal. Tres<br />
dias antes <strong>de</strong> su última enfermedad se retiró á su ermita,<br />
y en versos dulces como blanco cisne, cantólos últimos<br />
anuncios <strong>de</strong> su muerte; luego al primero <strong>de</strong> agesto,<br />
estando en casa <strong>de</strong>l contador don Gonzalo, la dió la última<br />
enfermedad, que se fué agravando hasta el dia 21<br />
<strong>de</strong> agosto, eo que recibió el viático con gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>voción<br />
y ternura, quedando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> enlonces con el rostro tan<br />
agradable y risueño, que causaba admiración á cuantos<br />
la miraban. Pidióla extremaunción, y <strong>de</strong>spués hizo la<br />
protesta <strong>de</strong> la fé, y rogó á un religioso que la dijese la<br />
forma <strong>de</strong> perdonar á los enemigos: y ella teniendo un<br />
crucifijo en las manos, repetia lo que su confesor iba diciendo<br />
; y concluyó con las palabras <strong>de</strong> Cristo en la cruz;<br />
'«Padre, perdónalos , que no saben lo que hacen.» Luego<br />
pidiendoperdon al contador, <strong>de</strong>l mal ejemplo queles habia<br />
dado y molestias que les habia causado con su enfermedad,<br />
diciendo, que ya le faltaban solamente dos dias.<br />
LEYKNDA DE ORO. DÍA 30.<br />
Como se iba acercando á su muerte, se le iban aumentando<br />
los dolores, y el mayor alivio que tenia era repetir<br />
muchas veces: Señor, ahrasa, atormenta, aprieta y no<br />
perdones; que aunque mas me maltrates y atormenli'?,<br />
todo es poco para lo que merecen mis pecados. Begalóla<br />
el Señor mucho en la última enfermedad, y especialmente<br />
en los tres dias últimos, manifestándola los inmensos y<br />
eternos gozos que la esperaban: le dijo á un religioso <strong>de</strong><br />
Sanio Domingo que eslaba á su cabecera: ¡ Ay padre, qué<br />
cosas dijera <strong>de</strong> la gloria, regalos y <strong>de</strong>licias que me esperan<br />
si la brevedad <strong>de</strong> la vida me diera lugarl Habia enfermado<br />
su padre en aquellos dias, y pidió que se le trajesen para<br />
que la bendijese ánles <strong>de</strong> morir, y él y su madre la echaron<br />
su bendición. Luego dió á sus hermanos buenos consejos,<br />
y rogó á los presentes que la llevasen á morir á su<br />
penitente cama, ó la pusiesen en el suelo, ó sobre unas<br />
tablas; y no pudiéndolo conseguir, pidió á un hermano<br />
suyo que le quitase á lo ménos las almohadas, para arrimar<br />
la cabeza á las barandillas <strong>de</strong> la cama, 6 imitar en<br />
algo á su esposo Jesús que había muerto en un ma<strong>de</strong>ro.<br />
Víspera <strong>de</strong> san Bartolomé á las ocho <strong>de</strong> la noche pareciéndolc<br />
á su confesor el venerable P. Fr, Juan <strong>de</strong> Lorenzana,<br />
<strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Santo Doiniugo, quedaba treguas la enfermedad<br />
, quiso ir á su convento; y la santa le dijo : Sepa<br />
mi padre, que esta noche rae he <strong>de</strong> ir á celebrar al cielo<br />
la fiesta <strong>de</strong> san Bartolomé; ya <strong>de</strong>l cíelo me han convidado;<br />
¿no será bueno ir, pues tengo las puertas abiertas? Quedóse<br />
el confesor, y llegada la media noche, hizo señas<br />
que la diesen la vela bendita , para salir con luz encendida<br />
al encuentro <strong>de</strong> su Esposo, y á un hermano suyo<br />
hizo señas también que la quitase las almohadas; y luego,<br />
estando diciendo la recomendación <strong>de</strong>l alma en su<br />
entero juicio, clavados los ojos en el cielo, diciendo,<br />
Jesús, Jesús sea conmigo, csjairó y entró en compañía do<br />
{as vírgenes pru<strong>de</strong>ntes, á cérebrar perfectamente en e)<br />
cielo con su Esposo las bodas que ánles había empezado<br />
á celebrar en la tierra , siendo <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> treinta y dos<br />
anos, y poco mas <strong>de</strong> cuatro meses, años <strong>de</strong> 1618. Una<br />
persona muy sierva <strong>de</strong> Dios, que asistió á su tránsito<br />
, vió cercada su cama <strong>de</strong> ángeles, y que al poaer el<br />
cuerpo en el féretro, cantaban con gran<strong>de</strong> armonía. Otra<br />
persona vió la sala, don<strong>de</strong> pusieron el cuerpo, llena <strong>de</strong> luces<br />
y resplandores celestiales. No quiso Dios que hubiese<br />
tristeza en la muerte <strong>de</strong> tan santa virgen; y así la madre,<br />
que ánles <strong>de</strong> morir su hija estaba inconsolable, <strong>de</strong>spués<br />
que murió, mudó la tristeza y lágrimas en gozo y alegría;<br />
efecto <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong> Rosa, que ánles habia pedido esta<br />
merced á Dios que consolase á su madre.<br />
Fué tan gran<strong>de</strong> el concurso y <strong>de</strong>voción <strong>de</strong>l pueblo, que<br />
luego concurrió al amanecer á venerar su cuerpo, tocar<br />
rosarios, y llevar, si pudiesen, alguna parle <strong>de</strong> sus reliquias,<br />
que fué necesario poner guardas para que no la<br />
<strong>de</strong>spojasen <strong>de</strong> sus vestidos. Infundía su vista gozo y veneración<br />
en cuantos la miraban, y su rostro estaba hermoso<br />
y risueño. Repararon esto muchos: y dicíéndoselo al venerable<br />
P. Fr. Juan <strong>de</strong> Lorenzana, que había sido mucho<br />
tiempo su confesor, prorumpíó en estas voces: Bienaventurados<br />
los padres que te engendraron: bienaventurada<br />
la hora ea que naciste : bienaventurada hija <strong>de</strong> santo Domingo,<br />
que ahora estás gozando <strong>de</strong> la bienaventuranza <strong>de</strong><br />
tu Criador. Moriste, como viviste: no perdiste la gracia<br />
bautismal en todo el discurso <strong>de</strong> (u vida. Al cielo subes