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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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582 LA LEYEND A DE ORO. DÍA 30.<br />

que Ríos 1c daba las vidas <strong>de</strong> lodos los que estaban con él.<br />

i inalmente pasando una terribilísima lempestad por muchos<br />

dias, y habiendo estado catorce dias sin comer, perdiéndose<br />

la nave en que iban, se salvaron todas las personas<br />

que eran doscientas y sesenta y seis, y por los mercciiniontos<br />

y oraciones <strong>de</strong>l apóstol dieron en la isla <strong>de</strong><br />

Malta, don<strong>de</strong> fueron acogidos <strong>de</strong> aquellos isleños y bárbaros,<br />

que por salir la gente mojada <strong>de</strong>l mar, y ser tiempo<br />

lluvioso y frió, encendieron para abrigarlos lumbre: y como<br />

el apóstol tomase algunos sarmientos para cebar el fuego,<br />

una víbora que estaba entre ellos, sintiendo el calor<br />

saltó fuera, y asió la mano <strong>de</strong> Pablo y quedó colgada <strong>de</strong><br />

ella. <strong>Los</strong> bárbaros vieron esto, y unos á otros <strong>de</strong>cían: Sin<br />

duda que este <strong>de</strong>be ser algún homicida y mal hombre:<br />

pues habiendo salido con tanto trabajo <strong>de</strong>l mar, sus pecados<br />

le persiguen; porque como hombres ciegos no sabían,<br />

que no Menipre las penas queda Dios en esta vida son<br />

castigo <strong>de</strong> culpas, ni todas las culpas son castigadas acá:<br />

y que nuestro Señor muchas veces da bienes temporales<br />

á los malos, y males á los buenos en este mundo; porque<br />

así conviene á la disposición <strong>de</strong> su divina provi<strong>de</strong>ncia. Mas<br />

el apói-lol, sacudiendo la víbora, la echó en el fuego sin lesión<br />

alguna. Y como los bárbaros estuviesen atentos y viesrn<br />

que no se hinchaba, ni caia, ni moria, ni habia recibido<br />

dafio alguno; comenzaron con otro nuevo y mayor<br />

pasmo á <strong>de</strong>cir, que aquel no era hombre sino Dios. Con<br />

osle milagro, y con haber sanado san Pablo al padre <strong>de</strong><br />

Pnblio, sí-fior <strong>de</strong> aquella isla, que estaba enfermo y fatigado<br />

con calenturas y otras enfermeda<strong>de</strong>s, le trajeron<br />

lodos los enfermos <strong>de</strong> la isla, á los cuales curó y dió<br />

salud.<br />

Después que el apóstol estuvo en la isla <strong>de</strong> Malta, y en<br />

olla le sucedió lo que hemos referido <strong>de</strong> la víbora, para<br />

memoria <strong>de</strong> cosa tan señalada, y mayor gloria <strong>de</strong>l misino<br />

apóstol, ha sido Dios servido que las serpientes <strong>de</strong><br />

aquella isla no sean pozoñosas ni hagan daño. De allí<br />

siguió el apóstol su navegación por Zaragoza <strong>de</strong> Sicilia,<br />

por Bijoles <strong>de</strong> Calabria, por Puzol <strong>de</strong> Ñapóles, basta llegar<br />

á Roma, saliéndole á recibir al camino los cristianos<br />

que ya habia en ella, y abrazándole y reverenciándole<br />

como á apóstol <strong>de</strong> Jesucristo, y enca<strong>de</strong>nado por su<br />

amor.<br />

Entró en Roma san Pablo, según el car<strong>de</strong>nal Baronio, á<br />

los 59 anos <strong>de</strong>l Señor, y en el tercero <strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong> Nerón.<br />

Estuvo preso dos años con un soldado <strong>de</strong> guarda,<br />

i n una casilla, que hoy dia se muestra en la iglesia <strong>de</strong><br />

Santa María i» Via lata, que es título <strong>de</strong> car<strong>de</strong>nal diácono,<br />

don<strong>de</strong> se dice por tradición que moró san Pablo. En el espacio<br />

do estos dos años tuvo muchas dispulas y reyertas<br />

con Tos judíos, dolos cuales fué acusado y perseguido bra.<br />

vanieulc. Examinóse su causa <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l mismo emperador,<br />

y <strong>de</strong>l senado, y <strong>de</strong> los pontíüccs por ser causa <strong>de</strong> reli-<br />

*gion; y porque le vieron tan apretado y acosado, teniendo<br />

por cierto que dañan sentencia <strong>de</strong> muerte contra él, muchos<strong>de</strong><br />

los que le habían acompañado le <strong>de</strong>sampararon.<br />

San Lucas acaba la historia <strong>de</strong> la peregrinación <strong>de</strong> san Pablo,<br />

y el libro <strong>de</strong> los Hechos apostólicos en los dos años <strong>de</strong><br />

la prisión que tuvo en Roma san Pablo, al cual consoló<br />

Dios y le visitó, esforzó y libró <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l león, que así<br />

llama el mismo san Pablo á Nerón, para que acabase el mimsterío<br />

<strong>de</strong> la predicación evangélica, que el mismo Señor<br />

le h:ibia encomendado.<br />

Teniendo ya al cabo <strong>de</strong> dos años libertad, y juntándose<br />

con el príncipe <strong>de</strong> los apóstoles san Pedro, no se pue<strong>de</strong> fácilmente<br />

creer el progreso que con dos caudillos tan esforzados<br />

y valerosos hizo nuestra religión, y la gente que,<br />

<strong>de</strong>spedidas las tinieblas <strong>de</strong> su ceguedad é idolatría, recibió<br />

en Roma la luz <strong>de</strong>l Evangelio. Mas porque san Pablo habia<br />

«ido escogido para llevar el nombre <strong>de</strong>l Señor por el mundo,<br />

y manifestar á los gentiles el misterio <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción,<br />

no se <strong>de</strong>tuvo mucho en Roma; ántes (comolo dice<br />

Metafrastc y otros autores) fué por Italia y Francia, sembrando<br />

la semilla y doctrina <strong>de</strong>l cielo, y llegó á España y<br />

predicó en ella, y hay rastros hoy dia, y argumentos no<br />

pequeños <strong>de</strong> ello; porque en Narbona, que es en la provincia<br />

<strong>de</strong> Langnedoc en Francia, tienen á Pablo el procónsul,<br />

que convirtió san Pablo, por su primer obispo; y dicen haberle<br />

<strong>de</strong>jado allí el mismo apóstol: y en Tortosa en España<br />

se celebra fiesta á san Rufo, uno <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Simón<br />

Cirineo, el que ayudó á llevar la cruz á Cristo, y tiénelo<br />

aquella ciudad por su prelado, afirmando haberle trai -<br />

do san Pablo, cuando vino á España, don<strong>de</strong> se convirtió el<br />

divino Hieroteo, nuestro español, á quien tanto alaba y ensalza<br />

el gran Dionisio Areopagita. Y en la historia <strong>de</strong> los<br />

gran<strong>de</strong>s mártires Facundo y Primitivo, que fueron españoles,<br />

se dice, que preguntándoles el juez, quién les habia<br />

enseñado aquella doctrina; respondieron, que san Pablo<br />

apóstol: nó porque la hubiesen oido <strong>de</strong> él mismo (que no lo<br />

alcanzaron á ver), sino <strong>de</strong> los que la hablan aprendido do<br />

san Pablo. Y aun aña<strong>de</strong> Metafraste, que andando el apóstol<br />

predicando por España con gran fruto, una mujer principal<br />

y rica, movida <strong>de</strong> la fama <strong>de</strong>l apóstol, <strong>de</strong>seó mucho<br />

verle y oir sus palabras, y que una vez con particular instinto<br />

<strong>de</strong> Dios fué á la plaza y le vió, y pareciéndole hombre<br />

blando y do santas costumbres, persuadió á su marido<br />

llamado Probo, que le hospedase en su casa y así lo hizo:<br />

y estando en ella vió en la frente <strong>de</strong> san Pablo escritas con<br />

letras <strong>de</strong> oro estas palabras: Pablo predicador <strong>de</strong> Cristo, y<br />

movida/con esta vista, se arrojó á sus piés, y se convirtió,<br />

y bautizó la primera, y se llamó Xantipe, y tras ella su<br />

marido y los <strong>de</strong>más.<br />

No sabemos si el apóstol <strong>de</strong> España pasó á África, ni<br />

si <strong>de</strong>spués que vino <strong>de</strong> Jerusalen á Roma, volvió mas á<br />

las partes <strong>de</strong> Oriente. De la caridad <strong>de</strong> san Pablo se puedo<br />

presumir que no <strong>de</strong>jó cosa por hacer que fuese <strong>de</strong> trabajo<br />

suyo, gloria <strong>de</strong> Cristo y bien <strong>de</strong> las almas. Mas cuando él<br />

se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> los obispos, presbíteros y cabezas <strong>de</strong> la<br />

Iglesia <strong>de</strong> Efeso, claramente les dijo que no le verian mas:<br />

y así se <strong>de</strong>spidieron <strong>de</strong> él con gran<strong>de</strong>s lágrimas y sollozos,<br />

como do hombre que no habían <strong>de</strong> ver mas su cara. Lo<br />

que se entien<strong>de</strong> es, que habiendo gastado el apóstol echo<br />

años, <strong>de</strong>spués que en Roma fué dado por libre, cu la predicación<br />

<strong>de</strong>l Evangelio, y peregrinado por las provincias<br />

que habernos dicho, alumbrándoles con la luz y doctrina<br />

<strong>de</strong>l cielo, volvió á Roma á los doce <strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong> Nerón,<br />

<strong>de</strong>l cual fué mandado pren<strong>de</strong>r juntamente con el apóstol<br />

san Pedro, por las causas que dijimos en su vida: las cuales<br />

no hay para qué repetir, ni el modo con que estos<br />

apóstoles fueron sacados <strong>de</strong> la cárcel, y se <strong>de</strong>spidieron el<br />

unO <strong>de</strong>l ofro: y finalmente dieron la vida por Cristo. Solo<br />

quiero añadir lo que es propio <strong>de</strong>l santo apóstol Pablo»<br />

cuya vida aquí escribimos. Llevaban al suplicio al glori^o<br />

apóstol con gran<strong>de</strong> acompañamiento y estruendo: llegado<br />

ála puerta <strong>de</strong> la ciudad vió á una señora nobilísima IIa'

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