Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 1 5. AGOSTO. 5!1
ii los pies y á las manos, y lo dejaron libre; pero pasados
algurms días, volvieron á prenderle y le degollaron , en
liempo del emperador Maximiano.
SAN MAIICELO , OBISPO Y MÁRTIR.— Sirio de nación y educado
en la fé cristiana, fué después una de sus mas firmes
columnas. Su vida fué siempre ejemplar: soltero, casado y
pastor de la Iglesia, fuú msdelo en todas las condiciones y
oslado.}. Habiendo perdido á su esposa, se retiró á un desierto,
del cual salió para ser consagrado obispo de Apamea
en la misma Siria. Todo su zelo lo empleó en desterrar
de su diócesis las reliquias de la idolatría; y estando un
día haciendo derribar un antiguo templo gentílico, los paganos,
furiosos, le asaltaron , y desques de haberle hecho
sufrir varios tormentos, le quitaron la vida el 14 de
agosto del ano 389.
SAN ESTANISLAO BE KOSTKA. (Ó Cosca); véase el día 13 de
noviembre, que es donde corresponde su vida.
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO. — Nació en Ñapóles e¡
año de 1696 , y siguió por algún tiempo con buen éxito la
carrera del foro. En 1728 renunció á ella para abrazar el
estado eclesiástico. Juntóse con muchos padres délas misiones,
y predicó con tanta unción las verdades del Evangelio,
que convirtió muchísimas almas empedernidas. Retiróse
después con algunos misioneros á la ermita de Nuestra
Sefiora de la Scala, y en ella fundó la institución del
Santísimo Redentor, destinada á la instrucción de los
campesinos, institución que, á pesar de algunos obstáculos
, fu¿ aprobada por el sumo pontífice. Clemente XIII
nombró á nuestro Ligorio obispo de sania Agueda de los
Godos en el ano 1762. Pero Ligorio, cuya alma fervorosa
no podían deslumhrar los oropeles de la grandeza,
pidió con instancia y obtuvo por fin de Pió YI ol permiso
para renunciar y retirarse á su congregación en Nocera de
Pagani, donde murió en olor de santidad siendo de novenra
anos de edad; santidad que ha sido debidameule declarada
para bien dolos cristianos, que cuentan en el número
de sus intercesores ante el Dios de bondad á nuestro insigne
Ligorio. Ha dejado varias obras que corren con general
aceptación, ya entre los doctos, como su « Teología
moral, » y SÜÍÍ Inslruccion y práclica de confesores, » ya
en manos de todos los fieles, como su « Verdad de la fé ,»
y sus «Visitas,» etc.
DIA 15.
LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SESORA.—Subió Crislo nuestro
Salvador al cielo, y dejó á su benditísima Madre y Señora
nuestra en la (ierra : no la llevó consigo; porque así convenia
á toda la Iglesia, que quedara como huérfana de
padre y madre, y muy desconsolada y afligida , si jnníaluente
perdiera la presencia corporal de su Padre y macs-
Ito y de su Madre y abogada. Dejóla, para que como luna
0n ausencia del sol alumbrase esle hemisferio, y para que
corno ama blanda j amorosa diese leche , y criase ásus
Pwbos á ta Iglesia que era pequeña y tierna , y tenia necesidad
de su suslenlo. Dejóla para ejemplo de todos los
fieie^, para que enseñase á los apóstoles , instruyese á los
evangelistas , esforzase á ¡os mártires , alentase á los confesores,
encendiese en el amor de la pureza á las vírgenes,
Y finalmente , para que como un prodigio divino resplandeciese
en el mundo. Dejóla para que con el ejercicio de
s"* admirables vir tudes creciesen mas sus merecimientos,
y la corona de su gloria fuese también mayor, cuanto
había sido mas encendida su caridad , mas duras sus pe?-
leas, y mas colmada la medida de sus trabajos y victorias.
Dejóla para aparejarle el lugar que habia de tener en el
cielo, y salU' él mismo á recibirla, acompañado de toda la
corte celestial, para que la íiesla y solemnidad de su recibimiento
y entrada en el cielo fuese mas solemne y regocijada
con la prcsencisMM-Scfior, que salía al encuentro
de su gloriosa Madre , para ensalzarla y colocarla sobre
todos los coros de los ángeles: y así dice san Anselmo
hablando con el Señor: «¿Cómo os sufrió el corazón, ó
buen Jesús , que volviendo vos al reino de vuestra gloria,
dejásedes, como huérfana, en las miserias de este mundo
á vuestra sacratísima Madre, y nó la llevásedes para que
reinase con vos?» Y responde : «Queiíades, ir, Señor,
delante, para aparejarle en vuestro reino el lugar de gloria
que habia de tener ; para que después acompañado do
toda la corte celestial con mayor fiesta la saliósedes á recibir,
y con mayor honra la sublimásedes, como convenia
que lo hiciese tal Hijo con (al Madre.» Esto es de san Anselmo.
Hoy hizo esto el Señor con su dulcísima Madre,
llevándola en cuerpo y alma al cielo, y sentándola en un
trono por si sobre todos los coros de los ángeles, y sobro
iodos los santos , como Madre suya, y Reina y Señora de
lodo lo criado: y por esta gloria tan encumbrada de la
Virgen se llama esta fiesta cspecialmenle : « Día de nuestra
Señora: » porque aunque hay otras fiestas suyas, en
que se nos representan misterios muy gloriosos; algunas
de ellas son en comparación de osla , como fiestas de la
tierra, y tuvieron sus cuidados y trabajos : pero así como
esta fué fiesta del ciclo, así también fué exenta de (odas
las pesadumbres y molestias que nacen en el suelo, y como
remate y cumplimiento de todos los gozos y deseos do
la Virgen. Verdad es, que boy celebramos en un dia tres
fiestas de nuestra Señora debajo del título de la Asunción:
una es la de su felicísimo tránsito, cuaiulo su bendita alma,
dejando el cuerpo en la (ierra , voló a! cíelo: otra es,
cuando poco después se juntó y se reunió la misma alma
con el cuerpo, y con inefable gloria subió al cielo : la tercera
es de su coronación por Reina de los ángeles y
Señora del universo; y de estas tres Cestas habernos de
tratar.
Después que Cristo, como victorioso y triunfador, fué
recibido con tanta gloria en el cielo , la Virgen , los afios
que vivió en Jerusalen, parte se ocupó en altísima contemplación
de Dios, y de los misterios que él vestido de su
car ne habia obrado en la tierra : parte, en visitar aquellos
santos lugares que su Hijo habia consagrado con sus piés,
doctrina y milagros ; y parte, en formar aquella nueva y
primitiva Iglesia del Señor, que se comenzaba á plantar y
á extender por el mundo: y habiendo pasado su vida eji
estos divinos ejercicios y santas-ocupaciones , y guardádola
Dios algunos años para consuelo y bien de toda la
Iglesia , siendo ya de anciana edad. y viendo florecer la
fé y el nombre de su Hijo, abrasada de amor y encendida
de deseo de verle, le suplicó intensamente que la librase
de las tempestades y congojas de esta vida, y la llevase
al puerto seguro de la bienaventuranza, donde para siempre
le viese y gozase de él. Oyó el Hijo los piadosos ruegos
de su Madre , y envióle un ángel con la nueva de su
muerte, y con una palma, en señal de la perfecta victor ia
que había alcanzado del pecado, del demonio y de la mis-