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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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epública sí Dios le daba ol cetro <strong>de</strong> ella, porque en la risa<br />

falsa, en el andar <strong>de</strong>senvuello, en las ruines compañías<br />

que traía, en los argumentos y disputas que hacia, impías,<br />

aunque cubiertas con velo <strong>de</strong> piedad, en el aborrecimiento<br />

que tenia á los que le amonestaban y daban buenos consejos;<br />

parece que leía el corazón <strong>de</strong> Juliano, y en él, todo<br />

lo que habp <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r; y por esto se apartó <strong>de</strong> su compañía.<br />

Y puesto caso que Juliano , siendo ya emperador,<br />

procuró ganarla voluntad <strong>de</strong> Gregorio y traerle á su servicio,<br />

nunca pudo; antes habiendo rendido á Cesáreo, su<br />

hermano, y honrádole con un cargo preeminente, tuvo Gregorio<br />

tanto sentimiento <strong>de</strong> ello, que le escribió una carta<br />

muy grave y severa : en la cual le dice, que corridos estaban<br />

él, sus padres y sus hermanos, <strong>de</strong> que siendo quien<br />

era, sirviese á un príncipe enemigo <strong>de</strong> Jesucristo, que había<br />

<strong>de</strong>jado su santa fe; y pudo tanto con Cesáreo, que <strong>de</strong>jó<br />

el cargo y honra que Juliano le había dado, y se puso en<br />

peligro <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la hacienda y vida^or no querer servir.<br />

Y el mismo Gregorio, cuando vió la persecución que movió<br />

Juliano contra los cristianos, escribió algunas oraciones<br />

elegantísimas y elocuentísimas contra él, en <strong>de</strong>fensa do<br />

nuestra santa religión. Y no contento con esto, porque el<br />

sacrilego apóstata mandó que los cristianos no cnsínia&cn<br />

letras humanas <strong>de</strong> poesía, retórica y filosofía, por parecerle<br />

que con estas armas peleaban, y le hacían cruda<br />

guerra; san Gregorio, inflamado <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l<br />

celo <strong>de</strong> su gloria, se puso á escribir muy <strong>de</strong> propósito comedias<br />

y tragedias, y todo género <strong>de</strong> verso, con gran<strong>de</strong><br />

elegancia, agu<strong>de</strong>za y excelencia <strong>de</strong> sentencias, que los<br />

cristianos hallaron en ellos todo lo que en los poetas gentiles<br />

podían <strong>de</strong>sear.<br />

Después que Gregorio hubo satisfecho á sus amigos, y<br />

leído en Atenas algunos años (como se ba dicho), tomando<br />

ocasión <strong>de</strong> la mucha vejez <strong>de</strong> su padre, y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo que el<br />

buen viejo tenia <strong>de</strong> verá su hijo, y <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su<br />

casa, <strong>de</strong>spidiéndose <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> aquella universidad, se<br />

volvió á ella y se bautizó ; y acordándose <strong>de</strong> la tormenta que<br />

habia tenido cuando navegó á Atenas, y que habia prometido<br />

á Dios <strong>de</strong>dicarse ásu servicio, <strong>de</strong>terminó ponerlo por obra,y<br />

renunciando á todos los <strong>de</strong>leites y cosas <strong>de</strong> esta breve y frágil<br />

vida, darse <strong>de</strong>l todo al Señor; y para principio <strong>de</strong> esto<br />

propuso nunca jurar en toda su vida, y así lo cumplió. Estaba<br />

tan embebecido en la lección, meditación y contemplación<br />

<strong>de</strong> todas las cosas celestiales, que <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche<br />

no pensaba otra cosa , y muchas veces <strong>de</strong> noche se<br />

le aparecía Cristo nuestro Señor, y le recreaba con su<br />

dulcísima presencia : una vez ensueños se le representaron<br />

dos hermosísimas doncellas, y se llegaron á la mesa,<br />

don<strong>de</strong> estaba estudiando, comenzaron á regalarle y tratar<br />

con él amorosamente; y como él no conociéndolas, Ies<br />

diese <strong>de</strong> mano y se enojase por verlas tan <strong>de</strong>senvueltas,<br />

y les preguntase, ¿ quiénes eran, y á qué habian venido?<br />

respondieran ellas: No te pese, ó Gregorio, que nos lleguemos<br />

á tí, y te hagamos caricias ; porque sabe que la<br />

una <strong>de</strong> nosotras es la sabiduría, y la otra la castidad, y<br />

que Dios nos ha enviado á tí, para que tengamos contigo<br />

buena amistad, y toda tu vida te acompañemos. Lo<br />

cual se cumplió <strong>de</strong> manera , que Gregorio perpetuamente<br />

fué virgen, y adornado <strong>de</strong> tan alia y profunda<br />

sabiduría, que fué llamado el Teólogo; que es la alabanza<br />

y renombro que á solo san Juan Evangelista., y<br />

y á san Gregorio Nazíanzeno , se ha dado <strong>de</strong> los padres<br />

LA LEYENDA DE ORO. DIA 9.<br />

antiguos; y toda su doctrina ha sido tan segura y tan eslimada<br />

<strong>de</strong> toda la Iglesia , que , como dice santo Tomás,<br />

alegando á san Gerónimo, no hay en ella en qué empezar<br />

: y aun aña<strong>de</strong> Rufino, que cualquiera que le ha querido<br />

contra<strong>de</strong>cir, ha sido tenido por hereje ó por sospechoso<br />

<strong>de</strong> herejía. Y <strong>de</strong> aquí es, que el gran doctor <strong>de</strong><br />

la Iglesia san Gerónimo, se precia y gloría <strong>de</strong> haber sido<br />

discípulo <strong>de</strong> san Gregorio , habiendo ido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Siria á<br />

Constantinopla, en compañía <strong>de</strong> Vincencio , para serlo y<br />

apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> él á explicar, la sagrada Escritura.<br />

Deseó el padre <strong>de</strong> Gregorio tener á su hijo cabe sí para<br />

gobierno <strong>de</strong> su casa y báculo <strong>de</strong> su vejez ; y para obligarle<br />

á ello, le or<strong>de</strong>nó contra su voluntad , <strong>de</strong> presbítero,<br />

pensando que le echaba unos grillos : pero como el santo<br />

anhelaba á la perfección y era enemigo <strong>de</strong> bullicio y ruido,<br />

y supo que su gran<strong>de</strong> amigo y compañero Basilio se había<br />

retirado como á un puerto seguro á la soledad <strong>de</strong><br />

Ponto ; rompiendo por todo sin po<strong>de</strong>r ser <strong>de</strong>tenido, se fué<br />

á él, estuvo en su compañía, aunque habitaban apartados<br />

nno <strong>de</strong> otro muchos años , haciendo los dos en aquella<br />

tierra vida <strong>de</strong> ángeles. San Gregorio, hablando <strong>de</strong> este<br />

tiempo, cuando era mozo, dice estas palabras: «Yo con<br />

mis continuos trabajos quebranlé mi carne, que con la<br />

flor <strong>de</strong> la edad tiraba coces y hervía: vencí la glotonería<br />

<strong>de</strong>l vientre y la tiranía , que está cerca <strong>de</strong> él: mortifiqué<br />

mis ojos: reprimí el ímpetu <strong>de</strong> mí ira: enfrené mis miembros,<br />

y lloré la risa i todas mis cosas consagré á Cristo.<br />

El suelo fué mí cama, el silencio mi vestido, el velar fué<br />

mi sueño , y las lágrimas mi <strong>de</strong>scanso. De dia puse los<br />

hombros al trabajo, y <strong>de</strong> noche me estuve como una estatua,<br />

escribiendo himnos, sin querer admitir <strong>de</strong>leite humano<br />

en mi alma , ni aun en el pensamiento. Esto fué el<br />

instituto <strong>de</strong> mi vida, cuando era mozo : porque la sangre<br />

y la carne como incendio echaban llamas, y me procuraban<br />

apartar <strong>de</strong> la sabiduría <strong>de</strong>l cielo. También arrojé la<br />

carga pesada <strong>de</strong> las riquezas para po<strong>de</strong>r subir á Dios mas<br />

lijero.» Todo esto es <strong>de</strong> san Gregorio , hablando <strong>de</strong> sí, y<br />

lo mismo habernos <strong>de</strong> creer <strong>de</strong> san Basilio: al cual el mismo<br />

santo en su comparación llama gigante. Dábanse los<br />

dos al estudio <strong>de</strong> la sagrada Escritura, procurando enten<strong>de</strong>rla<br />

, nó <strong>de</strong> su cabeza, sino con la luz divina que el Señor<br />

les comunicaba, y con la interpretación <strong>de</strong> los doctores<br />

y <strong>de</strong> los Padres antiguos <strong>de</strong> la Iglesia católica, que la<br />

habian <strong>de</strong>clarado. Aquí también escribieron reglas saludables<br />

y perfectas para los mongos, dándoles la forma y<br />

modo que habian <strong>de</strong> tener para serlo , w monos con las<br />

obras que lo eran en el nombre. Pero como el padre <strong>de</strong><br />

san Gregorio fuese ya <strong>de</strong> edad muy crecida y <strong>de</strong>crépita, y<br />

estuviese <strong>de</strong>sconsolado por la muerte <strong>de</strong> su hijo san Cesáreo,<br />

importunó á Gregorio que le viniese á ver y á poner<br />

cobro en su casa y hacienda ; porque él no estaba ya<br />

para administrarla y llevar pleitos con los que con falsos<br />

títulos so la querían usurpar: y Gregorio , vencido <strong>de</strong> la<br />

obediencia y respeto <strong>de</strong> su padre, y do la necesidad precisa<br />

que tenia- <strong>de</strong> su persona ; aunque con muchas lágrimas<br />

y senliniíento, <strong>de</strong>jó aquella soledad, tan acompañada<br />

do <strong>de</strong>leites, gustos <strong>de</strong>l cielo, y á su buen amigo Basilio , y<br />

volvió á Nazianzo, para alivio do su padre : y parece que<br />

nuestro Señor le trajo , no solo para darle osle consuelo<br />

temporal; poro mucho mas para remedio y salud eterna<br />

do su alma : porque como los herejes arrianos con el favor<br />

<strong>de</strong>l wnperador Valenlc anduviesen <strong>de</strong>senfrenados y bu-

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