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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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12 LA LEYRNDA<br />

ma muerte. No se pue<strong>de</strong> fácilmenle creer el júbilo que<br />

DE OKO.<br />

DÍA m<br />

tuvo el espíritu <strong>de</strong> la Virgen con tan alegre nueva, por<br />

ver que so cumplia lo que tanto <strong>de</strong>seaba. Mandó aparejar<br />

muchas velas, limpiar y a<strong>de</strong>rezar el aposento , componer<br />

su pobre cama, para hacer fiesta y aparejarse á la muerte<br />

, y á recibir en ella la visita <strong>de</strong>l Autor <strong>de</strong> la vida. Pero<br />

tratando <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> la Virgen santísima , luego so<br />

nos ofrece una duda y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> saber: ¿ Por qué el Señor,<br />

que la enriqueció con tan soberanos dones, y la eximió<br />

<strong>de</strong> otras penas y miserias (que son como corredores<br />

y alguaciles <strong>de</strong> la muerte), quiso que muriese , siendo la<br />

marca entre los cristiano», vinieron muchos <strong>de</strong> ellos, y<br />

se juntaron en la casa <strong>de</strong> la Virgen, que era en un apartado<br />

do la casa <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> san Juan Marcos, en el<br />

monte <strong>de</strong>Sion, don<strong>de</strong> Cristo había cenado con sus discípulos,<br />

é instituido aquella mesa real <strong>de</strong> su sagrado cuerpo,<br />

y el Espíritu Santo había venido en lenguas <strong>de</strong> fuego. Trajeron<br />

los apóstoles muchas velas, ungüentos olorosos y<br />

especies aromáticas (como los hebreos tenian <strong>de</strong> costumbre)<br />

, muchos himnos compuestos y canciones divinas, para<br />

celehrar su glorioso tránsito. Habia la Virgen <strong>de</strong>seado<br />

muerte pena <strong>de</strong>l pecado ? Y pues ella no pecó; antes fué<br />

ver en esta hora á los sagrados apóstoles, que á<br />

privilegiada y prevenida con singular gracia, para que no<br />

cayese en pecado original, ni en otro alguno : ¿por qué<br />

no la libró <strong>de</strong> la muerte y no la trasladó <strong>de</strong> esta vida mortal<br />

á la inmortal, sin pasar por este paso? No murió la sacratísima<br />

Virgen en pena <strong>de</strong>l pecado; que no le tuvo; sino<br />

porque habiendo muerto Jesucristo, su Hijo , no era razón<br />

que este privilegio se diese á su Madre, ni á otra persona.<br />

A mas <strong>de</strong> esto convenia que esta Seílora <strong>de</strong>struyese las<br />

herejías, no solamente con su vida, sino también con su<br />

muerte, y porque se habían <strong>de</strong> levantar los maniqueos y<br />

oíros herejes, y <strong>de</strong>cir que la Virgen María era ángel y nó<br />

mujer , y que Cristo tenia cuerpo fantástico ó traído <strong>de</strong>l<br />

cíelo, y nó humano : y si ella no muriera, pudieran afirmarse<br />

en su falsa opinión ; fué muy conveniente que ella<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mucha gente espirase, y fuese amortajada y<br />

enterrada para <strong>de</strong>shacer el error <strong>de</strong> los que la tuvieran<br />

por ángel, ó por ventura por Dios, si no muriera. También<br />

convino esto para mayor merecimiento y corona <strong>de</strong> la<br />

Virgen : porque no se pue<strong>de</strong> negar, sino que la muerte<br />

aceptada con paciencia y resignación en la divina voluntad,<br />

es muy menloria <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios : y por esto se dice,<br />

que la muerte <strong>de</strong> los santos es preciosa en los ojos <strong>de</strong>l<br />

Señor; porque es <strong>de</strong> gran precio : y mucho mas lo fué la<br />

<strong>de</strong> esta Señora, que así como venció á todos los santos en<br />

las <strong>de</strong>más virtu<strong>de</strong>s, así también en esta resignación. Y la<br />

muerte <strong>de</strong> los santos nías parece dulce sueíío que muerte,<br />

y en la Virgen mucho mas : porque su muerte no fué <strong>de</strong><br />

enfermedad , ni con dolor alguno, sino <strong>de</strong> puro amor <strong>de</strong><br />

su Amado, y <strong>de</strong> un fervorosísimo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> verle y abrazarse<br />

eternalmente con él. ¿Pues qué diré <strong>de</strong>l consuelo y<br />

aliento que á todos los miserables hijos <strong>de</strong> Adán y <strong>de</strong> Eva<br />

se nos sigue <strong>de</strong> esta dichosa muerte <strong>de</strong> nuestra Señora y<br />

Madre? Porque ¿quién se extrañará <strong>de</strong> pasar por aquel<br />

estrecho paso, por don<strong>de</strong> Cristo y su Madre pasaron?<br />

¿Quién no aceptará <strong>de</strong> grado la sentencia <strong>de</strong> muerte que<br />

por su culpa merece; pues sin ella la aceptaron Cristo y<br />

María? ¿Quién temblará <strong>de</strong> la muerte, sabiendo que está<br />

ya <strong>de</strong>sarmada, por virtud <strong>de</strong>l que la venció en la cruz, y<br />

que murió su bendita Madre? Finalmente, fué conveniente<br />

que la Virgen sacratísima muriese (como lo dice la sania<br />

Iglesia) para que con mayor confianza abogue por<br />

nosotros en el ciclo , y represente nuestras miserias en el<br />

acatamiento <strong>de</strong> su Hijo, y nos alcance perdón, misericordia<br />

y bendición, como a<strong>de</strong>lante se dirá. Estas fueron algunas<br />

<strong>de</strong> las causas, por que quiso nuestro Re<strong>de</strong>ntor que<br />

su Madre santísima pasase por el trance <strong>de</strong> la muerte i<br />

pero veamos el modo , sacado <strong>de</strong> los auloves antiguos y<br />

graves, que mas largamente referimos en su vida.<br />

la sazón vivían y andaban predicando las victorias y gloria<br />

<strong>de</strong> su Hijo por el mundo, y echarles su bendición<br />

antes <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> él: y el Señor, á quien todas las cosos están<br />

sujetas y obe<strong>de</strong>cen, por ministerio <strong>de</strong> ángeles ó <strong>de</strong> otra<br />

manera, se los trajo para consuelo <strong>de</strong> ella y <strong>de</strong> los mismos<br />

apóstoles que se hallaron presentes, y con ellos otros varones<br />

apostólicos, como Hieroteo, Timoteo y Dionisio Arcopagita,<br />

que así lo escribe él mismo, y otres graves au!orcs.<br />

Increible fué la alegría <strong>de</strong> la Virgen cuando vió en<br />

su presencia aquella dichosa y santa compañía; y <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haber hecho gracia á su precioso Hijo por haberla<br />

regalado con ella, volviéndose á ellos con rostro blando<br />

, y con un semblante <strong>de</strong>l cielo, les dijo el <strong>de</strong>seo que<br />

ella había tenido <strong>de</strong> partirse <strong>de</strong> esta vida , y que el mismo<br />

habían tenido los espíritus angélicos <strong>de</strong> verla á ella en el<br />

cielo: y que Dios se lo habia concedido; y que para eslo<br />

los había traído <strong>de</strong> diferentes'partes. Todos se enternecieron<br />

con estas nuevas, aunque le dieron el parabién <strong>de</strong> su<br />

gloria y bienaventuranza, y encendieron las velas; y la<br />

Virgen sacratísima se recosió en su humil<strong>de</strong> cama , y mirándolos<br />

á todos con su aspecto mas divino que humano,<br />

les mandó que se acercasen y les echó su bendición, suplicando<br />

á su Hijo, que él la confirmase. Todos lloraban y<br />

<strong>de</strong>rramaban ríos <strong>de</strong> lágrimas por la ausencia <strong>de</strong> tal Madre,<br />

y por ver que se les ponía aquel sol que alumbraba el<br />

mundo: mas ella los consolaba y <strong>de</strong>cía: Quedaos con<br />

Dios, hijos míos muy amados: no lloréis porque os <strong>de</strong>jo;<br />

sino alegraos, porque voy á mi querido. Luego hizo su<br />

testamento, que fué mandar á san Juan Evangelista qun<br />

repartiese dos túnicas suyas á dos doncellas que allí estaban<br />

y habían vivido muchos ahos en su compafi a: que<br />

este fué el ajuar <strong>de</strong> casa, y las riquezas y tesoros <strong>de</strong> la<br />

Virgen , que siendo Reina <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong> la tierra, habia<br />

escogido para sí la pobreza, para imitar en lodo á su pobre<br />

y riquísimo Hijo: el cual en este punto, acompañado<br />

<strong>de</strong> innumerables cortesanos <strong>de</strong> su córte bajó <strong>de</strong>l cielo. En<br />

viéndole, con gran<strong>de</strong>s júbilos <strong>de</strong> su espíritu, le dijo la<br />

Madre purísima : Yo te bendigo, Señor, dador <strong>de</strong> toda bendición,}'<br />

luz <strong>de</strong>todaluz; porquete dignaste vestirle <strong>de</strong> carne<br />

en mis entrañas. Bien segura estoy que todo lo que lú<br />

dijiste se cumplirá en mí. En diciendo esto, se compuso<br />

<strong>de</strong>centemente en su cama; y llena <strong>de</strong> increíble gozo, por<br />

ver á su Hijo que la llamaba, alzando las manos le dijo:<br />

Cúmplase en mí tu palabra: y diciendo eslo, como quien<br />

se echa á dormir, sin pena, ni dolor alguno, dió su<br />

espírilu á aqu^I Señor, á quien ella habia dado su carne;<br />

y fué la noche antes <strong>de</strong> los Jíi <strong>de</strong> agosto, cincuenta y<br />

siete años <strong>de</strong>spuesque parió á Cristo, y álos veinte y tres<br />

<strong>de</strong> su pasión; siendo <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> setentay dos años, monos<br />

Luego que se supo en Jemsalen la nueva que la Virgen<br />

había tenido <strong>de</strong>l cielo, y se <strong>de</strong>rramó por aquellacoveinte<br />

y cuatro días , según la mas común opinión , como<br />

mas largamente lo dijimos en su vida.

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