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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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57* LA LEYENDA DE ORO. DIA 25.<br />

ria y <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los moros r porque habiendo enviado<br />

parte <strong>de</strong> su gente á Francia, él se quedó cinco anos<br />

en Siria; y no estuvo ocioso, porque con su ejemplo y<br />

gran caridad convirtió gran número do moros á la<br />

fe católica: rescató muchos cautivos cristianos: fortificó<br />

muchas ciuda<strong>de</strong>s y castillos que tenia: enterró por su mano<br />

muchos cuerpos <strong>de</strong> cristianos muertos que estaban pollos<br />

campos, no haciendo caso <strong>de</strong> la putrefacción y mal<br />

olor, que era mucho y muy gran<strong>de</strong>: <strong>de</strong> manera, que<br />

siendo vencido <strong>de</strong> los moros, quedó vencedor <strong>de</strong> sí mismo,<br />

y <strong>de</strong> la que llaman fortuna; y con mas ilustre victoria<br />

triunfó <strong>de</strong>l mundo, y fué mas provechoso á los fieles<br />

é infieles, que si los hubiera sujetado: porque como él<br />

estaba sujeto íi Dios, no se quejaba ni se maiavilluba que<br />

no hubiese favorecido á sus intentos: no murmuraba <strong>de</strong><br />

sus juicios ocultos; antes rendido en todo á su justísima<br />

voluntad, confesaba que por sus pecados era muy justo<br />

aquel castigo. Ocupándose pueien obras tan santas, recibió<br />

aviso<strong>de</strong>que la reina dona Blanca, su madre, era muerla.<br />

y que convenia que se volviese luego á su reino <strong>de</strong><br />

Francia, y así lo hizo embarcándose á su nave: la cual,<br />

puesto caso que corrió gran peligro <strong>de</strong> abrirse, mas por<br />

las oraciones <strong>de</strong>l santo rey fuélióre y llegó á salvamento.<br />

No se pue<strong>de</strong> fácilmente creer el gozo que causó en toda<br />

la cristiandad y particularmente en el reino <strong>de</strong> Francia,<br />

el ver en ella á su rey, libre ya <strong>de</strong> todos los peligros y<br />

afanes que en aquella jornada habia pasado, y el regocijo<br />

con que fué recibido, y el concurso <strong>de</strong> la gente que le<br />

vino á ver y darle el parabién <strong>de</strong> su llegada. Volvió aun<br />

mas fervoroso que antes, y con mas vivos y encendidos<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> emplearse todo en servicio do nuesiro Sefior:<br />

y así comenzó luego á mostrarlo en las obras. Edificó<br />

muchos hospitales, para recogimiento y sustento<br />

<strong>de</strong> los pobres: á los cuales él mismo daba <strong>de</strong> comer algunas<br />

veces hincado <strong>de</strong> rodillas. Fundó muchos monasterios<br />

<strong>de</strong> religiosos, y dotólos <strong>de</strong> muy buenas rentas; especialmenle<br />

á los padres <strong>de</strong> Sanio Domingo y <strong>de</strong> San<br />

Francisco (<strong>de</strong> los cuales fué <strong>de</strong>votísimo) hizo gran<strong>de</strong>s limosnas,<br />

y les labró muchas casas é iglesias : y con su<br />

autoridad reprimió á los que perseguían sus ór<strong>de</strong>nes, como<br />

religiones nuevas, y mandó ejecutar lo que los sumos<br />

pontífices en favor <strong>de</strong> ellas hablan <strong>de</strong>cretado, y castigar á<br />

los contumaces y obstinados. Favorecía en gran manera á<br />

los varones doctos y señalados en alguna ciencia, y especialmente<br />

á los teólogos, y entre ellos á Roberto Sorbon,<br />

que instituyó en París el insigne colegio teólogo, que hasta<br />

hoy {lomando nombre <strong>de</strong> su fundador) se llama<br />

Sorhona. Habiendo, pues, pasado su vida en santos<br />

ejercicios, cumpliendo enteramente con su oficio y dignidad<br />

<strong>de</strong> rey, y floreciendo en gran manera su reino, tuvo<br />

nueva <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s trabajos que los pocos cristianos que<br />

hablan quedado en Siria pa<strong>de</strong>cían, y que aquellos sanios<br />

lugares que Cristo nuestro Re<strong>de</strong>ntor habja regado y consagrado<br />

con su preciosa sangre, eran hollados y consagrados<br />

<strong>de</strong> los bárbaros é infieles, con suma ignominia<br />

<strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Cristo: y no sufriéndole el corazón, <strong>de</strong> no<br />

hacer todo lo que pudiese para librarlos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> tan ílerosy<br />

cruelesenemigos, como sila primera jornada le hubiera<br />

sucedido muy á su gusto y contento, así <strong>de</strong>terminó <strong>de</strong><br />

hacer otra, y poner su persona y las <strong>de</strong> sus hijos y <strong>de</strong> sus<br />

vasallos, «n nuevos trabajos y peligros; por volver por la<br />

bonra <strong>de</strong> Dios. Para esto juntó mucha gente <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> su reino y <strong>de</strong>l común: y estando para embarcarstí<br />

con tres hijos suyos, Felipe , Juan y Pedro, y con el rey<br />

<strong>de</strong> Navarra y otros señores , y príncipes eclesiásticos y<br />

seglares, llamóá sus hijos; y volviéndose al primogénito<br />

cuii rostro alegre y voz suave y amorosa le dijo: Bien ves,<br />

hijo mió, que yo siendo ya viejo y cansado, y la reina tu<br />

madre crecida en edad , <strong>de</strong>jo el reino que por la misericordia<br />

<strong>de</strong> Dios poseo, sosegado, rico y abundante <strong>de</strong> honras,<br />

gustos y <strong>de</strong>leites, y que no me <strong>de</strong>tiene el <strong>de</strong>sconsuelo<br />

<strong>de</strong> tu madre, ni el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> gozar lo que Dios me ha<br />

dudo, por servirle á él y servir á su Iglesia. Esto te digo<br />

para que, cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mis dias vengasá ser rey,<br />

no tengas cuenta con tu mujer, ni con tus hijos, ni otra cosa<br />

alguna sea parte para que por ella <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> emplearle<br />

en servir á Cristo, y amparar la Iglesia , y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la té<br />

católica. Yo he querido darle ejemplar á ti y á tus hermanos,<br />

para que cuando se ofreciere la ocasión, hpgais vosotros<br />

lo que me veis hacer á mí. Embarcóse el santo rey,<br />

primero dia <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>l año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> J270, en el<br />

puerto <strong>de</strong> Marsella para el reino <strong>de</strong> Túnez (porque los<br />

moros que allí estaban, eran gran<strong>de</strong> estorbo á los cristianos<br />

que navegaban á la conquista <strong>de</strong> Jerusaleti', con<br />

inlencion <strong>de</strong> tomarla primero y quitar aquel impedimento,<br />

y <strong>de</strong>spués pasar a<strong>de</strong>lante. Llegó la armada al<br />

puerto Tarina , que es el antiguo <strong>de</strong> Cartügo, ó allí cerca:<br />

saltó en llera el ejército; tomó un pueblo <strong>de</strong> los moros; y<br />

estando allí con gran<strong>de</strong> esperanza <strong>de</strong> felicísimo suceso,<br />

por secreto juicio <strong>de</strong>l Señor , dió en el ejército una enfermedad<br />

que andaba por aquella tierra, déla cual muchos<br />

moros hablan perecido. Fué creciendo <strong>de</strong> suerte, que no<br />

solamente moria la gente común, sino también la mas<br />

principal: y en pocos dias arrebató á Juan, hijo <strong>de</strong>l rey,<br />

é hirió al mismo rey : el cual, conociendo que aquella<br />

enfermedad era mortal, no se turbó ni sé afligió ; ánles con<br />

un corazón blando y amoroso y filial, se volvió al Señor,<br />

alabándole por la misericordia que le hacia en librarle do<br />

la cárcel <strong>de</strong> su cuerpo : y á menudo repetía aquella oración<br />

<strong>de</strong> la santa Iglesin : «Dadme gracia, Señor, para<br />

que menospreciemos las cosas prósperas <strong>de</strong>l.mundo, y<br />

no temamos las adversas :» y orando por la gente quo<br />

lí ala, <strong>de</strong>cia: Señor, sed vos sanlifícadory guarda <strong>de</strong> vuestro<br />

pueblo: y .Iraycndole el santísimo cuerpo <strong>de</strong> Cristo<br />

nuesiro Salvador por viático , le adoró y recibió con singular<br />

<strong>de</strong>voción y reverencia, y copiosas y afectuosas lágrimas.<br />

Preguntándole el sacerdote; si creía que aquel<br />

era el verda<strong>de</strong>ro Hijo <strong>de</strong> Dios; respondió: No ménos lo<br />

creo que si viera á Cristo en la misma figura en que subió<br />

á los cielos. Estando ya agonizando, miró al cielo , y dijo<br />

aquellas palabras <strong>de</strong>l salmo: «Señor, yo entraré en vuestra<br />

morada , y os adoraré en vuestro santo templo, y alabaré<br />

vuestro nombre:» y dichas estas palabras, dió su<br />

espíritu al Señor. ¡ O varón bienaventurado! ¡ O rey verda<strong>de</strong>ramente<br />

santo, que lanbien |supistc sujetar la soberanía<br />

y majestad real á los piés <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> los reyes y Monarca<br />

<strong>de</strong>l cielo y déla tierra! [Pues ni le ablandó el <strong>de</strong>leite,<br />

ni le <strong>de</strong>svaneció la honra, ni te engañó la codicia,<br />

ni te levantó la prosperidad, ni te abatió la adversidad, ai<br />

te trocó alguna variedad <strong>de</strong> fortuna para que no estuvieses<br />

siempre atento á la voluntad <strong>de</strong>l Señor! El cual en la vida<br />

y muerte <strong>de</strong> este rey y gran siervo suyo, nos quiso enseñar<br />

cuán gran fuerza llene su gracia para vencer las<br />

blanduras <strong>de</strong> nu&stra carne, los engaños <strong>de</strong>l mundo, y lo-

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