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DiA G. AGOSTO. 477<br />
haber el Salvador moslrádose glorioso con aquella nueva<br />
claridad en el monle, llaman los evangelistas trasfigurarse:<br />
porque aunque no lomó otra forma ni figura, pero<br />
ídtcró la que ánles tenia, dándole aquel nuevo resplandor<br />
y maravillosa claridad : lo cual, puesto caso que mirando<br />
al cuerpo pasible y mortal que entonces tenia el<br />
Siiñor, parezca que fué milagro ; pero si consi<strong>de</strong>ramos la<br />
fuente <strong>de</strong> don<strong>de</strong> manaba aipiella soberana luz, hallaremos<br />
que no lo fué; porque nacía <strong>de</strong> su divinidad y <strong>de</strong> la gloria<br />
que poseia su ánima benditísima; la cual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<br />
que fué unida al cuerpo, vio á Dios y fué bienaventurada<br />
, y <strong>de</strong> ella <strong>de</strong>bia redundar , y en aquel cuerpo, la<br />
participación <strong>de</strong> aquella gloria, y los cuatro dotes que<br />
tienen los bienaventurados en sus cuerpos gloriosos, que<br />
son impasibilidad, agilidad , sutileza y claridad : pues á<br />
la alma gloriosa se <strong>de</strong>be, cuerpo glorioso y proporcionado.<br />
Mas el Señor, para po<strong>de</strong>r pa<strong>de</strong>cer en la carne que babia<br />
lomado por nosotros, <strong>de</strong>tuvo la gloria <strong>de</strong> su alma para<br />
que no redundase en su cuerpo, con un continuo milagro:<br />
y ahora, para animarnos y alentarnos en su servicio, por<br />
las otras razones que dijimos, soltó la represa, y <strong>de</strong>jó á su<br />
santísima alma que comunicase á su cuerpo lo que siempre<br />
habia <strong>de</strong> comunicar, si para nuestro bien no estuviera<br />
<strong>de</strong>tenido; y esto , como dijimos, no fué milagro sino<br />
cesación <strong>de</strong> milagros : porque si una piedra que <strong>de</strong> suyo<br />
es pesada é inclinada á su centro, estuviese suspensa y<br />
<strong>de</strong>tenida en el aire , seria milagro ; pero si quitado el estorbo<br />
cayese abajo, no se tendría por milagro: porque<br />
aquello es lo. natural y propio <strong>de</strong> la piedra; y lo otro había<br />
sido violento y contra su naturaleza.<br />
- Pero dice el sagrado evangelista, que aparecieron allí<br />
con el Señor en majestad Moisés y Elias, para que fuesen<br />
l 'stigos <strong>de</strong> su gloriosa trasfiguracion. Elias vino <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
estaba , en cuerpo y alma; y Moisés , como dice santo<br />
Tomás, vino con sola su alma , tomando un cuerpo aéreo,<br />
á la manera que le suelen tomar los ángeles cuando aparecen:<br />
aunque mas conforme á la letra <strong>de</strong>l sagrado Evangelio<br />
parece, que Moisés haya resucitado y venido en su<br />
propio cuerpo; así lo dicen Tertuliano, Orígenes, Ircneo,<br />
Cirilo, san Gerónimo, san Agustín y otros gravísimos<br />
autores. Quiso el Sefiorque Moisés y Elias se hallasen<br />
presentes; porque en Moisés se figuraba la ley, y en Elias<br />
los profetas : y la ley y los profetas dan testimonio <strong>de</strong><br />
Cristo. Y también , para que los discípulos que habían <strong>de</strong><br />
oír <strong>de</strong>cir que Cristo era Elias ó Jeremías , ó uno <strong>de</strong> los<br />
profetas , se <strong>de</strong>sengañasen viendo á Elias en propia persona<br />
al lado <strong>de</strong>l Señor: y para que entendiesen que no era<br />
Klías, sino Señor <strong>de</strong> Elias : y no ménos para mostrarse<br />
Señor <strong>de</strong> los vivos y;<strong>de</strong> los muertos ; pues Elias era vivo,<br />
y Moisés muerto. Moisés fué el legislador y el profeta mas<br />
Cslitaado y reverenciado <strong>de</strong> los hebreos : y Elias el mas<br />
2^loso <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> su ley:<br />
Y por esto , entre lodos los profetas , estos fueron esco^i-<br />
•tos para que testificasen que Cristo no contra<strong>de</strong>cía á la ley<br />
('e Moisés, sino ántes la perfeccionaba, y en todas sus<br />
Aciones buscaba y procuraba la honra <strong>de</strong> su eterno Padre,<br />
^a<strong>de</strong> san Gerónimo , ipie porque los escribas y fariseos<br />
Pidieron á Cristo nuestro Salvador señal <strong>de</strong>l cíelo; él quiso<br />
darla á sus discípulos, trayendo por el cíelo á Elias y<br />
' ^untando <strong>de</strong>l limbo á Moisés , para <strong>de</strong>clarar que podía<br />
hacer milagros en el profundo <strong>de</strong>l infierno y en el cíelo.<br />
^ si los que mas ayunan y so privan por amor <strong>de</strong> Dios<br />
<strong>de</strong> los buenos bocados, merecen ser mas regalados con<br />
los relieves espirituales qu&Díos da á los suyos ; ¿quiénes<br />
habían <strong>de</strong> ser llamados á esta mesa, y como convite real,<br />
sino los que habían ayunado cuarenta días sin comer bocado,<br />
como el Salvador, como lo hicieron Moisés y Elias?<br />
Pero cosa maravillosa es, que estos dos excelenlisímos profetas,<br />
estando el Salvador en tan gran<strong>de</strong> majestad, hablaban<br />
con él <strong>de</strong>l exceso y muerte que babia <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer en<br />
Jerusalen : para enseñarnos aquel exceso <strong>de</strong> la inmensa<br />
é incomprensible bondad <strong>de</strong> Dios para con nosotros; pues<br />
estando en aquella gloriosa representación, trataba <strong>de</strong> la<br />
cruz, y <strong>de</strong> la pasión y muerte que por nosotros había <strong>de</strong><br />
pa<strong>de</strong>cer en Jerusalen: lo cual fué un exceso <strong>de</strong> infinita<br />
sabiduría, por la cual el que es Sabiduría <strong>de</strong>l Padre, y en<br />
quien están escondidos todos los tesoros <strong>de</strong> la sabiduría y<br />
ciencia <strong>de</strong> Dios , fué tratado y escarnecido como un mentecato,<br />
y calló como mudo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los queleacusaban,<br />
para salvar por la ignominia <strong>de</strong> la cruz á los que creyesen<br />
en él, y mostrar qne toda la sabiduría <strong>de</strong>l mundo en el<br />
acatamiento <strong>de</strong>l Señor, es insipiencia y locura. Fué exceso<br />
<strong>de</strong> caridad; pues <strong>de</strong> tal manera el Señor amó al esclavo<br />
que le habia ofendido, que para que él no muriese, murió<br />
el mismo Señor, y pagó, con una muerte tan afrentosa<br />
y dolorosa , la pena que él por su culpa merecía. Fué exceso<br />
<strong>de</strong> humildad, <strong>de</strong> obediencia, <strong>de</strong> pobreza, <strong>de</strong> penitencia,<br />
<strong>de</strong> mansedumbre, y <strong>de</strong> todas las otras virtu<strong>de</strong>s perfectísimas<br />
y divinas que nos enseñó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cátedra <strong>de</strong> la<br />
cruz, como maestro único y preceptor venido <strong>de</strong>l cielo.<br />
Despertaron los apóstoles, y vieron aquella visión admirable<br />
, y oyeron el razonamiento que Moisés y Elias tenían<br />
con el Señor, y conocieron que eran Moisés y Elias: porque<br />
, aunque nunca los habían visto; por divina revelación<br />
y por aquella lumbre <strong>de</strong> gloria que tenían , los pudieron<br />
conocer, y por ventura por las palabras que cada uno do<br />
ellos <strong>de</strong>cía hablando con Cristo, y manifestando quién era.<br />
Y al tiempo que se partian y <strong>de</strong>spedían <strong>de</strong> Cristo, dice el<br />
evangelista san Lúeas , que san Pedro , como mas fervoroso,<br />
y que con mas disgusto oía hablar déla pasión y<br />
muerte <strong>de</strong> su maestro, le dijo: Señor, bien estamos aquí:<br />
hagamos en este monte tres moradas: una para Vos, otra<br />
para Moisés y otra, para Elias. Pero aña<strong>de</strong> el evangelista,<br />
que no-sabia loque <strong>de</strong>cía. Fué tan gran<strong>de</strong> el gozointoi ior,<br />
y la dulzura y alegría que tuvo con aquella celestial visita,<br />
que engañado y como fuera <strong>de</strong> sí, habló sin saber lo<br />
que se <strong>de</strong>cía, ni acordarse <strong>de</strong> cosa humana, ni quererse<br />
jamás apartar <strong>de</strong> aquella suavidad y gusto que sentía.<br />
No sabía san Pedro lo que se <strong>de</strong>cía; porque estando<br />
todo el mundo en tinieblas, quería escon<strong>de</strong>r y encerrar<br />
en aquel monte el Sol <strong>de</strong> justicia que le habia <strong>de</strong> alumbrar.<br />
No sabía lo que se <strong>de</strong>cia; porque habiendo venido Cristo<br />
al mundo para pa<strong>de</strong>cer, él no quería que pa<strong>de</strong>ciese. No<br />
sabia lo que sedéela; porque en repartimiento <strong>de</strong> aquellas<br />
moradas que allí quería fabricar, igualaba á Moisés<br />
y á Elias con Cristo'. No sabia lo que se <strong>de</strong>cía; porqim<br />
sínido hombre pasible y mortal pensaba gozar <strong>de</strong> la bienaventuranza,<br />
sin pasar por el estrecho paso y amargura<br />
<strong>de</strong> la muerte. No sabia lo que se <strong>de</strong>cia; porque buscaba<br />
en la tierra lo que no podía hallar sino en el cielo: quería<br />
<strong>de</strong>scansar, don<strong>de</strong> se ha <strong>de</strong> trabajar y gozar en<br />
el lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stierro, y alcanzar victoria sin pelea, y<br />
corona sin batalla, y premios sin servicios, y ol dinero<br />
y paga que se da al jornalero , ánles <strong>de</strong> haber