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DÍA 48. MAYO. 80<br />
pstimada Esposa la sania Iglesia: unas veces con realces<br />
<strong>de</strong> sabiduría, csinallados <strong>de</strong> los primores <strong>de</strong> lavirlud, labra<br />
preciosas láminas do oro : tales fueron los Gregorios,<br />
Ambrosios, Agustinos, Gerónimos, y otros muchos que con<br />
su elevada doctrina ilustraron los misterios <strong>de</strong> nuestra santa<br />
fé, confundiendo la hidra <strong>de</strong> la inü<strong>de</strong>lidad y herejía.<br />
Otras veces, para mostrar lo admirable <strong>de</strong> su omnipotencia,<br />
compone ladrillos <strong>de</strong> barro, cincelando en ellos las<br />
perfecciones <strong>de</strong> la Jerusalen triunfanle. Entre los muchos<br />
es uno no vulgar el glorioso san Félix <strong>de</strong> Cantalicio, á<br />
quien no teniendo alguna cultura <strong>de</strong> estudios, comunicó<br />
Dios los tesoros preciosos <strong>de</strong> la gracia, y altísimos secretos<br />
<strong>de</strong> su divinidad, para ornato <strong>de</strong> la Iglesia católica, y<br />
esplendor <strong>de</strong> los santos mas elevados <strong>de</strong> Roma. Nacióeste<br />
siwvo <strong>de</strong> Dios en el año 1513 en las faldas <strong>de</strong> los montes<br />
Apeninos en un pueblo pequefio, cuatro millas distante <strong>de</strong><br />
la ciudad <strong>de</strong> Reate, llamado Cantalicio. Sus padres tuvieron<br />
cuatro varones y una hembra, y el tercero fué nuestro<br />
santo. Vivian aplicados á labrar la tierra, conservando en<br />
^ simplicidad <strong>de</strong> rústicos mucha piedad y <strong>de</strong>voción cristiana.<br />
El abuelo, hallándose con entera salud, pronosticó su<br />
muerte próxima: porque muriendo una nieta suya, hija<br />
<strong>de</strong>l primogénito, le dijo : «Yéle al cielo, sanlica mia : <strong>de</strong><br />
mi Dios y <strong>de</strong> mí seas bendita; y aguárdame, que el sábado<br />
iré á buscarte :» lo que se cumplió como habia dicho. De<br />
don<strong>de</strong> los vecinos gustosamente les daban el apellido <strong>de</strong><br />
Santos, que era propio <strong>de</strong> su easa; y admirando los preludios<br />
<strong>de</strong> la virtud, que ilustraron á la infancia <strong>de</strong> san Félix,<br />
doc'an : Santos los padres; ¿qué ha <strong>de</strong> ser sino el hijo<br />
Santo? Guando empieza á rayar el alba, baña al mundo<br />
<strong>de</strong> aleg, ía: nó <strong>de</strong> otra manera san Félix, en los crepiisculos<br />
<strong>de</strong> su tierna edad, dió muestras <strong>de</strong> los resplandores<br />
(,e gracia con que Dios le iba disponiendo al gozo y consuelo<br />
<strong>de</strong> los fieles. La pobreza <strong>de</strong> sus padres no permitió<br />
aplicarle á otro estudio que á las rustiqueces <strong>de</strong>l campo:<br />
Ptn'O criáronle en santo temor <strong>de</strong> Dios, instruyéndole en los<br />
rudimentos <strong>de</strong> nuestra santa fé, y buenas costumbres; mas<br />
os pimpollos <strong>de</strong> la virtud, que empezaban á <strong>de</strong>spuntar en<br />
eJ <strong>de</strong> este niño, <strong>de</strong>claraban bien tener superior maesj,<br />
que con la virtud <strong>de</strong> su gracia obraba mas en él, que<br />
'a humana industria. Oia <strong>de</strong> tal modo las voces interiores<br />
<strong>de</strong> Dios, que le inclinaban al aborrecimiento <strong>de</strong>l vicio, y á<br />
la escuela <strong>de</strong> la virtud, que no daba oidos á palabras in<strong>de</strong>centes,<br />
ni á acciones <strong>de</strong>scompuestas <strong>de</strong> los otros muchachos:<br />
los cuales si se divertían en alguna travesura pueril,<br />
al ver venir al siervo <strong>de</strong> Dios, reprimiéndose, se avisaban<br />
diciendo: Ola, aquí está Félix: mirad que viene el santo.<br />
Todos los que conocieron su mocedad, testificaban fácilmente<br />
no haber visto en él alguna acción, aunque leve, inlno<strong>de</strong>sta;<br />
sí que siempre hablan admirado la exterior composicion<br />
<strong>de</strong> su cuerpo y sus costumbres, juntas con una<br />
Clinacion especial á todo lo que pertenece á piedad y<br />
<strong>de</strong>voción. Llegado á la edad <strong>de</strong> doce años, le enviaron á<br />
Ciudad Ducal, para servir á Marco Tullo Pico, noble y hon-<br />
,,ado ciudadano : el cual le <strong>de</strong>stinó á guardar ganado, y<br />
poco <strong>de</strong>spués siendo mas robusto en edad, á la labranza<br />
<strong>de</strong> sus Presiones. A uno y otro empeño atendió san Fécon<br />
toda diligencia y fi<strong>de</strong>lidad, no olvidando trabajar<br />
0 „ j uutiiuau, nu uivmaijuu .ii aucijd.<br />
lest'T0 teiren0 <strong>de</strong>SU corazon'en el cual el Arador celos<br />
v /r^""0 echaba coPiosa semilla <strong>de</strong> <strong>de</strong>votos afec-<br />
Y agentes <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> complacer mas á Dios que á los<br />
TOMO 11.<br />
hombres. Las continuas ocupaciones <strong>de</strong> su oficio no lepcrmilian<br />
<strong>de</strong>tenerse mucho tiempo en el templo ni en el retiro<br />
<strong>de</strong> su casa, en don<strong>de</strong> veneraba con <strong>de</strong>voción á una imágen<br />
<strong>de</strong> Cristo crucificado, en cuya meditación habia empezado<br />
á gustar no ordinaria suavidad <strong>de</strong> espíritu; pero hallándose<br />
en el bosque ó en el campo, se consi<strong>de</strong>raba casi siempre<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la divina presencia, y escondiéndose en<br />
las cuevas, y entre las espesas arboledas, juntaba las manos,<br />
fijos al cielo los ojos y puesto <strong>de</strong> rodillas rezaba sus<br />
<strong>de</strong>vociones locales, y con piadosos afectos hacia <strong>de</strong> sí mismo<br />
una continua oblación á la divina Majestad. En la noche,<br />
observando ya dormidos á sus compañeros en el campo,<br />
se levantaba quietico por no ser oido, para irse <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> una encina, en que tenia esculpida la santísima cruz,<br />
y allí postrado meditaba con ternura la pasión y muerte<br />
<strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>rramando copiosas lágrimas : luego con la<br />
disciplina que tenia prevenida, azotaba con toda su fuerza<br />
su tierno cuerpo. Al sacrosanto sacrificio <strong>de</strong> la misa tenia<br />
especial afecto <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción : y porque la obligación <strong>de</strong> su<br />
oficio le quitaba la libertad <strong>de</strong> asistir á él lodos los dias,<br />
como <strong>de</strong>seara su espíritu; mientras atendía al trabajo <strong>de</strong>l<br />
campo, levantaba la mente y corazón al sacerdote que sacrificaba<br />
en el altar; y mereció por esta extraordinaria<br />
piedad y reverencia á los divinosmisterios, que fuese con<br />
milagros aprobada <strong>de</strong>l ciclo su <strong>de</strong>voción; pues sucedió<br />
muchas veces, que en un mismo tiempo se hallase en la<br />
iglesia asistiendo al sacrosanto sacrificio, y labrando la<br />
licn a en el campo ; y referido á su amo, quiso certificarse<br />
<strong>de</strong> la verdad, y vió con grandísima admiración á su<br />
criado Félix, que con el arado labraba sus posesiones en<br />
ocasión que asistía á la misa <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l templo, todo entregado<br />
á la contemplación <strong>de</strong> este sacrificio sacrosanto.<br />
Continuó nuestro santo al servicio <strong>de</strong> Tulio, quedando<br />
todo esc largo tiempo muy satisfecho su amo <strong>de</strong> la bondad<br />
<strong>de</strong> Félix, y fi<strong>de</strong>lidad en el trabajo. Llegaba ya cerca da<br />
los treinta años <strong>de</strong> su edad, cuando sintió mucho mas <strong>de</strong><br />
lo ordinario inflamarse su espíritu en los <strong>de</strong>sos <strong>de</strong> mayor<br />
perfección. No sabia leer, ni ménos conocía las letras; pero<br />
gustaba que otros le leyesen algún libro <strong>de</strong>voto, á que<br />
atendía con mucha piedad. Habiendo un día oido á un pariente<br />
suyo que le leia las vidas <strong>de</strong> los santos padres <strong>de</strong>l<br />
yermo, aficionóse sobremanera á aquel modo <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong>sviado<br />
<strong>de</strong>l trato común, que inclinó á su ánimo á la vida<br />
eremítica; pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber formado sobre esto varíos<br />
discursos, y encomendado á Dios que le inspirase lo<br />
que era mas <strong>de</strong> su agrado; pareciéndole ser el estado <strong>de</strong><br />
solitario libre, y expuesto á innumerables engaños <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio,<br />
se resolvió abrazar el inslilulo <strong>de</strong> los padres capuchinos<br />
; juzgando podría en él cómodamente satisfacer á<br />
la quielud <strong>de</strong> su espíritu con la abstracción <strong>de</strong> lo mundano.<br />
Comunicó esta <strong>de</strong>terminación con aquel su pariente,<br />
que le leia el libro; el cual atendiendo á la aspereza y rigor<br />
<strong>de</strong> la religión que quería empren<strong>de</strong>r, temiendo que<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> emprendida no le obligase á volver atrás, le<br />
aconsejó que abrazase otra <strong>de</strong> mas latitud. Pero Félix con<br />
ánimo intrépido, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> ser todo <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> Dios,<br />
dijo: ¿Qué me propones instituto ménos estrecho? Verda<strong>de</strong>ramente<br />
ó he <strong>de</strong> ser César, 6 nada he <strong>de</strong> ser. Aunque<br />
tenia tan bien arraigada en su alma la semilla <strong>de</strong> la vocación<br />
celestial, dudando si acaso era Dios quien la habia<br />
sembrado, puso alguna dilación en cumplirla: y la Majestad<br />
divina le sacó <strong>de</strong> esta duda con una amonestación pa-<br />
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