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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ni A 20.<br />

mo efeclo y coníinuadon <strong>de</strong> la fé, sanó á un clérigo <strong>de</strong>l<br />

colegió <strong>de</strong> San Saturnino , paralitico incurable, que también<br />

se llamaba Bernardo , tan <strong>de</strong>bilitado y consumido,<br />

que por momentos parecía que habia <strong>de</strong> espirar. Echóle la<br />

bendición el santo y partióse: y en aquel punto, confortándosele<br />

los nervios y cobrando fuerzas , se arrojó <strong>de</strong> la cama<br />

don<strong>de</strong> estaba, y corrió tras el santo abad, y le asió y<br />

le <strong>de</strong>tuvo , y se echó á sus piés, y los besó con gran <strong>de</strong>voción<br />

y afecto, y le hizo compaflia : y para ser agra<strong>de</strong>cido<br />

<strong>de</strong> Dios, tomó el hábito <strong>de</strong>l Cister, y se sujetó á la obediencia<br />

<strong>de</strong> san Bernardo: y habiendo dado buenas muestras<br />

<strong>de</strong> religión y pru<strong>de</strong>ncia, por el mismo san Bernardo fué hecho<br />

abad <strong>de</strong> un monasterio llamado Yaldaqua. ¿Pues quién<br />

podrá referir el dominio que este gran santo tuvo sobre<br />

ios <strong>de</strong>monios , y la fuerza é imperio con que los echaba<br />

<strong>de</strong> las persona* que cruelmente atormentaban ? No solamente<br />

estando él presente, y poniendo sobre ellos sus<br />

manos, ó haciendo la señal <strong>de</strong> la cruz, ó dándoles á beber<br />

un poco <strong>de</strong> agua bendita , sino también estando ausente,<br />

huian los espíritus infernales <strong>de</strong> la estola <strong>de</strong>l santo como<br />

<strong>de</strong> un espantoso suplicio. Pero <strong>de</strong>jando aparte los otros<br />

milagros que tocan á esto, diré solo dos memorables. Estando<br />

en la ciudad <strong>de</strong> Milán, para reducirla á la unión <strong>de</strong><br />

la Iglesia y á la obediencia <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro ponlíüce (como<br />

se dijo arriba), entre los otros muchos y señalados milagros<br />

que san Bernardo hizo, fué el <strong>de</strong> una mujer honrada<br />

y <strong>de</strong> conveniente edad, en la cual habia entrado Satanás y<br />

poseidola buenos años, y raaltratádola <strong>de</strong> tal manera, que<br />

le habia quitado el oir, ver y hablar, y sacaba una lengua<br />

que parecia trompa <strong>de</strong> elefante, y mas un horrible monstruo<br />

que mujer. Tenia el rostro muy fiero y espantable,<br />

al anhélito hediondo é insufrible, y digno <strong>de</strong>l huésped<br />

que la atormentaba. Lleváronla al santo una mañana por<br />

fuerza, al tiempo que <strong>de</strong>cia misa en la iglesia <strong>de</strong> San Ambrosio.<br />

Miróla con ojos blandos y piadosos, y luego conoció<br />

que aquel <strong>de</strong>monio ova rebel<strong>de</strong> y que se habia señoreado<br />

por permisión <strong>de</strong>l Señor tan fuertemente <strong>de</strong> aquella<br />

pobre mujer, que con dificultad se podria echar: y volviéndose<br />

al pueblo, que «ra innumerable, le encargó que<br />

todos orasen atentamente, y á los clérigos que tuviesen la<br />

mujer firme é inmoble. Entrando en el misterio|<strong>de</strong> la consagración,<br />

cuantas cruces hacia sobre la hostia, otras tanlas,<br />

volviéndose á la en<strong>de</strong>moniada, hacia sobre ella, con<br />

increíble rabia y dolor <strong>de</strong> aquel espíritu maligno; el cual<br />

lo mostraba con el crujir délos dientes, y con los gestos y<br />

meneos, y con los alaridos y movimientos <strong>de</strong> lodo el cuerpo.<br />

Finalmente , habiendo dicho el palernóster, tomó el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l Señor en la patena, y poniéndolo sobre la cabeza<br />

<strong>de</strong> la triste mujer, y hablando con el <strong>de</strong>monio, le dijo:<br />

lié aquí, ó espíritu maligno, á tu juez. Hé aquí al Señor<br />

todopo<strong>de</strong>roso : contrástale si pue<strong>de</strong>s. Este es el sagrado<br />

cuerpo que se formó en las entrañas <strong>de</strong> la Virgen , y<br />

fué extendido en la cruz y puesto en la sepultura; y resucitando<br />

<strong>de</strong> la muerte, subió triunfando á los cielos. En<br />

virtud <strong>de</strong> esta soberana majestad, yo te mando que <strong>de</strong>jes<br />

á esta sierva suya, y que no te atrevas á molestarla mas<br />

<strong>de</strong> aquí a<strong>de</strong>lante. Salió aquel infernal espíritu , y pertinaz<br />

poseedor <strong>de</strong> aquella pobre mujer, alabando todos al Señor<br />

y confesando que el santísimo Sacramento <strong>de</strong>l altar es eficacísimo<br />

y po<strong>de</strong>rosísimo contra lodo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l infierno,<br />

cuando se trata con la pureza y con la fé que conviene.<br />

Este es el primer milagro. El segundo es, que estando en<br />

AGOSTO<br />

343<br />

Pavía , un pobre labrador lu trajo á su mujer en<strong>de</strong>moniada<br />

para que la sánase; y el <strong>de</strong>monio comenzó á hacer<br />

burla <strong>de</strong>l santo , y á <strong>de</strong>cir: No me echará <strong>de</strong> mi casa este<br />

comedor <strong>de</strong> puerros y cebollas; y otras palabras injuriosas<br />

para irritarle : mas el verda<strong>de</strong>ro humil<strong>de</strong> no se movió,<br />

sino mandó que llevasen á la mujer á la iglesia <strong>de</strong> San<br />

Sirio, obispo, que habia sido <strong>de</strong> Pavía y resplan<strong>de</strong>cía con<br />

muchos milagros. Lleváronle á la iglesia; y no quiso Dios<br />

que san Sirio la sanase, por guardar aquella honra para<br />

san Bei nardo, á cuya presencia la tornaron á traer: El <strong>de</strong>monio<br />

comenzó á escarnecerle, y á <strong>de</strong>cir: No me echó<br />

Sirillo. menos me echará Bernardillo. Luego que esto oyó<br />

san Bernardo, dijo : No te echó Sirio, ni te echará Bernardo;<br />

mas echaráte Jesucristo. Ilizo oración por ella y quedó<br />

sana.<br />

No tuvo ménos don en otros milagros mas íntimos y<br />

espirituales que conciernen al bien <strong>de</strong> las almas, como so<br />

verá por algunas cosas que aquí referiré. Uabia en el convento<br />

<strong>de</strong> Claraval un monge ménos perfecto que los <strong>de</strong>más<br />

, al cual el santo abad mandó, por cierta culpa secreta<br />

suya, que no comulgase: mas él en una solemne fiesta,<br />

viendo comulgar al convento, y temiendo la vergüenza ó<br />

infamia, se llegó con los <strong>de</strong>más al altar, y diciendo la misa<br />

san Bernardo, recibió <strong>de</strong> su mano el sanlísimo Sacramento<br />

con los otros mongos: porque el santo por ser la<br />

causa oculta, no se le quiso negar; mas volvióse al Señor,<br />

suplicándole que castigase aquella temeridad. Habiendo<br />

tomado el monge la sagrada hostia,,nunca la pudo pasar,<br />

por mucho que lo procuró, hasta qu;í <strong>de</strong>spués, postrándose<br />

á los piés <strong>de</strong> su prelado con muchas lágrimas, en secreto<br />

le dijo lo que pasaba, y le mostró la hostia en la boca.<br />

El santo padre, reprendiéndole <strong>de</strong> su atrevimiento, y<br />

dándole saludable penitencia, ieabsolviü;y con esto el monge<br />

pasó aquel celestial manjar: para que se vea la cuenta<br />

que se <strong>de</strong>be tener con la obediencia <strong>de</strong> los superiores en<br />

el uso <strong>de</strong> los santos sacramentos. Otro monge hubo en el<br />

mismo convento, que hallándose seco c in<strong>de</strong>voto para llorar<br />

los pecados que habia cometido en el siglo, pidió al<br />

santo con gran<strong>de</strong> afecto que le alcanzase <strong>de</strong>l Señor espíritu<br />

<strong>de</strong> ternura y <strong>de</strong>voción: y por su oración le alcalizó<br />

tan copioso, que <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante sus ojos fueron unas<br />

fuentes <strong>de</strong> lágrimas. Trataba una vez san Bernardo en la<br />

córto'<strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Francia una paz <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> importancia:<br />

y la reina aunque en lo <strong>de</strong>más se le mostraba muy <strong>de</strong>vota,<br />

en el tratar <strong>de</strong> la paz le era contraria. Uabia sido casada<br />

muchos años con el rey, sin tener hijos, y por esto la tenían<br />

por estéril: y ella por esta causa estaba afligidísima,<br />

y todo el reino <strong>de</strong>scontento; y como la reina un día manifestase<br />

su <strong>de</strong>sconsuelo y ansia al siervo <strong>de</strong> Dios , él la<br />

amonestó que no impidiese aquella paz, si no que Ja procurase;<br />

porque <strong>de</strong>sta manera el Señor cumpliría su <strong>de</strong>seo.<br />

La reina lo hizo así; y al cabo <strong>de</strong> un año, por las oraciones<br />

<strong>de</strong>l santo, parió un hijo. Guando estaba san Bernardo<br />

para partirla segunda vez <strong>de</strong> Roma, <strong>de</strong>seó llevar consigo<br />

algunas reliquias: ofreciéronle la cabeza entera <strong>de</strong> san Cesano<br />

, mártir; y él por su mo<strong>de</strong>stia no quiso sino solo un<br />

diente. Quisieron sacarle <strong>de</strong> las quijadas, y no pudieron,<br />

antes quebraron dos cuchillos que tomaron por instrumento<br />

para sacarle. Entonces san Bernardo dijo: Menester<br />

es rogar al santo mártir que se digne hacernos tan gran<br />

presente. Hizo oración; y llegándose con reverencia á la<br />

sagrada cabeza, con dos <strong>de</strong>dos fácilmente sacó el diente

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