Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

178 LA LEYENDA DE ORO.
TIR.—Entre los muchos santos y excelenlos varones que tendido que era muerto Rarbodo, rey de los frisones, cruel
ha producido el rpiiio de Inglaterra, uno fué muy señalado enemigo de los cristianos y destruidor de las iglesias, luego
se embarcó para Frisia, juzgando que allí tendría mas
san Banifacio, arzohispo y inarlir, y apóstol de Germania,
que con su predicación y doctrina convirtió innumerables copiosa cosecha y mayor ocasión de padecer mas, y de
gentes ciegas á la luz del Evangelio. Criáronle sus padres ampliar la gloria da Cristo, el cual le favoreció en aquella
con gran cuidado; y él desde niño dió muestras de lo que sania empresa, y con su gracia ganó muchas almas de
habia de ser. Procuró su padre inclinarlo a las cosas del aquellos paganos, y las redujo como ovejas descaí-riada»
mundo con halagos y con amenazas; pero no pudo, antes al aprisco del verdadero pastor. Y fué tan humilde, qne no
cuanto mas era combatido del padre , tanto él mas se resistía,
y de las fuertes batallas salió con mas ilustres vicmo
pontífice le habia cometido; antes se juntó con san Uví-
quiso por sí y aparte ejercer el oficio apostólico que el sutorias.
Cayó malo su padre repentinamente de una grave librodo, ó por otro nombre san Clemente, obispo de Utrech,
enfermedad, y conoció que aquel era castigo del cielo polla
violencia que hacia á su hijo : y llorando su culpa conpresa,
y le sirvió tres años en ella con extremada humil­
varón santísimo, que andaba ocupado en la miíma emdescendió
con él, y le envió á un monasterio de monges, dad, obediencia y caridad. Mas queriendo el santo obispo,
y le encomendó al abad; y allí estuvo algunosaños el santo por ser ya muy viejo, retirarse y descansar, rogó á Bonifacio
que aceptase el obispado, y se encargase de aquella
mozo, dándose al estudio de la virtud y letras. Mas poi jjue
en aquel convento habia falta de buenos maestros para Iglesia ; pero no lo pudo acabar con él; ánfes para cumplir
mejor con la predicación del Evangelio, que el papa
aprenderlas con licencia y bendición de su abad, se mudó
h otro monasterio, donde pensaba tener mayor comodidad. le habia mandado y alumbrar á los gentiles, volvió á Alemania
, dejando en Frisia antes fundado un monasterio de
En esle segundo monasterio aprendió las ciencias convenientes
á su estado, y por ta rara Labilidad, entereza de religiosas, que con vivos deseos y vida perfecta servían al
vida y excelencia de su doctrina, comenzó á ser muy estimado,
y siendo de edad, como de treinta años, se ordenó En la provincia de Ilasia, que confina con la Sajonia,
Señor.
de misa. Murió el abad de su convento, y los monges le convirtió y bautizó gran número de infieles, y cada día
rogaron que quisiese ser su superior y abad de aquella florecía mas nuestra sania religión en aquellas parles,
casa; pero él no lo aceptó, así porque porsu humildad se donde poco antes el demonio habia sido adorado. Derribábanse
los templos de los falsos dioses; edificábanse otros
tenia por indigno, como principalmente porque Diosle movía
á cosas mayores, y le daba un deseo muy encendido nuevos del verdadero Dios, y fundábanse muchos monasterios
en que morasen los que aspiraban á la perfección.
de predicar el Evangelio á los gentiles, y sellar su predicaron
con su sangre. Manifestó su propósito á los monges, Eran tantos los que venían á Bonifacio, para ser doctrinados
de él, y tan copiosa la cosecha, que tuvo necesidad de
y ellos, entendiendo que aquello era voluntad de Dios, se
aquietaron. Con esto se despidió de ellos, y se fué al obispo
dii aquel lugar, que se llamaba Daniel, y le declaró que ligiosos, conocidos suyos, y aun algunas mujeres de vida
pedir socorro, y llamar de Inglaterra algunos varones re­
su intento era ir á Roma por su devoción á visitar los cuerpos
de los gloriosos pHheípes de los apóstoles san Pedro y otras mujeres, y gobernasen les monasterios ó casas de
perfecta, bien enseñadas, para que tuviesen cargo délas
san Pablo; y le suplicó que le diese su bendición y t artas recogimiento que para ellas se hacían. Y porque deseaba
testimoniales de su vida para el sumo pontífice, que á la sumamente Acei tar, y ser enderezado de la silla apo tólica,
envió á Roma uno de sus familiares, llamado Binna,
sazón era Gregorio II de esle nombre. El obispo lo hizo
todo con muy entera voluntad, y san Bonifacio se partió con sus carias para que partícularmenie diese su relación
de Inglaterra , acompañado do otros muchos siervos de al sumo pontífice Gregorio, de lo que habia hecho, y del
Dios, que tenían el mismo espíritu, y deseaban imitarle. estado en que quedaba la Iglesia de Crislo en aquellas
Llegó á Roma j cumplió con su devoción: besó el pié al pai tes, y suplícaseá su santidad, que le respondiese á las
papa, y manifestóle su deseo y la causa de su ida á Roma
; y el santo ponlíüce Gregorio se holgó mucho con Bo­
al embajador y embajada de Bonifacio, y respondió á sus
dudas que le proponía. El papa recibió con mucho gusto
nifacio : y vistas las cartas del obispo, y entendiendo que cartas y le mandó venir á Roma; y él, como hijo de obediencia,
vino luego y el papa le regaló y favoreció mu­
aquel era negocio del Señor, le recibió con gran benevolencia,
y trató varias y graves cosas con él. Finalmente le cho : y entendiendo que era varón de Dios y gran ministro
hizo predicador apostólico, y le dió un breve muy favorable,
para que predicase el Evangelio á todos los infieles de antes tenia de Uvinfrido en el de Bonifacio , y lomándole
de su gloria, le consagró obispo mudándole el nombre que
cualquier parle del mundo, mandándole que en todo siguiese
la regla y órden de la Iglesia romana, y que le el papa le prometió ayudarle y favorecerle perpetuamente
juramento de obediencia á sí, y á todos sus sucesores: y
avisase de lo que para la buena ejecución de tan alto oficio y le dió sus letras apostólicas para el duque Cárlos, que k
hubiese menester. Tomada la bendición de su santidad, y la sazón gobernaba el reino de los francos, y para los otros
un gran tesoro de reliquias que san Bonifacio le pidió, y príncipes eclesiásticos y seglares, cristianos de Alemania:
el papa le dió, se partió de Roma para Alemania, y pasando
por Lombardía visitó á Luitprando, rey de lus lon-
que le amparasen y defendiesen. Escribió asimismo al cle­
por las cuales les encomendaba á Bonifacio, y les rogaba
gobardos, del cual fué muy bien recibido y acariciado: y ro y pueblo de Thuringia, y á algunas personas principales
otro breve particular; y finalmente á los mismos pue­
de allí por la aspereza de los Alpes entró en Baviera y en
Alemania, hasta llegar á la provincia de Thuringia, donde blos infieles de Sajonia, mostrándose el santo pontífice
comenzó á sembrar la semilla del cielo, para ganar las voluntades
délos príncipes seglares, y á exhortar á los sacer­
sumo pastor.
pastor universal, y padre amoroso y celoso déla gloria del
dotes que reformasen sus costumbres. Pero habiendo en-
Armado de estos breves aposlólioos, pon la bendición