Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DÍA 6.
MAYO.
que tenia en Ravcna, lomaron la voz del pond'fice contra
él, y mataron al exarco y suplicaron al papa que privase
á León del imperio y eligiese otro que fuese católico: y
con esto perdió la mayor parte de las ciudades que tenia
en Italia, que fué ocasión para que el papa volviese los
ojos á Francia, é implorase el favor de Garios Martelo, poderoso
y valeroso príncipe, y que después se trasladase el
imperio de Oriente al OccidenU". Y sobrevino tan terrible
hambre y pestilencia, que en sola la ciudad de Gonstanlinopla
murieron trescientas mil personas de ella: y los sarracenos
infostarou las provincias de Oriente , y deslruyeron
la de Gapadocia; y otras ciudades de Asia la Menor, y
demás de estas calamidades, envió Dios grandes y BS^aotosos
temblores de tierra, de los mayores que jamás se
vieron, y pocos meses después murió miserablemente el
emperador León: para que se vea que aunque el casligo
eatóro de los malos se guarda para la otra vida; pero que
algunas veces, para nuestro escarmiento y ejemplo, quiere
Dios que comienza en esta: lu cual he referido tan particularmente,
porque los herejes de nuestros tiempos imitan
la impiedad del emperador León, y resuellan sus errores,
tantas veces condenados en tantos concilios por la
Iglesia católica, y le pretenden quitar las imágene-; de
Gristo y de sus santos, que siempre desde sus principios
fueron reverenciados en ellas, y de cuyo culto se sigue
lanln gloria á Dios, honra á sus santos , edificación á los
fieles, ejemplo á los doctos, luz y doctrina á los inducios,
y confusión y quebranto á los mismos herejes. Pero volvamos
á nuestro Damasceno, el cual ilustró la Iglesia con
su vida y con su doctrina, y escribió con tanta elegancia
que por su elocuencia le dieron los griegos el nombre de
Ghrisooras: y de él particularmente se dice que era muy
cuidadoso de enmendar lo que escribía, para que las palabras
fuesen medidas, propias y elegantes: las sentencias
graves y provechosas : la disposición apta y conveniente,
y no hubiese en sus escritos cosa que oliese á ostetilacion
y vanidad. Finalmente, habiendo vivido san Juan Damasceno
muchas altos con tan grande ejemplo de santidad en
SÍI monasterio, y servido al Seflor tan excelentemente
con sus trabajos, acabó su peregrinación y se fué á gozar
eleniamente de aquel sumo bien que lanío él habia amado
y á quien tanto habia deseado agradar.
Hace mención de san Juan Damasceno el Martirologio
romano á los 6 de mayo: aunque, como notó el cardenal
liáronlo, otros ponen su muerte en diferentes dias; y los
misinos griegos la celebran, unos á los 29 de noviembre y
otros á los 4 de diciembre. Escribió su vida Juan, obispo
jerosolimiiano y tráela Surio en su segundo tomo: y de
ella, de lo que escribe el cardenal Baronio en el noveno
tomo de sus anales, y de otros autores se sacó lo que aq uí
queda referido. Adviértase, que Tritemio y otros hacen dos
Juanes Damascenos, el uno que vivió en tiempo del em -
perador Teodosio el Mayor, y fué presbítero y abad de
monges de Gonslantinopla,y escribiólos librosrfc Fide Or~
íhodoxa ; y otro que vivió en tiempo del emperador León
Isáurico y escribió contra él las oraciones que tenemos de
la adoración de las imágenes: pero la verdad es que no ha
habido sino un Juan Damasceno, que es este cuya vida
aquí escribimos, y él compuso las unas obras y las otras,
como queda dicho, y lo afirma el cardenal Baronio, y antes
de élJacoboBilio, varón muy erudito que en nuestro
tiempo ilustró las obras de san Juan Damasceno.
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* SA\ Evooio, OBISPO r MÁRTUI.—Según refiere Eusebio
este sanio fué el primer obispo que ordenó el apóstol san
Pedro en Antioquía. Los autores no están contestes en esto,
pues entre ellos san Juan Crisóslomo pretende que san Ignacio
fué el primer obispo de Antioquía; pero el cardenal
Baronio afirma lo contrario, diciendo que Evodio fué el
primero y que le sucedió san Ignacio; y así parece debe
entenderse pues el mismo san Ignacio en su caria á los de
Filadelfia hace un bello elogio de las apostólicas virtudes
que adornaron á Evodio, añadiendo que permaneció virgen
toda su vida. Sufrió el martirio en Anlioquía el afio 62 de
Jesucristo en el reinado del emperador Glaudio.
SAN LUCIO, OBISPO.—Fué discípulo y pariente del apóstol
san Pablo. Era de Cirene, de donde se asegura era
obispo. El Martirologio romano dice que padeció allí el
martirio en 22 de abril. Uáblase de este santo en los Actos
délos apóstoles, cap. IS, v. 1, y en la carta de san Pablo
á los romanos, cap. 1G.
LOS SANTOS ELIODORO, VENIÍSTA y OTBOS SETENTA Y CINCO.
—Murieron estos santos en África , martirizados por los
vándalos. Como no se han encontrado las actas de su
martirio, se ignoran las circunstancias y la época de su
muerte.
SAN TIÍODOTO, OBISPO Y CONFESOR.—Vivió bajo el reinado
del emperador Licinio, siendo gobernador de la isla de
Ghipre el impío Sabino que le hizo sufrir horribles tormentos.
Primero fué cruelmente azotado, después estuvo
colgado de un árbol y le hirieron el cuerpo con garfios, y
por fin fué estendido sobre un lecho do hierro candente.
Librado por el Señor de tantos suplicios, fué encarcelado y
permaneció en un oscuro calabozo, hasta que dada la paz
ála Iglesia por el empei-ador Constantino, volvió á su obispado
de Cirina en la misma isla de Chipre, y habiendo
gobernado á su grey por dos afios mas, murió en la paz de
Dios.
SAN PROTÓGENES, OBISPO.—Floreció en tiempo del emperador
Yalenteydefendió con santa energía y con un celo
admirable la religión de Jesucristo. Fué obispo de Can es
en Mesopotamia, asistió á varios concilios orientales, en
los cuales hizo brillar su estraordinario saber, y murió en
el reinado del emperador Teodosio el Jóven.
SANEADBERTO, OBISPO.—Fué este santo instruido en las
sagradas Escrituras y en todos los preceptos divinos. Su
vida fué notable por la multitud de limosnas quedaba,
privándose hasta de lo mas preciso, para emplearlo en socorrer
á los pobres. Fué consagrado obispo de Lindisfarne,
en el afio 68T, y gobernó osla Iglesia por espacio de
once aíios del modo mas digno y admirable. Gastaba lodos
los años una buena parte de tiempo en el retiro y la
soledad; macerando su cuerpo y absteniéndose de cuanto
puede lisonjearlos sentidos. Su muerte acaecida en 698,
fué gloriosa en portentos, por innumerables enfermos que
encontraron la salud junto al sepulcro del santo.
SANTA BENITA, VÍRGEN.—Monja del orden de san Benito
en un convento de Roma, admirable modelo de humildad
y paciencia, consagró toda su vida al Esposo celestial.
Santa Grata, su amiga y compañera, pocos momentos antes
de morir, tuvo una visión, en que apareciéndole el
apóstol san Pedro, le anunció que muy en breve seria introducida
en las bodas del divino Cordero. La enferma pidió
enlonces al santo apóstol que fuese también llevada
luego allá su íntima amiga Benita, para que pudiesen con-
TOMO II.
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