Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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para asistir en su nombre al celebre concilio de Nicea,
en cuya ocasión estrechó con san Aian asió aquella finu amistad
que duró toda la vida. Alejandro sucedió á Melrofanes
en la.silla episcopal, y como aquel conociese el singular
mérito de Pablo, lo ordenó de presbítero encargándole el
cuidado de dispensar al pueblo el pan de la divina palabra.
Era tal el efecto que producían sus palabras, que se
bailó enteramente mudada en poco tiempo Constan'.inopla,
inficionada por las herejías, haciendo triunfar la fé
y siendo el azote de los arríanos. Al tiempo de espirar el
obispo Alejandro declaró á su pueblo que no babia sujeto
mas digno para sucedcrle que Pablo; y en efecto, á pesar
de los esfuerzos que hicieron los arríanos para elegir á Macedonio,
recayó la elección en Pablo. Después de disipadas
las calumnias que contra el santo vomitaba Macedonio,
bízole cruda guerra el que era corno gefe de los arríanos,
Ensebio deNicomedia, alcanzando del emperador Constancio,
príncipe exagerado y poco cauto, deponerá Pablo de
su silla y desterrarlo. Sufrió el santo el destierro en el
Ponto, no restituyéndose á su Iglesia basta que salió el famoso
decreto en que se mandaba que todos los obispos
desterrados volvieran á ocupar sus propias sillas. Grande
fué el gozo de las ovejas á vista de su pastor, y no fué
ménos el que experimentaba el santo viéndose eiilre su
amada grey. La calma no duró mucho tiempo: sucedióle á
Constantino su hijo Constancio , y arrastrado por los arrianos
y eusebianos despojó al santo de su silla. Ocupó la silla
de Constantinopla Ensebio, el mismo que había forjado
las calumnias y acusaciones contra él. Dirigióse Pablo á
Tréveris en busca de Constante, noticioso de la favorable
acogida que dió este príncipe á san Atanasio y á otros obispos:
fué recibido con particulares muestras de estimación,
prometiéndole su imperial protección con su hermano Constancio.
Partió después para Roma, donde se encontraron
con san Atanasio y oíros obispos, distinguiéndole mucho
el papa san Julio. Por mandato del sumo pontífice y á
consecuencia de un concilio, en el que fué examinada la causa
de muchos obispos de Oriente, fué Pablo restablecido,
y como hubiese muerto su usurpador Ensebio, entró segunda
vez nuestro santo á ocupar su silla. Los arríanos
pusieron por su obispo á Macedonio, y esta consagración
cismática fué seguida de una cruel sedición , en que toda
la ciudad acudió á las armas y varias personas perdieron
la vida. Noticioso del desórden el emperador Constancio
que se hallaba en Antioquía, y prevenido contra el santo,
dió órden á Hermógenes, maestro de campo de la milicia
que marchaba á Tracia, para que pasara por Constantinopla
y echaraá Pablo de la ciudad. Por el modo imprudente con
que se portó Hermógenes perdió su vida, en la sedición que
contra él se había levantado, lo que motivó que el emperador
mismo pasase á Constantinopla, con el ánimo de hacer
un ejemplar castigo de todos los cómplices en la sedición
, y si bien el senado pudo contener al emperador,
con todo descargó toda su cólera contra el santo patriarca,
arrojándole de la ciudad. Marchóse el santo á Tesalónica,
lugar de su nacimiento, y por los años 344 vclvió á Constantinopla
con letras comendaticias del emperador del Occidente
, y Constancio le concedió la restauración á su si-
^a , por miedo délas armas de su hermano. Los obispos
perseguidos del Oriente clamaban tiempo babia por un
concilio genera!, que se celebró por último en Sardica el
ano ÍÍ47. En este concilio asistió san Alanatio, pero los
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católicos no permitieron asistiera Pablo, temerosos de que
no le hicieran alguna emboscada, y en otro concilio fué
depuesto Macedonio y confirmado el santo. El emperador
Constante murió el año 330, y entonces volvió á excitarse
la persecución contra él. Constancio mandó prender al
patriarca,y cargado de cadenas le envió primero á Síngales
en Mesopotamia, después á Emesa en Siria, y en fin á
Cucusa en los desiertos del monte Tauro. Pablo fué siempre
objeto de odio de parte de los arríanos, así es que
cuando le tuvieron en su poder, enterráronle en un calabozo
muy estrecho y muy oscuro sin darle de comer, y
como en este estado viviera aun seis días, le ahogaron con
un cordel el dia 1 de enero del año 3E>1. Así murió este célebre
defensor déla divinidad de Jesucristo. Fué sepultado
en Cuenca,y después fué conducidoá Anryra , y trasladado
por el gran Teodosío á Constantinopla el año 881.
SAN LICARION, MÁRTIH. — Natural de Egipto, estaba en
la ciudad de Mercurio, donde lo habían conducido cautivo
por ser cristiano, y habiéndole llevado á la presencia del
juez, le mandó que abjurase su religión. El santo respondió
con fortaleza que su vida, su esperanza y su gloria era
solo Jesucristo, á quien de todo corazón adoraba. Se le
encerró en una lóbrega éinmunda cárcel, de donde se le sacódespuesde
algunosdias para interrogarle de nuevo; pero
como permaneciese constante en la confesión de su fé, se
le descarnó todo el cuerpo por medio de ufias de hierro,
se le suspendió de una cruz, se le rasgaron todos lornervios,
y se le aplicaron planchas encendidas. El Señor le
sostuvo con su virtud en medio de tantos tormentos, y ej
tirano viéndose burlado por la constancia del mártir, inventaba
de continuo nuevos suplicios. Le azotaron por la
espalda y el pechocon varas hechas ascua, le metieron en
un horno encendido, del cual salió ileso á los tres días, y
le hicieron beber un veneno activo, que no le hizo ningún
efecto. A vista de este último milagro, se convirtió á la fé
el que había preparado el veneno, y ambos acabaron su
vida, siendo degollados.
SAN ROBERTO, ABAD. — Nació en Inglaterra, y fué desde
su niñez enemigo de las" diversiones y pasatiempos del
mundo , dedicando sus primeros años á la soledad y á
la práctica de las mas bellas virtudes. Acabados sus
estudios, fué promovido á las sagradas órdenes y presentado
para un curato de la diócesis de York; pero
después de haber desempeñado por algún tiempo este
cargo con exactitud y celo, dejó aquel género de vida, y
tomó el hábito religioso en un monasterio de benedictinos.
Deseando restablecer el rigor de la primitiva disciplina,
fué Roberto con algunos compañeros, e! año 1137, á fundar
el monasterio de Newminster, del cual fué el primer abad,
dignidad que miró siempre como un incentivo para exceder
á todos sus hermanos en fervor y santidad. Su amor
al retiro y á la oración eran extremados: no los dejaba
mas que para ir á ejercer la caridad con el prójimo, y los
demás deberes de su estado. Fué favorecido con los
dones de profecía y milagros: fundó varias abadías, y vivió
en la mas estrecha unión do amistad con san Bernardo,
y con otros santos de su tiempo, alentándose mutuamente
en la vida espiritual. San Roberto acabó sus días
con una muerta dichosa, el 7 de junio del año 1159 : y
sus milagros, obrados antes y después de su muerte,
testiíicaron á todo el mundo su santidad, y dieron ocasión
á que se autorizase solemnemente su culto.