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*i 25. JULIO<br />
^0 san Gucufíite, y <strong>de</strong>spués andando el tiempo don Diego<br />
Gelniirez, primer arzobispo <strong>de</strong> Santiago, trasladó parle <strong>de</strong><br />
^ á Galicia, y en la iglesia <strong>de</strong> Santiago (que celebra su<br />
^aslacion) le tienen en una arca bien esmaltada.<br />
Hacen mención <strong>de</strong> san Cucufate los Martirologios romano,<br />
<strong>de</strong> Beda, Usuardo y Adon á los 25 <strong>de</strong> julio; y los<br />
^•eviarios toledano y <strong>de</strong> Barcelona, y Pru<strong>de</strong>ncio en un<br />
bimno.<br />
SAN CRISTÓBAL, MÁRTIR.— El valeroso y glorioso mártir<br />
san Cristóbal fué cananeo <strong>de</strong> nación, y siendo cristiano,<br />
Hovido por el Señor, vino á la provincia <strong>de</strong> Licia para<br />
Manifestarle y predicarle á aquellas gentes, armándose<br />
con mucha y continua oración contra las batallas y diliculta<strong>de</strong>s<br />
que por ello le hablan <strong>de</strong> venir. Era hombre <strong>de</strong> gentil<br />
disposición, alta y gran<strong>de</strong> estatura; y por esto traia á<br />
sí los ojos <strong>de</strong> los que le miraban. Llevaba una vara en la<br />
mano; y habiéndola mía vez incado en el suelo, súbitamente<br />
rever<strong>de</strong>ció y floreció ¡ y visto este milagro, muchos<br />
se convirtieron á la fé <strong>de</strong> Cristo nuestro Re<strong>de</strong>ntor, y por la<br />
oración <strong>de</strong> san Cristóbal y por las maravillas que el Señor<br />
obraba por él, se iba propagando cada dia mas y acrecentándose<br />
la Iglesia <strong>de</strong> los Celes, hasta que siendo Decio emperador<br />
fué preso san Cristóbal en la ciudad <strong>de</strong> Samo, en<br />
la provincia <strong>de</strong> Licia. Procuró el juez ablandarle con promesas<br />
y espantarle con amenazas, y persuadirle que adorase<br />
á sus falsos dioses: y como le viese constante y firme<br />
mas que una roca, envió dos mujeres lascivas y <strong>de</strong>shonestas<br />
^ la cárcel, para que le provocasen á mal: pareciéndole<br />
^Ho si le hacian per<strong>de</strong>r la castidad, mas fácilmente per<strong>de</strong>ría<br />
la fé y gracia <strong>de</strong> Cristo, á quien Cristóbal predicaba<br />
por Dios. Entraron las infames mujeres en la cárcel, y<br />
Juego cayó sobre ellas un pavor y horror tan espantoso,<br />
Que conociendo su maldad, se arrojaron á los piés <strong>de</strong> san<br />
Cristóbal, suplicándole que les alcanzase perdón <strong>de</strong> Dios:<br />
y fueron <strong>de</strong> él tan bien enseñadas y confirmadas en la fé<br />
verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l Señor, que murieron <strong>de</strong>spués por ella con<br />
oíros cuarenta que por la predicación <strong>de</strong> san Cristóbal se<br />
Rabian convertido; y otros muchos caballeros por la misma<br />
causa pa<strong>de</strong>cieron la misma pena y <strong>de</strong>rramaron su san-<br />
S' e por el Señor. Pero como el juez viese que ninguna<br />
cosa bastaba para trocar el corazón <strong>de</strong> Cristóbal, <strong>de</strong>terminó<br />
Recular en él su saña y furor, y hacerle morir con nuevos<br />
Y exquisitos tormentos. Mandóle primeramente azotar crudamente;<br />
<strong>de</strong>spués poner sobre su cabeza un yelmo encendido<br />
hecho ascua, y ten<strong>de</strong>rle sobre un escaño <strong>de</strong> hierro<br />
^rncho á la medida <strong>de</strong> su cuerpo, y rodándole todo con<br />
aceite hirviendo, poner fuego <strong>de</strong>bajo, para que poco á po-<br />
00 se asase y consumiese. Mas el fortísimo mártir con rostro<br />
sereno <strong>de</strong>cia al tirano: Por la virtud <strong>de</strong> Jesucristo yo<br />
no siento tus tormentos; y asi salió <strong>de</strong> este tan cruel, libre<br />
Y sin lesión alguna, y muchos <strong>de</strong> los circunstantes se con-<br />
Vlrtieron al Señor. Mandóle <strong>de</strong>spués el juez atar á un palo<br />
^saetear; pero todas las saetas que le tiraron no le hirieron<br />
m fueron parte para hacerle daño, ánlesuna <strong>de</strong> ellas dió en<br />
e' 0Jo <strong>de</strong> un verdugo y se le sacó, y quedando ciego, uñándose<br />
con la sangre <strong>de</strong>l mártir que habia caido en<br />
^^a, cobró la vista <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong>l alma, alumbrado<br />
í)0r ol Señor. Al cabo le corlaron la cabeza; y ántes que<br />
*e ^ cortasen, pidió humil<strong>de</strong>mente á Dios que ni granizo,<br />
^ piedra, ni fuego, hambre ni pestilencia hiciesen daño<br />
0 Quiera que estuviere sepultado su cuerpo; y con esta<br />
racion dió su bendita alma en las manos <strong>de</strong>l Señor, que<br />
TOMO II.<br />
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le había criado y dado victoria <strong>de</strong> la misma muerte. Convirtiéronse<br />
á la fé <strong>de</strong> Cristo por su predicación cuarenta y<br />
ocho mil personas. San Ambrosio hace mención <strong>de</strong> san<br />
Cristóbal, y en la prefación <strong>de</strong> la misa que pone para la<br />
fiesta <strong>de</strong> este glorioso mártir, dice las palabras que me han<br />
parecido referir aquí, porque son una breve suma <strong>de</strong><br />
toda su vida. Vos, Señor (dice), disteis á Cristóbal un colmo<br />
<strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s tan lleno y una gracia <strong>de</strong> doctrina tan soberana,<br />
que con ella y con sus milagros convirtió cuarenta<br />
y ocho mil almas, y <strong>de</strong>spedidas las tinieblas <strong>de</strong> la gentilidad<br />
en que estaban, las alumbró con la lumbre <strong>de</strong> la fé.<br />
Él redujo á la gloria <strong>de</strong> la castidad á Aniceta y Aquilina,<br />
que eran públicas y malas mujeres, y habían hecho callos<br />
en la inmundicia y torpeza <strong>de</strong> la <strong>de</strong>shonestidad, y las enseñó<br />
á confesar vuestra fé, y morir por ella y recibir la<br />
corona. Demás <strong>de</strong> esto echado en el fuego y apretado en<br />
un escaño <strong>de</strong> hierro, no temió el extremado calor ni pudo<br />
ser traspasado con las saetas que un dia entero le liraron<br />
los soldados, ántes una <strong>de</strong> las saetas sacó el ojo al verdugo;<br />
pero la sangre <strong>de</strong>l bienaventurado mártir mezclada<br />
con la tierra le restituyó la vista, y quitándole la ceguedad<br />
<strong>de</strong>l cuerpo alumbró su ánima. Alcanzó perdón y gracia<br />
para sanar las enfermeda<strong>de</strong>s y dolencias con su intercesión.<br />
Todo esto es <strong>de</strong> san Ambrosio. Fué el martirio <strong>de</strong><br />
san Cristóbal el dia que la Iglesia hace <strong>de</strong> él conmemoración,<br />
en 25 <strong>de</strong> julio, año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 254, imperando<br />
Decio, como dice el Martirologio romano y el car<strong>de</strong>nal<br />
Baronio.<br />
Comunmente se pinta san Cristóbal con ei Niño Jesús<br />
en el hombro, como que le pasa un rio : y no hallo qué<br />
fundamento tenga pintarle así, sino es por un símbolo <strong>de</strong><br />
que san Cristóbal pasó las muchas olas <strong>de</strong> tormentos y<br />
trabajos con la gran fortaleza que le dió el Señor. El ponerle<br />
en lugares altos <strong>de</strong>be ser por la gracia que nuestro<br />
Señor le concedió contra las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> granizo y<br />
truenos, como queda dicho.<br />
* SAN PABLO, MÁRTIR.—El gobernador Firmiliano con<strong>de</strong>nó<br />
á este santo á ser <strong>de</strong>gollado, durante la persecncion<br />
que contra los cristianos movió el emperador Maxiraiano<br />
Galerio. Antes <strong>de</strong> sufrir la muerte quiso, á semejanza <strong>de</strong><br />
su Maestro, rogar por los perseguidores, y también para<br />
que el Señor se dignara abrir los ojos á los judíos y gentiles.<br />
Fué su martirio en un pueblo <strong>de</strong> Palestina, en julio<br />
<strong>de</strong>l año 308.<br />
SANTA VALENTINA , T OTRA COMPAÑERA SUYA,<br />
VÍRGENES Y<br />
MÁRTIRES.—En tiempo <strong>de</strong>l emperador Maximiano Galerio,<br />
habia en la Tebaida un gran número <strong>de</strong> cristianos<br />
con<strong>de</strong>nados á los trabajos públicos. Noventa y siete <strong>de</strong> estos<br />
confesores fueron conducidos á la presencia <strong>de</strong> Firmiliano,<br />
que viendo su invencible constancia, les hizo abrasar<br />
el carrillo izquierdo y que les arrancasen el ojo <strong>de</strong>recho,<br />
y en seguida los mandó á las minas <strong>de</strong>l monte Líbano.<br />
Hizo sufrir diversos géneros <strong>de</strong> tormentos á muchos otros<br />
fieles que le llevaron <strong>de</strong> varios puntos <strong>de</strong> la Palestina;<br />
pero se excedió á sí mismo en su furor contra los que habían<br />
sido presos en Gaza, mientras estaban asistiendo á<br />
la lectura <strong>de</strong> los libros santos. Entre ellos habia una virgen<br />
ilustre llamada Valentina que se distinguió por su valor y<br />
constancia. Habiéndola amenazado el gobernador <strong>de</strong> que<br />
la baria exponer en un lugar <strong>de</strong> prostitución, ella le reprendió<br />
sus injusticias y la corrupción <strong>de</strong> su corazón.<br />
Para castigar su atrevimiento, or<strong>de</strong>nó aquél que fuese<br />
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