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DIA 30.<br />
MAYO.<br />
milagros; y lo mismo afirman oíros muchos autores. Entre<br />
todos los milagros que Dios hizo en vida por medio <strong>de</strong>l<br />
santo rey, <strong>de</strong> que hemos dicho muchos, ninguno hay mayor<br />
que el que Dios hizo en el mismo rey : y fué , hacerle<br />
santo entre tantas felicida<strong>de</strong>s: que es milagro tan raro que<br />
no sé si ha tenido primero; porque el camino ordinario<br />
por don<strong>de</strong> Dios lleva á los santos á la cumbre <strong>de</strong> la perfección,<br />
es el <strong>de</strong> los trabajos, áspero, fragoso y lleno <strong>de</strong><br />
espinas, y ya que envié felicida<strong>de</strong>s, no lasenvia tan puras<br />
que no tengan alternativa con las <strong>de</strong>sgracias, y las bagan<br />
su lugar. Al mismo tiempo hizo Dios santo á san Luis, rey<br />
<strong>de</strong> Francia, primo <strong>de</strong> Fernando; pero ¿por cuan diversos<br />
caminos los condujo á la santidad, y los llevó á la gloria?<br />
A san Luis, por el camino <strong>de</strong> las infelicida<strong>de</strong>s en lo humano,<br />
y á san Fernando por el camino <strong>de</strong> las dichas: san<br />
Fernando, como dijimos, no dió batalla sin conseguir la<br />
victoria, no opugnó ciudad que no lomase, ni intentó conquista<br />
<strong>de</strong> reino, <strong>de</strong> que no se señorease; san Luis, al contrario,<br />
fué vencido <strong>de</strong> sus .enemigos, y obligado á <strong>de</strong>jar las<br />
ciuda<strong>de</strong>s que habia cogido, y <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> la conquista que<br />
habia empezado: san Luis pa<strong>de</strong>ció en sus ejércitos hambres<br />
y peste, que le hirió al mismo rey san Luis; pero en<br />
treinta y cinco años que reinó Fernando, hubo tanta prosperidad<br />
en sus ejércitos y reino, que no pa<strong>de</strong>cieron hambre,<br />
ni peste, ni otro trabajo, sino gran<strong>de</strong> abundancia y<br />
prosperidad. No digo cuál es mejor camino, para conseguir<br />
la santidad; pero digo que es mas dificultoso conservar la<br />
santidad entre las prosperida<strong>de</strong>s, que entre los trabajos;<br />
y el mismo conservar y aumentar la santidad entre las<br />
Prosperida<strong>de</strong>s, es señal <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> y extraordinaria peracción:<br />
y así dice san Agustin : «Propio es <strong>de</strong> una<br />
S'an virtud luchar con la felicidad; y gran felicidad,<br />
no Ser vencido <strong>de</strong> la felicidad:» y el mismo sanio docw<br />
dice en otra parte: a Ninguna infelicidad quebranla<br />
aI que ninguna felicidad corrompe,» Con que esta bataha<br />
y esta victoria tuvo mas nuestro santo rey, que luchando<br />
continuamente con sus felicida<strong>de</strong>s, nunca fué vencido<br />
<strong>de</strong> ellas, antes venció á sus mismas victorias y triunfó <strong>de</strong><br />
sus mismos triunfos. Quiso Dios en estos dos reyes mostrar<br />
que es Señor <strong>de</strong> las prosperida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sgracias,<br />
y que no hay camino por don<strong>de</strong> no puedan ir los<br />
hombres á la gloria, si su gracia los lleva <strong>de</strong> la mano;<br />
como llevaba á Fernando, dándole felicida<strong>de</strong>s para que las<br />
pisase, dándole triunfos para que no se <strong>de</strong>svaneciese con<br />
ellos, y dándole coronas para que las pusiese primero á los<br />
piés <strong>de</strong> Cristo, que en su cabeza. iO santísimo y felicísimo<br />
Fernando, muchas veces feliz y muchas veces santo! Feliz,<br />
porque no perdiste entre las felicida<strong>de</strong>s la santidad:<br />
y santo, porque sujetaste con la santidad la felicidad,<br />
lünién te alabará dignamente! i Quién no so espantará dfi<br />
" i prodigio tan nuevo! Un santo feliz en el mundo y feliz<br />
e)",el CieIo ; acá bien afortunado , y allá bienaventurado;<br />
c^ aplaiui¡(io <strong>de</strong> todos los hombres, y allá celebrado <strong>de</strong><br />
oslos ángeles; en la tierra amado hasta do sus mismos<br />
eneiii¡g0S) y en ei C¡L1¡0 ama(i0 ^ D¡os y ]os amigos <strong>de</strong><br />
ws: hombre que mereció tener á los ángeles por soldados<br />
<strong>de</strong> su ejército, y hasta el sol se paró por tener parle<br />
en sus triunfos; y ahora reina con Dios en compañía <strong>de</strong><br />
los santos por los siglos. Amen.<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto, son innumerables los milagros que<br />
a heci10 el 8aBlo rey, ^<br />
especial,,^ ll0 se iJa expi rimentado<br />
su intercesión en tres géneros <strong>de</strong> aflicciones, teniendo<br />
las prerogativas <strong>de</strong> tres santos: <strong>de</strong> san Antonio, en<br />
el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> las cosas perdidas; <strong>de</strong> santo Domingo,<br />
en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los encarcelados y cautivos; y <strong>de</strong> san<br />
Nicolás, en el amparo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>svalidos. Innumerable.'-: obró,<br />
manifestando cosas perdidas, joyas, lámparas <strong>de</strong> piala,<br />
vajillas, vestidos, dineros, papeles <strong>de</strong> importancia, ganado,<br />
y principalmente esclavos. <strong>Dos</strong> solos referiré. Iluyóseleun<br />
esclavo á un <strong>de</strong>voto <strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong> los Royes, <strong>de</strong><br />
nuestro santo rey; buscóle por ocho dias, y al úllimo mandó<br />
se celebrase á este fin una misa en su real capilla,<br />
oyéndola é invocando al santo rey; volvió la cabeza, y liar<br />
lió cerca <strong>de</strong> sí al esclavo, que le dijo: Anoche estaba catorce<br />
leguas <strong>de</strong> aquí, y al amanecer me hallé cerca <strong>de</strong> Sevilla.<br />
A dos que se huyeron apareció el santo rey, y trajo<br />
á Sevilla ; habia que faltaban diez dias, en que su dueño<br />
continuaba la visita déla Virgen <strong>de</strong> los Reyes y <strong>de</strong>l santo<br />
rey: volvieron confesando que un señor principal, con traje<br />
é insignias <strong>de</strong> rey, y en todo un vivo retrato <strong>de</strong> nuestro<br />
santo, les hizo venir hasta las puertas <strong>de</strong> su dueño. En la<br />
<strong>de</strong>fensa délos reos, <strong>de</strong> los encarcelados y cautivos, se ha<br />
mostrado el santo rey tan patrocinador, ya muerto, cuanto<br />
se mostró príncipe clemente estando vivo. Lamentaba su<br />
<strong>de</strong>sdicha un patrón <strong>de</strong> una nave sevillana, preso en Lisboa,<br />
arriesgado á afrentosa sentencia <strong>de</strong> muerte, á causa <strong>de</strong><br />
haber ofendido con graves daños á los portugueses en sus<br />
guerras. Su piadosa mujer, <strong>de</strong>seosa <strong>de</strong> su libertad, hizo<br />
voto <strong>de</strong> ofrecer treinta dias en la capilla <strong>de</strong>l santo rey el<br />
sacrificio <strong>de</strong> la misa, una oferta <strong>de</strong> pan, vino, y una luz<br />
que perpetuamente ardiese. Des<strong>de</strong> el dia que comenzó su<br />
<strong>de</strong>voción, rogando á la Reina <strong>de</strong>l cielo y al rey santo por<br />
la libertad <strong>de</strong> su marido, veia el preso en sü mazmorra<br />
una luz encendida, y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí pan y vino con que se<br />
sustentaba. Continuóse el milagro por ocho dias; tuvo <strong>de</strong><br />
él noticia el rey <strong>de</strong> Portugal, y tomándole pleito bomeneje<br />
<strong>de</strong> su vuelta, con estar ya sentenciado á muerte, le dió<br />
licencia para venirá Sevilla, á averiguarla causa tlí<br />
tal prodigio. Su mujer, aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber oido se<br />
habia ejecutado en su marido sentencia <strong>de</strong> nmorte, proseguía<br />
con las misas y ofertas, y viniendo <strong>de</strong> ellas cierto<br />
dia, que era el vigésimo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>voción, le halló en su casa<br />
alegro sobremanera; y reconociendo ambos que estas<br />
diligenciasy la intercesión <strong>de</strong>l santo rey le hablan granjeado<br />
tanta dicha, fuéron luego á rendirle las <strong>de</strong>bidas gracios.<br />
Volvió el patrón á Lisboa y refirió lo sucedido al rey, quo<br />
le envió libre a su patria. Semejante favor gozó otro hombre<br />
en Sevilla, que puesto ya en la torre <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong><br />
la Hermandad, cargado <strong>de</strong> grillos, esposas y ca<strong>de</strong>nas, y<br />
con un cepo al cuello, para sacarlo á asaetear el diasignienle,<br />
encomendándose aquella noche al santo rey, se halló<br />
<strong>de</strong> repente libre <strong>de</strong> sus prisiones y <strong>de</strong> la cárcel, y en amaneciendo<br />
fué á su capilla á agra<strong>de</strong>cer el beneficio recibido.<br />
Encendió por algunos dias <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong>l santo<br />
una mujer una can<strong>de</strong>la, pidiendo socorriese á su hijo sentenciado<br />
á muerte, é inopinadamente le revocaron la sentencia<br />
sin haber nueva causa: como también la madre <strong>de</strong><br />
un esclavo, á quien cortaban la mano por una bofetada<br />
que dió á una mujer, ofreció al santo rey una misa y una<br />
mano <strong>de</strong> cera, y quedó libre su hijo.<br />
Experimentaron siempre su amparo los <strong>de</strong>svalidos. Recibióle<br />
<strong>de</strong> su mano una pobre doncella, á quien fallando<br />
sesenta y cinco maravedís, para cumplir diez mil que á su<br />
esposo se hablan prometido en dolé, <strong>de</strong>terminó, según el