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on hallados y <strong>de</strong>gollados, alcanzando todos el premio y<br />
la corona <strong>de</strong>l marlirio.<br />
SAN ZENON Y SAN ZENAS, MÁRTIRES.—Eran naturales y<br />
vivían on FUa<strong>de</strong>lfia <strong>de</strong> Arabia. El primero era militar y el<br />
otro esclavo suyo: aquel <strong>de</strong>seaba dar su sangre por Jesucristo,<br />
y vendiendo cuanto tenia lo dióálos pobres. Presentóse<br />
en seguida acompañado <strong>de</strong> Zenas al prefecto Máximo<br />
, y habiendo confesado á Jesucristo, fué <strong>de</strong>snudado y<br />
azotado, y suspendido en el ccúleo, y sus huesos todos<br />
<strong>de</strong>scoyuntados. Después cargado <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nas lo encerraron<br />
en un calabozo, y su esclavo Zenas estaba arrodillado á<br />
sus [nes besando sus grillos. Sabiéndolo el prefecto, mandó<br />
que el esclavo fuese también <strong>de</strong>tenido, y ambos fueron<br />
luego sacados <strong>de</strong>l calabozo y <strong>de</strong>capitados el dia 23 <strong>de</strong> junio<br />
<strong>de</strong>l aflo 304.<br />
DIA 24.<br />
LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA. — La festividad <strong>de</strong>l<br />
nacimiento <strong>de</strong>l gloriosísimo precursor <strong>de</strong> Cristo, san Juan<br />
Uaulisla , es tan gozosa y regocijada en la Iglesia <strong>de</strong> Dios,<br />
que para celebrarla con mayor solemnidad, antiguamente<br />
se solían <strong>de</strong>cir en ella tres misas, cosa que no ha usado la<br />
sania Iglesia en ninguna fiesta <strong>de</strong> otro santo. La concepción<br />
<strong>de</strong> este glorioso varón, su nacimiento, vida y muerte,<br />
habernos <strong>de</strong> sacar <strong>de</strong> los sagrados evangelistas: los cuales<br />
muy particularmente lo escribieron; porque Dios nuestro<br />
Seflor, que había escogido á san Juan Bautista para tan<br />
gran<strong>de</strong> y lan aventajado oficio, entre los oíros privilegios<br />
y prerogalivas <strong>de</strong> suma excelencia que le dió, fué uno:<br />
que los mismos historiadores <strong>de</strong> su vida, lo fuesen también<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong> san Juan: entre los cuales san Lucas, evangelista,<br />
comienza su Evangelio, diciendo: que siendo rey do Judca<br />
Ilero<strong>de</strong>s Ascalonila, hubo un sacerdote, llamado Zacarías,<br />
casado con una mujer, por nombre Isabel, y que los dos<br />
eran justos y guardaban la ley <strong>de</strong> Dios enteramente, sin<br />
queja ni agravio <strong>de</strong> nadie, y que no lenian hijos, así porque<br />
Isabel era estéril, como porque ambos eran ya viejos<br />
y <strong>de</strong> mucha edad: y que estando un dia Zacarías ofreciendo<br />
incienso al Señor ante el altar, y todo el pueblo<br />
fuera orando, le apareció un ángel <strong>de</strong> Dios al lado diestro<br />
<strong>de</strong>l altar, con cuya vista en gran manera se turbó; y el<br />
ángel le dijo: No lemas, Zacarías, porque tu oración ha<br />
sido oida, é Isabel, tu mujer, le parirá un hijo, al cual llamarás<br />
Juan, y será causa <strong>de</strong> gozo y alegría, y muchos se<br />
regocijarán en su nacimiento, porque será gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l Señor. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar,<br />
y será lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> su<br />
madre, Y va siguiendo su historia el escritor divino, refiriendo<br />
la duda <strong>de</strong> Zacarías, y la pregunta que hizo al ángel<br />
(que era san Gabriel), y la respuesta que le dió, y como<br />
quedó mudo en castigo <strong>de</strong> su culpa, y la admiración y<br />
espanto <strong>de</strong>l pueblo, hasta que acabado el tiempo <strong>de</strong> su<br />
ministerio Zacarías volvió á su casa, é Isabel concibió á<br />
san Juan á los 24 <strong>de</strong> setiembre , seis meses antes <strong>de</strong> la<br />
encarnación <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, y le parió á 24 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l<br />
año siguiente.<br />
Mas porque la vida, predicación y oficio , y las <strong>de</strong>más<br />
cosas que pertenecían á este varón divino, son tan<br />
sabidas; <strong>de</strong>jando el hilo <strong>de</strong> su historia, paréceme tratar<br />
algo <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s y excelencias; aunque para exprimir<br />
la sombra <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> ellas, lengua <strong>de</strong> ángeles<br />
LA LEYENDA DE ORO<br />
DIA 24.<br />
seria menester; pues el ángel dijo á Zacarías, que su<br />
hijo seria gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Y si todas las gentes<br />
son como si no fuesen, y como una gola <strong>de</strong> agua <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l Señor: ¿cuán gran<strong>de</strong>, cuán excelente, cuáu<br />
sublime y divino varón es el que fué tan gran<strong>de</strong> en el<br />
acatamiento <strong>de</strong> Dios, en cuyos ojos el que es gran<strong>de</strong>, es<br />
<strong>de</strong> veras gran<strong>de</strong>, y el pequeño, es pequeño, y el que<br />
es nada, realmenta nada, como <strong>de</strong>cia el humil<strong>de</strong> padre<br />
san Francisco? Porque si bien consi<strong>de</strong>ramos, hallaremos<br />
que toda la excelencia y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la criatura no<br />
consiste en el juicio engañoso y falsa opinión <strong>de</strong> los<br />
hombres, sino en la estima y peso que tiene <strong>de</strong>lante do<br />
su Criador. Nosotros, como no conocérnoslas cosas, no las<br />
po<strong>de</strong>mos pesar con justo peso: y aunque el entendimiento<br />
las ve, algunas veces le ciega la pasión; y por esto<br />
trocamos nombres, y llamamos pobre al rico, sabio al<br />
necio, pru<strong>de</strong>nte al astuto y fuerte al atrevido; alabando<br />
loque <strong>de</strong>bíamos vituperar, y vituperando lo que<br />
<strong>de</strong>bíamos alabar. Foresto dijo san Pablo: «Aquel merece<br />
ser alabado, que es alabado <strong>de</strong> Dios, y nó <strong>de</strong><br />
los hombres : » y en otro lugar: «Digno <strong>de</strong> loa es , nó<br />
el que se alaba á sí, sino el que es alabado <strong>de</strong> Dios.»<br />
Y <strong>de</strong> aquí es , que aquellos son hicnaventurados y gran<strong>de</strong>s,<br />
que lo son en el acatamiento <strong>de</strong> Dios: y tanto <strong>de</strong>be<br />
ser mayor nuestra alabanza, cuanta es mayor la<br />
que les da el Señor; porque él es, como dice san<br />
Agustín, la verda<strong>de</strong>ra alabanza <strong>de</strong> sus santos , y la<br />
medida y regla <strong>de</strong> todo lo que en ella se <strong>de</strong>be alabar.<br />
Alabó Dios en el Viejo Testamento á Noé, cuando le dijo:<br />
Entre lodos los hombres, á tí solo he hallado justo en<br />
mis ojos: alabó á Moisés, llamándolo siervo fi<strong>de</strong>lísimo:<br />
alabó á David, diciendo que era varón conforme á su<br />
corazón: alabó á Job <strong>de</strong> hombre sincero, recio y temeroso<br />
<strong>de</strong> Dios, y que no hahia otro como él en la<br />
tierra: y oíros se hallaron en la ley vieja, que merecieron<br />
por sus gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s ser loados <strong>de</strong>l Señor<br />
y en el sagrado Evangelio hay muchos que fueron magnificados<br />
por la boca <strong>de</strong>l Verbo eterno. Del centurión<br />
dijo, que no había hallado tanta fé en Israel: á la Cananea,<br />
como vencido do sus piadosos ruegos y humil<strong>de</strong><br />
perseverancia, dijo: O mujer, gran<strong>de</strong> es tu fé: á Nalanael<br />
dió testimonio, que era verda<strong>de</strong>ro israelita, en el<br />
cual no había doblez ni engaño: <strong>de</strong>l apóstol san Pablo<br />
dijo, que ora vaso <strong>de</strong> elección, para llevar por el<br />
mundo su santo nombre, y predicarle á los gentiles, y<br />
royos é hijos <strong>de</strong> Israel; y el príncipe <strong>de</strong> los apóstoles<br />
san Pedro, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber conocido por revelación <strong>de</strong>l<br />
Padre eterno, y confesado á Jesucristo por Hijo suyo,<br />
mereció oir <strong>de</strong>l mismo Señor; Bienaventurado eres, simón<br />
, hijo <strong>de</strong> Joná; porque has aprendido, nó en la<br />
escuela <strong>de</strong> la carne y sangre, sino en la <strong>de</strong> mi eterno<br />
Padre. Singulares, admirables y divinas son las alabanzas<br />
<strong>de</strong> estos santos que habemos referido; porque el<br />
autor <strong>de</strong> ellas es la suma y primera Verdad , que ni<br />
pue<strong>de</strong> engañar ni ser engañado: pero sin comparación<br />
son mayores las que el Señor dió á su siervo: el Juez<br />
á su pregronero: el Esposo á su paraninfo: el Sol al lucero<br />
<strong>de</strong> la mañana: la Luz <strong>de</strong>l mundo á la hacha encendida:<br />
el Bey <strong>de</strong>l cielo á su aposentador, el Verbo<br />
eterno á su voz; y finalmente Jesucristo á san Juan Bautista,<br />
cuando hablando <strong>de</strong> él, dijo: «Entre los nacidos<br />
<strong>de</strong> las mujeres, ninguno mayor que Juan Bautista.»