Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DÍA U.
y zelo de la disciplina religiosa , y gafar para hacer guardar
la regla de su sanio padre: y como dice el sumo pontüice
Sixlo IV en la bula de su canonización, no solamente
guardó con mucha diligencia lo que por el bienaventurado
i^an Francisco habia sido ordenado ; mas anadió otras muehas
cosas de nuevo, que por haber crecido el número
de frailes, pareció se debian establecer: porque como
todas las cosas humanas naturalmente tengan sus principios
, medios y fines, y no perseveren en el estado y
perfección que comenzaron , habia ya descaecido algo en
tan pocos años su sagrada religión de aquel fervor de sus
principios: y san Buenaventura , viéndose ministro general
, procuró reducirla á ellos, y restituirla á aquel lustre
y resplandor de su santidad , que hfibia tenido en vida de
su padre san Francisco : y para esto tuvo capítulo general:
dió nuevas órdenes, escribió epístolas á toda la órden : 6
hizo todo lo que pudo, con extraordinaria diligencia y
santidad. Y con ser riguroso en esto , era muy blando con
ios flacos , y con los que reconocían sus culpas , y con los
que habiendo dejado los hábitos volvían á la religión y
pedían penitencia. A estos tales recibia coa gran caridad,
como verdadero padre, para que no cayesen en desesperación
y en un abismo de infinitos males. En todo? los
trabajos y dificultades que tenia en su gobierno, acudia
como á singular abogada y patrona , á la Madre de Dios,
y mandó á sus frailes , que en sus sermones exhortasen al
pueblo á su devoción , y á saludarla con la oración del ángel
, cuando oyesen lafier la campana después de completas^
ordenó que en los himnos dijesen: Gloria tibi,
Domine, qtd nalus es de Yirgine, desde la fiesta del Naciniicnlo
de Cristo hasta la de.los Reyes; y en Roma instihiyó
cofradía y hermandad, que llaman del Confalón,
dándole cierta forma de orar y rezar , en honra de Nuestra
Señora. Siendo san Buenaventura general, se trasladó
el cuerpo del glorioso san Antonio de Padua á una iglesia
smitnosa que se le habia edificado en la misma ciudad.
Hallóse presente á esta traslación: y con ser el ano treinta
y dos de su muerte, vió que estaba su lengua tan fresca y
tan blanda , como si estuviera vivo. Tomófa en sus manos
devotamente el santo varón, y derramando muchas lágrimas
de sus ojos, dijo: ¡O lengua bendita, que siempre
bendijiste á Dios, y ensenaste á otros que le bendijesen :
bien muestras ahora, cuán agradable le fuiste ! Y besándola
con mucha reverencia, la mandó poner aparte en un
'l]gar honorífico.
Considerando la soberana majestad de Dios que está en
el santo Sacramento del altar, y su gran vileza, y teuuendo
que no recibia al Señor con el aparejo y disposición
que convenia , estuvo muchos dias sin llegarse al altor:
y un dia oyendo misa , al tiempo que el sacerdote
Parda la hostia, una parte de ella se vino á él, y se le
puso en la boca : y haciendo gracias al Señor por este tan
Comparable beneficio, entendió que con él le queria eos^ñar,
que gusta mas Dios de los que con amor y entrañable
afecto se llegan á él, y le reciben, que nó de los que
lIOr temor se apartan, y dejan de conversar con su Criador,
tan benignamente los ama y busca, como después el
^'^o santo lo escribió. Una cosa escribe muy nolable
e(,|'0 Gelasino^ varón docto y curioso denuéstro tiempo,
eÍM$ vida de san Buenaventura, para declarar la grande
opifiMffi y autoridad que tenia este sanio en la Iglesia de
,0s. Dice qué muerlo Clemente IV , duró la sede vacante
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casi (res años, porque diez y siete caí denales que en la
ciudad de Viterbo se juntaron para la elección del nuevo
pontífice, no se concertaban ni convenían en la persona
que hablan de elegir; y que últimamente vinieron en dar
sus votos á san Buenaventura, por su gran santidad, prudencia
y erudición, para que él solo eligiese la persona
que le pareciese en el Señor mas digna para aquella dignidad
suprema, y que si se nombrase á sí mismo fuese tenido
y obedecido por papa. Y añade, que el santo fué tan
entero, que desnudándose de todos los afectos que le podían
cegar, y de los respetos y amor de los cardenales
presentes, nombró á Teobaldo, vicecómite placentino y
arcediano de Lieja, varón de tan grande religión y fama,
que á la sazón estaba wiscnte y ocupado en la conquista de
la Tierra Santa, y se llamó en su asunción Gregorio X.
Todo esto dice este autor. Habiendo pues gobernado san
Buenaventura muchos años su sagrada religión, y floreciendo
ella por su gobierno , y el santo por la vida admirable
y doctrina excelente y prudencia singular de que
Dios le habia dotado, el papa Gregorio X,que entonces
presidia en la silla de san Pedro, mandó juntar concilio
general en la ciudad de León de Francia , para que en él
se tratase de la unión de la Iglesia griega con la latina, y
de otras cosas de grande importancia, y ordenó á san
Buenaventura qne viniese al concilio para servirse de él:
y para poderlo hacer con mayor autoridad le hizo cardenal
y obispo de Albano, que es uno de los seis obispados sufragáneos
del obispo de Roma. Y así estando el papa présenle
en el concilio, san Buenaveniura llevó el mayor
peso en todos los negocios graves que se ofrecieron en él,
y en las disputas con los griegos (los cuales se redujeron
y reconocieron al papa por su pastor, y se juntaron á su
obediencia), y en las otras definiciones de aquel sacro concilio.
En el cual quiso Dios honrarle, y darle el premio de
sus trabajos, y llevarle al descanso de la bienaventuranza;
porque á los 14 de julio del año de nuestra salud de 1274
y á los cincuenta y tres de su edad, dió su alma al Señor,
y su cuerpo fué enterrado en San Francisco, en la misma
ciudad de León, con gran sentimiento y lágrimas de todos
los presentes que á una voz afirmaban , que aquel dia habla
perdido la santa Iglesia el mejor soldado que tenia; y
el mismo papá Gregorio X lloró la muerte de san Buenaventura
, por la gran pérdida que dijo haber recibido
la Iglesia. Celebráronse suntuosamente sus exequias; cantó
la misa Pedro de Tarantasia de la órden fle santo Domingo
, que á la sazón era cardenal y obispo de Ostia, y
después fué sumo pontífice, y se llamó Inocencio V, y él
mismo predicó, y entre las otras cosas que dijo en su alabanza
fué una : que todos ios que le miraban , luego se le
aficionaban y se le rendían, y de buena gana tomaban sus
amonestaciones y consejos ; porque era benigno, afable,
humilde, á todos agradable, prudente, casto, apacible y
adornado por extremo de todas las Virtudes. Lo cual hoy
dia se echa bien de ver en los muchos y doctísimos libros
que dejó escritos, en los cuales resplandecen todas estas
virtudes, y con una doctrina celestial, un fuego de amor
divino que alumbra el entendimiento de los que los leen,
y abrasa su voluntad, y los enternece y muevo extrañamente.
Porqueta doctrina de san Buenaventura no es seca
ni fria ni para solo el cntendimicnlo, sino jugosa, ardiente
y para encender el corazón y abrasarle con llamas do
amor: y por es!o con mucha razón es llamado el docíor ¿e-