Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

JUNIO. 197
signe humildad, y per la compunción y el fervor de su
espíritu. Elevado á las sagradas órdenes, se dedicó con
arrancábanla á pedazos. Sufrieron este tormento los soldados
esforzados, nó ya del emperador de la tierra, sino
asiduo afán al ministerio de la predicación, y conversión del cielo, con gran constancia y alegría. Volviéronlos á
de las almas, obteniendo admirables triunfos en la direccbn
de las almas. El don de profecía y el de milagros extendieron
su fama, y de muy remotos países acudian á
la cárcel, donde estuvieron oíros siete (lias aprisionados,
con mal olor, hambre y sed, y con todo el mal tratamiento
que en semejantes ocasiones los enemigos tan pérfidos
él los fieles para buscar su consejo y su intercesión. Se
y crueles de Cristo solían hacer á los siervos y
cuentan en su historia infinidad de paralilicos sanados,
de enfermos, colocados al borde del sepulcro, restituidos
á la salud , de herejes convertidos, de tempestades apaciguadas^
de toda clase de males conjurados por su
mediación, l'or fin, este siervo de Dios, que no suspiraba
sino por irá reunirse con Jesucristo, lleno de méritos,
acabó su peregrinación en este mundo, muriendo santamente
el día 11 de junio del ano 12G". Su cuerpo fué enterrado
en Bolonia, donde se le tiene aun en grandísima
veneración.
amigos suyos. Al cabo de los siete dias fueron sacados de
la cárcel, y llevados segunda vez á la presencia del mismo
emperador Maximiano, y él los mandó degollar, y
echar sus cuerpos á las beslias fieras. Ejecutóse esta sen
tencia en la via Aurelia; mas las fieras trataron con mas
respeto y reverencia los cuerpos de los sanios, ya muertos,
que los hombres los hablan tratado , siendo vivos;
porque no los locaron. Después los cristianos los recogieron
, y los trasladaron á Roma , y los sepultaron honoríficamente
en un lugar, llamado las Calacumbas. Celebra
U TRASLACION DE SAN GllEGOUlO NTAZI ANZENO.—El CUCrpo
la Iglesia su fiesta á los 12 de junio, en el cual dia fueron
de este santo padre de la Iglesia fué primero traslada­
do de Constanlinopla á Roma, y habiendo estado depositado
por mucho tiempo en la iglesia de la Madre de Dios,
en el campo Marcio, el papa Gregorio XIH lo trasladó
con gran solemnidad á una suntuosa capilla que le habia
hecho edificar en la iglesia de San Pedro, y en memoria
de esta traslación hacemos hoy memoria de este santo.
Véase el 9 de mayo.
martirizados, el afio del Señor de 303, según Baronio.
Después, por los años de 761», siendo sumo pontífice
Paulo l de este nombre, les cuerpos de san IS'abcr y san
Nazario, y el de san Gregorio, mártires, fueron llevados
á Francia, por mano de Grodegando , obispo de Metz , y
colocados en tres dislinlos monasterios: allí dieron salud
á muchos y varios enfermos, y obró Dios grandes milagros
por ellos, como lo escriben en su Martirologio Beda,
y Molano en sus anotaciones al de Usuardo. Pero hase do
DIA 12.
adverlir que hubo otros dos mártires, llamados como
ellos, Kabor y Nazario; que fué martirizado Is'abor con
LOS SANTOS MÁUT1RES BASILIDES , ClRlNO, NABOÍI Y iNT\~ san Félix en Mdan , en tiempo de estos mismos emperadores
Unió.—Los santos mártires Basilides, Girino, NaboryNazario,
fueron caballeros romanos, ilustres por su sangre,
Y «ñas ilustres por su gran piedad. Hablan seguido, C( mo
soldados , la guerra , de la ctial se retiraron, por mililár
mas quietamente debajo de las banderas de Jesucristo,
viviendo en santa paz , sin ofender á nadie, y haciendo
bien á muchos. Fueron acusados delante de los emperadores
Diocleciano y Maximiaro, porque eran crislianos:
mandáronlos prender; y ellos, sabiéndolo, se dieron Uo
buena maña, que antes que el tal mandamiento de prisión
se ejecutase, vendieron lo mas y mejor de sus haciendas,
y lo dieron á los pobres. Fueron preses, y entregados á
Aurelio, prefecto , el cual los mandó poner en una obscura
y penosa cárcel, para afligirlos y tomar tiempo para
deliberar los tormentos que les habia de dar, en caso que
no quisiesen negar la fé de Cristo, y obedecer á los emperadores.
Estando los sanios mártires en aquella profunda
obscuridad de la cárcel, resplandeció una súbita y
maravillosa claridad, que la alumbró, y lodos los que en
ella estaban presentes fueron participantes de sus resplandores
, y esforzó los corazones de los santos mártires
> reconociendo aquel tan sublime favor y regalo del
Señor y haciéndole gracias, porque le tenian á su lado
M aquella dura pelea. Vió la luz, entre otros, Marcelo,
•"dcaide de la cárcel; y admirado del suceso, creyó en
d isto con otros de su familia. Sacaron después á los gloriosos
y esclarecidos mártires, y presentáronlos ante el
juez: el cual, viendo su firmeza y constancia en el amor
do Cristo , y deseosos de derramar su sangre por él, los
mandó desnudar y azotar crudamente con varas nudosas
y fuertes, á manera de zarza espinosa , que llamaban
escorpiones, porque no solo lastimaban las carnes, sino
Diocleciano y Maximiano, cuya fiesta se celebra á 12
de junio; y Nazario con san Celso padeció en la misma
ciudad de Milán á los 28 del mismo mes, en la primera
persecución de Nerón.
SANO.WRE, CONFESOR. — La variedad de sanios, que
Dios tiene en su Iglesia, es admirable, y un argumento
eficacísimo de su soberano é infinilo poder, y con ella
está mas adornada y enriquecida la Iglesia, que esta máquina
del mundo con tanta mullitud de criaturas, tan her-
QA089S , y tan diferentes y diversas entre sí. Tiene patriarcas
excelentes en la fé, profetas alumbrados con la luz
del cielo, apóstoles abrasados de caridad, mártires esforzados
y triunfadores de los loi menlos y muertes, doctores,
que como rios caudalosos de la sabiduría, regaron
y ferlilizaron la tierra, vírgenes y doncellas purísimas
, que en la carne flaca vivieren como ángeles, y santos
confesores, que con su penitencia y humildad nos
enseñaron el camino de la vida eterna. Pero ende todas
las vidas de los sanios algunas hay de ermitaños, y perfeclísimos
anacorelas, los cuales moraron muchos años en
los desiertos, y siendo hombres, como nosclros, vivieron
tan apartados de los hombres, y teniendo cuerpo tan sin
cuerpo , que cierto pone grande admiración , y suspende
nuestros entendimientos, considerando lo que puede nuestra
frágil carne, confortada con el favor de aquel Señor,
que escoge y se sirve de las cosas flacas, por mostrar
mas poder. Tal es la vida de san Onofre, ermitaño , la
cual escribió un santo monge, llamado Pafnucio, y la refiere
Simeón Melafraslc, y la trae Fr. Lorenzo Surio en
el tercer tomo de las Vidas de los sanies; y es de esta
manera.
Estando el santo Pafnucio en el j ern o, inspirado de! Se-