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2i4 LA LEYENDA DE ORO. DIA 21<br />
( liando el hombre es mozo y eslá sano, y con fuerzas<br />
rorporales; porque en la vejez cargan las enfermeda<strong>de</strong>s,<br />
y faltan las fuerzas, y no se pue<strong>de</strong>n hacer. Y eslando<br />
para morir, y habiendo recibido el Viálico, <strong>de</strong>claró en<br />
presencia <strong>de</strong> muchos padres y hermanos, que no lenia<br />
escrúpulo <strong>de</strong> las penitencias que habia hecho, sino <strong>de</strong> las<br />
que habia <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> hacer; porque siempre las habia hecho<br />
con obediencia, y nó por sola su propia voluntad,<br />
Cuando los superiores le negaban alguna penitencia, procuraba<br />
recompensarla con alguna otra obra espiritual, y<br />
no <strong>de</strong>jaba pasar ocasión <strong>de</strong> inoríiíicar su cuerpo, en el andar,<br />
estar en pié, ó sentado, buscando alguna manera <strong>de</strong><br />
incomodidad. Pues ¿ qué diré <strong>de</strong> la mortificación interior<br />
<strong>de</strong> sus pasiones? En las cuales tuvo poco que hacer;<br />
porque eslaba tan mortificado qne parcela no tenia pasiones:<br />
y para esto le ayudó mucho la diligencia, que puso<br />
cu examinar mny por menudo lodos los movimienlos<br />
<strong>de</strong> su alma; y cuando conocía haber caldo en alguna falla,<br />
no se afligía <strong>de</strong>masiadamente, mas luego se humillaba<br />
en el acatamiento <strong>de</strong>l Scilor, suplicándole que le perdonase,<br />
y proponiendo la enmienda : y <strong>de</strong>cia, que cuando<br />
la persona cae en alguna falta, y <strong>de</strong>spués se congoja y<br />
aflige <strong>de</strong>masiadamente, es señal que no se conoce bien ;<br />
porque si se conociese, enten<strong>de</strong>rla que está compuesto<br />
<strong>de</strong> una tierra que no puedo producir sino espinas y<br />
abrojos. Deseaba mucho que lo reprendiesen públicamenle<br />
sus faltas; y él las daba á los superiores escritas en<br />
un papel, para que le mandasen repren<strong>de</strong>r, aunque la<br />
moriilicacion <strong>de</strong> su cuerpo y <strong>de</strong> todas sus pasiones era tan<br />
gran<strong>de</strong>; pero particularmente se raorliíicó en vencer la<br />
soberbia, y cualquier apetito <strong>de</strong> honra y vanidad, abrazándose<br />
con la humildad, madre y fundamento <strong>de</strong> todas<br />
ias virtu<strong>de</strong>s ; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte se halló un papel<br />
escrito <strong>de</strong> su mano <strong>de</strong> esta virtud, y <strong>de</strong> los motivos que<br />
tiene el hombre do humillarse. Teniabajísimo concepto<br />
<strong>de</strong> sí, y mostrábalo en las obras y en las palabras.<br />
Nunca hizo cosa, ni dijo palabra, que<strong>de</strong> léjos pudiese<br />
redundar en alabanza suya: antes con maravilloso silencio<br />
encubría lo que se podía loar en él, y como una doncella<br />
vergonzosa se paraba colorado cuando se oia alabar. Una<br />
vez estando enfermo, un médico que le curaba, comenzó<br />
á alabar y engran<strong>de</strong>cer la nobleza y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la<br />
casa <strong>de</strong> Gonzaga; y el hermano Luis so afligió, y mostró<br />
mucho disgusto, y le pesaba <strong>de</strong> haber nacido <strong>de</strong> casa<br />
ilushv, y <strong>de</strong> ser por ello tenido en mas, y con haber vencido<br />
las pasiones, parece que siempre le quedaba un<br />
cierto sentimiento y disgusto, cuan<strong>de</strong> le alababan ó tenían<br />
respeto, por cosa que hubiese tenido en el siglo. Predicó<br />
una vez en el refectorio: contentó mucho el sermón;<br />
y alabándole un padre en su presencia, quedó tan corrido<br />
y confuso, por su gran<strong>de</strong> humildad, como otros suelen<br />
quedar contentos cuando los alaban.<br />
Siempre daba en casa, y fuera, á todos el primer lugar,<br />
hasta á los hermanos coadjutores; y al cocinero <strong>de</strong><br />
casa, saliendo fuera con él, le aconteció darle el primer<br />
lugar; aunque los superiores <strong>de</strong>spués le avisaron que por<br />
tener or<strong>de</strong>n clerical, tuviese mascuenlaconsu grado, qué<br />
con la propia humillación. En casa conversaba á menudo,<br />
5 <strong>de</strong> buétía gana con los hermanos y coadjutores, y con<br />
ía gente mas simple y llana; y cuando se sentaba á la<br />
mesa . ordinariamente se ponia en el lugar mas humil<strong>de</strong><br />
y b;ijo ; y porque era <strong>de</strong> flaca complexión y enfermizo,<br />
habiéndole or<strong>de</strong>nado los superiores que se sentase en la<br />
mesa <strong>de</strong> los convalecientes, les presentó muchas razones,<br />
para persuadirles que no tenia necesidad <strong>de</strong> aquel privilegio,<br />
sino que en todo podia pasar con la comunidad.<br />
Otro tanto le aconteció en lo <strong>de</strong> su aposento; porque habiéndole<br />
dado uno para sí solo, por la necesidad que tenia do<br />
reposar, estando indispuesto; viendo que los otros estudiantes<br />
tenían compañeros en su aposento, hizo gran<strong>de</strong><br />
instancia que le diesen compañero, y que no se hiciese<br />
aquella singularidad con él, porque así convenia para su<br />
propio aprovechamiento, y ejemplo y edificación <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>más. Deseó mucho, que acabados sus estudios <strong>de</strong> teología,<br />
le pusiesen á leer la ínfima clase <strong>de</strong> gramática, así por<br />
no ser cosa alguna singular, como principalmente, por hacer<br />
algún servicio á nuestro Señor en la crianza y enseñanza<br />
en la virtud <strong>de</strong> la juventud, y lenia una santa<br />
envidia á los maestros <strong>de</strong> gramática, á los cuales solia<br />
llamar bienaventurados, por tener tan santa ocupación.<br />
Muchas veces iba por Roma con una sotana hecha pedazos,<br />
con la espuerta, ó con las alforjas á cuestas, pidiendo<br />
limosna con gran<strong>de</strong> alegría, y en casa no habia<br />
ejercicio tan bajo y vil, que no le <strong>de</strong>sease y procurase<br />
mas que los ambiciosos procuran las honras y dignida<strong>de</strong>s.<br />
Algunos dias entre semana, ordinariamente mañana y<br />
tar<strong>de</strong> servia en la cocina y á la mesa en el refectorio,<br />
alzando los platos y recogiendo las sobras para los pobres<br />
y él mismo se las llevaba y repartía con mucha humildad<br />
y caridad. Gustaba mucho do barrer su aposento,<br />
y los oíros lugares que le señalaban, quitar las telarañas<br />
<strong>de</strong> los lugares públicos, y limpiar y encen<strong>de</strong>r las lámparas:<br />
y hacía estos oficios bajos con tanto gusto, que los<br />
hermanos le solían <strong>de</strong>cir, que ya habia llegado á lo que<br />
<strong>de</strong>seaba, y tenía ocupación á la medida <strong>de</strong> su corazón.<br />
Finalmente se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> él, que era verda<strong>de</strong>ro<br />
<strong>de</strong>spreciado!- <strong>de</strong> sí mismo, y que en todas las cosas buscaba<br />
su propia humillación.<br />
De esta/ profunda humildad , nacía una exacta y profunda<br />
obediencia, y túvola en tanto grado que no se<br />
acordaba <strong>de</strong> haber traspasado la voluntad, y ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
sus superiores, ni tenido inclinación ni primer movimiento<br />
contra lo que le or<strong>de</strong>naban: <strong>de</strong> manera, que en todas<br />
las cosas tenia el mismo querer, sentimiento y juicio con<br />
el <strong>de</strong> los superiores, y nunca buscaba la causa, por qué<br />
le or<strong>de</strong>naban la cosa, sino era ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los superiores<br />
para ponerla por obra: y era tan exacto y escrupuloso en<br />
lo que tocaba á la obediencia, que por ninguna manera<br />
quería tener ó mostrar inclinación suya á los superiores,<br />
en cosa que le hubiesen <strong>de</strong> mandar, sino estar siempre<br />
indiferente y como una materia primera cu sus manos,<br />
para que le diesen la forma, y dispusiesen <strong>de</strong> él á su voluntad:<br />
y <strong>de</strong>cia que en hacer la suya, senlia grandísima<br />
aflicción <strong>de</strong> espíritu. Esta perfección <strong>de</strong> la obediencia nacía<br />
en él, porque tenía á su superior en lugar <strong>de</strong> Dios: y<br />
<strong>de</strong>cia, que <strong>de</strong>biendo nosotros obe<strong>de</strong>cer á Dios, que es<br />
invisible y no pudiendo inmediatamente saber <strong>de</strong> él su<br />
voluntad ; Dios pone en la tierra sus vicarios é intérpretes<br />
que son los superiores, por medio <strong>de</strong> los cuales nos hace<br />
saber lo que quiere que nosotros hagamos; y por esto los<br />
habernos <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer como al mismo Dios. De esta persuasión<br />
y fundamento que el bienaventurado Luis tenia<br />
en su pecho, nacía en él una maravillosa reverencia y<br />
iJevráOn á Indos sus superiores, cualesquiera qne fuesen,