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30 LA LEYENDA DE ORO.<br />
dado la vida, y por este camino Hogar á gozar <strong>de</strong> la bicnavwilurada<br />
y eterna.<br />
Entrando en la lina el santo apóstol, el fuego perdió su<br />
fuerza, y el óleo que hervia, se convirtió en un rocío <strong>de</strong>l<br />
cielo, y los tormentos en refrigerio. Y para que se viese<br />
que todas las criaturas sirven al Criador, y la diferencia<br />
que hay entre el justo y el pecador, entre el cristiano y el<br />
pagano: atizando los ministros impíos el fuego, y echando<br />
lena para que ardiese mas; el mismo fuego hizo venganza<br />
<strong>de</strong> aquella crueldad, y á muchos <strong>de</strong> ellos abrasó no haciendo<br />
lesión alguna al santo. Salió san Juan <strong>de</strong> latina mas<br />
puro y resplan<strong>de</strong>ciente, y con mas vigor que habia entrado,<br />
como suele salir el oro fino <strong>de</strong>l crisol, con gran<strong>de</strong><br />
terror y espanto <strong>de</strong> los gentiles, consuelo y alegría <strong>de</strong> los<br />
fieles, é indignación <strong>de</strong>l emperador: el cual le mandó <strong>de</strong>sterrar<br />
á una isla apartada que se llamaba Pathmos, y es<br />
una <strong>de</strong> las Spora<strong>de</strong>s y no léjos <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Candía, adon<strong>de</strong><br />
fué llevado el glorioso evangelista, y tuvo en ella gran<strong>de</strong>s<br />
revelaciones y regalos <strong>de</strong>l Señor; y escribió el Apocalipsi,<br />
que, como dicesan Gerónimo, tiene tantos misterios<br />
como palabras, y tan profundos y encubiertos, que<br />
para esplicarlos ha dado mucho en qué enten<strong>de</strong>r á los<br />
mas altos ingenios y gran<strong>de</strong>s letrados que ha tenido la<br />
Iglesia, y por mucho que se diga, siempre habrá masque<br />
<strong>de</strong>cir.<br />
Estuvo san Juan Evangelista en este <strong>de</strong>stierro hasfa la<br />
muerte <strong>de</strong> Domiciano; y en este tiempo convirtió aquellos<br />
isleños <strong>de</strong> Pathmos y bárbaros, á la fé <strong>de</strong> Cristo nuestro<br />
Re<strong>de</strong>ntor. Y san Dionisio Areopagita le escribió una epístola,<br />
en la cual le dice que presto quedaria libre y se venan<br />
los dos, y san Juan tornaria <strong>de</strong> aquel <strong>de</strong>stierro á Asia;<br />
porque así se lo habia revelado el Señor, y así sucedió;<br />
porque luego que mataron en Roma á Domiciano por sus<br />
gran<strong>de</strong>s vicios, con el aborrecimiento que todos le tenían,<br />
el simado <strong>de</strong>shizo todo cuanto él habia hecho en su vida,<br />
y revocó sus <strong>de</strong>cretos y con<strong>de</strong>naciones; y con esto el santo<br />
Evangelista volvió <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stierro á Asia, y fué recihido<br />
<strong>de</strong> todos los cristianos como sí viniera <strong>de</strong>l cielo, mirámlole<br />
como apóstol, y apóstol tan querido <strong>de</strong>l Sefior, y como á<br />
profeta y mártir que habia pa<strong>de</strong>cido por él, y á quien no<br />
habia fallado la voluntad y ocasión <strong>de</strong> morir por Cristo,<br />
sino el efecto <strong>de</strong> la muerte que no le quiso conce<strong>de</strong>r el Señor,<br />
para que escribiese <strong>de</strong>spués el sagrado Evangelio, y<br />
volase como águila á lo mas alto <strong>de</strong>l cielo, y viese con<br />
la luz soberana y agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su vista, á aquella generación<br />
eterna <strong>de</strong>l Verho, que nace siempre <strong>de</strong>l Padre,<br />
y naciendo está en su pecho: y nos <strong>de</strong>clarase como<br />
este mismo Verbo se habia vestido <strong>de</strong> carne, y aparecido<br />
entre los hombres por los mismos hombres. Y esto es lo<br />
que celebra hoy la Iglesia santa en fiesta <strong>de</strong> san Juan <strong>de</strong><br />
Porta Latina, y hacen mención <strong>de</strong> este milagro Tertuliano<br />
y san Gerónimo.<br />
SAN JUAN DAMASCENO, CONFESOR.—San Juan Damasceno<br />
fué, como el mismo nombre lo dice, <strong>de</strong> la noble, amena y<br />
<strong>de</strong>liciosa ciudad <strong>de</strong> Damasco. Nació <strong>de</strong> muy ricos, generosos<br />
y cristianos padres, los cuales le criaron en temor<br />
<strong>de</strong> Dios, y en honestidad y toda virtud. Siendo él nifio,<br />
sucedió que los sarracenos pusieron cerco sobre Damasco,<br />
y la entraron por fuerza, y la saquearon y cautivaron á<br />
muchos cristianos. Quiso nuestro Señor, que el padre <strong>de</strong><br />
san Juan Damasceno quedase exento <strong>de</strong> aquella común ca-<br />
-amidad, y que no perdiese su libertad, casa ni hacienda;<br />
DIA 6.<br />
ántcs por ser íenido <strong>de</strong> todos por hombre mo<strong>de</strong>slo, benigno<br />
y pru<strong>de</strong>nte, el príncipe y cabeza <strong>de</strong> los sarracenos<br />
que habían tomado la ciudad, le <strong>de</strong>jó por gobernador <strong>de</strong><br />
ella, y él lo hizo tan escogidamente, que ganó las volunta<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> aquellos bárbaros, y rescató <strong>de</strong> sus manos muchos<br />
cristianos que tenían cautivos, los consoló y ayudó con sus<br />
limosnas en aquella su aflicción. Entre estos cautivos que<br />
rescató, hubo uno <strong>de</strong> nación italiano y <strong>de</strong> nombre Gosmo,<br />
varón entero y cuerdo, muy enulilo en todas las lenguas<br />
y ciencias. Rogóle el padre <strong>de</strong> Damasceno que fuese maestro<br />
y ayo <strong>de</strong> su hijo, y que le criase y enseñase <strong>de</strong> su mano;<br />
porque según el gran ingenio y buena inclinación que<br />
mostraba, esperaba que con tal maestro saldría excelcnle<br />
y doctísimo varón. Y no se engañó; porque aceptando Cosmo<br />
la crianza y enseñanza <strong>de</strong> Juan, <strong>de</strong> tal manera le cullívó<br />
y perfeccionó, que era en su mocedad ejemplo <strong>de</strong> toda<br />
virtud y muy aventajado en letras: las cuales él procuraba<br />
juntar con la humildad, y hermanar la ciencia con la<br />
mo<strong>de</strong>stia, <strong>de</strong> tal manera, que cuanto mas crecía por su sabiduría<br />
en la opinión <strong>de</strong> los otros, tanto mas profundamente<br />
sehumillalia y confundía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí. Cuando el macslro<br />
Cosmo le hubo enseñado lo que sabia, pareciéndole, que<br />
ya el discípulo podía ser maestro, pidió licencia al padre<br />
<strong>de</strong> san Juan Damasceno, para irse á vivir y servir á Dios<br />
en un monasterio, y dar <strong>de</strong> mano á los gustos y vanida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l siglo. El padre le dió la licencia, aunque <strong>de</strong> mala<br />
gana por no repugnar á tan santo propósito ; y Cosmo se<br />
fué á un monasterio <strong>de</strong> Sabas, abad, que estaba en un <strong>de</strong>sierto,<br />
don<strong>de</strong> se encerró y consagró á Dios. Poco <strong>de</strong>spués<br />
murió el padre <strong>de</strong> Damasceno; y como aquel príncipe do<br />
los bárbaros se habia hallado bien con su gobierno, y vió<br />
que <strong>de</strong>jaba un hijo <strong>de</strong> tantas prendas, pidióle que sucediese<br />
á su padre en el gobierno <strong>de</strong> la ciudad, dándole libertad<br />
para que viviese como cristiano en su ley, como lo habia<br />
hecho con su padre. Encargóse Damasceno <strong>de</strong> la ciudad,<br />
y gobernábala con maravillosa justicia, rectitud,<br />
mo<strong>de</strong>ración y pru<strong>de</strong>ncia, y con tanta satisfacción <strong>de</strong>l príncipe<br />
bárbaro, que le hizo <strong>de</strong> su consejo, y le daba gran<br />
iTcdilo y mano para todo lo que tocaba á la administración<br />
<strong>de</strong> su señorío y estado.<br />
Estando Damasceno, aunque entre enemigos y bárbaros<br />
con esta paz y quietud, el <strong>de</strong>monio que siempre vela<br />
para nuestro mal, le perturbó con una nueva y cruel<br />
guerra que levantó contra la Iglesia católica. Era á esta<br />
sazón emperador <strong>de</strong> Oriente León Isáurico, que con<br />
malas mañas y tiranía se habia apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l imperio,<br />
hombre impío, temerario y sacrilego; el cual engañado<br />
<strong>de</strong> algunos judíos que habían pronosticado que seria<br />
emperador, <strong>de</strong>terminó alzar ban<strong>de</strong>ra contra la Iglesia<br />
católica, y quitar <strong>de</strong> ella la adoración y culto do las<br />
imágenes <strong>de</strong> Cristo nuestro Señor y <strong>de</strong> su benditísima<br />
Madre, y <strong>de</strong> los otros santos que siempre han sido reverenciados<br />
en ella. Tomó esto tan á pechos el malvado<br />
emperador, que el año <strong>de</strong> 126, y el onceno <strong>de</strong> su<br />
imperio, hizo publicar un edicto, en que mandaba<br />
que por todo él se quitasen todas las imágenes <strong>de</strong> lodos los<br />
templos, oratorios, capillas, humilla<strong>de</strong>ros y <strong>de</strong> todos los<br />
otros lugares sagrados y profanos , y en muchas portea<br />
las hizo quemar; y porque algunos santos y doctos varones<br />
le resistían, los mandó maltratar, atormentar y matar<br />
fiera y cruelmente. Fué esta muy gran<strong>de</strong> y muy peligrosa<br />
persecución <strong>de</strong> toda la Iglesia; porque no habia quien