Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

de modo que tmiguno cayó enfermo de este mal después
^ la solemne invocación del sanio,.y los que se hallaban
"lacados de él curaron lodosa excepción de algunos pocos.
Canonizó á san Francisco Solano la santidad de Benedicto
XUí, con bula que despachó á 27 de diciembre de
LAS SANTASJJNICETA Y AQUILIXA, MÁRTIRES. —Nacieron
eslas sanias en Licia y fueron educadas en los errores y
supersticiones gentílicas; mas el Señorías iluminó convirliendoso
á la fé por la predicación del glorioso márlir
san Cristóbal. Encendidas en jivos deseos de morir por
Oíslo, y sabiendo que estaba preso su maestro, se presentaron
al juez suplicándole no le hiciera daño alguno.
Hran estas santas muy hermosas y muy jóvenes, lo que
niovió al tirano á persuadirlas no quisieran perder la vida
t'n tan lozana edad; mas las santas que estaban prontas
á sufrirlo todo por Jesucristo, toleraron mil tormentos,
hasta que por último fueron degolladas el año 231.
LOS SANTOS VÍCTOR, ESTEECACIO Y ÁNTIÍSÓGENES , MÁRTI­
RES. — Los tres eran hermanos, naturales de la ciudad de
Mérida en España ; y convertidos á la fé por el obispo de
su patria. Hacia ya mucho liempo que profesaban la docfcioa
de Jesucristo, cuando un dia Víctor que era oficial
militar, estuvo encargado de custodiar unos cristianos que
debian ser martirizados, y habiéndoles hecho huir, se
presentó él mismo al prefecto, le confesó su acción y le
descubrió que era, hacia ya mucho tiempo, discípulo
de Jesucristo. Al dia siguiente fué condenado á ser dego-
JJado, y sus dos hermanos que deseaban lanibien la cotona
del martirio, se presentaron y fueron al instante asociados
á sus tormentos y á su triunfo, muriendo los tres
en Mérida, el 2í de agosto del año 303.
SAN VICTORINO Y OCUENTA Y TRES COMPAÑEROS, MÁRTI-
RKS,—sábese solamonle que padecieron martirio en el
Abrucio ulterior, en el siglo m.
SAN VICENTE, MÁRTIR.—Nació este santo en Roma y
Parece que siguió la cañ era de las armas. Ignórase la
0poca de su muerte y las circunstancias de su martirio,
aunque, según Ferrario debió padecer en Roma en la
via Tiburtina, por los años 230 , reinando el emperador
í>ecio.
Los SANTOS MENEO Y CAPITÓN, MÁRTIRES.—Nada sabemos
de ellos mas que sus nombres que nos ha conservado y
lrastimido el Martirologio romano.
SAN UUSICINO, OBISPO Y CONFESOR. — Floreció según los
Viandistas, durante el siglo iv, siendo obispo de Sens.
^undó y dotó el célebre monasterio de los santos Gervasio
^ Potasio , al cual so retiraba para descansar de sus tra-
^jos pastorales por' medio de los ejercicios de la peni-
'encia. Trabajó con zelo infatigable contra los arríanos
^ asistió á cuantos concilios se celebraron en las Ga-
.las en su tiempo. Fué muy perseguido por los here-
^ y muy estimado por los fieles, á los cuales confirmaba
en la verdad por medio de sus ejemplos y doctrina. Fué
J* P^'egrinacíon á Jerusalen , á Consíanlinopla y á Capaocia,
hasta que apaciguada la persecución levantada
cf)ntra él por lo herejes de las tialias, volvió á su dióce-
Sls > allí murió santa y pacíficamente en el Señor.
DIA 28;
SANTlA60, EL MAYOR, APÓSTOL. —El gloi'ÍOSO apóstol San-
^ el mayor, luz y patrón de las Espartas , fué natura1
JULIO. 413
déla provincia de Galilea, hijo del Zebedeo y de María
Salomé, y hermano mayor de san Juan Evangelista y primo
de Jesucristo según la carne. Fueren ambos hermanos
pescadores, como lo fué su padre el Zebedeo que vivía
á la ribera del mar do Galilea y debia de ser pescador
rico; pues tenia navio propio y criados. San Gerónimo
dice que eran nobles. La vida de Santiago principalmente
habemos de sacar délo que de él y de su hermano san
Juan escriben los sagrados evangelistas. Y primeramente
san Marcos dice, que andando el Señor á la ribera del mar
de Galilea, vió dos hermanos Diego y Juan que estaban en
un navio con su padre el Zebedeo, aderezando y reparando
sus redes, y que los llamó para que fuesen sus discípulos:
y ellos fueron tan obedientes á este mandato del Señor
, que luego dejando las redes, á su padre, el navio y
ejercicio en que estaban ocupados, le siguieron, dando de
mano á todas las cosas de la tierra. Añade san Marcos
que después que los llamó el Señor, les mudó el nombre
y los llamóíocmm/esque quiere decir, «hijos del Irueno;»
que es cosa particular y digna de consideración: porque
á solo san Pedro y á estos dos hermanos, de todos los
apóstoles, leemos haberles el Señor trocado ios nombres:
á Pedro mudándole el nombre de Simón en Pedro ó Gefas:
porque había de ser cabeza de la Iglesia y la piedra fundamental,
sobre la cu al después de Cristo, ella se había
de edificar: y á Santiago y á san Juan; porque después
de san Pedro habían de ser los mas allegados y familiares,
los mas favorecidos y regalados, como se ve en muchas
cosas que les comunicó excluyendo á Jos demás. Llevólos
consigo cuando fué á resucitar á la hija del príncipe de la
sinagoga: quiso que fuesen testigos de la gloria de su sagrada
humanidad, cuando se transfiguró y resplandeció su
divino rostro mas que el sol en el monte TaLor; á estos
tres solos llevó consigo, dejando á los demás cuando sé
partió á hacer oración en el huerto de Getscmaní, y les descubrió
su tristeza y agonía, para que viesen desfigurado y
sudando sangre en el huerto, al que ánles habían visto en
el monte en lanía gloria y claridad. Y asimismo les dió el
nombre de «hijos del trueno,» comoá principales capitanes
de su ejército, y que con la voz sonora de su predicación
y doctrina á manera de trueno , habían de espantar
y convertir el mundo y traerle al conocimiento y fé
de su Criador. Y aunque esto se verifica mas claramente
en el evangelista san Juan, porque fué como fundador,
padre y maestro de todas las Iglesias do Asia, y el que
fijando (á manera de águila real) sus limpios y agudos
ojos en los rayos del sol, nos declaró la generación del
Verbo eterno, y en aquel mismo liempo se oyeron grandes
truenos y se vieron espantosos relámpagos del cielo;
también se cumplió en Santiago su hermano: el ci¡al á
mas de haber predicado en Judca y en España, ha defendido
tantas veces estos reinos , y como un horrible trueno
y furioso rayo, desbaratado y deshecho los ejércitos
de los moros y de otros enemigos del nombre crísliano:
y con el amparo y protección de este glorioso apóstol los
mismos españoles han llevado por todo el mundo el estandarte
de la cruz, y plantado en las Indias y en otras
provincias y reinos la doctrina evangélica, y descubioiio á
'as gentes ciegas los resplandores de la divina luz. Dice
mas el evangelista san Lucas: que yendo el Señor cerca
de la pascua á Jerusalen, envió algunos de sus discípulos
adelante á la ciudad de Samaría por donde habían depa-