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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DU 29.<br />

principalmenle <strong>de</strong> los sagrados Evangelios, y <strong>de</strong> los Hechos<br />

apostólicos que escribió san Lucas, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los<br />

otros graves y antiguos autores, que tratan <strong>de</strong>sús admirables<br />

hazañas y virtu<strong>de</strong>s. Fué san Pedro hebreo, <strong>de</strong> nación<br />

galileo, y natural <strong>de</strong> Btilsaida, y casado con una mujer<br />

que dicen se llamaba Perpetúa, y era hija <strong>de</strong> Arislibulo,<br />

hermano do san Bernabé. Tuvo hermano mayor á san<br />

Andrés, y ambos vivian <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> pescar. Tuvo noticia<br />

<strong>de</strong> Cristo san Andrés, por unas palabras que oyó <strong>de</strong> él á<br />

san Juan Bautista, su maestro, y siguióle, y fué con él ála<br />

casa en que moraba. Estuvo con el Señor un dia, y enamorado<br />

<strong>de</strong> sus divinas palabras, y entendiendo por ellas<br />

que era el Mesías que todo el pueblo <strong>de</strong> Israel esperaba,<br />

buscó ásu hermano Pedro, y dióle parte <strong>de</strong>l bien que había<br />

hallado, y llevóle á Cristo. El Señor en viendo á san<br />

Pedro le dijo cómo se llamaba, y quién era su padre, y<br />

que habia<strong>de</strong> mudar el nombre: « Tú, dijo el Señor, eres<br />

Simón, hijo <strong>de</strong> Juan; tú te llamarás Cefas;» que en lengua<br />

siríaca ó cal<strong>de</strong>a, es lo mismo que Pedro; y Pedro,<br />

que piedra: dando á enten<strong>de</strong>r disto nuestro Señor con<br />

'ístas palabras, que así como él es la primera y fundamental<br />

piedra, sobre la cual todo el edificio <strong>de</strong> la Iglesia<br />

está fundado; así habia <strong>de</strong> comunicar su nombre <strong>de</strong> piedra,<br />

y sus propieda<strong>de</strong>s á Pedro, para que sobre ella y como<br />

sobro un firme y fuerte, aunque secundario fundamento,<br />

todos los otros fieles, como piedras vivas, se fundasen<br />

y permaneciesen en su Iglesia, con tan gran<strong>de</strong> é inviolable<br />

fortaleza, que toda la fuerza y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l infierno no la pudiesen<br />

empecer ni <strong>de</strong>rribar. Ño quedó san Pedro <strong>de</strong> esta<br />

v^ por discípulo <strong>de</strong>l Señor, hasta que pasados algunos<br />

^s, andando por la ribera <strong>de</strong>l mar, le vió con su hermano<br />

Andrés que estaban pescando, y los llamó y les dijo:<br />

(< Venios en pos <strong>de</strong> mí para ser pescadores, nó <strong>de</strong> peces,<br />

Sltio <strong>de</strong> hombres:» y estos, obe<strong>de</strong>ciendo luego á la voz y<br />

llamamiento <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>jaron sus re<strong>de</strong>s y su pobre casilla,<br />

y con el afecto todo el mundo, y le siguieron como<br />

discípulos á Stf maestro, y se entregaron <strong>de</strong>l lodoá su voluntad.<br />

Fué tanto el favor que Cristo nuestro Seíior hizo á san<br />

Pedro, que todos los otros apóstoles le reconocían por hermano<br />

mayor, y los cvangelislas nombrando á los <strong>de</strong>más,<br />

y variando en el ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong> contarlos, siempre ponen á Pedro<br />

por el primero como cabeza <strong>de</strong> todos, sin que en esto<br />

b iya variedad. Él era el que siempre acompañaba á Cristo,<br />

aun en las cosas mas secretas: como cuando se transfiguró<br />

en el monte Tabor, y cuando resucitó á la bija <strong>de</strong><br />

Jairo, príncipe <strong>de</strong> la sinagoga, y cuando se apartó á orar<br />

en el huerto.<br />

El fué, en cuya barca entró nuestro Señor para predicar<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ella á la gente que á la orilla <strong>de</strong>l mar oía sus dulcísimas<br />

Palabras, <strong>de</strong>jando las otras naves; para darnos á enten<strong>de</strong>r<br />

Que en la nave <strong>de</strong> Pedro se habia <strong>de</strong> enseñar la doctrina<br />

Weslial y evangélica. Finalmente, Pedro fué á quien Dios<br />

JUNIO.<br />

'ieogió para su vicario en la tierra, y para único y uni-<br />

SWál pastor <strong>de</strong> ¡oda su Iglesia, y á quien diólas llaves <strong>de</strong>l<br />

{'*»\ (> <strong>de</strong> rila, y la disposición <strong>de</strong>l precio inestimable <strong>de</strong><br />

s" sangre y <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción; y para que fuese digno<br />

n)">iitro y pastor suyo, le adornó <strong>de</strong> todas las gracias y<br />

|lrlüdos que habia menester. Dióle gran<strong>de</strong> humildad, con<br />

11 Cuid habieiído cogido en una redada muy gran canlidad<br />

6 Peces en el liigar que el Señor le señaló, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

a"er estado toda lií. noche pescando en vano, asombrado<br />

ra<br />

y atónito, como fuera <strong>de</strong> si, se arrojó á sus pies suplicándole<br />

que se apartase <strong>de</strong> él, porque él era pecador é indigno<br />

<strong>de</strong> estar en su compañía. Y cuando Cristo le quiso lavar<br />

los piés, con la misma humildad y espanto dijo aquellas<br />

palabras : Señor, ¿vos me laváis los piés? Y conociendo<br />

su dignidad añadió: no me lavareis los piés para siempro<br />

jamás: aunque <strong>de</strong>spués obe<strong>de</strong>ció, y se los <strong>de</strong>jó lavar por<br />

la amenaza que el Señor le hizo. Dióle gran fé, con la cual<br />

iliisíraio, traspasando todas las cosas visibles y usadas,<br />

conoció con verda<strong>de</strong>ro y cierto conocimiento, que Cristo<br />

era Hijo <strong>de</strong> Dios vivo, y Dios verda<strong>de</strong>ro, y por tal le confesó,<br />

y en pago <strong>de</strong> esta sublime y admirable confesión le dió<br />

el Señor ta primacía <strong>de</strong> toda su Iglesia. Dióle un dulcísimo<br />

y tierno amor, con el cual amaba á Cristo, y <strong>de</strong>seaba<br />

estar siempre con él, y no apartarse un punto <strong>de</strong> su lado: y<br />

<strong>de</strong> aquí vino, que cuando algunos discípulos le <strong>de</strong>jaron,<br />

escandalizados por la doctrina que ellos no entendían, <strong>de</strong><br />

su cuerpo y sangre; y él dijo, á los que quedaban: ¿ Queréis<br />

vosotros también iros? Pedro respondió: ¿Domine, ad<br />

quemibimus? Verba vüce oelernoe habes: Señor, ¿á dón<strong>de</strong><br />

iiemos que mas valgamos; pues vuestras palabras dan<br />

vida, y sin vos <strong>de</strong>sfalleceremos y moriremos? Dcesteamor<br />

nació el <strong>de</strong>cir on el monte Tabor: Señor, bien estamos<br />

aquí; porque estando con Cristo, le parecía que en ninguna<br />

parte podia estar mejor; y el exhortarle (|iie no muriese,<br />

porque como hombre aun no sabía el misterio inefable<br />

<strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción. Por este mismo amor quiso saber<br />

en aquella última y sagrada cena, quién era el traidor<br />

que habia do ven<strong>de</strong>rá Cristo; porque si lo supiera, lo <strong>de</strong>spedazara<br />

con los dientes, como dice san Juan Crisóstomo.<br />

Do este mismo amor procedió el echarse en el maídos<br />

veces, para venir á Cristo, porque no le sufría el corazón<br />

aguardar tanto, ni que llegase el barco en que estaba<br />

con los otros apóstoles. Por este mismo amor se ofreció<br />

con gran <strong>de</strong>nuedo y esfuerzo á cualquiera trabajo, peligro<br />

y muerte por Cristo; aunque para que conocíesesu flaqueza,<br />

y que era hombre y se compa<strong>de</strong>ciese <strong>de</strong>spués do sus<br />

hermanos, y mereciese mas llor ando su culpa y haciendo<br />

toda la vida tan áspera penitencia por ella, que no comía<br />

sino pan y unas aceitunas, ó como san Gregorio Nazianceno<br />

dice, lupinos, que son los que llaman altramuces, y<br />

cuando mucho mas, yerbas ó legumbres; permitió el Señor,<br />

que le negase y cayese. Este mismo amor le hizo en<br />

el huerto echar mano <strong>de</strong>l acero y oponerse al escuadrón<br />

<strong>de</strong> tantos soldados y gente armada, y herir al siervo <strong>de</strong>l<br />

sumo sacerdote, pensando que aquel negocio se habia do<br />

llevar por armas; porque aun no entendía la disposición<br />

<strong>de</strong> Dios. Fué tan gran<strong>de</strong> y tan extremado este amor <strong>de</strong> Pedro<br />

para con Cristo, que el mismo Señor lo pregimló (res<br />

veces si le amaba mas que lodos los otros apóstoles, y<br />

confesando él lo mucho que le amaba, le encomendó su<br />

ganado y le hizo pastor universal <strong>de</strong> su Iglesia; y así comenzó<br />

á ejercitar su oficio, y luego que subió Cristo nuestro<br />

Re<strong>de</strong>ntor al cielo, cuando estando los apóstoles y discípulos<br />

todosjuntos en el cenáculo, le propuso, como cabeza,<br />

que eligiesen otro en lugar <strong>de</strong> Judas, y cayó la sueiie<br />

sobre san Matías, y fué contado en el núme'o <strong>de</strong> los doce<br />

apóstoles.<br />

Después que vino el Espíritu Santo, Pedro fué el primero<br />

que predicó á los judíos el misterio escondido <strong>de</strong> la<br />

cruz, con tan gran<strong>de</strong> espíritu y fervor, que en un sermón<br />

convirtió (res mil, y en otro cinco mil almas alconocimien-

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